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La mirada Subterránica

Subterránica estrena nueva página, prepara actividades 2023 y arranca investigación doctoral.

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Subterránica ha sido desde 2002 la plataforma de apoyo a la música independiente más importante del continente, habiendo realizado durante 20 años cientos y cientos de proyectos de circulación, reconocimiento, creación y promoción de bandas en USA, Colombia y El Salvador.

Subterránica es el estado del arte en su campo y siempre ha sido pionera en nuevas tecnología y desarrollo de contenido y conocimiento, algunos datos destacados incluyen el rompimiento del formato de la radio tradicional en El Salvador con la “cabina abierta y sin filtro” para músicos, la creación de la primera estación de radio Online de Colombia, la creación del modelo de “Autogestión” en 2005, la primera Ópera Rock escrita y puesta en escena por un Colombiano, libros como “Cuando las calles eran de hierro, la historia del rock bogotano en los noventas”, más de 25 concursos de bandas y 22 entrega de premios en reconocimiento a la trayectoria de artistas que de otra manera tendrían pocos recursos en las escenas locales.

Subterránica es reconocido por su trayectoria contracultural, rockera y abiertamente contradictoria y de oposición a la corrupción en las entidades privadas y del estado que manipulan recursos e ideas para saquear el erario como Sayco e Idartes en Colombia.

Comenzamos 2023 con grandes proyectos, para comenzar nuestra página ha cambiado y está hermosa, un nuevo diseño mucho más fácil de usar y esta vez permitiremos crear una comunidad en donde los interesados podrán acceder en diferentes niveles, es decir, nuestro portal manejará las membresías, seguirá siendo gratis para las noticias y podcast relacionados con los artistas, y crearemos niveles de membresías para músicos o especialistas que quieran acceder a contenido académico o exclusivo así como lo que quieran acceder a las convocatorias. Pueden ver nuestra nueva página en www.subterranica.com, se ve mucho mejor en un ordenador, pero está optimizada también para dispositivos móviles. Manden sus comunicados de prensa y correos a director@subterranica.com para ser publicados.

Por otro lado, nuestro director Felipe Szarruk acaba de concluir un periodo intenso de viajes y visitas al exterior en donde ha comenzado su doctorado en la Universidad Complutense de Madrid, en la facultad de periodismo, una facultad considerada de las mejores del planeta para estas áreas. Su tesis se llamará GUITARRAS BAJO FUEGO; las guerras culturales del rock colombiano, historias de corrupción, resistencia y supervivencia del género. La investigación ya está trazada, será dirigida por el Profesor Hector Fouce en Madrid, quien es Investigador en el área de música popular, industrias culturales, tecnología y cultura digital y sus relaciones con la propiedad intelectual. Profesor de comunicación, semiótica, métodos de investigación y música popular. Gestión cultural: comisario de exposiciones y organización de eventos. Periodismo: crítica musical.

Así que viene un periodo de viajes e intercambios, participación en mercados, festivales, etc.
Recuerden que para 2017 Szarruk en su trabajo de maestría aportó los conceptos de “Modernización” y “Folclorización” en los géneros populares actuales, así como “la escucha lógica” para la identificación correcta de los mismos. El trabajo de doctorado no se centrará ya en la parte musical o musicológica sino en la parte de la manipulación del discurso, los medios de comunicación y la corrupción de los “contratistas” del estado y las empresas de la música.
Por otra parte, se cambió la exposición del Museo del Rock Colombiano la cuál está en constante crecimiento y pueden visitar en la Cr 7 # 45 -72 en Bogotá, el museo es autogestionado y se están planeando varias actividades como la segunda parte del taller de Historia y Apreciación del Rock Colombiano y la edición de un libro con la historia de los pioneros en el país.

Además de todo esto, tenemos ganas del Monster, de hacer el Monster, así que les avisaremos, estamos en periodo de alianzas, si a usted le interesa ser aliado de Subterránica por favor comuníquese al correo.

Los invitamos a registrarse en la página www.subterranica.com

Mucho rock para este 2023, recuerden La Voz del Under es Nuestra Cultura #Subterránica desde 2002.

Colombia

La música hoy es un puto producto industrial vendiendo humo para una máquina insaciable que se llama algoritmo. 

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La industria musical atraviesa una crisis brutal… tiene hambre, hambre insaciable, hoy todo se ha convertido en un asunto de algoritmos y modelos de distribución masiva que solo buscan hacer dinero sin importar si la música vale algo o no.

En una charla de Symphonic Distribution en el Bomm de Bogotá, una chica —aún en sus veintes— lanzó la idea “sofisticada” de que los músicos deben sacar música todos los días para alimentar estos algoritmos. Eso no es arte, es pura explotación y pérdida de la esencia creativa, lo que importa hoy no es lo que hagas, sino cuánto ruido generes para que la máquina te mantenga arriba.

Históricamente la música es un proceso lento, un trabajo artístico donde la paciencia, la reflexión y el detalle hacen que una canción conecte de verdad con quien la escucha. Pintores, escritores, músicos… todos se toman el tiempo porque saben que la magia no sale en cinco minutos ni en una ida al baño, pero ahora los artistas están atrapados en un ritmo frenético diseñado por plataformas, donde producen en masa para engordar estadísticas y mantenerse visibles, esa propuesta horrible de sacar música diariamente refleja un sistema que mata la creatividad y la reemplaza con pura producción en serie, como mulas de carga que deben alimentar el nuevo negocio de la música que solo le sirve a las distribuidoras y plataformas.
Y no es sorpresa que esto se manifieste en géneros como el reguetón, donde el éxito no depende ni de la complejidad musical ni de letras que tengan algo que decir, sino de beats repetitivos y letras vacías que cualquier programa barato como Fruity Loops puede generar a chorro, esa facilidad para tirar decenas de canciones al día ha forzado al resto de géneros a entrar en un juego de repetición y banalidad para competir en visibilidad, dejando un montón de música que parece más ruido vacío que arte, lo vemos en cientos de músicos desesperados por sacar 50 sencillos al año que quedan en el olvido.

Esto no solo pasa en la música; el cine también está en caída libre, ahora la calidad se mide en taquilla, prefieren llenar salas con fórmulas recicladas que arriesgar con historias que hagan pensar o sientan de verdad, el arte se ha convertido en mercancía, y la diversidad y la innovación han quedado aplastadas bajo la lógica del negocio, los creadores o se amoldan o desaparecen y el resultado es un empobrecimiento cultural que apaga la chispa creativa.
Los músicos están en medio de un gran problema… O se venden y se adaptan a estas reglas que los despersonalizan o defienden lo que para muchos es lo más importante: el valor del arte, aunque eso implique arriesgar su sustento económico y en países como los nuestros el hambre es más fuerte que cualquier cosa, hay que ser honestos y aceptar que los artistas de hoy están desesperados por comer y por eso son sometidos como escalvos a los caprichos de estos modelos que pareciera que son lo único que existe. Lamentablemente, casi todos eligen jugar el juego para sobrevivir. Y esa misma necesidad alimenta un círculo vicioso que termina en una escena musical fragmentada, saturada de contenido efímero y vacío.

El impacto es doble, culturalmente la música pierde lo que la hacía única, su identidad, fuerza rebelde y memoria emocional y económicamente, los mejores artistas no reciben reconocimiento ni la compensación que merecen, triunfa el que más vomita lo que ahora llaman “contenido” mientras plataformas y empresas acumulan fortunas. La creación artística se ha convertido en una mercancía más y el músico en un mercenario pasivo peón de un tablero dominado por algoritmos y resultados financieros.

Pero la historia nos ha enseñado que la esencia creativa nunca se puede silenciar del todo y aunque el ruido ensordecedor y la presión mercantil parezcan dominar, siempre aparecerán voces auténticas que romperán con las fórmulas y rescatarán la dignidad del arte, esa resistencia es lo que mantiene viva la magia de la música y su capacidad de conmover, incluso cuando todo está diseñado para lo contrario.

Está clarísimo, la industria debe dejar de verse como una cadena de producción y músicos y el público tienen que volver a valorar la calidad y autenticidad por sobre la cantidad y el consumo rápido. No se trata de rechazar a la tecnología o a las plataformas, sino de recuperar la autonomía creativa y establecer un equilibrio donde la música sea para el arte y las emociones, no para contar streams o obedecer a un puto algoritmo frío.

En pocas palabras, la idea de hacer música a diario para complacer a un algoritmo no solo es ridícula, sino que desnuda una crisis general que afecta toda la cultura contemporánea y lo preocupante es que eso es lo que están enseñando como “lo lógico” y el “camino a seguir” en los encuentros musicales. Es la señal de que el verdadero arte está siendo reemplazado por una versión falsa diseñada solo para hacer dinero rápido… que el hambre no impida abrir los ojos a esta realidad y actuar con fuerza para cambiarla, de lo contrario el mejor camino para hacer dinero es vender empanadas o traer cosas de china, no maten la música por culpa de un almuerzo.

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Colombia

“Buenas prácticas” el Encuentro de Idartes bajo la sombra de los hallazgos y la repetición de viejas mañas.

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El Instituto Distrital de las Artes (Idartes) ha anunciado con bombos y platillos la realización del Encuentro de Buenas Prácticas en la Gestión Pública de las Artes en Iberoamérica. La sola frase despierta desconcierto: ¿cómo puede erigirse en referente de transparencia una institución que carga sobre sus hombros una larga historia de cuestionamientos fiscales, disciplinarios y éticos? El evento, pensado como una vitrina de excelencia, termina viéndose como un espejo incómodo en el que los fantasmas del pasado y las denuncias recientes aparecen reflejados con nitidez.

Desde hace más de una década, los festivales y equipamientos culturales administrados por Idartes han sido objeto de auditorías, visitas fiscales y debates en el Concejo de Bogotá. En 2018 y 2021, por ejemplo, la Contraloría de Bogotá practicó visitas fiscales a los contratos de Rock al Parque, encontrando irregularidades en la publicación de pliegos, falencias en la gestión de archivos y deficiencias en la supervisión. Algunos de estos hallazgos fueron tan graves que se consignaron con presunta incidencia disciplinaria y fiscal. ¿Puede hablarse de “buena práctica” cuando el festival bandera de la ciudad acumula observaciones de este calibre?

El caso no se limita al festival. Auditorías anteriores llamaron la atención sobre el manejo de boletería en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, donde no existían informes pormenorizados de ingresos, y sobre la compra del Teatro San Jorge, incluida en seguimientos especiales por la Contraloría. A estos antecedentes se suman contratos entre 2017 y 2019 en los que se detectaron falta de evidencia de ejecución, deficiencias de supervisión y problemas de gestión documental. La lista no es un inventario menor: son síntomas de un modelo de gestión que se repite y que parece haber normalizado la opacidad.

El capítulo más reciente lo protagonizan los teatros San Jorge y El Parque. En 2024, la Procuraduría General de la Nación abrió indagación disciplinaria contra funcionarios de Idartes por presuntos sobrecostos y retrasos en las obras de remodelación. Y en enero de 2025, la Contraloría Distrital notificó la apertura de un proceso de responsabilidad fiscal sobre el contrato 1878 de 2021, advirtiendo un posible detrimento de 97 millones de pesos. Es decir, mientras se prepara un encuentro internacional para hablar de gestión ejemplar, la entidad anfitriona se defiende de señalamientos por mala ejecución y pérdida de recursos públicos.

Pero no todo se reduce a cifras y hallazgos técnicos. La comunidad cultural ha denunciado durante años dinámicas igualmente corrosivas, aunque menos visibles en los informes oficiales. El acoso y veto a agentes independientes, la programación cerrada de escenarios públicos que terminan convertidos en feudos privados, los jurados con vínculos laborales previos que terminan premiando a sus propios círculos y los pagos cuestionables a sociedades de gestión colectiva como Sayco forman parte de un relato recurrente. Estas prácticas, aunque no siempre aparecen en los documentos de los entes de control, construyen un ambiente de exclusión y favorecimiento que contradice cualquier discurso de equidad cultural.

El tema ha tenido también eco político. En febrero de 2024, el concejal Rubén Torrado denunció en sesión del Concejo sobrecostos de hasta un 500 % en la compra de dotación para los mismos teatros. Sus palabras encendieron un debate que dejó claro que las dudas sobre la transparencia de Idartes no son capricho de unos pocos críticos, sino preocupación de instituciones de control y de representantes políticos.

Con este panorama, el Encuentro de Buenas Prácticas corre el riesgo de convertirse en una puesta en escena paradójica: el anfitrión exhibe un traje impecable para recibir a sus invitados, pero no logra ocultar las manchas en el espejo. En lugar de abrir un espacio para la autocrítica y la reparación, la institución parece interesada en blindar su imagen y proyectar hacia afuera una normalidad que puertas adentro está en entredicho.

Y como si todo esto no bastara, en los pasillos del sector circula una versión que, de confirmarse, ratificaría la sensación de círculo cerrado y falta de renovación: fuentes confiables aseguran que Chucky García, programador y curador de Rock al Parque durante casi una década, estaría cerca de regresar a su antiguo rol. García ha sido señalado en el pasado como símbolo de la repetición de élites en la curaduría, y su eventual retorno difícilmente podría leerse como un signo de apertura o cambio. Más bien, reforzaría la idea de un oligopolio cultural que se perpetúa con los mismos nombres y las mismas prácticas, ahora maquilladas bajo el discurso de las “buenas prácticas”.

En este contexto, el encuentro de Idartes no aparece como un espacio de construcción colectiva, sino como un ejercicio de legitimación institucional. Un foro que, en lugar de inspirar confianza, despierta preguntas incómodas: ¿se puede hablar de buenas prácticas cuando las malas prácticas no han sido aclaradas ni superadas? ¿Qué clase de modelo se quiere proyectar a Iberoamérica: el de la transparencia o el de la simulación? La respuesta no la dará un eslogan ni un evento de relumbrón, sino la capacidad real de transformar estructuras enquistadas que hasta hoy siguen alimentando la desconfianza.

En este panorama, hablar de “buenas prácticas” parece un gesto cínico. ¿Cuáles son esas prácticas? ¿Blindarse tras comunicados oficiales? ¿Repetir los mismos nombres en la curaduría, como si la cultura de una ciudad entera se redujera a una camarilla? Según fuentes del sector, la inminente reaparición de uno de sus actores eternizados en Rock al Parque es la mejor prueba de que los cambios son de forma y no de fondo: las curadurías terminan reciclándose en torno a los mismos actores, anclando una élite cultural que controla la programación, las convocatorias y hasta los jurados.

Lo más grave es que nadie escucha a los agentes independientes. Los vetos, las retaliaciones y las exclusiones sistemáticas quedan invisibilizados, mientras la institución se blinda en su burocracia y la justicia —cuando interviene— casi siempre favorece a los funcionarios y archiva los procesos. La desigualdad se institucionaliza y el discurso oficial se impone como si nada ocurriera.

En este contexto, ¿qué sentido tiene luchar por las artes en un país donde la cultura está sometida a un oligopolio comprobado, sostenido tanto por prácticas administrativas cuestionadas como por una red de favores políticos? A veces, la lucha parece en vano: se gasta vida, se gasta pasión, se gasta esperanza en un terreno donde los dados están cargados. Y aun así, la resistencia persiste, porque la cultura no le pertenece al oligopolio ni a sus curadores perpetuos: le pertenece a la gente que la crea y que, a pesar de todo, se niega a rendirse.

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Colombia

De cómo INFO y Vhill reescribieron la historia latinoamericana en el barro sagrado de Wacken (Reviva las presentaciones)

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La historia de dos bandas, INFO y Vhill, es casi un acto de fe convertido en himno, no hay mayor testimonio de resistencia que el de INFO, forjada en la oscuridad industrial de Bogotá, representando en 2024 a Colombia, Ecuador y Venezuela en la Wacken Metal Battle. Nadar contra la corriente en un circuito que privilegia el acceso que se compra fue su acto de violencia creativa, se hicieron con el puesto 5 a nivel mundial en la primera participación de nuestra región en el evento, algo impresionante, insertando el metal latino en la piel misma del festival más grande del planeta. Para conmemorar ese momento, la banda ha lanzado su presentación completa remezclada y masterizada, un documento que no solo retransmite sonido e imagen, sino espíritu vivo de una escena que resiste desde la adversidad.

INFO no llegó a Wacken por gracia divina o por un subsidio, fue la ganadora en diciembre de 2023 de la eliminatoria regional organizada en La Media Torta, una batalla musical, difícil y espiritual que incluyó a bandas de Colombia, Ecuador y Venezuela. Al pisar el Headbangers Stage en Wacken, su sonido futurista y enclavado en lo industrial no solo conquistó escenario, sino que les ganó el derecho a levantar una bandera latina donde muchos nunca creyeron que podríamos llegar pero a donde llegamos, sin ayudas, sin favores, a pulso. Cuando Subterránica y sus aliados lograron por fin que nuestras banderas, aunque desagradecidas tuvieran un espacio en la meca del Metal Mundial. Info fue nuestro orgullo, Colombia pisó fuerte desde el comienzo.

Reviva la presentación de INFO desde su canal de YouTube

Un año después, en 2025, fue Vhill desde Venezuela quien cargó con el relato de una escena golpeada y resiliente, las eliminatorias regionales ya sumaban a Perú y Bolivia, la región crecía. Esta banda de death metal se enfrentó en su pasado a una tragedia mayúscula: la pérdida de su baterista fundador. En lugar de quebrarse, avivaron el fuego, montaron una gira relámpago de apenas cinco conciertos, atravesaron fronteras sin redes de apoyo y lograron el pase que los llevó hasta Wacken. No ganaron un lugar en el podio, pero ganaron algo aún más poderoso: el derecho a existir desde el coraje.

Este contraste entre INFO y Vhill no se sostiene solo en fechas o logros, sino en el pulso de lo posible, INFO llevó una escena difícil y bastante retorcida desde Colombia hasta Wacken con música, Vhill llevó la resistencia venezolana, su dolor, su coraje y su técnica, hasta Alemania. El festival dejó de ser un sueño lejano y se convirtió en rito compartido, en abrazo de barro, sudor y la muestra de que todo se puede si lo luchamos como debe ser.

Reviva la presentación de Vhill desde el enlace de Magenta Musik https://www.magentamusik.de/metal-battle-south-america-northern-region-vhill-9208205928595528983

Hoy reviviendo estos momentos no celebramos una etiqueta o una estampa turística sino las guitarras y voces que se negaron a ceder al silencio, que se levantaron a pesar de la dificultad económica de nuestras tierra, el olvido de la escena para cambiarla por burocracia, las fronteras siempre violadas. De esto se trata el metal latinoamericano, de transformar el duelo en una ceremonia de orgullo y ruido.
INFO y Vhill no representan solo un país sino a toda una región que resuena desde abajo, que sangra, que resiste y que finalmente retumba. Si alguna vez dudaros de lo que el rock de nosotros podía lograr, de lo que el metal latino podía lograr, porque parece tan dificil en un lugar en donde todo está escrito y arreglado, dele play a estas canciones, miren los videos y sientan el estruendo de lo imposible hecho ancla.

Pronto abriremos convocatorias para la próxima edición de Metal Battle Suramérica. Subterránica (Sur América Región Norte), Independent Booking Artist Manager (Colombia), Aquelarre Metal (Ecuador), Manutara Prod. (Venezuela), Comunidad Metal Bolivia (Bolivia), Xaria Music (Perú) y un nuevo país sorpresa que se suma a las filas de este circuito.

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