Colombia
¿Es válido pagar por tocar? ¿Hay que pagar a todos los músicos por tocar? ¿El hambre está matando aún más que la corrupción el rock en Colombia?

Me preocupa escribir este artículo un poco extenso sabiendo que ayer publicaron la triste estadística sobre nuestra lectura, somos el país que menos comprensión tiene y esto explica muchas cosas, sencillamente el colombiano no solo no lee, sino que, si de milagro lo hace, no entiende. Esto puede deberse a que la realidad personal de cada uno es considerada más importante que el acuerdo general, en resumen, para el colombiano su verdad es única y real así esté equivocada y la defiende a muerte y en los siguientes párrafos verán que puede ser muy válida esta afirmación.
Hablemos de música y músicos de rock en Colombia, sobre todo por las polémicas que se han desatado en estas semanas, en las que algunos músicos indignados arremetieron contra varios festivales que abrieron convocatorias y no ofrecían una paga justa, no ofrecían algo más que “una experiencia” y eso le colmó la copa a varios que piensan que el músico debe tener mínimas condiciones para tocar, lo cual obviamente es lógico.
¿Pero quién tiene la razón?
Para responder a esa pregunta tenemos que mirar de manera holística la escena del rock en Colombia y comencemos por decir que para hacerlo debemos ser brutalmente honestos y acá entonces no cabe la corrección política, si queremos cambiar algo, ya es hora de dejar los eufemismos y hablar claro.
El rock como cualquier género en la música es un camino escalable, es un camino que se construye a base de trabajo, ganas, desarrollo y consolidación, para eso los músicos deben atravesar muchas etapas, debe haber mucha inversión, mucha circulación y muchísima paciencia porque la industria es despiadada. Pero esto se ve en todas las áreas de la sociedad, el reguetón, por ejemplo, es aún más competido y mucho más caro y difícil que el rock. Pero pensemos en un médico cirujano, que debe pasar al menos diez o doce años antes de poder ejercer su profesión, un médico no compra una bata y un bisturí y se pone a operar… bueno, en Colombia sí, ese es el problema, la deshonestidad y las ganas de ser millonarios han hecho que en Colombia se pierdan estos caminos y vemos médicos cirujanos con clínicas estéticas cobrando millones y matando gente así como vemos músicos de rock con Gibson y buenos amplificadores, sin título o buenas canciones y haciendo pataletas todo el día en las redes.
Entonces nos encontramos ante la disyuntiva que hace llaga ¿Hay que pagar siempre a los músicos? Bueno depende. Les hablaré de la escena más sólida para el rock en el mundo que es la industria de Los Estados Unidos en donde con Subterránica hemos realizado algunos eventos y en donde también pudimos constatar que un colombiano no sirve de mucho porque los que han tratado generalmente terminan lavando platos, estacionando autos o en su defecto robando y estafando en nombre de la música.

La escena del Rock y el Metal estadounidense tiene una dinámica forjada durante años con la prueba y error y que está fuertemente respaldada por la educación, sea académica o empírica, cada área tiene especialistas, los músicos, los managers, los bookers, las recaudadoras, etc. Todas están organizadas en sindicatos y luchan por sus derechos cosa que acá no sucede, porque los músicos están muertos de hambre y les da miedo luchar para no ser vetados, está comprobado que los músicos colombianos se hacen los de la vista gorda ante la corrupción y a la hora de luchar contra Sayco o Idartes que son dos entidades absolutamente corruptas no hacen nada y comenzando por ahí es difícil tomarlos en serio.
Segundo, en esas escenas como la gringa, se tiene un escalafón implícito del desarrollo de las bandas o solistas que se va dando con sus logros, antiguamente cuando la industria del disco era sólida, se tenían 10 artistas para millones de personas y era mucho más fácil identificar a los que servían para el negocio, hoy se tienen 10 millones de artistas con 10 fans cada uno, solamente en Subterránica tenemos más de 4 mil bandas de rock activas en listas de distribución, imaginen ese número… ¡!!4 mil!!!
El músico tiene la razón en exigir un pago y en exigir lo mínimo, pero el empresario también tiene la razón en no pagarle al músico cuando este no genera, así como el bar tiene la razón cuando cobra por su espacio y les voy a contar por qué de una manera muy facil.
Si usted contrata a las Foo Figthers, quienes tienen una carrera sólida en la escena mundial para hacer un concierto en el Campín, usted sabe de antemano que si tiene el capital para hacer este concierto va a ganar. Así el concierto cueste cinco millones de dólares, haciendo la proyección sabrá que sale con ganancia pagando incluso las exigencias de la banda… pero, si usted contrata a su banda ¿esta será capaz de dar estas garantías? Para nada, la gente no está enamorada del rock colombiano y hacer eventos de rock colombiano es una quiebra. Acá no cabe ninguna excusa esa es la realidad.
Esa gratuidad que el estado ha enseñado sumado a ese campo de distorsión de la realidad en la que las bandas suben a un festival que no les pertenece y se toman la foto con 10 mil personas atrás no es real, eso no existe en ninguna industria solo en el rock de Colombia. Usted no puede entrar a un concesionario de autos y llevarse uno, solo porque cree que lo merece y acá, recuerden que es el país en donde la contraloría encontró corrupción por más de 15 mil millones en Rock al Parque y un juez negó la tutela de acabarlo porque según él no sabía lo que era “rock”. Así que van saliendo cada temporada personas impunes sin pagar cárcel, llenas de dinero y todos los músicos ven esto. Todos los músicos ven como salas de ensayo se han vuelto grandes empresas haciendo contratos ilícitos con el estado, como algunas empresas de bookers y gente técnica de conciertos se ha forrado en plata durante años, pero nadie ha dicho nada, así que el músico no está pensando en su próximo hit o su próxima gira sino en ¿Cómo hago para tener dinero yo también?
Y es que miren, Colombia en su pobreza educativa se ha dedicado a enseñar mentiras a los artistas, colocando en encuentros y conferencias a personajes de la farándula o que creen tener un conocimiento que no dominan a adoctrinar a los muchachos con frases y contenidos mentirosos y eso ha hecho mucho daño. No estoy defendiendo que a los músicos se les pase por encima, pero la pregunta es ¿Alguien los ha obligado a participar en las convocatorias que les molestan? No creo, así como nadie los obliga a ir a la corrupta y en la cuál si participan sin chistar, llenando papeles burocráticos, calladitos cuando les toca ir a la media torta en sus propios carros o taxis a audicionar, en silencio cuando los programan a la una de la tarde, de hecho, viendo como algunos venden sus ideales anti-sistema para subirse a esas tarimas. ¿Por qué eso sí lo soportan? Entonces vemos que el músico de lo que carece no es de dinero sino de dignidad y uno señores mientras haga esto no puede decir nada. Vamos a ver en las listas de Rock al Parque, cuantos de los que ha peleado tan vehementemente contra los gestores está inscrito, para saber la realidad.

¿Por qué esto sí y lo otro no? Moral selectiva.
Los músicos tienen derecho a exigir, obviamente, como cualquier persona, pero lo justo, lo que se sabe que van a producir. Yo tengo derecho a cobrar por lo que sé y lo que hago, por mis servicios, no por lo que estudié o lo que he gastado en mi vida por ser lo que he llegado a ser. Como músico, si le cobro un millón de pesos por dos horas a un bar, es por que sé que el bar una vez me pague va a ganar más. Si voy a un festival y cobro cinco millones de pesos, es por que sé que al menos 50 personas voy a aportar a ese público, se llama circulación del capital, se llama eslabón de la cadena musical, se llama quien eres cuanto vales, hablando únicamente de dinero porque el feeling, el amor y las guitarras bonitas no pagan boletos.
Entonces es fácil, si una banda produce, exige, si una banda no produce no exige. Miren, he trabajado durante 30 años en todas las áreas del rock en varios países y es la hora en que sigo sin entender a los músicos colombianos porque en realidad no les gusta nada, no les sirve nada, algunos son incluso miserables y ofensivos, pero cobardes porque cuando les responden lloran.
Pregúntese, en un ejercicio real y honesto ¿Es mi banda un negocio? Para responderlo solamente debe hacer un concierto por usted mismo y medirlo. ¿Qué es hacer un concierto? Bueno, puede comenzar con uno en un venue decente, por ejemplo, en Bogotá puede alquilar el Ace of Spades, un lugar genial que ofrece las condiciones necesarias para hacer un buen evento. No vaya a invitar a ninguna banda para tener más público, solamente la suya, sin ganchos y nada y obviamente no vaya a hacer un tributo a Guns and Roses o a nadie porque para robarse aplausos lo puede hacer en otra parte. El valor de su banda lo da su producto no el de una banda que ya triunfó.
Alquilar el local con el sonido, luces, permisos y técnicos (Ya le están ahorrando la mitad del trabajo) valdrá aproximadamente cuatro millones de pesos, redondeando o haciendo un estimado, tendrían que llamar para el precio al lugar, pero es alrededor de eso. Ojo sin la barra… debe costear los gastos de producción de entrada y logística que los puede sacar en unos seiscientos mil pesos, debe costear su transporte, su catering, su personal, etc. Digamos que su concierto le va a salir por cinco milloncitos para que sea decente y el valor de las entradas en este país para un concierto de rock local está en promedio entre 20 y 25 mil pesos. ¿Cuentas? 250 entradas a 20 mil solamente para pagar los gastos. ¿Su banda puede comprometerse a eso? Hmmmm, creo que una o dos en el país.
Ahora, vayámonos a un festival en donde solamente colocar una tarima en un espacio puede costar 20 millones, los permisos unos cinco millones, el lugar otros 20 millones, una producción de entre 50 y 100 millones para un festival de mediano rango en donde el precio de la entrada está en promedio en 100 mil pesos ¿Cuentas? Necesitamos al menos mil personas pagando 100 mil pesos para esto ¿Su banda lo logra? Ahí es cuando hay que dejar de soñar y caer en la realidad.

Ok, estamos de acuerdo que un evento como el “Rocking 1.000” podría esforzarse un poco más y ofrecer a los músicos el transporte para sus instrumentos, el bodegaje seguro en el estadio y al menos una hidratación, es lo mínimo, pero este es un evento que funciona de la misma manera en todo el planeta y les prometo que en Suiza o Dinamarca quienes quieren participar no arman el mismo escándalo, que aunque justo, tal vez el pecado es querer incluir a nuestros países en espacios en donde todavía no estamos preparados para asistir. En este momento estoy inmerso en el proceso de Wacken Metal Battle en Alemania y créanme, son más de treinta países concursando y a pesar de todo esto aun le tengo fe a que la banda que vaya por nosotros pueda ganar. Pero las bandas acá lo primero que piensas es ¿Cómo me pago un viaje a Alemania? Pero no piensan en que primero deben ser mejores que 80 otras bandas de tres países y superar más de 16 eventos, porque la mentalidad pobre del latino va primero al dinero que a la música. Y eso nos saca de contexto en el mundo, eso nos aparta.
Si ha llegado hasta acá en la lectura lo felicito, usted es diferente a la mayoría de los colombianos, ahora sí podemos comenzar a proponer y analizar.
En resumen, el músico así como cualquier profesional debe comenzar su carrera autogestionándose y pagando algunas oportunidades, dentro de las cuales es común el pago de espacios en escenarios importantes en el país o el mundo, como festivales para ganar público, la inscripción a concursos, la inscripción de encuentros de la industria de la música, a conferencias, en el planeta muchas publicaciones o influencers cobran por publicar las noticias, es una infinidad de eslabones de la cadena que han funcionado así durante la existencia de la misma industria y que no va a cambiar porque así es la industria musical y es justo.
Así como cuando el músico ya es un producto que se reconoce y se vende, es quien coloca las condiciones, quien arma el equipo de trabajo y negocia como será su presentación.
Después de 15 años de hacer eventos en Colombia con músicos independientes creo que desde acá podemos dar algunos consejos, la mayoría los puede encontrar en el artículo: si usted es gestor, pero si usted es músico lo que podemos decir es que debe tener en consideración que tipo de producto es un usted. En un mundo en donde Internet reina, en donde si no cuenta con al menos un millón de vistas en un video, más de mil seguidores en YouTube, al menos un millón de escuchas mensuales, usted es prácticamente invisible para la industria ¿Qué le hace pensar que es una estrella?
Los requisitos en Colombia para hacer espectáculos públicos son agobiantes, mucho más en Bogotá, los casos de cobros abusivos son aberrantes y esto el músico no lo ve. Requisitos para eventos en vivo en Bogotá.
Se podría proponer que las pólizas de cumplimientos las pague el músico, si están tan decididos a que su banda es poderosa y llena estadios, pues unas pólizas no representarán mucho para ellos. Así se curan en salud todos y se asegura que el empresario pagará por lo requerido pero que si el evento falla por culpa del ego del músico entonces también se recuperará la inversión.
Así mismo queridos músicos (Y pilas, porque quien escribe esto ha sido músico mucho tiempo y tocado en casi todo el planeta sin un peso del estado) ustedes deben entender que cuando los promotores de un país comienzan a crear espacios para la música que no se ve y ustedes comienzan a atacarlos, insultarlos y degradarlos como sucede acá, pues la mayoría se retira y se larga como ha sucedido. Otros como nosotros seguimos peleando, pero ya cansados y la verdad los únicos que pierden son los músicos. Por que al final Rock al Parque no es suficiente ya para nadie y es lo único que acá respetan incluso sabiendo que es corrupto, ustedes tocan allá a la una de la tarde y no pasa ni pasará nada, y en una escena en donde la gente les tiene fastidio a los músicos por su soberbia y su ego no prospera nada.
¿Entonces que se les ocurre? ¿A que acuerdos podemos llegar? La verdad es difícil en un país en donde nadie puede comer, nadie puede vivir dignamente, en donde toca gastar más que en New York o Madrid, pero ganar como en Somalia, en donde la academia es “un cartón en la pared”, en donde la mayoría de bandas de rock son tributos viviendo de la música y los aplausos de otros y en donde no hay unión ni para compartir un bus hacia un festival.
Tal vez deban pensar que el problema real no es la industria de la música sino nuestra historia como colombianos, una historia de gente traqueta y mediocre, de “¿cómo voy yo?”, “Hecha la ley, hecha la trampa”, “El vivo vive del bobo y el bobo de la mama”, “A papaya puesta papaya partida” y toda una colección de doctrinas vacías que incluyen el “mi guitarra no es gratis el ensayo cuesta”, “Usted se está haciendo millonario con los músicos”, “Si no le gusta váyase” y un poco de pensamientos llenos de dogmas que han socavado a la sociedad en las estructuras más básicas de la misma que son la salud, la educación y la dignidad. El problema no es el rock parceros, el problema somos los colombianos.
Colombia
Nemegata estrena ‘Voces’ un disco que conecta con las raíces y los orígenes.

Nemegata, el power trío de músicos colombianos radicados en la ciudad de Austin, Texas regresa con nueva música después de publicar hace unos meses el sencillo ‘Ni con palo ni con bala’ que tuvo un amplio recibimiento en redes sociales, plataformas musicales y medios de comunicación en Colombia y Latinoamérica, entre ellos, RollingStone en Español reseñando que “una nueva canción de Nemegata no puede denominarse simplemente como “un sencillo”, eso sería meterla de alguna manera en las dinámicas más vacías del mercadeo musical. ‘Ni con palo, ni con bala’ es mucho más que eso. Es un prometedor grito de rebeldía que se fundamenta y crece sobre raíces muy profundas, en un viaje lisérgico que recorre montañas, barrios populares, selvas, carreteras y llanuras”.
El proyecto conformado por Víctor Andrés Cruz ‘El Guámbito'(Cogua, Cundinamarca), César Valencia ‘I Nova’ (Medellín) y Fabián Rincón ‘Don Fabo’ (Bogotá) estrena su segundo disco de estudio ‘Voces’, producido por el cuarto pilar de la banda Juan ‘El Mono’ Álvarez y el ganador del premio Grammy Beto Martínez. Las voces son portadoras de la memoria colectiva. A través de relatos, leyendas, mitos, cantos y tradiciones transmitidas de generación en generación, las voces nos permiten reconectar con nuestros orígenes. Nos brindan un vínculo con la tierra, con los ciclos naturales y con las formas de vida sostenibles que han sido fundamentales para la supervivencia de nuestras culturas a lo largo de la historia. Además, estas voces no solo pertenecen al pasado, sino que también tienen un papel activo en el presente y el futuro. Nos inspiran a luchar por la revitalización de nuestras lenguas y culturas, a preservar las prácticas tradicionales y a incorporarlas de manera innovadora en el contexto contemporáneo. Al reconocer y valorar estas voces, estamos creando espacios de diálogo intergeneracional y fortaleciendo la identidad de nuestras comunidades.
Escucha voces en Spotify
“Las voces nos recuerdan quiénes somos como pueblos diversos, nos narran historias de luchas, triunfos y desafíos que han moldeado nuestra existencia. Son un recordatorio constante de la resistencia y la resiliencia de nuestras comunidades frente a la opresión y la colonización”, comenta el grupo.
Nemegata teje los sonidos tradicionales colombianos como el bullerengue, la cumbia, la guacherna samaria y las músicas andinas cundiboyacenses en una colaboración armoniosa con la psicodelia propia de Suramérica, el Caribe y África. Esta sinergia única da vida a una experiencia sonora que celebra la diversidad cultural y la creatividad, combinando elementos ancestrales con una vibrante exploración de texturas y ritmos contemporáneos.
“Desde la perspectiva de Abya Yala y la descolonización, ‘Voces’ representa la esencia misma de la existencia de nuestras raíces. Son los lazos que nos unen con nuestra historia, con nuestra tierra y con nuestra espiritualidad. Al escuchar estas voces, honramos a nuestros antepasados, nos conectamos con nuestras raíces y encontramos orientación para construir un futuro en el que nuestras culturas y conocimientos ancestrales sigan siendo fundamentales”, agrega la banda.

‘Voces’ de Nemegata es un viaje introspectivo y profundo en ‘Fondo’, futurista y evocador en ‘Cumbia en Marte’, rebelde y resiliente en ‘El brinco’, perseverante y liberador en ‘Quiero llegar’,inquebrantable y resiliente en ‘Ni con palo ni con bala’, protector y guiador en ‘Pasos’, resistentes y persistente en ‘Aguantando’, fuerte y soñador en ‘Volá Colibrí’, insistente y reflexivo en ‘Al final’, empático y asertivo en ‘Dulce’, un canto a la raíz y a la semilla en ‘Sié’, un llamado a la memoria en ‘Canto de la montaña’ y una voz ancestral en ‘Wa Chyzha’.
Nemegata presenta en ‘Voces’ un disco con un hilo conductor: ‘Fondo’ representa sumergirse en las profundidades del ser, es autoevaluarse. También es llegar al fondo de las cosas para poderlas ver claramente y para entenderlas. De ‘Cumbia en Marte’ a ‘Al Final’ vienen los sueños, la visiones de nosotros mismos, los anhelos, los obstáculos, las tragedias, los traumas y la perseverancia. ‘Al Final’ representa la autocrítica para llegar al perdón. De todo lo vivido, de la ira a la calma, nos hacemos la pregunta si aún así somos capaces de perdonar. Después ‘Dulce’ representa la madurez emocional. Las enseñanzas de los mamos de la Sierra Nevada que nos enseñan que la palabra deber ser siempre firme, pero dulce a la vez. Hay que hablar con la verdad, pero sin que esa verdad y esa palabra sea destructiva. ‘Sié’ (agua en lengua muisca) es la semilla para renovar todo, para que venga lo nuevo y para que venga de nuevo lo que estaba en el olvido. ‘Canto de la Montaña’ es eso, una invocación. Es el reclamo de lo que es nuestro y a la vez un llamado a que venga nuevamente eso que siempre estuvo en la montaña, pero no lo veíamos. Y el círculo se cierra con ‘Wa Chyzha’ (Voz de la Montaña en lengua muisca). Esta canción está escrita completamente en la lengua muisca de Bogotá. Aquí ya el canto se dirige a la montaña en la propia lengua de la montaña. Siendo esta la voz propia del territorio.
“Este disco se escribió en plena pandemia y se grabó un año después que empezó la pandemia.Hubo retos para lograr reunirnos de manera segura al principio, además, la pandemia generó muchos contratiempos a la hora de grabar. En cuanto a las canciones, quisimos tomar muchos más riesgos a la hora de grabar usando samples, incorporando más a los tambores y alterando su sonido, incorporando también samplers, drum machines, y varios tipos de sintetizadores. Víctor también quiso explorar otras áreas de su voz, usando una idea general de las melodías, pero dejando espacio para libre interpretación cuando se grabó, y también dejando mucho espacio para improvisar ideas que surgieron en el momento y quedaron capturadas en el disco”, puntualiza el grupo.
La portada de ‘Voces’ son originalmente unas fotografías análogas tomadas por un artista y DJ chicano, Omar Lozano. Se experimentó con distintos lentes, cámaras y tipos de rollos. Las fotografías las intervino Omar pintándolas a mano usando distintos tintes inspirado en las maneras que se hacía colorización sobre fotos análogas antes de existir la fotografía a color. Posteriormente ‘Duende Rodamonte’ le hizo los últimos ajustes de tonos digitalmente para la versión final de la portada del disco. La inspiración para el concepto viene de un libro llamado ‘Tras las huellas: dos viajeros alemanes en tierras latinoamericanas’. El libro recoge imágenes y relatos que ocurrieron a mediados del siglo 19, entre 1868 y 1877. Estas imágenes revelan cómo eran ciertas poblaciones en Colombia y son testimonio histórico de la época y dan cuenta de la heterogeneidad de las regiones.
El álbum tiene un sencillo que acompaña el lanzamiento del disco, su nombre es ‘Quiero llegar’ y surgió a consecuencia de un jam que hizo la banda inspirados en los sonidos de bandas africanas, una noche durante un ensayo en 2019. Después del jam, mientras Víctor manejaba en camino a casa escuchando la grabación del jam, le surgió la melodía del coro.De ese jam se escogieron partes muy específicas que después se convertirían en distintas secciones de la canción. Para el disco, Victor escribió el resto de la melodía y la letra.
El video es un segmento del concierto que tuvo Nemegata durante el Levitation Festival de 2022. Con este clip la intención es dar a conocer la puesta en escena de la banda, compartir con quienes no los conocen de cerca y mostrar cómo es el sonido en vivo de Nemegata.
Colombia
“Infectos” la nueva canción de Perros de Reserva y Pornomotora.

Dos bandas de la escena rock y punk de Colombia, Perros de Reserva y Pornomotora, se unen para dar vida a INFECTOS, una canción que retrata la actitud arrogante del ser humano en la transformación de la naturaleza a la medida de su mano.
Elliot de Perros de Reserva y Cristian de la Espriella crean esta pieza musical única de rock industrial con una poderosa ejecución instrumental, que fusiona los estilos de estas dos bandas referentes del pasado y futuro del género en Colombia, a través de pistas y sintetizadores que crean varias capas para sumergir al oyente en una banda sonora de la autodestrucción.
El cambio climático y accidentes virales pandémicos son fuente de inspiración para esta diatriba en contra de una posición tradicionalmente antropocéntrica que está llevando a otras especies a la extinción y a cambios posiblemente irreversibles en el planeta. La canción es además un desafío a nuestra propia especie pues reconoce que los humanos sólo somos un mal y efímero momento en una historia de millones de años del universo.

El video de Infectos es animado y se estrenará en las próximas semanas en el canal de Youtube de Perros de Reserva. Fue realizado por FORJA STUDIO, los mismos creadores del video FRANKEN NOVIA de Perros de Reserva. Plasma un universo distópico y post apocalíptico en donde los profetas son perseguidos y la tierra se cobra su propia venganza.
Hace menos de un mes, Perros de Reserva comenzó la gira que celebra los 10 años de su carrera musical pasando por ciudades como Medellín, Cali, Circasia, Pereira y Manizales. El 16 de Septiembre llegará a la capital colombiana con un poderoso show y en Octubre continuarán la gira por Chile, Argentina y Uruguay.
Perros de Reserva es una banda de rock de Medellín con más de 10 años de trayectoria. Cuentan con dos álbumes y se encuentran trabajando en su tercer disco “Corazón de Cristal”. La banda es liderada por Elliot, un personaje vampirizado que canta poemas sobre corazones rotos, rebeldía adolescente e historias fantásticas de las criaturas de la noche. Su música se define con un estilo propio que mezcla el rock gótico, el industrial y algunos momentos de punk callejero. Cuentan con un premio Subterránica en la categoría “Mejor Nueva Banda” y 4 nominaciones. Han girado por 4 países (Canadá, México, Perú y Panamá) y seis veces por Colombia.
Christian de la Espriella es compositor productor y músico líder de la agrupación independiente Pornomotora, una de las bandas emblemáticas de rock – punk alternativo en Colombia desde 1999, reconocida por su particular forma de interpretar líricas críticas, crudas y alusivas a las vivencias impactantes de la vida de un Bogotano soñador, trabajador y rebelde. Participó en la banda sonora del cortometraje “collar de perlas”, ganador del proyecto 48 de TNT y además ganador del premio a mejor banda sonora por un reconocido festival de cine en Chile. Hizo parte de los discos tributo a las agrupaciones “The Jesus and Mary Chain” en 2004. En 2007 fue escogida por la agrupación inglesa PLACEBO para abrir su concierto en Bogotá.
Colombia
CAHUAC desde Suecia lanza un álbum inspirado en Colombia.

Con más de 20 años viviendo en varios países de Europa, el colombiano CAHUAC dedica su nuevo álbum a la tierra que lo vió nacer: Colombia. Esta producción que tiene por nombre El Viaje Del Loco Ⅰ, enmarca historias para cerrar las heridas de las secuelas de la guerra y a su vez presenta un viaje donde personajes fantásticos cobran vida entre acordes que evocan pasillos, bambucos y joropos, con fusiones atrevidas pero llenas de sinceridad, amor y nostalgia.
El artista de origen bogotano puso su mente y corazón en este álbum, además con este trabajo discografico logró ganar una convocatoria cultural del ministerio de cultura de Suecia; este programa de estímulos fue el detonante para que el versatil cantante, pudiese aterrizar todas sus inquietudes como músico además de la oportunidad perfecta para resaltar sus raíces latinoamericanas.
Una de las historias más sensibles del álbum, seguramente es la del también compositor y guitarrista Carlos Mantilla, quién está detrás de la historia de TAMARINDO, un tema que relata el destierro de su familia en el Casanare y que luego de casi 10 años encontró la luz gracias a este viaje sonoro.
“Él (Carlos) cuando escribió está canción, lo hizo en Forró un ritmo brasilero y a mi me mostró un demo hace 10 años, simplemente me encantó. Tamarindo, era la finca de su familia en Casanare y en esa guerra entre paramilitares y guerrilleros, los terminan sacando de su casa y desapareciendo a su papá y algunos de sus tíos. En la canción, nombramos a Matacán que es el caballo que era del papá de Carlos, que también murió de nostalgia y tristeza luego de la muerte de su amo; de ahí, de entender su historia, valorarla y quererla contar dije: no, esta canción hay que hacerla con ritmos colombianos”.
Para el artista es un honor y una gran responsabilidad poder llevar este tipo de historias al resto del mundo, desde su perspectiva es una manera de sanar y sacar el dolor que han ocasionado las heridas de guerra.
“El tema de la guerra se me ha revivido porque mi pareja actual es palestina, entre más leo sobre el conflicto de su país, más entiendo el del mio, es como si entre los dos compartiéramos las heridas y en mi caso a través de la música busco la manera de reparar un poco el dolor que nos ha generado el conflicto” completa CAHUAC sobre este tema.
Además de este track el álbum que cuenta con el trabajo y participación de Juan Bernal, Tobias Christianson, Niko Cortés y Carlos Mantilla, tiene otros cortes donde las remembranzas y los recuerdos de su natal Colombia recorren mitos y leyendas colombianos, que no terminan siendo más que un abrazo a su paciente espera y anhelo de volver a su tierra.
“La gente puede escuchar mis canciones y decir este hombre le escribe a una mujer, pero esa musa no tiene otro nombre sino: Colombia, ella es mi traga maluca, ella es la Diosa De Mi Soledad (otra canción del álbum), no es ni mi novia, ni mi mamá; es mi tierra y espero poder terminar mis días allá” añade el artista.
Este álbum que será distribuido por el sello Amuse, estará disponible desde el próximo 8 de septiembre en las principales plataformas digitales y busca convertirse en la banda sonora de aquellos que día a día se levantan en otros países buscando ese cálido abrazo de la tierra que los vio nacer.
Nacido en Bogotá desde niño siempre me sentí apasionado por la música, a los diez años empiezo a coquetear con la guitarra y el canto y a los doce hago mi primera presentación con banda. Durante mi adolescencia participé en varias bandas de rock y hard-rock pero por mi cuenta seguí explorando y estudiando música clásica, jazz, ritmos latinos y folclor colombiano. A los dieciocho empiezo a estudiar composición y piano como instrumento principal. Empiezo mis estudios universitarios de música en la Universidad del Bosque en Bogotá y después de dos años me mudo a Barcelona para seguir con mis estudios de música moderna y jazz.
Después de hacer parte de muchas bandas y colaborar con varios artistas de diferentes estilos, el destino y la música me traen a Escandinavia. Resido en Suecia desde el 2008 donde ejerzo como músico, productor, compositor y arreglista. Como compositor he explorado muchas facetas y he lanzado discos de jazz-latino, pop-rock y estudios para piano. En el año 2020 empecé a trabajar en mi nuevo proyecto (CAHUAC) que me ayudaría no solo a aterrizar todas mis inquietudes como músico sino también a resaltar mis raíces latinoamericanas y en especial mis raíces colombianas.
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