Contáctanos

La mirada Subterránica

Las 10 bandas colombianas de Rock y Metal del 2022.

Publicado

en

Colombia

El dedo en la llaga que duele: Bandas tributo ¿Artistas o mercenarios?

Publicado

en

Por


En la cultura popular, los términos tributo y homenaje se utilizan frecuentemente, pero rara vez se analizan con la profundidad que merecen, especialmente en la música. Estos conceptos, en teoría, deberían implicar respeto y admiración hacia un artista o una obra. Sin embargo, el término banda tributo, popularizado en los bares y clubes nocturnos, ha ido perdiendo su significado original para convertirse, en muchos casos, en un simple negocio que explota el talento ajeno sin aportar nada nuevo. ¿Son estas bandas realmente un tributo o un homenaje? ¿O estamos frente a una versión mercenaria del arte? Vamos a desglosarlo.

¿Qué es un tributo y qué es un homenaje?

Empecemos por lo básico. Un tributo es una manifestación de respeto o admiración hacia una persona o un grupo que ha tenido un impacto significativo en una comunidad, la cultura o la historia. En el contexto musical, un tributo debería implicar una reinterpretación o recreación respetuosa de la obra de un artista, intentando capturar la esencia que lo convirtió en un ícono.

Por otro lado, un homenaje va más allá del simple reconocimiento. Un homenaje es una celebración de la obra o la figura de alguien, no sólo por lo que logró, sino por lo que simboliza. En el caso de un homenaje musical, lo ideal sería que los músicos aporten algo de su propia creatividad, reinterpretando la obra original con su propio toque personal, como una forma de extender el legado artístico.

En ambos casos, tanto el tributo como el homenaje deben basarse en la admiración genuina, el respeto y la creatividad. Sin embargo, lo que muchas bandas que tocan en bares bajo la etiqueta de “banda tributo” hacen, es simplemente replicar el repertorio y la imagen de grandes artistas para generar ingresos, sin aportar ninguna innovación o valor artístico real.

El negocio de las bandas “tributo”: Entre lo mercenario y lo superficial

Hoy en día, las bandas “tributo” son un fenómeno generalizado. Es común encontrar en cualquier ciudad bares llenos de gente que asiste a escuchar a una banda que emula a un artista o grupo famoso, interpretando exactamente los mismos temas y, en muchos casos, hasta intentando replicar los movimientos y la imagen del ícono original. Lo que muchas de estas bandas tributo hacen va más allá de la mera imitación: se apropiaron de la obra, y de la estética, para ofrecer un producto diseñado exclusivamente para generar ingresos, con el mínimo esfuerzo creativo.

Pero ¿dónde está el problema? Esa es la pregunta que todos se hacen ¿Por qué importa? ¿Qué es lo que está mal acá? Esencialmente, en la falta de autenticidad y en el aprovechamiento comercial de un legado artístico sin permiso ni reconocimiento. A menudo, estas bandas no pagan por derechos de autor, usan la imagen de los artistas sin su consentimiento (Ya ni siquiera ponen la foto de la banda sino del artista original), y se benefician económicamente del trabajo de otros, sin aportar una interpretación que realmente se pueda considerar un tributo en el sentido más puro del término.

Esto convierte el acto de tocar música en bares en algo más parecido a un negocio mercenario que a un verdadero acto artístico. La música deja de ser arte para convertirse en un simple mecanismo para ganar dinero rápido, a costa de la nostalgia del público, que muchas veces ni siquiera se da cuenta de que está aplaudiendo una versión vacía de lo que alguna vez fue una obra creativa vibrante y revolucionaria.

¿Por qué no son un tributo ni un homenaje?

Una banda tributo, en su esencia más pura, debería tomar la música del artista que admiran y reinterpretarla con respeto, sumando algo nuevo que permita que la obra original continúe viva de una manera diferente. Un homenaje, por su parte, debería ser una forma de honrar la trayectoria y el impacto del artista en cuestión, haciendo referencia a su legado pero añadiendo una nueva visión.

Sin embargo, lo que vemos hoy en la mayoría de los bares y clubes es un copy-paste sin alma. No hay un esfuerzo por ofrecer una reinterpretación creativa o por explorar nuevas maneras de interpretar la música que celebran. En lugar de eso, muchas bandas tributo simplemente se limitan a replicar el sonido y la apariencia, confiando en la nostalgia para atraer a una audiencia, y dejando de lado cualquier ambición artística. Es una reproducción mecánica del pasado.

El problema central es que, lejos de ser un homenaje o un tributo, este modelo ha degenerado en un sistema de explotación artística que usa el prestigio de grandes artistas para fines comerciales sin aportar valor nuevo. Se podría argumentar que estas bandas viven del aplauso prestado, tomando como propio el reconocimiento que pertenece a los músicos originales. Su objetivo no es la expresión artística, sino la reproducción de éxitos probados con la esperanza de un rápido beneficio.

El aplauso prestado: ¿dónde queda la autenticidad?

El aplauso prestado es el corazón de este problema. Los músicos de bandas tributo se alimentan de la nostalgia de los fans, pero no se ganan ese reconocimiento por su propio talento o innovación. Viven del eco de algo que ya existió, de una obra que no es suya, y en lugar de sumar algo nuevo al panorama musical, simplemente ocupan un espacio de repetición.

Es cierto que no todos los artistas deben revolucionar la música, pero hay una diferencia abismal entre interpretar canciones de un artista que admiras con pasión y creatividad, y usar su legado como una vía rápida para el éxito.

Una banda que se limita a copiar el vestuario, los movimientos y las canciones sin más, no está rindiendo un verdadero tributo; está haciendo un negocio con la memoria de alguien más. En muchos casos, los músicos de estas bandas no buscan crear algo duradero o significativo; solo quieren llenar el local y recibir el aplauso fácil. Es una versión mercenaria del arte, que reduce la música a un simple producto de consumo rápido.

¿Qué queda del arte en este modelo?

Al final, el problema con las bandas tributo que no aportan nada nuevo es que contribuyen a la mercantilización extrema del arte. No hay riesgo, no hay innovación, no hay un proceso creativo que lleve a algo más. Y si bien hay un lugar para la interpretación y la recreación, lo que vemos en muchos bares no es ni tributo ni homenaje, sino una forma de capitalizar el trabajo y el legado de otros sin el esfuerzo ni el respeto que debería requerir el uso de una obra ajena.

Este modelo se alimenta de la nostalgia y explota el deseo de revivir momentos del pasado, pero al final del día, está vacío de autenticidad. Para muchos músicos que intentan vivir de su propia creación y su propia voz, este fenómeno puede resultar frustrante: mientras algunos se esfuerzan por encontrar un espacio para su arte original, otros optan por lo fácil, explotando el legado de quienes ya marcaron el camino.

Las bandas tributo han distorsionado lo que realmente significa rendir homenaje a un artista. Han convertido un acto que debería estar lleno de respeto y admiración en un mecanismo mercenario para hacer dinero fácil, explotando el trabajo de otros sin pagar lo que corresponde ni aportar valor artístico. El arte, en su forma más pura, es riesgo, es creatividad, es expresar algo propio. El problema con muchas de estas bandas es que, lejos de rendir un verdadero tributo, lo que están haciendo es vivir del eco de algo que no les pertenece. Y en ese proceso, están contribuyendo a la desvalorización del arte como una forma de expresión auténtica.

¿Qué debería hacer una banda para ser un verdadero tributo?

Para que una banda “tributo” pueda realmente considerarse un tributo auténtico y no un simple negocio que explota la nostalgia, es fundamental que adopte una serie de medidas que vayan más allá de imitar el sonido y la imagen del artista original. Aquí te expongo algunos pasos clave que deberían seguir:

El primer y más importante paso que una banda tributo debe tomar es pagar regalías por el uso de la música y la imagen de los artistas originales. Muchas bandas tributo tocan las canciones de sus ídolos sin preocuparse por el hecho de que están utilizando una obra protegida por derechos de autor para generar ingresos. Los artistas originales, o sus herederos en caso de artistas fallecidos, merecen ser compensados por el uso de su trabajo, así como por el uso de su imagen si la banda intenta replicarla de alguna manera.

No hacerlo convierte este acto en una forma de apropiación que es, en última instancia, ilegal y moralmente cuestionable. Respetar los derechos de autor es fundamental para dignificar el trabajo del artista, porque ese legado no debería ser explotado sin retribución. Hay maneras claras y accesibles de cumplir con estas obligaciones legales, como a través de sociedades de gestión colectiva de derechos que se encargan de distribuir las regalías.

Un verdadero tributo no se limita a copiar de manera exacta las canciones y el estilo del artista original. Las mejores bandas tributo son aquellas que aportan algo nuevo a la música que interpretan, ya sea con arreglos innovadores, instrumentaciones distintas o incluso con una reinterpretación que dé una nueva vida a las canciones.

Cuando una banda simplemente imita, está tomando el camino fácil, sin ofrecer ninguna aportación propia. En cambio, cuando una banda se atreve a experimentar y añadir su propio toque personal, contribuye al crecimiento del legado del artista, mostrando que la música puede evolucionar y continuar inspirando a las nuevas generaciones de maneras diferentes. De esta forma, la banda deja de ser un mero vehículo de nostalgia para convertirse en un puente entre el pasado y el presente, honrando de verdad la obra del artista.

Otra señal de un verdadero tributo es la transparencia. Las bandas deben ser claras acerca de su objetivo: ¿Están simplemente replicando canciones para lucrarse? ¿O están realmente buscando mantener viva la música de su artista favorito de una manera significativa? Las bandas que se toman en serio su rol de tributo deberían mostrar un profundo conocimiento y respeto por la trayectoria y la influencia del artista original.Esto puede implicar, por ejemplo, el incluir en sus presentaciones una explicación del contexto en el que las canciones fueron creadas, las historias detrás de las letras, o cómo el legado del artista ha influenciado a la banda. Al compartir este conocimiento, las bandas pueden ayudar a educar a sus audiencias, haciéndolas más conscientes del valor cultural y artístico de la música que están escuchando.

Una forma auténtica de rendir tributo es hacer algo concreto para contribuir al legado del artista. Esto podría ser mediante donaciones a fundaciones o causas que el artista apoyaba en vida, o incluso participar en proyectos de restauración o conservación de su obra. Las bandas también pueden contribuir organizando eventos que no solo celebren la música, sino que también generen ingresos para las causas benéficas relacionadas con el artista.
Por ejemplo, si una banda tributo a Queen organiza un evento en el que parte de los ingresos se donan a organizaciones de lucha contra el VIH, estaría no solo homenajeando a Freddie Mercury, sino también continuando con su legado de apoyo a esa causa. Esto permite que el tributo tenga un impacto tangible más allá del simple acto de interpretar canciones.

Usar la imagen de un artista famoso para atraer al público es algo delicado. Las bandas tributo a menudo intentan replicar no solo la música, sino también el look y los gestos del artista original. Esto, si se hace de manera superficial o burlesca, puede llegar a ser ofensivo o de mal gusto.

Un verdadero tributo debe abordar la representación del artista con dignidad y respeto, evitando la caricaturización o el uso exagerado de estereotipos. Es clave recordar que la imagen del artista original no debe ser tratada como una simple mercancía. Si una banda decide emular la estética de su ídolo, debe hacerlo con respeto hacia el valor simbólico y cultural que esa imagen representa, y no solo para crear una versión comercial vacía que busca el aplauso fácil

Las bandas tributo tienen la oportunidad de construir una identidad artística propia mientras rinden homenaje a sus ídolos. Si bien pueden basarse en la música del artista original, deberían esforzarse por encontrar su propio estilo y voz dentro de esa música. Un buen tributo no trata de ocultar la identidad de los músicos detrás de la máscara del artista original, sino que busca que esos músicos crezcan artísticamente a través de la obra que están celebrando.
Esto puede significar realizar conciertos en los que mezclen las canciones del artista homenajeado con sus propias composiciones originales o con versiones de las canciones que reflejen su estilo particular. De esta forma, la banda tributo puede atraer a un público que no solo busca revivir el pasado, sino que también está interesado en ver cómo evoluciona esa música en manos de nuevos artistas.

Otra estrategia para dignificar el trabajo como banda tributo es colaborar con músicos o productores cercanos al artista original. Esto no solo añade autenticidad al tributo, sino que también asegura que la música se está interpretando de una manera respetuosa y aprobada por quienes conocen mejor la obra del artista. Algunas bandas tributo de renombre han logrado colaborar con miembros originales de la banda a la que rinden homenaje, lo que les otorga una legitimidad y un respeto que va mucho más allá de lo que una simple imitación podría lograr.

Para que una banda realmente se pueda llamar tributo, debe ir mucho más allá de simplemente copiar la música y la imagen de un artista famoso. Debe haber un compromiso con el respeto a los derechos de autor, con la aportación creativa, con la autenticidad y, sobre todo, con el reconocimiento justo del legado del artista homenajeado. Sin estos elementos, el tributo no es más que una explotación mercantil de la nostalgia, un negocio disfrazado de homenaje, un buen ejemplo de todo lo que acá se ha hablado es la banda Led Zepp Again que cumple con todos estos requisitos y son avalados por los propios Led Zeppelin quienes aprueban cada movimiento y reciben una parte de las ganancias. Esta banda gira por todo el planeta y no es la única, hay varias.

El arte siempre ha sido una conversación entre lo pasado y lo presente. Un verdadero tributo mantiene viva esa conversación, permitiendo que la obra original evolucione y siga tocando los corazones de nuevas audiencias, con respeto y admiración. Todo lo demás es, en última instancia, un ejercicio vacío y superficial.

    Sayco como siempre, la mafia pendeja que se lava las manos

    Dentro del marco legal colombiano, las bandas tributo que no cumplen con las normativas sobre derechos de autor, propiedad intelectual, y el uso de la imagen de artistas están incurriendo en una serie de violaciones a la ley. A continuación, detallo las leyes y las faltas a las que estas bandas podrían estar pasando por alto, además de las obligaciones que deberían cumplir para operar legalmente.

    Las bandas tributo, al interpretar y beneficiarse económicamente de las obras musicales de otros artistas sin pagar regalías o sin autorización, están infringiendo las normativas de derechos de autor en Colombia.

    Ley 23 de 1982: Esta ley regula los derechos de autor en Colombia y establece que toda obra artística, literaria, o científica goza de protección. La música, las letras y las composiciones son consideradas obras protegidas bajo esta ley, lo que significa que su reproducción, distribución y comunicación pública sin la autorización del titular es ilegal.

    Las bandas que interpretan en vivo o graban canciones sin el permiso expreso del titular de los derechos (artistas, compositores o herederos) están incumpliendo con esta ley.

    Las bandas deben pagar regalías a través de entidades de gestión colectiva como Sayco (Sociedad de Autores y Compositores de Colombia), que se encarga de gestionar los derechos de autor en nombre de los compositores. Si una banda no está afiliada o no realiza estos pagos, incurre en una falta grave, que puede resultar en sanciones económicas y demandas legales pero ya todos conocemos la clase de mafia monopólica que es esta entidad.

    Muchas bandas tributo no solo interpretan la música de artistas originales, sino que también replican su imagen, vestimenta, y estilo escénico sin el debido consentimiento, lo que constituye una violación del derecho a la imagen.

    Artículo 15 de la Constitución Política de Colombia: Establece que todas las personas tienen derecho a su imagen y al respeto de su buen nombre. El uso no autorizado de la imagen de un artista para fines comerciales puede ser considerado una violación a su derecho de imagen.
    Ley 1581 de 2012 (Ley de Protección de Datos Personales): Aunque esta ley está más enfocada en la protección de la información personal, su marco puede aplicarse cuando el uso de la imagen de una persona está en juego, ya que la imagen es considerada un dato personal que no puede ser utilizado sin autorización.

    La reproducción de la imagen de artistas sin su consentimiento para fines lucrativos puede llevar a sanciones. Esto es particularmente problemático si la banda tributo se presenta como un reflejo exacto del artista, usando su nombre, estética y performance sin contar con los derechos correspondientes.

    En Colombia, cualquier actividad económica está sujeta a las normas fiscales del país. Las bandas tributo que no registran adecuadamente sus ingresos y no declaran las regalías generadas por sus conciertos, grabaciones o ventas de merchandising están incumpliendo con las normativas fiscales.

    Estatuto Tributario Colombiano: Todas las actividades lucrativas deben estar registradas y cumplir con las obligaciones tributarias correspondientes. Las bandas tributo que no registran sus actividades económicas ni declaran ingresos provenientes de sus conciertos o eventos pueden estar evadiendo impuestos.

    No declarar los ingresos obtenidos a través de presentaciones en vivo, venta de mercancías o cualquier otra actividad comercial relacionada con la música tributo puede derivar en multas, sanciones y hasta investigaciones fiscales.

    Si una banda tributo utiliza el nombre o logotipos asociados a la banda original, como aquellos que están registrados como marca, puede estar infringiendo la ley de propiedad industrial.
    Decisión 486 de la Comunidad Andina (Régimen Común sobre Propiedad Industrial): Regula el uso de las marcas y los signos distintivos. Las bandas o artistas suelen registrar su nombre y logotipo como marca para protegerlos. Cualquier uso comercial de una marca registrada sin autorización puede considerarse una infracción de los derechos de propiedad industrial.
    Usar sin autorización el nombre, logotipo o signos distintivos de una banda o artista original para promocionar un evento o una presentación podría constituir una violación de los derechos de propiedad industrial, exponiendo a las bandas tributo a demandas por infracción de marca.

    El uso de arreglos musicales o la reinterpretación de una obra sin el debido crédito o autorización del autor también puede considerarse una forma de apropiación indebida. Aunque la banda interprete canciones, modificar o transformar de manera significativa la obra original puede requerir permisos adicionales, algo que muchas bandas tributo ignoran.

    Ley 23 de 1982 y Decisión 351 de 1993 (Normas de protección a los derechos de autor en la Comunidad Andina): Estas leyes también cubren las obras derivadas. Si una banda realiza modificaciones importantes a la obra original, como cambios en la estructura o instrumentación, está creando una obra derivada que también está sujeta a derechos de autor.
    Realizar arreglos sin permiso del compositor original y lucrar con ello podría generar reclamos legales, ya que una obra derivada es propiedad del autor original y debe contar con su aprobación.

    Las bandas tributo en Colombia, aunque populares, deben cumplir con una serie de obligaciones legales para operar de manera adecuada. Esto incluye pagar regalías a los artistas originales, respetar los derechos de imagen y marca, declarar correctamente los ingresos generados, y obtener los permisos correspondientes para sus presentaciones en vivo. De lo contrario, no solo están explotando ilegalmente el trabajo de otros artistas, sino que también se exponen a sanciones legales, demandas por violación de derechos de autor y problemas fiscales.

    Entonces señores, la cosa va mucho más, muchísimo más allá de un simple capricho o de una simple “envidia”, al igual que las bandas que a pesar de tener conocimiento sobre la corrupción en las instituciones del Estado y aun así siguen participando con ellos, estas bandas también son cómplices de la deshonestidad y las faltas en la música. Cómo dijo el fiscal en el caso de P.Diddy: “Si usted estuvo allí y vio cosas, así no haya participado, también es culpable”.

    Pero así es, así ha sido y así será y conociendo a nuestros músicos, pasarán de largo de este artículo, diciendo que es un artículo envidioso y resentido y seguirán comiendo del aplauso ajeno sin cumplir con ninguna responsabilidad y mucho menos “rindiendo tributo” a nadie.

    @subterránica

    Continúa leyendo

    Colombia

    Narcocracia y Cheyne Stokes, segundo y tercer lugar en El Monster del Rock, bandas que marcan la escena del rock colombiano

    Publicado

    en

    Por

    En la reciente edición del Monster del Rock Subterránica 2024, dos bandas que merecen una mención especial son Narcocracia y Cheyne Stokes, ganadoras del segundo y tercer puesto respectivamente. Estos proyectos se destacaron no solo por la calidad de sus propuestas musicales, sino también por su capacidad de conectar con el público y su contribución a la revitalización de la escena del rock alternativo en Colombia. Ambos proyectos se han posicionado como dos de las mejores propuestas actuales en el país, capturando la atención de críticos, jurados y fanáticos del género.

    Narcocracia: El Rugido del Rock Contestatario

    Narcocracia, quienes lograron el segundo lugar en el certamen, son un ejemplo claro de cómo el rock puede seguir siendo un vehículo para la crítica social y el cuestionamiento de las estructuras de poder. Su propuesta, cargada de letras contundentes y potentes riffs de guitarra, lleva un mensaje claro y directo, enraizado en la protesta y la conciencia social. La banda ha sabido conectar con una audiencia que busca en la música no solo entretenimiento, sino una herramienta para la reflexión y el cambio.

    Con influencias del punk, el metal y el rock clásico, Narcocracia se define por su energía en el escenario y la crudeza de su sonido, lo que les ha permitido destacarse en una escena cada vez más diversa y competitiva. El jurado del Monster del Rock destacó su propuesta lírica y su capacidad para mantener viva la esencia rebelde del rock en tiempos modernos, algo que resonó tanto con los expertos como con el público presente.

    La trayectoria de Narcocracia, aunque aún emergente, ya ha comenzado a ganar notoriedad en la escena local, y su participación en eventos de gran prestigio no hace más que reforzar su posición como una de las bandas más prometedoras del país.

    DCIM\100GOPRO\GOPR1216.JPG

    Cheyne Stokes: Exploración Sonora y Experimentalismo

    Por su parte, Cheyne Stokes, galardonados con el tercer puesto, presentan una propuesta única y experimental dentro del espectro del rock alternativo. El nombre de la banda, inspirado en un patrón respiratorio irregular asociado a estados críticos de salud, ya es un indicio de su enfoque introspectivo y conceptual. Cheyne Stokes no teme explorar las fronteras del sonido, fusionando elementos del post-rock, el progresivo y la música ambiental, creando atmósferas envolventes que invitan a un viaje sonoro lleno de matices y profundidad.

    El jurado reconoció a Cheyne Stokes por su enfoque audaz y su capacidad para crear paisajes sonoros complejos, demostrando que el rock alternativo en Colombia puede ser tan diverso como sus influencias. Su música no solo apela a los sentidos, sino también a la mente, creando una experiencia inmersiva que ha capturado la atención tanto de seguidores del género como de críticos musicales.

    El tercer puesto en el Monster del Rock es solo el comienzo de lo que parece ser una carrera en ascenso para Cheyne Stokes que no ha parado desde sus inicios. Con su capacidad para innovar y experimentar con el sonido, la banda se posiciona como un referente clave para aquellos interesados en las nuevas tendencias del rock en Colombia.

    Proyectos que Merecen la Atención de la Escena

    Tanto Narcocracia como Cheyne Stokes han demostrado ser dos de las propuestas más originales y prometedoras del rock colombiano actual. Su éxito en el Monster del Rock Subterránica no solo reafirma su talento, sino también la importancia de seguir apoyando a bandas que están transformando y modernizando la escena musical del país. Con estilos y enfoques muy diferentes, ambas agrupaciones reflejan la riqueza y diversidad del rock colombiano, un género que sigue evolucionando y atrayendo a nuevas audiencias.

    La participación de estas bandas en la edición 2024 del Monster del Rock es un testimonio de la vitalidad de la escena del rock independiente en Colombia, y una señal de que aún queda mucho por explorar y descubrir en términos de talento musical. Ambas agrupaciones, con sus mensajes poderosos y sus propuestas únicas, merecen la atención y el apoyo del público, la crítica y los medios especializados.

    Continúa leyendo

    Colombia

    Lengua del Desierto es el Monster del Rock Subterránica 2024

    Publicado

    en

    Por

    La noche del 27 de septiembre, la banda pereirana Lengua del Desierto fue proclamada como la gran ganadora de nuestro circuito más grande y antiguo El Monster del Rock Subterránica, consolidándose como una de las propuestas más innovadoras y potentes en la escena del rock alternativo colombiano. El evento, que tuvo lugar en Bbar de Bogotá, atrajo a una multitud con ganas de rock y Metal nacional, con más de 150 personas llenando el recinto a capacidad total, reafirmando que el rock sigue vivo y resonante entre las nuevas generaciones.

    Un Triunfo Reñido y Muy Merecido

    El camino hacia la victoria de Lengua del Desierto no fue sencillo. La competencia contó con la participación de seis bandas finalistas de altísimo nivel, cada una con propuestas únicas y cargadas de energía. Entre ellas destacaron Narcocracia, que obtuvo el segundo lugar, y Cheyne Stokes, que se posicionó en tercer lugar. La decisión final fue tomada por un jurado compuesto por destacados músicos y personalidades de la industria, como Alfonso Espriella, Rafa Bonilla, Andrés Ríos, y los jueces de Subterránica, Alex Porras y Raúl Saavedra. Además, el voto del público fue fundamental en la elección de Lengua del Desierto como ganadora.

    La Banda Ganadora: Lengua del Desierto

    Lengua del Desierto no solo se destacó por la calidad de su música, sino también por su estilo visual y escénico que moderniza el rock, fusionando influencias contemporáneas con la energía y actitud del género clásico. Con una imagen que recuerda a bandas como Måneskin, su propuesta combina una fusión de sonidos rock con toques alternativos, mostrando que el rock sigue siendo una fuerza cultural relevante y actual en Colombia. La banda ha logrado revitalizar el género, conectando con audiencias más jóvenes sin perder la esencia que define al rock como un género rebelde y experimental.

    Premios para el Monster del Rock

    El título de Monster del Rock Subterránica 2024 viene acompañado de un atractivo paquete de premios que refuerza el compromiso del concurso con el desarrollo y profesionalización de bandas emergentes.

    Sobre Subterránica y el Monster del Rock

    El concurso Monster del Rock, organizado por Subterránica, es una plataforma que ha ganado prestigio a lo largo de los años por su papel crucial en el fomento de la escena del rock independiente en Colombia. Este evento no solo ofrece a las bandas emergentes la oportunidad de medirse frente a otros grandes talentos, sino que también les brinda las herramientas necesarias para profesionalizarse y expandir su carrera dentro y fuera del país. A lo largo de sus quince ediciones, Subterránica ha impulsado la carrera de numerosas bandas, convirtiendo este concurso en una referencia obligada para la música alternativa y el rock en Colombia.

    El éxito de esta edición no solo radica en la calidad de las bandas participantes, sino también en la respuesta del público, que llenó el Bbar, demostrando que el rock sigue siendo un género influyente y con un público fiel que no teme experimentar con nuevas propuestas musicales.

    Declaraciones de los Jurados y del Público

    Según declaraciones de los jurados, el proceso de elección fue sumamente reñido, ya que todas las bandas mostraron un altísimo nivel de creatividad, técnica y propuesta artística. El jurado coincidió en destacar la innovación de Lengua del Desierto, su fuerza en el escenario y su capacidad para conectar con el público. “Es una banda que moderniza el rock, fusionando estilos sin perder la esencia del género”, comentó uno de los jueces.

    El público también jugó un papel clave en la decisión, al otorgar su voto para coronar a Lengua del Desierto como los nuevos Monsters del Rock, resaltando la emoción y energía que la banda logró transmitir durante su presentación. El voto de las bandas fue ganado por Narcocrácia quienes se coronan como la segunda mejor banda del evento.

    Sobre el Futuro de Lengua del Desierto

    Con este triunfo, Lengua del Desierto se prepara para entrar en una nueva etapa de su carrera, respaldada por premios que les permitirán seguir desarrollando su música y expandir su presencia en la escena nacional e internacional. La banda ha demostrado que el rock no solo tiene un pasado glorioso, sino también un futuro prometedor, especialmente en manos de jóvenes artistas dispuestos a reinventar y revigorizar el género.

    Continúa leyendo
    web

    Tendencias