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Festivales e Industria

Diez agrupaciones competirán para representar a Venezuela en el Wacken Open Air en Alemania.

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Prensa Cresta Metalica/Artemisa Producciones

El Wacken Open Air es actualmente el festival de rock-metal más importante del mundo, al cual asisten entre 80 mil y 150 mil asistentes, provenientes de más de 40 países; tocar allí es el sueño de cualquier artista del género rock. Celebrado en el municipio de Wacken, Alemania, desde hace 33 años ha sido el escenario donde han transitado grandes leyendas del rock universal. Este 2023, por primera vez en la historia de Venezuela, se realizará una batalla entre bandas, que buscará enviar una representación venezolana a dicho evento.

El Wacken Metal Battle Suramérica – Región Norte Venezuela está listo para su primera edición a celebrarse en Caracas, con un cartel de agrupaciones provenientes de Carabobo, Bolívar, Distrito Capital, Miranda, Mérida y Zulia, representantes de distintas tendencias del rock y del metal venezolano. El evento se llevará a cabo el domingo 29 de octubre de 2023, desde las 12:00 del mediodía, en la Sala de Conciertos del Centro Cultural de Arte Moderno (CCAM), anteriormente conocido como Centro Cultural BOD (CCBOD), ubicado en la avenida Av. Blandín, La Castellana, Caracas.

“El desafío de llevar a cabo el Wacken Metal Battle ha representado un verdadero reto para Venezuela. Este logro no solo constituye un hito significativo para nuestra nación, sino que también marca un paso crucial hacia la consolidación del metal en la región. Esta victoria no solo es emblemática para las bandas locales, sino también para todos aquellos que apoyan y fomentan la escena musical. Al alcanzar este nivel de reconocimiento internacional, esperamos atraer la atención de un público más amplio, así como de empresarios, productores y patrocinadores que deseen unirse a esta vibrante comunidad musical. Estamos decididos a seguir trabajando incansablemente por nuestros proyectos y llevar el metal venezolano a nuevas alturas”, comentaron los productores Alejandro Adrián y Andrea Cobo Raffalli.

Diez bandas emergentes venezolanas competirán en este espectáculo único, para asegurar uno de los tres lugares que les permitirán representar a Venezuela en la gran final regional del Wacken Metal Battle Latinoamérica, que se llevará a cabo en el legendario escenario conocido como “La Media Torta” de Bogotá, Colombia, el 02 de diciembre de 2023. Finalmente, el ganador regional se presentará en el Wacken Open Air a principios de agosto de 2024.

Las bandas participantes que serán seleccionadas por un jurado calificador conformado por siete personas, está conformada por una amplia gama de estilos dentro del rock/metal: A Raíz De Nuevas Causas (Hardcore/Metal), Alexis Mattey (Dark/Hard Rock/Metal), Caribe (Nu Metal/Metal Alternativo), Death Mortor (Death Metal), Derian (Groove Metal/Death Metal), Hecatombe (Rock/Metal), Mortyr (Death Metal), Nomen Omen (Black Metal/Death Metal), Scape (Heavy Metal/Hard Rock) y Sibelius (Metal Sinfónico).

Como invitados muy especiales (no estarán compitiendo) participarán las agrupaciones Trauma (Grindcore Metal/Hardcore/Death Metal) y Stratuz (Doom Metal/Death Metal), que agregarán su talento y experiencia para cerrar con broche de oro el evento.

Organizado por Cresta Metalica Producciones y Artemisa Producciones, en asociación con Metal Battle de Alemania, Subterranica, Independent Bookint Artist Manager de Colombia, Aquelarre Metal de Ecuador y del propio Wacken Open Air de Alemania, este evento histórico traerá el poder del rock y del metal a la Región Norte de Suramérica.

El Wacken Metal Battle Suramérica – Heat Caracas promete ser un evento histórico e inolvidable, cuya realización ha sido posible gracias al valioso apoyo de la Embajada de Alemania en Venezuela junto a los patrocinadores y aliados: Centro Cultural de Arte Moderno (CCAM), Hard Rock Cafe Caracas, Breeze Ice Vodka, Sir Edward´s Whisky Escocés, Vinos Tarapacá, Trippin Expedition, Escenarock,  Irkalla Diseño & Ilustración, La Guacamaya, Rock And Burger, Back Liners, DocuMetal, Jardín del Rock, JAZR Producciones, Estampados A 4 Manos, Requiem Films Production, Proaudio212, DLab Studios, Zardonic, Saeztudio, Felipe Grüber Producciones, Subterranica, Independent Booking Artist Manager y Aquelarre Metal.

Además, Hot 94.1 FM, parte del Circuito Radial FM Center, será la emisora exclusiva para la transmisión en vivo durante todo el evento, junto a rotativas, entrevistas y programas especiales, que mantendrán a los seguidores sintonizados y emocionados hasta el día del evento.

José Luis Pérez “El Brujo” será el encargado de la ingeniería de sonido, asegurando que resuene con la perfección que merece este evento épico. Además, Jackellyne Viloria, a través de su empresa Irkalla Diseño & Ilustración, se ha encargado de realizar los artes y audiovisuales del evento, añadiendo un toque artístico excepcional acorde al nivel de la experiencia.

Para las tres bandas que serán seleccionadas, como parte del reconocimiento, se les obsequiarán servicios de calidad en materia de sonido, para realizar grabaciones de alto nivel de la mano de consagrados profesionales:

·         Felipe Gruber de Felipe Grüber Producciones, responsable de la Mezcla y Masterización.

·         Darwin Lubo de DLab Studios, encargado de la Mezcla y Masterización.

·         Eduardo Saez de Saeztudio, responsable de la Grabación.

·         Federico Agreda de Zardonic, a cargo de la Mezcla y Masterización.

Las entradas para este evento histórico están a la venta por tan solo $10 y se pueden adquirir a través de Ticketmundo en el siguiente enlace: https://ccam.ticketmundo.com/event/2790 y también en la taquilla del Centro Cultural de Arte Moderno.

Para obtener más información sobre el Wacken Metal Battle Suramérica – Región Norte Venezuela – Heat Caracas, pueden visitar las redes sociales de:


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Colombia

Carlos Vives se defecó en We Will Rock You y no se podía pedir más.

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Oh, yo sé que con esto van a revolcarse muchos en su micromundo… Recuerdo un día en LAMC 2016 en New York en donde tuve un fuerte discusión con Carlos Vives, él era panelista y yo asistente… le reclamé por su frase vacía y minimizadora “el rock de mi pueblo”, porque el rock de mi pueblo es lo que hacen las miles de bandas sin espacios en Colombia y no ese vallenato modernizado con el que quiso darle a entender al mundo que nosotros necesitábamos encajar en base a papagayos y ruanas, ese episodio fue incómodo, tener que convencer a 100 personas que lo que el señor hace se llama Vallenato no es tarea fácil.

Este fin de semana pasado, en el Festival cordillera de Bogotá, un festival que precisamente se apalanca de la nostalgia y de géneros que no terminan de tener identidad para vender boletos, apareció el samario y entre su repertorio le pareció buena idea destruir la canción de Queen “We will Rock You” y no solo en la parte musical sino en el adefesio del estribillo “viva el vallenato”. Y aunque ya lo había hecho en otros escenarios, en Colombia esto tiene una connotación diferente, porque pasa en un lugar en donde el rock ha sido reemplazado por una doctrina, una dictadura musical y la gente lo celebra, porque sí, porque ese es el rock de mi pueblo. Ese mismo Rock de mi pueblo en donde Diomedez Díaz era un “rockstar” según varios periodistas y la terquedad de personajes ignorantes como los curadores de varios festivales públicos y privados que le enseñaron a Colombia que el rock es una caricatura, que es un acto bufonesco y que no se puede tomar en serio, lo vemos cada año en rock al parque donde algunos salen con actos de carnaval para decir que es rock.

Cuando Vives habla del “rock de su pueblo” como si fuera algo lejano, olvidado o no digno, desprecia sin saber las miles de bandas que luchan por un espacio en Colombia, que no viven de la nostalgia ni del marketing barato. El rock de mi pueblo son cada uno de esos músicos invisibles, no un producto empaquetado y vendido como mercancía a golpe de éxitos comerciales.

Pueden ver el aparte de la presentación acá: https://www.facebook.com/reel/1091531683187577

Eso que llamaron “el rock de mi pueblo”, esa insistencia absurda, eso no es rock, es puro circo. Es el reflejo de una industria y una cultura que han permitido que la esencia rebelde, contestataria y auténtica del rock se diluya en un mercado de nostalgia decreciente y en performances de bajo nivel artístico. La música se convierte en un trámite, en una farsa que se vende fácil para llenar estadios y alimentar egos. Pero bien… eso es ¿no? pan y circo.

El problema principal de que ocurran situaciones como la distorsión y banalización del rock en Colombia radica en una combinación de factores estructurales y culturales profundamente arraigados. Primero, hay una ausencia crónica de espacios, apoyo institucional y reconocimiento real para la escena musical independiente y de culto. Esto genera un vacío que aprovechan el mercado, la industria y figuras mediáticas que priorizan lo comercial, lo fácil y lo rentable, en detrimento de la autenticidad y la calidad artística.

Además, hay una confusión cultural sobre lo que realmente es el rock y su función social e histórica. En Colombia, muchos sectores confunden géneros y estilos, mezclando sin rigor el folclore, la música popular masiva y el rock, lo que lleva a percepciones erradas y una degradación conceptual del género. El rock, que debería representar rebeldía, reflexión y expresión profunda, termina reducido a eslóganes vacíos, performances carnavalescos o fusiones superficiales, que se aceptan y legitiman socialmente como “rock”. Pero ya estamos hartos de repetirlo durante años porque no lo van a entender. Para estos personajes meterle 4/4 al vals va a ser normal o jugar Fútbol con aletas y bates de beisbol también porque en su pequeño y sesgado mundo “la música es una” y el “deporte es uno”. Es una pelea perdida, mientras la ignorancia tenta dinero el arte jamás tendrá dignidad.

También existe un problema generacional y de liderazgo musical. Algunos referentes, con poca formación o conciencia del legado, perpetúan y alimentan esas visiones erradas. Esa falta de guía y visión clara hace que nuevas generaciones no tengan modelos a seguir sólidos ni una identidad clara, lo que lleva a una escena fragmentada y vulnerable a la mercantilización y normalización de lo mediocre, en donde el problema principal es la falta de una estructura cultural, educativa, institucional y económica que apoye y valore genuinamente el rock auténtico, sumado a una ignorancia generalizada que permite que se trivialice o se reduzca a una caricatura para consumo masivo. Hasta que esto no se corrija, la escena seguirá siendo presa fácil de la banalización. Y a esto, a este pedido le llaman “radicalismo”, pero no lo es… radicalismo es sentar una estupidez como dogma y hacerlo una bandera.

El rock en Colombia se merece más que esto. Se merece respeto, espacios reales, apoyo a las bandas fuera de los reflectores que trabajan con honestidad y compromiso, sin venderse a la nostalgia o a la caricatura. Lo que vimos en Cordillera fue solo otro capítulo más de un largo proceso de degradación cultural que ya estamos hartos de denunciar y combatir, el rock colombiano es una burla pública.

Así que mientras algunos celebran ese absurdo “viva el vallenato” en el estribillo de “We Will Rock You”, otras miles de voces están haciendo el verdadero rock de este país, el que duele, incomoda y lucha. Y esas voces son las que verdaderamente mantienen vivo el espíritu fuerte y genuino de nuestra música. Por favor no vayan a llorar.

@felipeszarruk

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Colombia

La música hoy es un puto producto industrial vendiendo humo para una máquina insaciable que se llama algoritmo. 

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La industria musical atraviesa una crisis brutal… tiene hambre, hambre insaciable, hoy todo se ha convertido en un asunto de algoritmos y modelos de distribución masiva que solo buscan hacer dinero sin importar si la música vale algo o no.

En una charla de Symphonic Distribution en el Bomm de Bogotá, una chica —aún en sus veintes— lanzó la idea “sofisticada” de que los músicos deben sacar música todos los días para alimentar estos algoritmos. Eso no es arte, es pura explotación y pérdida de la esencia creativa, lo que importa hoy no es lo que hagas, sino cuánto ruido generes para que la máquina te mantenga arriba.

Históricamente la música es un proceso lento, un trabajo artístico donde la paciencia, la reflexión y el detalle hacen que una canción conecte de verdad con quien la escucha. Pintores, escritores, músicos… todos se toman el tiempo porque saben que la magia no sale en cinco minutos ni en una ida al baño, pero ahora los artistas están atrapados en un ritmo frenético diseñado por plataformas, donde producen en masa para engordar estadísticas y mantenerse visibles, esa propuesta horrible de sacar música diariamente refleja un sistema que mata la creatividad y la reemplaza con pura producción en serie, como mulas de carga que deben alimentar el nuevo negocio de la música que solo le sirve a las distribuidoras y plataformas.
Y no es sorpresa que esto se manifieste en géneros como el reguetón, donde el éxito no depende ni de la complejidad musical ni de letras que tengan algo que decir, sino de beats repetitivos y letras vacías que cualquier programa barato como Fruity Loops puede generar a chorro, esa facilidad para tirar decenas de canciones al día ha forzado al resto de géneros a entrar en un juego de repetición y banalidad para competir en visibilidad, dejando un montón de música que parece más ruido vacío que arte, lo vemos en cientos de músicos desesperados por sacar 50 sencillos al año que quedan en el olvido.

Esto no solo pasa en la música; el cine también está en caída libre, ahora la calidad se mide en taquilla, prefieren llenar salas con fórmulas recicladas que arriesgar con historias que hagan pensar o sientan de verdad, el arte se ha convertido en mercancía, y la diversidad y la innovación han quedado aplastadas bajo la lógica del negocio, los creadores o se amoldan o desaparecen y el resultado es un empobrecimiento cultural que apaga la chispa creativa.
Los músicos están en medio de un gran problema… O se venden y se adaptan a estas reglas que los despersonalizan o defienden lo que para muchos es lo más importante: el valor del arte, aunque eso implique arriesgar su sustento económico y en países como los nuestros el hambre es más fuerte que cualquier cosa, hay que ser honestos y aceptar que los artistas de hoy están desesperados por comer y por eso son sometidos como escalvos a los caprichos de estos modelos que pareciera que son lo único que existe. Lamentablemente, casi todos eligen jugar el juego para sobrevivir. Y esa misma necesidad alimenta un círculo vicioso que termina en una escena musical fragmentada, saturada de contenido efímero y vacío.

El impacto es doble, culturalmente la música pierde lo que la hacía única, su identidad, fuerza rebelde y memoria emocional y económicamente, los mejores artistas no reciben reconocimiento ni la compensación que merecen, triunfa el que más vomita lo que ahora llaman “contenido” mientras plataformas y empresas acumulan fortunas. La creación artística se ha convertido en una mercancía más y el músico en un mercenario pasivo peón de un tablero dominado por algoritmos y resultados financieros.

Pero la historia nos ha enseñado que la esencia creativa nunca se puede silenciar del todo y aunque el ruido ensordecedor y la presión mercantil parezcan dominar, siempre aparecerán voces auténticas que romperán con las fórmulas y rescatarán la dignidad del arte, esa resistencia es lo que mantiene viva la magia de la música y su capacidad de conmover, incluso cuando todo está diseñado para lo contrario.

Está clarísimo, la industria debe dejar de verse como una cadena de producción y músicos y el público tienen que volver a valorar la calidad y autenticidad por sobre la cantidad y el consumo rápido. No se trata de rechazar a la tecnología o a las plataformas, sino de recuperar la autonomía creativa y establecer un equilibrio donde la música sea para el arte y las emociones, no para contar streams o obedecer a un puto algoritmo frío.

En pocas palabras, la idea de hacer música a diario para complacer a un algoritmo no solo es ridícula, sino que desnuda una crisis general que afecta toda la cultura contemporánea y lo preocupante es que eso es lo que están enseñando como “lo lógico” y el “camino a seguir” en los encuentros musicales. Es la señal de que el verdadero arte está siendo reemplazado por una versión falsa diseñada solo para hacer dinero rápido… que el hambre no impida abrir los ojos a esta realidad y actuar con fuerza para cambiarla, de lo contrario el mejor camino para hacer dinero es vender empanadas o traer cosas de china, no maten la música por culpa de un almuerzo.

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Colombia

Grita 2025 presenta un cartel explosivo para su próxima edición.

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El Festival Grita 2025 se prepara para vivir una edición memorable celebrando sus 18 años como uno de los encuentros más importantes para la música alternativa en Colombia. Este año el festival se realizará los días 10, 11 y 12 de octubre en el Centro de Eventos y Exposiciones de Manizales, Expoferias, y llegará cargado de propuestas sonoras que confirman la diversidad y vitalidad de la escena independiente. El anuncio de sus primeras bandas seleccionadas revela una apuesta consciente por el trabajo de convocatoria, audiciones y curaduría, integrando artistas emergentes y consagrados en géneros que van desde el rock y el metal hasta el rap, reggae, hardcore, ska y punk, sin dejar de lado la experimentación y la fusión.

La edición 2025 destaca por una programación que reúne lo mejor del talento local, nacional e internacional. Bandas como Besana, Peloegato, Oblitus, Bajado con Espejo, Repudio, No Absolution y Sick Morgan son ejemplos del pulso creativo de Manizales, junto a ellas nombres representativos de la movida de Bogotá, Medellín, Cali y otras ciudades del país harán parte de este festival, acompañados además por las propuestas singulares de Lion Reggae, Acusbeats, Moth, Stayway, Pániko Satániko, Danger, Rex Marte, Mortis y los Desalmados y Okinawa Bullets. Cada agrupación aporta su propio enfoque y energía, reflejando tanto las historias de los barrios y las montañas como las búsquedas personales y colectivas que marcan el presente de la música alternativa nacional.

Para celebrar por todo lo alto, Grita 2025 también contará con la presencia de invitados internacionales que garantizan una experiencia única, el cartel incluye leyendas como los españoles Envidia Kotxina, los brasileños Krisiun y la fuerza multicultural de La Chiva Gantiva, junto a la contundencia neoyorquina de Cro-Mags, la fiesta de ska argentino con Los Calzones y la mitología oscura de Triptykon, encabezada por Tom G. Warrior. La confluencia de estos artistas con los sonidos locales confirma el festival como un punto de encuentro imprescindible para el público y los músicos.

Grita se ha ganado a pulso su lugar como un espacio de circulación, encuentro, resistencia y fiesta para quienes creen en la música que se arriesga y no hace concesiones. El festival consolida así su rol como motor de la cultura alternativa, brindando una tarima plural donde conviven generaciones, estilos e ideas diversas. La invitación está abierta para disfrutar tres días de celebración y energía colectiva, con Manizales como epicentro de la sonoridad rebelde, el talento y la autogestión.

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