Tras años de controversia y una dirección que perdió totalmente el rumbo, Rock al Parque 2024 finalmente da señales de retomar su esencia. El festival, que alguna vez fue una plataforma única para el rock, había visto cómo géneros ajenos como la cumbia, el reguetón y la papayera eléctrica empezaban a dominar sus escenarios, generando críticas de la comunidad rockera que siempre consideró este espacio como un bastión cultural dedicado al rock y sus derivados. Este año, sin embargo, parece que las cosas comienzan a cambiar, aunque no sin retos por delante.

Una de las críticas más constantes y fundamentadas en años anteriores fue la “dictadura cultural” impuesta por el curador que, según muchos, había permanecido en su puesto demasiado tiempo. Su enfoque se alejó paulatinamente de lo que un festival como Rock al Parque debería representar: una verdadera plataforma para el rock nacional e internacional. En vez de ofrecer un espacio que celebrara la diversidad del rock y su evolución, parecía haberse enfocado más en llenar los escenarios con géneros que no necesariamente se identifican con la esencia del festival.

Desde Subterránica habíamos señalado en numerosas ocasiones este problema. No se trataba de rechazar la diversidad musical, sino de mantener el respeto y el espacio para el rock. Rock al Parque siempre fue un espacio de libertad creativa para géneros que, aunque marginados por los medios, encontraron una voz colectiva en este festival. Este año, con la salida de esa curaduría anquilosada, parece que nos estamos liberando de esa “dictadura” que sofocaba la escena.

Aunque no estemos hablando de grandes headliners internacionales, Rock al Parque 2024 ha decidido ofrecer un cartel más enfocado al rock, con una mezcla ecléctica de propuestas, pero dentro del espectro de los géneros rockeros. Uno de los aciertos de esta edición es la inclusión de Lilith, una banda de Medellín que ha demostrado con creces su capacidad para llevar su música a grandes escenarios. Su invitación es un reconocimiento necesario para bandas nacionales que han mantenido vivo el espíritu del rock en sus respectivas ciudades.

Sin embargo, uno de los puntos críticos que aún necesita atención es el escaso número de bandas que han sido seleccionadas por convocatoria. Apenas 20 grupos han sido escogidos de esta manera, lo que resulta paradójico si consideramos que Rock al Parque fue creado precisamente para dar visibilidad a estas propuestas emergentes. El festival debería ser una plataforma para que nuevas bandas nacionales puedan dar ese gran paso, y no un espacio dominado por los mismos nombres que han repetido en demasiadas ediciones.

De hecho, el festival sigue repitiendo invitados nacionales, lo cual, si bien es un reconocimiento a la calidad y trayectoria de algunas bandas, también limita la posibilidad de que surjan nuevas caras en la escena. Es un círculo de contrataciones que debería romperse si queremos ver una verdadera renovación en el festival, pero sí hay una verdad y es que la calidad de las bandas que acuden a las convocatorias aun es bastante mediocre, haciendo un ejercicio de escucha de los inscritos podemos ver que la gran mayoría presenta propuestas que para cualquier jurado son descartables en el acto. Los escogidos en su gran mayoría merecen estar en el cartel.

A pesar de las críticas, hay algo que celebrar este año: el rock ha vuelto. Después de años de alineaciones dominadas por amigos del festival alejados de lo que Rock al Parque representa, este 2024 se siente como un respiro. La dirección está clara: un cartel que celebra la diversidad del rock, con espacio para lo alternativo, lo experimental, lo pesado y lo clásico.

Pero todavía queda trabajo por hacer. Es necesario que se siga ampliando la participación de las bandas locales y que el festival recupere su esencia como un trampolín para los artistas que luchan día a día en el subterráneo musical. No basta con invitar a algunas bandas emergentes, el verdadero reto está en devolverle a la ciudad los espacios para la creación rockera y no solo usarlos para artistas que ya tienen un pie en la escena consolidada, son decenas de bandas las que tiran la toalla porque se cansan de que nada pasa.

Nosotros con Subterránica, como siempre, estaremos ahí para apoyar a las bandas nacionales y para asegurarse de que la conversación siga abierta, exigiendo un festival más democrático, con espacio para las voces emergentes que son, al final, el alma del rock.

Si bien es cierto que el Rock al Parque 2024 parece haber retomado el sentido y el enfoque, no podemos conformarnos con los pequeños pasos dados. Aún queda por romper ese círculo de contrataciones repetitivas que sofoca la renovación de la escena local. También es imperativo que se incremente el número de bandas seleccionadas por convocatoria, para que el festival no pierda su razón de ser como plataforma para las nuevas generaciones de músicos que desean ser escuchados. Lo cierto es que, este año, Rock al Parque ha dado señales de estar dispuesto a retomar el rumbo. La comunidad del rock de Bogotá estará atenta, lista para apoyar a sus bandas y, también, para exigir que este festival siga siendo, ante todo, un espacio para el rock en todas sus formas.

Así que hay que asistir no solo para disfrutar de la música, mirar el evento con sentido crítico, sino para asegurarnos de que se siga construyendo un espacio cultural donde el rock siga vivo, libre y sin ataduras con el dinero que nos pertenece a todos. ¡Rock al Parque para el Rock!

El Festival Grita 2024 vivió un segundo día lleno de energía con la potencia del punk y hardcore, logrando reunir a 5.441 asistentes en una jornada que quedará marcada en la historia del evento. Desde el primer acorde, el público – una mezcla de veteranos y jóvenes – se lanzó al mosh pit, respondiendo con acrobacias y gritos de resistencia. La cartelera local, nacional e internacional mantuvo la energía del festival en su punto máximo con presentaciones inolvidables.

Bandas emergentes conquistan el escenario

La apertura estuvo a cargo de Paria SS, una banda punk de Manizales que, a pesar de llevar poco tiempo en la escena, demostró que el Grita Fest es el espacio perfecto para que bandas emergentes fortalezcan sus proyectos. Cerebral Infest, también de Manizales, siguió con una descarga de hardcore que reafirmó su lugar en el festival, recordando su primera participación en 2017. Mientras tanto, Rigor, de Bogotá, fusionó hip hop, hardcore y punk en una explosiva presentación que dejó claro que el festival es una plataforma clave para su crecimiento fuera de la capital.

Los clásicos nunca mueren

Entre las presentaciones destacadas del día estuvo Eutanasia, la banda peruana de punk subterráneo que regresó para revivir clásicos de los 80 como “Ratas callejeras”. Los asistentes vibraron con la energía que esta leyenda sigue transmitiendo a nuevas generaciones. También Punkies y Cerebro, pioneros del punk colombiano, mantuvieron la rebeldía intacta con su actitud contestataria, brindando un show que recordó la importancia de la lucha social y el espíritu del punk.

Un cierre inolvidable

El cierre de la jornada fue monumental con Massacre 68 y Non Servium. Los mexicanos de Massacre 68 trajeron el hardcore más crudo y politizado, mientras que Non Servium, en su primera aparición en Colombia, ofreció un show cargado de rabia y protesta antifascista. Los miles de asistentes respondieron con intensidad, haciendo de esta presentación un momento histórico tanto para la banda como para la escena local.

Grita 2024 sigue marcando un antes y un después en la cultura punk y hardcore, no solo en Manizales, sino en toda Colombia.

La edición número 17 del Festival Grita 2024 arrancó con un fuerte mensaje de paz y diversidad en su primera jornada. Este icónico evento, que se ha convertido en un referente para los amantes de la música alternativa en Colombia, reunió en su primer día una vibrante mezcla de géneros como el reggae, hip-hop, ska, dancehall y poderosas fusiones de indie y rock. Con el imponente escenario de Expoferias como testigo, las nubes de la ciudad no fueron las únicas que se movieron al ritmo de los beats.

A las 2:30 p.m., el festival abrió sus puertas para recibir a miles de asistentes ansiosos por disfrutar de una experiencia musical única. Nueve agrupaciones llenaron la tarde y noche de energía, desde las bandas locales hasta los actos internacionales, brindando un espacio para jóvenes de entre 14 y 18 años que desde temprano hicieron fila para vivir la magia de Grita 2024.

Amor, Buenas Vibras y Amistad

El arranque lo marcó Zálima, una banda local que homenajea a la ciudad de Manizales con su nombre. Presentaron adelantos de su primer EP y encendieron el escenario con canciones como Oda a la Farra y El Baile de los Quietos, animando a un público fiel a su música. Luego, el rapero Eron VMV tomó el micrófono con sus poderosas rimas, representando la fuerza del rap cafetero y haciendo que el público agitara sus manos al compás de su energía desbordante.

Desde Panamá, Kandall se encargó de traer los sabores del reggae caribeño, impregnando a la audiencia con vibraciones suaves y ritmos pegajosos. Al caer la tarde, Fallo a Favor, una banda de indie rock de Pereira, sumó un toque de amistad y melancolía con un show que acompañó la puesta de sol, creando un recuerdo inolvidable para todos los presentes.

Bienvenido el Pogo

El Grita no es solo música, también es un espacio para la convivencia y el intercambio de energía. La banda local La Pata Records trajo una explosión de ska y reggae, dejando claro que el festival es una fiesta inclusiva, donde el amor y la unidad se contagian entre todos.

El momento más esperado para muchos llegó con La Monky Band, quienes desataron el poder del ska y activaron el pogo. Este ritual en el que los asistentes saltan y se empujan, pero también se abrazan y corean juntos, alcanzó su máximo esplendor. Celebrando 10 años de trayectoria, la banda bogotana encendió la noche, haciendo bailar incluso al Dragón que acompaña esta edición.

Rock and Roll y Resistencia

La Doble A, desde Medellín, puso el toque crítico y social con su potente fusión de rock. Sus canciones no solo hicieron saltar al público, sino que también los invitaron a reflexionar sobre problemáticas sociales actuales. El pogo y la energía desbordante no cesaron mientras la banda ofrecía un espectáculo lleno de intensidad, reafirmando por qué son una de las agrupaciones más importantes del rock colombiano actual.

El cierre del día estuvo a cargo de los españoles de Green Valley, quienes llevaron el mensaje de amor, esperanza y resistencia. Con éxitos como Si no te tengo, El río de la vida y No me rendiré, crearon una atmósfera de paz y unión que envolvió a todos los asistentes, quienes corearon cada tema, cerrando el primer día de Grita 2024 con una nota emotiva y dejando a la audiencia soñando con más.

El Festival Grita forma parte de la celebración del 175º cumpleaños de la ciudad de Manizales, con el apoyo de la Alcaldía, la Secretaría de Cultura, la Licorera de Caldas, entre otros. Este evento tendrá lugar del viernes 11 al domingo 13 de octubre de 2024 en Expoferias, Manizales.

Boletas: $10,000 por día