Colombia
Subterránica 2024: Los 10 momentos más épicos de nuestra gestión en el año que acaba.

Subterránica ha sido, desde su fundación en 2005, un referente vital para los músicos y la escena del rock independiente. Su propuesta autogestionada, basada en la colaboración, la independencia y el trabajo colectivo, ha demostrado que es posible hacer música de calidad sin depender de las estructuras comerciales tradicionales. En este contexto, Subterránica no solo ha sido un motor para la música, sino también un espacio de reflexión, formación y difusión de las problemáticas del rock nacional e internacional. 2024 ha sido un año de logros trascendentales, consolidando aún más el modelo que planteamos desde el principio. A continuación, repasamos los 10 momentos más épicos de nuestra gestión en este año.
La tesis “Guitarras bajo fuego” y la investigación sobre la corrupción en las instituciones del rock nacional

Este año, finalizamos con éxito las actividades formativas para la tesis de PhD de la Universidad Complutense de Madrid que analiza la corrupción en las instituciones del rock nacional. La tesis, titulada “Guitarras bajo fuego”, ha sido pionera en investigar cómo las estructuras comerciales y los intereses políticos han influido en la música y los músicos en Colombia, un tema que ha generado una gran repercusión en el ámbito académico. Lo más significativo es que esta investigación fue presentada por un colombiano, lo que marca un hito en la academia internacional. Este estudio resalta la importancia de la autogestión como antídoto frente a las estructuras corruptas y confirma el modelo de Subterránica como una alternativa válida y necesaria para el sector musical.
VORTEX: el primer congreso académico sobre el rock nacional y sus problemáticas

En otro hito académico, Subterránica llevó a cabo VORTEX, el primer congreso académico centrado en el análisis de las problemáticas del rock nacional. Este evento reunió a investigadores, músicos, periodistas y activistas para debatir sobre la situación del rock en Colombia y su relación con las industrias culturales. Con paneles sobre la evolución del género, la censura, la comercialización y la situación social de los músicos, VORTEX se consolidó como un espacio esencial para pensar y repensar el futuro del rock en Colombia y América Latina.
XV Monster del Rock Subterránica: más de 60 bandas y un nuevo campeón

El XV Monster del Rock Subterránica sigue siendo el concurso más importante y longevo de la escena del rock nacional. Este año, más de 60 bandas se dieron cita para competir, pero la ganadora fue Lengua del Desierto, una banda de Pereira que se destacó por su sonido único y su energía en el escenario. El Monster continúa siendo un trampolín esencial para las bandas emergentes, reafirmando su rol como uno de los concursos más emblemáticos del país.
Szarruk, homenaje a un pionero del rock y el periodismo musical

El fundador de Subterránica, Szarruk, recibió varios homenajes este año por su contribución al rock colombiano y al periodismo musical. Con más de 30 años de trayectoria, Szarruk ha sido una figura clave en la visibilidad de las bandas independientes y en la creación de un espacio de reflexión y análisis sobre la música. Estos reconocimientos, otorgados tanto por instituciones culturales como por la misma comunidad musical, son un reflejo de su legado y su incansable lucha por una escena más inclusiva y autogestionada.
Subterránica e INFO a Wacken Open Air

Un logro monumental para el rock colombiano fue la participación de la banda INFO en el icónico festival Wacken Open Air, en Alemania. INFO, ganadora de la Wacken Metal Battle Suramérica Región Norte, hizo historia al ser la primera banda colombiana en tocar en este gigantesco escenario. Además, ocuparon el quinto lugar a nivel mundial, un reconocimiento que no solo pone a INFO en el mapa internacional, sino que también demuestra la calidad de las bandas emergentes colombianas. Este logro es fruto de la gestión de Subterránica y sus aliados, quienes han trabajado incansablemente para darles visibilidad a los artistas del país.
Wacken Metal Battle: la segunda edición en Suramérica

Por primera vez, Wacken Metal Battle se realizó simultáneamente en cinco países, gracias a la colaboración de Subterránica y sus aliados en Perú, Venezuela, Bolivia y Ecuador. La segunda edición del Metal Battle Suramérica Región Norte culminó con la banda VHILL, de Venezuela, como ganadora, en una final celebrada en Riobamba, Ecuador. Este evento, que conecta a las bandas con oportunidades de proyección internacional, sigue siendo un espacio fundamental para los talentos del metal latinoamericano.
“Del Kaoz al Ritual”: nuevo libro sobre el rock colombiano

Subterránica presentó el libro “Del Kaoz al Ritual”, un fascinante recorrido por la historia de Bbar, un espacio emblemático en el que nacieron algunas de las bandas más importantes de la escena bogotana, como Fontibón, Nutabes y Kaoz. Este nuevo volumen se une a nuestra colección de libros sobre la historia del rock colombiano, una contribución crucial para la preservación de la memoria y la cultura del género en Colombia.
El Mundialito del Rock Colombiano: 32 bandas y una final épica

Con el Mundialito del Rock Colombiano, Subterránica permitió que las bandas del país se midieran en un concurso con un formato innovador que no solo evaluó la música, sino también el impacto en redes y el alcance de su audiencia. La final entre Mad Dogs y Jorge Burbano fue un espectáculo inolvidable que mostró la diversidad y calidad del rock colombiano. Este evento no solo fue una plataforma para los artistas, sino también una manera de medir el pulso de la escena nacional.
Ampliación del Museo del Rock Colombiano y su sede permanente

El Museo del Rock Colombiano continúa ampliando su colección, con nuevas adquisiciones de objetos históricos que narran la evolución del rock en Colombia. Este año, Subterránica comenzó las gestiones para establecer una sede permanente para el museo, con el objetivo de consolidar este espacio como un referente cultural y educativo. Las piezas adquiridas, que van desde instrumentos hasta fotografías y posters, reflejan la riqueza y diversidad de la escena del rock en el país.
El Museo del Rock Colombiano recibe apoyo institucional

El crecimiento del Museo del Rock Colombiano ha sido posible gracias al apoyo de varias entidades que han reconocido la importancia de este proyecto para la cultura nacional. Este respaldo, tanto de instituciones públicas como privadas, ha permitido que el museo continúe su proceso de expansión y consolidación. Su reconocimiento como un espacio esencial para la comunidad y la cultura demuestra que el trabajo de Subterránica tiene un impacto profundo y duradero en la sociedad.
Un gran año para Subterránica
2024 ha sido, sin duda, un año de logros históricos para Subterránica. Hemos avanzado en nuestra misión de ser un motor para la música independiente y de brindarles a los músicos las herramientas necesarias para crecer y proyectarse en el mundo. El camino que iniciamos hace casi dos décadas sigue siendo más relevante que nunca. No hay nada como Subterránica. Un gran año para el rock colombiano, un gran año para todos nosotros.
¡Vamos por más!
Colombia
Carlos Vives se defecó en We Will Rock You y no se podía pedir más.

Oh, yo sé que con esto van a revolcarse muchos en su micromundo… Recuerdo un día en LAMC 2016 en New York en donde tuve un fuerte discusión con Carlos Vives, él era panelista y yo asistente… le reclamé por su frase vacía y minimizadora “el rock de mi pueblo”, porque el rock de mi pueblo es lo que hacen las miles de bandas sin espacios en Colombia y no ese vallenato modernizado con el que quiso darle a entender al mundo que nosotros necesitábamos encajar en base a papagayos y ruanas, ese episodio fue incómodo, tener que convencer a 100 personas que lo que el señor hace se llama Vallenato no es tarea fácil.
Este fin de semana pasado, en el Festival cordillera de Bogotá, un festival que precisamente se apalanca de la nostalgia y de géneros que no terminan de tener identidad para vender boletos, apareció el samario y entre su repertorio le pareció buena idea destruir la canción de Queen “We will Rock You” y no solo en la parte musical sino en el adefesio del estribillo “viva el vallenato”. Y aunque ya lo había hecho en otros escenarios, en Colombia esto tiene una connotación diferente, porque pasa en un lugar en donde el rock ha sido reemplazado por una doctrina, una dictadura musical y la gente lo celebra, porque sí, porque ese es el rock de mi pueblo. Ese mismo Rock de mi pueblo en donde Diomedez Díaz era un “rockstar” según varios periodistas y la terquedad de personajes ignorantes como los curadores de varios festivales públicos y privados que le enseñaron a Colombia que el rock es una caricatura, que es un acto bufonesco y que no se puede tomar en serio, lo vemos cada año en rock al parque donde algunos salen con actos de carnaval para decir que es rock.

Cuando Vives habla del “rock de su pueblo” como si fuera algo lejano, olvidado o no digno, desprecia sin saber las miles de bandas que luchan por un espacio en Colombia, que no viven de la nostalgia ni del marketing barato. El rock de mi pueblo son cada uno de esos músicos invisibles, no un producto empaquetado y vendido como mercancía a golpe de éxitos comerciales.
Pueden ver el aparte de la presentación acá: https://www.facebook.com/reel/1091531683187577
Eso que llamaron “el rock de mi pueblo”, esa insistencia absurda, eso no es rock, es puro circo. Es el reflejo de una industria y una cultura que han permitido que la esencia rebelde, contestataria y auténtica del rock se diluya en un mercado de nostalgia decreciente y en performances de bajo nivel artístico. La música se convierte en un trámite, en una farsa que se vende fácil para llenar estadios y alimentar egos. Pero bien… eso es ¿no? pan y circo.
El problema principal de que ocurran situaciones como la distorsión y banalización del rock en Colombia radica en una combinación de factores estructurales y culturales profundamente arraigados. Primero, hay una ausencia crónica de espacios, apoyo institucional y reconocimiento real para la escena musical independiente y de culto. Esto genera un vacío que aprovechan el mercado, la industria y figuras mediáticas que priorizan lo comercial, lo fácil y lo rentable, en detrimento de la autenticidad y la calidad artística.
Además, hay una confusión cultural sobre lo que realmente es el rock y su función social e histórica. En Colombia, muchos sectores confunden géneros y estilos, mezclando sin rigor el folclore, la música popular masiva y el rock, lo que lleva a percepciones erradas y una degradación conceptual del género. El rock, que debería representar rebeldía, reflexión y expresión profunda, termina reducido a eslóganes vacíos, performances carnavalescos o fusiones superficiales, que se aceptan y legitiman socialmente como “rock”. Pero ya estamos hartos de repetirlo durante años porque no lo van a entender. Para estos personajes meterle 4/4 al vals va a ser normal o jugar Fútbol con aletas y bates de beisbol también porque en su pequeño y sesgado mundo “la música es una” y el “deporte es uno”. Es una pelea perdida, mientras la ignorancia tenta dinero el arte jamás tendrá dignidad.

También existe un problema generacional y de liderazgo musical. Algunos referentes, con poca formación o conciencia del legado, perpetúan y alimentan esas visiones erradas. Esa falta de guía y visión clara hace que nuevas generaciones no tengan modelos a seguir sólidos ni una identidad clara, lo que lleva a una escena fragmentada y vulnerable a la mercantilización y normalización de lo mediocre, en donde el problema principal es la falta de una estructura cultural, educativa, institucional y económica que apoye y valore genuinamente el rock auténtico, sumado a una ignorancia generalizada que permite que se trivialice o se reduzca a una caricatura para consumo masivo. Hasta que esto no se corrija, la escena seguirá siendo presa fácil de la banalización. Y a esto, a este pedido le llaman “radicalismo”, pero no lo es… radicalismo es sentar una estupidez como dogma y hacerlo una bandera.
El rock en Colombia se merece más que esto. Se merece respeto, espacios reales, apoyo a las bandas fuera de los reflectores que trabajan con honestidad y compromiso, sin venderse a la nostalgia o a la caricatura. Lo que vimos en Cordillera fue solo otro capítulo más de un largo proceso de degradación cultural que ya estamos hartos de denunciar y combatir, el rock colombiano es una burla pública.
Así que mientras algunos celebran ese absurdo “viva el vallenato” en el estribillo de “We Will Rock You”, otras miles de voces están haciendo el verdadero rock de este país, el que duele, incomoda y lucha. Y esas voces son las que verdaderamente mantienen vivo el espíritu fuerte y genuino de nuestra música. Por favor no vayan a llorar.
@felipeszarruk
Colombia
La música hoy es un puto producto industrial vendiendo humo para una máquina insaciable que se llama algoritmo.

La industria musical atraviesa una crisis brutal… tiene hambre, hambre insaciable, hoy todo se ha convertido en un asunto de algoritmos y modelos de distribución masiva que solo buscan hacer dinero sin importar si la música vale algo o no.
En una charla de Symphonic Distribution en el Bomm de Bogotá, una chica —aún en sus veintes— lanzó la idea “sofisticada” de que los músicos deben sacar música todos los días para alimentar estos algoritmos. Eso no es arte, es pura explotación y pérdida de la esencia creativa, lo que importa hoy no es lo que hagas, sino cuánto ruido generes para que la máquina te mantenga arriba.
Históricamente la música es un proceso lento, un trabajo artístico donde la paciencia, la reflexión y el detalle hacen que una canción conecte de verdad con quien la escucha. Pintores, escritores, músicos… todos se toman el tiempo porque saben que la magia no sale en cinco minutos ni en una ida al baño, pero ahora los artistas están atrapados en un ritmo frenético diseñado por plataformas, donde producen en masa para engordar estadísticas y mantenerse visibles, esa propuesta horrible de sacar música diariamente refleja un sistema que mata la creatividad y la reemplaza con pura producción en serie, como mulas de carga que deben alimentar el nuevo negocio de la música que solo le sirve a las distribuidoras y plataformas.
Y no es sorpresa que esto se manifieste en géneros como el reguetón, donde el éxito no depende ni de la complejidad musical ni de letras que tengan algo que decir, sino de beats repetitivos y letras vacías que cualquier programa barato como Fruity Loops puede generar a chorro, esa facilidad para tirar decenas de canciones al día ha forzado al resto de géneros a entrar en un juego de repetición y banalidad para competir en visibilidad, dejando un montón de música que parece más ruido vacío que arte, lo vemos en cientos de músicos desesperados por sacar 50 sencillos al año que quedan en el olvido.

Esto no solo pasa en la música; el cine también está en caída libre, ahora la calidad se mide en taquilla, prefieren llenar salas con fórmulas recicladas que arriesgar con historias que hagan pensar o sientan de verdad, el arte se ha convertido en mercancía, y la diversidad y la innovación han quedado aplastadas bajo la lógica del negocio, los creadores o se amoldan o desaparecen y el resultado es un empobrecimiento cultural que apaga la chispa creativa.
Los músicos están en medio de un gran problema… O se venden y se adaptan a estas reglas que los despersonalizan o defienden lo que para muchos es lo más importante: el valor del arte, aunque eso implique arriesgar su sustento económico y en países como los nuestros el hambre es más fuerte que cualquier cosa, hay que ser honestos y aceptar que los artistas de hoy están desesperados por comer y por eso son sometidos como escalvos a los caprichos de estos modelos que pareciera que son lo único que existe. Lamentablemente, casi todos eligen jugar el juego para sobrevivir. Y esa misma necesidad alimenta un círculo vicioso que termina en una escena musical fragmentada, saturada de contenido efímero y vacío.
El impacto es doble, culturalmente la música pierde lo que la hacía única, su identidad, fuerza rebelde y memoria emocional y económicamente, los mejores artistas no reciben reconocimiento ni la compensación que merecen, triunfa el que más vomita lo que ahora llaman “contenido” mientras plataformas y empresas acumulan fortunas. La creación artística se ha convertido en una mercancía más y el músico en un mercenario pasivo peón de un tablero dominado por algoritmos y resultados financieros.
Pero la historia nos ha enseñado que la esencia creativa nunca se puede silenciar del todo y aunque el ruido ensordecedor y la presión mercantil parezcan dominar, siempre aparecerán voces auténticas que romperán con las fórmulas y rescatarán la dignidad del arte, esa resistencia es lo que mantiene viva la magia de la música y su capacidad de conmover, incluso cuando todo está diseñado para lo contrario.

Está clarísimo, la industria debe dejar de verse como una cadena de producción y músicos y el público tienen que volver a valorar la calidad y autenticidad por sobre la cantidad y el consumo rápido. No se trata de rechazar a la tecnología o a las plataformas, sino de recuperar la autonomía creativa y establecer un equilibrio donde la música sea para el arte y las emociones, no para contar streams o obedecer a un puto algoritmo frío.
En pocas palabras, la idea de hacer música a diario para complacer a un algoritmo no solo es ridícula, sino que desnuda una crisis general que afecta toda la cultura contemporánea y lo preocupante es que eso es lo que están enseñando como “lo lógico” y el “camino a seguir” en los encuentros musicales. Es la señal de que el verdadero arte está siendo reemplazado por una versión falsa diseñada solo para hacer dinero rápido… que el hambre no impida abrir los ojos a esta realidad y actuar con fuerza para cambiarla, de lo contrario el mejor camino para hacer dinero es vender empanadas o traer cosas de china, no maten la música por culpa de un almuerzo.
Colombia
Grita 2025 presenta un cartel explosivo para su próxima edición.

El Festival Grita 2025 se prepara para vivir una edición memorable celebrando sus 18 años como uno de los encuentros más importantes para la música alternativa en Colombia. Este año el festival se realizará los días 10, 11 y 12 de octubre en el Centro de Eventos y Exposiciones de Manizales, Expoferias, y llegará cargado de propuestas sonoras que confirman la diversidad y vitalidad de la escena independiente. El anuncio de sus primeras bandas seleccionadas revela una apuesta consciente por el trabajo de convocatoria, audiciones y curaduría, integrando artistas emergentes y consagrados en géneros que van desde el rock y el metal hasta el rap, reggae, hardcore, ska y punk, sin dejar de lado la experimentación y la fusión.

La edición 2025 destaca por una programación que reúne lo mejor del talento local, nacional e internacional. Bandas como Besana, Peloegato, Oblitus, Bajado con Espejo, Repudio, No Absolution y Sick Morgan son ejemplos del pulso creativo de Manizales, junto a ellas nombres representativos de la movida de Bogotá, Medellín, Cali y otras ciudades del país harán parte de este festival, acompañados además por las propuestas singulares de Lion Reggae, Acusbeats, Moth, Stayway, Pániko Satániko, Danger, Rex Marte, Mortis y los Desalmados y Okinawa Bullets. Cada agrupación aporta su propio enfoque y energía, reflejando tanto las historias de los barrios y las montañas como las búsquedas personales y colectivas que marcan el presente de la música alternativa nacional.
Para celebrar por todo lo alto, Grita 2025 también contará con la presencia de invitados internacionales que garantizan una experiencia única, el cartel incluye leyendas como los españoles Envidia Kotxina, los brasileños Krisiun y la fuerza multicultural de La Chiva Gantiva, junto a la contundencia neoyorquina de Cro-Mags, la fiesta de ska argentino con Los Calzones y la mitología oscura de Triptykon, encabezada por Tom G. Warrior. La confluencia de estos artistas con los sonidos locales confirma el festival como un punto de encuentro imprescindible para el público y los músicos.

Grita se ha ganado a pulso su lugar como un espacio de circulación, encuentro, resistencia y fiesta para quienes creen en la música que se arriesga y no hace concesiones. El festival consolida así su rol como motor de la cultura alternativa, brindando una tarima plural donde conviven generaciones, estilos e ideas diversas. La invitación está abierta para disfrutar tres días de celebración y energía colectiva, con Manizales como epicentro de la sonoridad rebelde, el talento y la autogestión.
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