La mirada Subterránica
Aprenda cuales son los principales sub-géneros del Rock y el Metal con sus características y ejemplos.

Colombia
¿Qué es la Tropidelia y porqué puede ser lo mejor y lo peor que le sucedió a la música colombiana?

¿Qué es la Tropidelia y porqué puede ser lo mejor y lo peor que le sucedió a la música colombiana?
La tropidelia es un género musical que combina algunos instrumentos modernos con música tropical y la cultura latinoamericana pero manteniendo su jerarquía en el folclor, se originó en Colombia a finales de los años 90 y principios de los 2000, como una forma de expresar la identidad y la diversidad de la región, algunas de las bandas más representativas de la tropidelia son Sidestepper, Bomba Estéreo, Frente Cumbiero y Meridian Brothers, es un género independiente que hubiera podido llegar mucho más lejos de no haber sido porque se empecinaron en tratarlo como “rock” y no de desarrollarlo como una práctica independiente, logrando que el público se confundiera y lo dejara como una curiosidad y en algunos casos logrando que algunas personas reemplazaran el rock por la tropidelia en su imaginario.
En resumen, la tropidelia es una victima de la ignorancia musical y la dictadura cultural de Colombia que se ha forjado un nicho underground en algunos países y en Rock al Parque.

La tropidelia se caracteriza por el uso de instrumentos tradicionales como la gaita, el acordeón, la marimba y las percusiones afrocolombianas; la incorporación de ritmos como la cumbia, el vallenato, el porro, el currulao y la champeta; la experimentación con sonidos electrónicos, samplers y sintetizadores; y la exploración de temas sociales, políticos y culturales propios de Colombia y América Latina. La tropidelia es una manifestación artística que busca crear una fusión entre lo moderno y lo ancestral, lo local y lo global, lo urbano y lo rural.
Es un género musical que tiene sus propias características y que no se puede confundir con el rock, es importante respetar la diversidad y la originalidad de cada expresión artística, y no encasillarlas en categorías que no les corresponden, así se evitan malentendidos y conflictos entre los diferentes públicos y movimientos musicales.
El término tropidelia fue acuñado por el músico y productor Richard Blair, líder de la banda Sidestepper. Blair se inspiró en el concepto de psicodelia tropical, que fue propuesto por el escritor y periodista musical Mario Galeano Toro en un artículo publicado en 1999. En ese artículo, Galeano Toro describió la psicodelia tropical como una corriente musical que fusionaba el rock con ritmos afrocolombianos y caribeños, creando una nueva sonoridad que reflejaba la realidad social y cultural de Colombia, paradójicamente Blair es uno de los agentes que se encargó del hundimiento del rock colombiano para sacar a flote a la tropidelia, adoptó el término para definir su propio estilo musical, que también incorporaba elementos electrónicos y experimentales. Blair consideraba que la tropidelia era una forma de reivindicar la riqueza y la diversidad de la música colombiana, así como de crear una conexión entre lo moderno y lo tradicional. Blair ha sido reconocido como uno de los pioneros y principales exponentes de la tropidelia en Colombia y el mundo, pero lo que pocos saben es que ese concepto nació desde la idea que “los colombianos no pueden competir con el rock mundial así que tienen que tener el suyo propio” y así comenzó este movimiento.

Por un lado, se podría argumentar que Blair no tuvo la intención de destruir el rock colombiano, sino de enriquecerlo con una propuesta musical innovadora y original, que fusionaba el rock con la música tropical y la cultura latinoamericana, una forma de expresar la identidad y la diversidad de la región, así como de crear una conexión entre lo moderno y lo ancestral, lo local y lo global, lo urbano y lo rural. Algunas de las bandas más representativas de la tropidelia son Sidestepper, Bomba Estéreo, Choc Quib Town y Frente Cumbiero entre otros.
Por otro lado, se podría afirmar que Blair sí contribuyó a la destrucción del rock colombiano, al imponer su estilo musical como el único válido y representativo del país, marginando y desplazando a las bandas de otros géneros de rock, como el punk, el metal o el rock clásico. Blair habría aprovechado su influencia y su poder en la industria musical para promover la tropidelia como el nuevo sonido nacional, generando una confusión y una homogeneización en el público y en los medios. Blair habría ignorado o despreciado la historia y la diversidad del rock colombiano, que se remonta a los años 60 y que ha abarcado diferentes manifestaciones y tendencias musicales representadas por grupos como Los Speakers, Los Yetis, Los Flippers, Génesis, Kraken, La Pestilencia, I.R.A., Bajo Tierra, Las 1280 Almas, Aterciopelados, Doctor Krápula y muchos más y este discurso fue comprado por las instituciones públicas que administran los recursos para el rock y otros géneros y lo instauraron como lo “oficial”.
La tropidelia llegó como anillo al dedo al principio de una década en donde los gobiernos de izquierda llegaban a Bogotá y que Rock al Parque quería ser eliminado, este movimiento aprovechó para instalarse como “las nuevas músicas colombianas” y fue aprovechado por varios personajes que hasta hoy en día lo han usado para ganar dinero y desconfigurar los espacios para el rock. Sin embargo, es uno de los grandes aportes musicales al mundo y es una lástima que en lugar de darle su espacio propio haya sucedido todo lo que se contó en este artículo.
Ni fu ni fa, ni lo uno no lo otro al final nos quedamos sin el ratón y sin el queso, la tropidelia se instaló en Rock al Parque y en todos los espacios oficiales y el rock regresó al underground. Pero eso no es extraño porque es la manera colombiana de hacer las cosas, por ver el peso no vemos el millón.
@felipeszarruk
Colombia
No es una ley sino la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos, el camino para el fortalecimiento de las artes en Colombia.

“Da igual de qué color político fuera, nunca ha habido conexión entre la cultura y las instituciones políticas” dijo Álvaro Urquijo en una intervención en un libro que recoge experiencias de diversos artistas en España. Y yo lo complemento afirmando que los artistas siempre han sido usados ofreciéndoles un pan que es el precio que han recibido por sus ideales y sus sueños.
Las artes son una expresión de la cultura, la identidad y la creatividad de un pueblo, pero en Colombia, los artistas enfrentan múltiples dificultades para desarrollar su trabajo, tales como la falta de recursos, la precariedad laboral, la inseguridad social, la estigmatización y la invisibilización, estos factores limitan el potencial artístico y cultural del país y afectan el bienestar y la calidad de vida de los creadores.
Ante esta situación siempre se han planteado diversas propuestas para apoyar y proteger a los artistas que nunca han sido escuchadas, desde Subterránica y de manera personal, he lanzado varias propuestas entre las que se destacan la ley de renta básica universal para el sector cultural y la ley de mecenazgo cultural. Sin embargo, estas iniciativas han generado controversia y debate, pues algunos las consideran inviables, insuficientes o contraproducentes ya que sería una afrenta para el sistema establecido en donde predomina el robo y el nepotismo.
En este artículo, se argumenta que no es una ley sino la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos, el camino para el fortalecimiento de las artes en Colombia. Se explica en qué consisten estas dos medidas, cuáles son sus beneficios y desafíos, y cómo se complementan entre sí para generar un ecosistema cultural más dinámico, diverso e inclusivo.

Renta básica de creación para artistas
La renta básica de creación para artistas es una modalidad de apoyo económico que consiste en otorgar una suma fija mensual a los creadores que cumplan con ciertos requisitos, como tener una trayectoria artística reconocida, estar inscritos en un registro único de artistas y gestores culturales pero que sea público, transparente y verificable, presentar un proyecto artístico anual y rendir cuentas de su ejecución.
La renta básica de creación para artistas tiene como objetivo garantizar las condiciones mínimas de subsistencia de los creadores, así como incentivar su producción artística y su participación en el circuito cultural. De esta manera, se busca reconocer el valor social y económico de las artes, así como contribuir al desarrollo humano y cultural del país.
La renta básica de creación para artistas se diferencia de la renta básica universal para el sector cultural, que es una propuesta legislativa que busca establecer un ingreso mínimo vital para todos los trabajadores del sector cultural, independientemente de su actividad o condición. La renta básica universal para el sector cultural ha sido criticada por su alto costo fiscal, su falta de focalización y su posible efecto desincentivador sobre la actividad económica.
La renta básica de creación para artistas también se diferencia de las becas, los estímulos y las convocatorias que actualmente existen para apoyar a los artistas y que sufren de dudosa ejecución y transparencia, pues estas son formas de financiación puntual, competitiva y condicionada a la realización de proyectos específicos. La renta básica de creación para artistas pretende ser una forma de financiación permanente, universal y flexible que permita a los creadores desarrollar su trabajo con mayor autonomía, libertad y seguridad y además esto descentralizaría los fondos para los artistas y atacaría directamente la dictadura cultural actual y la corrupción ligada al estado.
Mecenazgos culturales
Los mecenazgos culturales son una modalidad de apoyo financiero que consiste en que personas naturales o jurídicas aporten recursos económicos a proyectos artísticos o culturales a cambio de beneficios fiscales o publicitarios. Los mecenazgos culturales tienen como objetivo movilizar recursos privados hacia el sector cultural, así como fomentar la responsabilidad social empresarial y el compromiso ciudadano con las artes.
Los mecenazgos culturales se basan en el principio de corresponsabilidad entre el Estado, el sector privado y la sociedad civil para el desarrollo cultural del país. De esta manera, se busca diversificar las fuentes de financiación del sector cultural, así como generar alianzas estratégicas entre los diferentes actores involucrados.
Los mecenazgos culturales se regirían por una normativa de mecenazgo cultural, que es una propuesta legislativa que busca crear un marco normativo e institucional que regule y promueva esta práctica en Colombia. Esta iniciativa de mecenazgo cultural ha sido respaldada por diversos sectores culturales, pero también ha enfrentado resistencias por parte de algunos sectores políticos y económicos que la consideran una forma de elusión tributaria, una intromisión del sector privado en la política cultural o una amenaza a la independencia y la diversidad de las expresiones artísticas lo cual sencillamente no es real y carece de argumentación.

Complementariedad entre la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales
La renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales son dos medidas que se complementan entre sí para el fortalecimiento de las artes en Colombia. Por un lado, la renta básica de creación para artistas garantiza el derecho a la cultura de los creadores, al asegurar su dignidad, su sostenibilidad y su capacidad creativa. Por otro lado, los mecenazgos culturales potencian el derecho a la cultura de la ciudadanía, al ampliar la oferta, la calidad y el acceso a los bienes y servicios culturales.
Así mismo, la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales contribuyen al desarrollo económico y social del país, al generar empleo, ingresos, innovación, educación y cohesión social. Además, la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales fortalecen la democracia y la paz, al promover la participación, la diversidad, el diálogo y la convivencia.
Pero la renta y los mecenazgos culturales también enfrentan desafíos para su implementación efectiva, como el aseguramiento de los recursos financieros, el diseño de los criterios de elegibilidad y evaluación, el seguimiento y el control de los resultados, el fortalecimiento de las capacidades institucionales y técnicas, y la articulación entre los diferentes niveles y sectores del Estado lo cual exige que se implemente por un estado que no sea corrupto y por lo tanto en Colombia muchas de estas iniciativas han muerto en manos de la corrupción.
Mi propuesta
Considero que he sido una de las voces que ha defendido la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales en Colombia, como músico, comunicador social, Magister en Estudios Artísticos y Doctorando en Periodismo de la Complutense de Madrid he sido uno de los temas que más he investigado ya que la corrupción en las instituciones del estado que manejan las artes está desbordada y a nadie ni le interesa ni parece verla. Se ha planteado desde hace tiempos que estas medidas son necesarias para garantizar la transparencia, la equidad y la calidad en el sector cultural, frente a las actuales convocatorias públicas que no cumplen con estos criterios.
Desde Subterránica y La Asociación de Músicos Independientes de Colombia, hemos denunciado que las convocatorias públicas para el sector cultural son acomodadas al gobierno y a la ideología de turno, lo que genera sesgos, favoritismos y corrupción. Además, hemos comprobado gracias a las veedurías ciudadanas y a las investigaciones de la Contraloría, que las convocatorias públicas son insuficientes, inestables y burocráticas, lo que dificulta el acceso y la participación de los artistas, especialmente de los más vulnerables y marginados.
Por eso siempre hemos propuesto que la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales sean de acceso automático para quienes cumplan los requisitos establecidos, sin necesidad de pasar por procesos de selección o evaluación discrecionales. Así, se evitaría la injerencia política o ideológica en el sector cultural y se reconocería el derecho a la cultura como un derecho humano fundamental, además la renta debe tener un valor mínimo a un salario vigente y en ocasiones más dependiendo del proyecto de creación, pero hay que establecer topes para que no se use indebidamente como siempre sucede.
Siempre he argumentado que la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales beneficiarían tanto a los creadores como a la sociedad en general. Por un lado, la renta básica de creación para artistas permitiría a los creadores tener un ingreso digno y estable que les permita dedicarse a su actividad artística sin depender de las condiciones del mercado o de las instituciones públicas. Por otro lado, los mecenazgos culturales implicarían una mayor responsabilidad social de las empresas y las personas que apoyen proyectos artísticos o culturales, lo que redundaría en una mayor oferta, calidad y acceso a los bienes y servicios culturales.
Cómo abordar la corrupción en las artes en Colombia
La corrupción es un fenómeno que afecta a todos los sectores de la sociedad, incluido el sector cultural. La corrupción en las artes se refiere al uso indebido o ilegal de los recursos públicos o privados destinados al fomento, la protección y la difusión de las expresiones artísticas y culturales. La corrupción en las artes puede manifestarse de diversas formas, como el desvío, el robo, el soborno, el clientelismo, el nepotismo. prevaricato, el fraude, la falsificación, la extorsión o el lavado de dinero.
La corrupción en las artes tiene graves consecuencias para el desarrollo cultural del país, pues afecta la calidad, la diversidad, la equidad y la transparencia de las políticas, los programas, los proyectos y los procesos culturales. La corrupción en las artes también tiene un impacto negativo en el bienestar y los derechos de los artistas, pues limita sus oportunidades, sus ingresos, su seguridad y su reconocimiento.
Causas de la corrupción en las artes
La corrupción en las artes es un fenómeno complejo y multifactorial que responde a diversas causas de orden histórico, político, económico, social y cultural. Entre las principales causas de la corrupción en las artes se pueden mencionar las siguientes:
La debilidad institucional del sector cultural, que se refleja en la falta de una política cultural integral, coherente y participativa; la insuficiencia y la inestabilidad de los recursos financieros; la ausencia o el incumplimiento de normas y mecanismos de control; la falta de capacitación y profesionalización del personal; y la escasa articulación entre los niveles y sectores del Estado.
La desigualdad social y territorial del país, que se traduce en una brecha entre el centro y la periferia; entre lo urbano y lo rural; entre lo formal y lo informal; entre lo público y lo privado; entre lo nacional y lo local; entre lo mayoritario y lo minoritario; entre lo hegemónico y lo alternativo. Esta brecha genera exclusión, discriminación y marginación de ciertos grupos sociales y culturales que tienen menos acceso a los recursos, a los espacios y a las oportunidades culturales.
La cultura política dominante en el país, que se caracteriza por el clientelismo, el personalismo, el caudillismo, el populismo, el autoritarismo, el paternalismo, el nepotismo y el corporativismo. Esta cultura política implica una concepción patrimonialista del poder y de los recursos públicos, una falta de ética pública y ciudadana, una baja confianza institucional y social, una alta tolerancia e impunidad frente a la corrupción y una escasa participación y veeduría ciudadana.
La lógica mercantilista del mercado cultural, que se basa en la competencia, la rentabilidad, la eficiencia, la productividad, la estandarización y la homogeneización. Esta lógica mercantilista impone criterios económicos sobre criterios culturales o sociales para valorar las expresiones artísticas y culturales. Así mismo, esta lógica mercantilista genera una concentración del poder económico y mediático en manos de unos pocos agentes que determinan los gustos, las tendencias y las agendas culturales.
Efectos de la corrupción en las artes
La corrupción en las artes tiene efectos negativos tanto para el sector cultural como para los artistas. Entre los principales efectos de la corrupción en las artes se pueden destacar los siguientes:
La pérdida de recursos públicos y privados que podrían destinarse al fomento, la protección y la difusión de las expresiones artísticas y culturales. La corrupción en las artes implica un desperdicio, un mal uso o un robo de los fondos que se asignan al sector cultural, lo que reduce la capacidad de inversión, de gestión y de impacto del sector.
La disminución de la calidad, la diversidad, la equidad y la transparencia de las políticas, los programas, los proyectos y los procesos culturales. La corrupción en las artes afecta el diseño, la implementación, la evaluación y el seguimiento de las acciones culturales, lo que genera ineficiencia, ineficacia, inequidad y opacidad en el sector. Así mismo, la corrupción en las artes distorsiona los criterios de selección, de asignación y de reconocimiento de los proyectos artísticos y culturales, lo que genera injusticia, arbitrariedad y desconfianza en el sector.
La limitación de las oportunidades, los ingresos, la seguridad y el reconocimiento de los artistas. La corrupción en las artes dificulta el acceso y la participación de los artistas en las convocatorias, los estímulos, las becas, los premios y los eventos culturales. Además, la corrupción en las artes reduce los ingresos y la seguridad social de los artistas, al no garantizarles unas condiciones laborales dignas y estables. Finalmente, la corrupción en las artes afecta el reconocimiento social y cultural de los artistas, al no valorar su trabajo ni su aporte al desarrollo del país.
Soluciones para la corrupción en las artes
La corrupción en las artes es un problema que requiere de una solución integral y sistémica que involucre a todos los actores del sector cultural. Entre las posibles soluciones para la corrupción en las artes se pueden proponer las siguientes:
El fortalecimiento institucional del sector cultural, que implica la formulación e implementación de una política cultural integral, coherente y participativa; el incremento y la estabilidad de los recursos financieros; el establecimiento y el cumplimiento de normas y mecanismos de control; la capacitación y profesionalización del personal; y la articulación entre los niveles y sectores del Estado.
La reducción de la desigualdad social y territorial del país, que implica una distribución más equitativa y descentralizada de los recursos, los espacios y las oportunidades culturales; una inclusión, una valoración y una visibilización de los grupos sociales y culturales más vulnerables y marginados; una promoción de la diversidad cultural como un factor de riqueza y no de conflicto; y una garantía del acceso universal a los bienes y servicios culturales.
El cambio de la cultura política dominante en el país, que implica una educación para la ética pública y ciudadana; una construcción de confianza institucional y social; una sanción efectiva e implacable a los actos de corrupción; una participación activa y veeduría ciudadana en los asuntos públicos; y una rendición de cuentas permanente y transparente por parte de los gobernantes y los gestores culturales.
La transformación de la lógica mercantilista del mercado cultural, que implica una regulación del poder económico y mediático en el sector cultural; una defensa del derecho a la cultura como un derecho humano fundamental; una generación de alternativas económicas solidarias, cooperativas y autogestionarias para el sector cultural; y una promoción de la creatividad, la innovación, la calidad y la originalidad en las expresiones artísticas y culturales.
Renta básica de creación para artistas y mecenazgos culturales como medidas contra la corrupción en las artes
La renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales son dos medidas que pueden contribuir a combatir la corrupción en las artes, al generar condiciones más justas, dignas y sostenibles para los creadores.
Pero como siempre, es difícil hacer que alguien escuche en un país en donde lo que manda es la necesidad sobre todas las cosas y en donde todo, incluso las artes han sucumbido a los odios, tretas y manipulaciones de un estado y una sociedad corrupta que no busca la creación de nada sino enriquecerse a costa del erario.
¿Cuánto le cuesta a un artista estudiar y formarse? Y ¿Cuál es la retribución? En este país los artistas solo viven si se alienan con las actuales entidades corruptas que manejan la cultura como un bolsillo personal.
Felipe Szarruk, músico, comunicador social, Magister en Estudios Artísticos y Doctorando en Periodismo de la Complutense de Madrid.
Colombia
La necesidad de una reforma urgente a la anacrónica y descarada ley de derechos de autor en Colombia.

La ley de derechos de autor en Colombia es la Ley 23 de 1982, que tiene como objetivo proteger las obras literarias, científicas y artísticas, así como los derechos conexos de los intérpretes, productores y organismos de radiodifusión, se supone que esta ley debe ampararlas facultades exclusivas de disponer, aprovechar y defender la obra de cada creador, así como el derecho moral del autor, los derechos patrimoniales y los derechos morales entro otras cosas más.
Sí señores estamos en 2023 y es la hora en que no solo no ha cambiado esta ley por más de 30 años, sino que propicia la corrupción y Colombia está entre los países que más descuidan este derecho, dándole dádivas a monopolios privados amparados por el estado y enriqueciendo a todo el mundo a excepción de los autores.
Y es que esta vieja ley está llena de falencias y anacronismos que se han señalado pero que nadie quiere escuchar, porque está ahí tranquila, instalada repartiendo dinero a los corruptos y eso no les conviene que se acabe.

Algunas de las falencias más graves son:
La falta de claridad y coherencia en la regulación de las obras en colaboración, las obras colectivas y las obras derivadas, lo que genera confusión e inseguridad jurídica sobre la titularidad y el alcance de los derechos.
La ausencia de una regulación específica para las obras creadas con el uso de inteligencia artificial o algoritmos, lo que plantea desafíos sobre la originalidad, la autoría y la responsabilidad de estas obras.
La insuficiencia y rigidez de las excepciones y limitaciones al derecho de autor, que no permiten un equilibrio adecuado entre los intereses de los titulares y los usuarios, ni responden a las necesidades de la sociedad de la información y el conocimiento.
La falta de armonización con los estándares internacionales en materia de derecho de autor, especialmente con los tratados administrados por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), lo que dificulta la integración y cooperación con otros países.
La falta de mecanismos eficaces y accesibles para la gestión colectiva, el licenciamiento y la resolución de conflictos relacionados con el derecho de autor, lo que limita el ejercicio y el respeto de los derechos.
Estas son algunas de las críticas que se han hecho a la ley de derechos de autor en Colombia, que evidencian la necesidad de una reforma legislativa que actualice y modernice el marco normativo en esta materia, pero por más de que se ha tratado y se ha denunciado nada funciona. ¡Normal!
La falta de regulación adecuada de las modalidades de gestión colectiva de los derechos de autor y los derechos conexos en el ámbito musical genera problemas de transparencia, eficiencia, representatividad y competencia entre las entidades de gestión, ya hemos visto a Sayco desfalcar durante décadas el país a nombre de los compositores sin que nadie los frene y ahora que se supone el autor puede escoger, el gobierno sigue manteniendo el monopolio y han nacido cientos de “pequeños Saycos” que buscan enriquecerse y no repartir el dinero con los músicos, por eso y a eso se debe la falta de adaptación a las nuevas tecnologías y plataformas digitales que permiten la creación, difusión y consumo de música, para poder seguir monopolizando, ya que saben el desafío que implica en materia de licenciamiento, remuneración, fiscalización y sanción de las infracciones al derecho de autor y los derechos conexos actualizar esta ley como lo ha hecho el planeta tierra o al menos en su gran mayoría.
Para modernizar la ley de derechos de autor en Colombia, se requiere una reforma legislativa que busque reconocer y proteger los derechos de los artistas intérpretes o ejecutantes sobre sus interpretaciones o ejecuciones fijadas en cualquier soporte, garantizando sus derechos morales y patrimoniales, así como una remuneración equitativa por el uso de sus obras, pero que lo haga honestamente, no a la manera “colombiana”, que lo haga en realidad de manera justa, no se entiende por qué en el país cuesta tanto compartir y repartir la riqueza de manera justa y equitativa.
Una ley que regule adecuadamente las modalidades de gestión colectiva de los derechos de autor y los derechos conexos en el ámbito musical, estableciendo criterios de transparencia, eficiencia, representatividad y competencia entre las entidades de gestión, así como mecanismos de control y supervisión por parte del Estado pero que sobre todo se adapte a las nuevas tecnologías y plataformas digitales que permiten la creación, difusión y consumo de música, estableciendo modalidades de licenciamiento, remuneración, fiscalización y sanción de las infracciones al derecho de autor y los derechos conexos acordes con la realidad del mercado musical.
Una ley que le de a los músicos y agentes de la música prioridades, derechos y reconocimiento para surgir en el dificil mundo de la industria y no que los hunda más en el hoyo y les coloque cientos de trabas por robarse 10 pesos, en resumen, es hora de que Colombia deje de ser corrupta en cuanto a la música, que los parásitos sean limpiados del gremio y que si el gobierno va a meter mano en las artes que la meta bien y dejen de robar y aprovecharse como lo han hecho hasta ahora junto con sus secuaces.
Sayco debe acabar y se deben replantear las formas de recaudo de derechos de autor, regalías y otros pagos por representación, distribución y ejecución, Sayco ha sido un cancer para la música del país.
En el año 2012, la Dirección Nacional de Derecho de Autor (DNDA) suspendió la personería jurídica y la autorización de funcionamiento de SAYCO por un mes, debido a que encontró irregularidades en el manejo administrativo y financiero de la entidad, así como en el recaudo y distribución de los derechos de autor.
En el año 2018, el Senado hundió un proyecto de ley que pretendía modificar la ley de derechos de autor y derechos conexos, que había sido presentado por el Gobierno Nacional con el fin de actualizar y modernizar el marco normativo en esta materia. Entre las razones que se esgrimieron para rechazar el proyecto, se mencionaron los intereses particulares de algunos sectores involucrados, la falta de socialización y consenso con los actores del sector cultural y la posible afectación a los derechos de los autores.
En el año 2019, la Contraloría General de la República abrió un proceso de responsabilidad fiscal contra SAYCO por presuntas irregularidades en el manejo de más de 14 mil millones de pesos correspondientes a los derechos patrimoniales de autor. Según el ente de control, SAYCO habría incurrido en una gestión ineficiente e ineficaz, al no realizar una adecuada identificación, recaudo y distribución de los recursos, lo que habría generado un detrimento patrimonial para los autores.
Y sin contar el engaño a la Asociación de Músicos Independientes de Colombia AMIC a quienes le firmaron un acuerdo para luego romperlo, vetar a sus integrantes y seguir robando de lo lindo. Solamente basta una pequeña búsqueda en Internet con la frase “escándalos y corrupción en Sayco” para encontrar una lista interminable y esto no demora en suceder con las pequeñas empresas de recaudo que han nacido.
Es una situación compleja y preocupante, que afecta a los creadores musicales y al desarrollo cultural del país. Sin embargo, es posible que haya esperanza de que se puedan lograr cambios positivos si se trabaja de manera conjunta y participativa entre los diferentes actores del sector musical, el Estado y la sociedad civil, lo que falta es ganas y sobretodo mucha, pero mucha dignidad en la música.
Nota: Es importante que los creadores de música entiendan que Sayco no tiene nada que ver con el registro de canciones, es un error muy común que cometen músicos y otros agentes La única entidad que registra derechos de autor en Colombia es la Dirección Nacional de Derechos de Autor http://derechodeautor.gov.co:8080/home
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