La mirada Subterránica
Si después de todas las señales y advertencias aún tiene ganas de gestionar y apoyar el rock colombiano, acá le presentamos las reglas de oro.

Lo primero sería decirle que no lo haga, ¡no lo haga! piénselo bien, ser gestor o promotor de la escena del rock colombiano es un camino tortuoso que deja muy pocas satisfacciones y muchos gastos, deudas y enemigos. Si no nos cree puede preguntar a las decenas de agentes importantes que se retiraron del rock para irse a gestionar y trabajar en otros géneros como el urbano, lo popular o lo folclórico porque allá la industria es diferente, tal vez no más amable, pero si mucho más rentable, así que nuestro primer consejo después de 15 años de producir y crear espacios para la circulación, reconocimiento, estudio y difusión de la escena local Colombiana y 20 en el continente es “piénselo de nuevo y si puede escape”.
Pero si usted es como nosotros, terco, imparable, testarudo, que ama el género más que a nada, que le da felicidad hacer cosas por los demás así los demás sean en muchas ocasiones desagradecidos y muchos de ellos bastante cuestionables en su práctica artística y como seres humanos, y disfruta los conciertos y las canciones, entonces adelante. Ponga todo el empeño y arriésguese a la aventura de crear y producir espacios y medios para el rock nacional, pero siga estas reglas para evitarse muchos problemas y para que después no esté catalogado en la lista negra de los genios musicales colombianos y de los grandes agentes culturales del Rock y Metal mundial que nacen en este Olimpo llamado Encanto.
Antes de las reglas lo primero que debe aprender a reconocer es que diferencia una banda emergente de una ya consolidada y esto nada tiene que ver con el tiempo de formación. Hay bandas que llevan 30 años tocando y siguen siendo unos pendejos (De hecho, con los años se vuelven más pendejos, algunos ya son PHd en pendejadas) y algunos ni siquiera han grabado un álbum, siguen tocando la única canción que les pegó en Rock al Parque del 96 o en Kalimán.
La diferencia entre lo emergente y lo consolidado es el poder de convocatoria y negocio efectivo que tienen dentro de un circuito o de algo que en otros lugares sería llamado “music business” y que acá a duras penas nos alcanza para llamar “la escena”.
Explicamos… una banda consolidada tiene un modelo de negocio muy fácil y efectivo, mi show vale tanto y punto. Nuestras exigencias son tales y punto. El promotor, empresario o gestor acepta estas condiciones y firma un contrato porque sabe que al pagar ese dinero y cumplir esas exigencias, él puede hacer un concierto y cobrar una entrada con la cuál ganará al menos el doble de lo invertido. ¡¡¡PUNTO!!!
La banda emergente es esa que está en el punto en que no genera sino gastos, que poca gente los va a ver y que están en proceso de construcción de público. Y no crean, CADA BANDA SABE EN QUE LUGAR ESTÁ. No se dejen alucinar por bandas a las que aplauden en rock al parque, porque cuando usted las lleva a otro escenario muchas no llevan ni 10 personas, no se dejen confundir por las famitas de los nombres, hay nombres muy famosos en la escena que son quiebras seguras, de hecho, existe una lista negra para estas bandas entre promotores quienes ahora prefieren contratar tributos que a estos rockstars. La banda emergente es la que está tratando de conseguir lo que explicamos arriba, si la banda no produce al menos el doble de lo que usted invierte en ellos, entonces es considerada en esta línea.
Esa es la diferencia…
Lo otro que usted debe saber es que a la mayoría de músicos de rock o metal al igual que la mayoría de colombianos, muy poco les importa la música como fin último, y lo que está por delante de todo es el dinero, por eso debe saber que los músicos en su gran mayoría lo que persiguen es el dinero y jamás, nunca en la vida, sabrán reconocer los esfuerzos de los agentes como usted para con ellos. Es por eso que debe saber que el Dios de los músicos de rock colombiano son las entidades deshonestas como Idartes, Sayco y todos sus aliados, esos que viven haciendo conciertos, conferencias y encuentros en donde solo ellos y sus amigos ganan y en donde saquean los erarios públicos. No importa que tan corruptos y tan expuestos sean, ellos son ante todo el Dios de los rockeros colombianos, es decir usted debe saber que se encontrará con punketos contratistas del gobierno, con grupos anarquistas contratistas del gobierno y para no alargar el cuento si los Sex Pistols fueran colombianos serían contratistas del gobierno, por más espacios y oportunidades que usted produzca, jamás podrá reemplazar a papi estado o a mami corrupción.
Y así mismo sucede con los bookers, agentes, managers, etc. Debe saber que casi ninguno de ellos tiene una formación académica, pero posiblemente usted tampoco (Así que tranquilo) y que son despiadados y no dudarán en tratar de vetarlo, sacarlo y destruir su reputación con tal de que usted no se convierta en una amenaza para sus “actividades culturales”, es decir, no les vaya a quitar una rebanada de torta, recuerde una y otra vez, el mantra: Lo que importa no es la música, es el dinero. Repitamos para continuar: Lo que importa no es la música es el dinero.
LAS REGLAS DE ORO PARA GESTORES CULTURALES DEL ROCK Y AGENTES QUE ORGANIZAN EVENTOS CON MÚSICOS.
1. La más importante, olvide el altruismo, nadie le va a agradecer lo que hace, al contrario, es posible que la gente se ofenda o se moleste por su “altruismo”, usted debe pensar en su beneficio además del beneficio hacia los músicos, muchas veces uno sabe que va a perder y, aun así, sigue adelante con el proyecto. No lo haga, olvídese de ser buena persona porque cuando usted necesite nadie va a ser buena persona con usted, no existen los amigos en este cuento, no existe la lealtad en este cuento, así usted crea que esto no es real, no espere a que sean las lágrimas los que le demuestren lo contrario, lo cual lleva a la segunda regla.
2. No trabaje jamás o incluya en sus actividades a músicos o agentes que no lo han pedido. Esto tardamos años en aprenderlo, por darles un ejemplo, lo que nos sucedió en Subterránica en 2022 con el guitarrista que armó todo un intento de saboteo a los Premios Subterránica y ¿cuál fue el pecado de nosotros? Nominarlo como mejor guitarrista. Nunca, escuche bien, jamás reconozca el trabajo de los demás sin que ellos se lo pidan. Si va a realizar un concurso, trabaje solo con quienes se inscriban, si va a realizar una entrega de premios, trabaje solo con quienes se inscriban, lo mismo un encuentro, un taller, un festival, siempre abra una convocatoria, jamás, jamás, jamás trate de trabajar con uno de los genios levitantes y sublimados de la escena colombiana que no se lo haya pedido. Deje que ellos solos son geniales y si no lo han llamado es sencillamente porque no lo necesitan.
3. NO HAGA NADA GRATIS, jamás, si un músico emergente no paga entonces no le importará. Si la inscripción al concurso no es paga es muy posible que lo dejen tirado, si la entrada a la rueda de negocios es gratis, tal vez nadie llegue, y no solo eso, nos costó mucho entender que ESTO TAMBIÉN ES TRABAJO y usted tiene derecho a ganar con su trabajo, cuando una banda ya es consolidada no necesita de estos eventos, a ellos los invitan o los contratan, pero cobre, cobre todo, cobre una asesoría, cobre por su tiempo, cobre por respirar porque al menos tendrá dinero a cambio de los insultos y el desagradecimiento.
4. Firme todo, así sea con su mejor amigo, con el que ya ha hecho mil otros negocios, firme todo en un acuerdo o contrato en donde todo quede claro. Hemos perdido muchas cosas por no firmar, muchas veces los patrocinadores no cumplen y les vale cinco, las empresas acá no son serias cuando se trata de rock, como no hay contrato uno no puede hacer nada, no crea en la palabra de nadie en esta patria, no son todos, pero la mayoría no la respeta. Firme, firme cada acuerdo, cada compromiso, cada palabra y póngale la huella digital de los dos que firman.
5. No se deje utilizar, pida siempre algo a cambio: Ok, no hay dinero, pida algo a cambio, pida lo que sea, camisetas, cursos, pasajes, besos, trago, no importa cobre todo así sea con canjes porque la primera vez que usted entrega o hace algo gratis ya no hay vuelta atrás, la gente entenderá que usted es el que hace todo de favor y el día que pida algo el desgraciado será usted. NO ENTREGE, NO HAGA, NO PRODUZCA nada sin algo a cambio, todos tienen algo que ofrecer. Un ejemplo claro, a Subterránica le piden muchas bandas tocar en nuestros eventos y generalmente decimos que sí, pero cuando llamamos por un espacio en los eventos de ellos, ya saben la respuesta. La reciprocidad acá no existe de buena voluntad. Firme también este tipo de canjes.
6. Si el evento es de inscripción o participación gratuita asegúrese de tener los recursos antes. Por ejemplo, nuestros premios, todo es gratis, nadie recibe un peso, pero eso no quiere decir que los contratistas lo entiendan, si uste dva a realizar un evento que es gratuito asegúrese de tener todo el dinero de los patrocinadores disponible antes de realizarlo porque muchos patrocinadores le dicen que sí, que le darán los recursos después y sencillamente no lo hacen. TIP: Firme una clausula con sus patrocinadores que bajo ningún parámetro o situación pueden echarse para atrás una vez firmado y que si lo hacen por algún problema o situación deben indemnizarlo.
7. No confíe en nadie, nadie es su amigo, no invite a bandas que no sean realmente cercanos, lamentablemente muchos músicos son desagradecidos, no tienen público, no tienen dinero, no tienen conciencia del valor del venue, del backline, de nada, el músico solo quiero brillar y tocar, nadie es amigo suyo, ningún músico, ningún agente, ningún periodista, ninguna persona, desconfíe de usted mismo, desconfíe de su sombra. No confíe en absolutamente nadie. Que su equipo de trabajo sean personas profesionales y cercanas y, aun así, sepa que lo pueden traicionar. Vigile más a quienes dicen ser sus amigos que a sus enemigos declarados.
8. Para los medios independientes consolide una línea editorial y contrate un grupo o agente de ventas. El pecado de los medios independientes es que no tienen vendedores de publicidad y por eso quiebran o cierran, más importante que tener 10 buenos periodistas es tener 10 buenos vendedores de publicidad o patrocinios, si no, sencillamente se hace por hobby y siempre se estará necesitado. Es por esto que muchos de los medios de Colombia (Obvio no todos) son mediocres y arrodillados, porque al no tener poder económico viven rogando por entrar a conciertos, por escarapelas, por invitaciones y esto mata la neutralidad, los medios se convierten en centros de halagos en lugar de medios críticos y analíticos, son oficinas de relaciones públicas que dejan bastante que desear y si usted tiene un medio, por favor fórmese como periodista.
9. Los músicos no son sus amigos, los músicos no son sus amigos, de hecho, los músicos no son amigos ni siquiera de sus compañeros de bandas, muchos son ególatras, muchos lo quieren todo pero no entregan nada, los músicos necesitan el aplauso fácil, el bazuco de los músicos de rock colombiano se llama “convocatorias”, los músicos no aceptan críticas, los músicos no entienden lo que es gestionar, lo que es producir, los músicos no necesitan saber absolutamente nada más allá de sus canciones o de las que se aprenden para el tributo. Un músico que no gestiona o produce no tiene ni idea del trabajo que esto conlleva y puede muchas veces actuar como un desagradecido, los músicos no son sus amigos, en esta escena los músicos son su insumo y usted el de ellos, debe ser una relación simbiótica, uno le sirve al otro para crecer juntos, nunca confunda las relaciones con los músicos con una amistad. Trabaje más por la música que por los músicos, la música es lo importante, la música es la obra, el músico es un complique. Lo sabemos, también somos músicos.
10. Mantenga su independencia, no se arrodille, no se venda por dinero, no sea mercenario. No se arrodille por perder algo que considera importante: Una anécdota… cuando nos llamaron para ser gestores de contenidos en SOFA (Salón del Ocio y la Fantasía) en el cual hicimos cosas enormes durante seis años, el productor general y fundador nos dijo que él era Frodo y nosotros seríamos el rey que cuidaba el anillo y que el anillo era el rock, que jamás íbamos a parar hasta que el rock tuviera de nuevo su lugar. En 2018, la policía entró a Corferias y con su frase “apaguen el rock” acabaron con las tarimas en SOFA. Nos ofrecieron seguir haciendo otro tipo de contenidos, pero ¿Qué es el rock sin tarimas? Lo mismo que el futbol sin cancha, por más que SOFA fuera una genialidad, ya no nos interesaba, siempre manténganse firme en sus principios y defiéndalos fieramente aun si tiene que pelear, si tiene que ser agresivo, porque si no lo hace así, estos colombianos se lo devoran. Acá no hay medias tintas, en este país siempre van a tratar de quebrarlo, si usted se quiebra, ya es tarde. Sea honesto, SEA HONESTO, si sabe de actos de corrupción denúncielos y hable, no se calle por una credencial, no sea deshonesto, es preferible que hablen de usted por ser un salvaje y un grosero, o que es agresivo a que digan que es corrupto y ladrón, recuerde que cuando usted tiene la razón la única defensa que los demás tiene son los memes. Sea honesto con usted mismo, sea integro y si recibe un ataque defiéndase y si lo quieren dañar, demande. Pero no se arrodille jamás.
TIPS extra
Haga sus propias bases de datos y use Mailchimp para enviar noticias y convocatorias, publique solo artículos que le envíen o que usted realice. No plagie y si usted quiere hablar mal de un disco o una banda hágalo, eso es el periodismo, esa es la gestión, recuerde siempre que la mayoría de personas en las redes solo tiene la capacidad para desprestigiar o alagar para caer bien, nada más.
Prepárese para enfrentarse a lo que sea, la escena de rock y metal del país es una selva, y a pesar de que existen algunas bandas increíbles, profesionales y que cumplen con su papel, la mayoría no lo es. Usted párese fuerte y sobre todo convierta todo en algo que disfrute, disfrute los conciertos, disfrute las peleas, disfrute todo, pero no olvide, no deje pasar y trabaje solo con la gente que tenga que trabajar con usted, recuerde que tan difícil es trabajar rodeado de seres perfectos y super honestos.
Tal vez así, pueda soportar 20 años de aventuras y desventuras en este manicomio llamado Rock Colombiano en donde parece que hay más ganas que talento.
¡¡¡Ahora ya puede arrancar a gestionar… buena suerte!!!
Saludos
@Subterranica
Foto de Wendy Wei
Colombia
Rock al Parque 2025 balance final: Tres días que confirman lo ganado y evidencian lo pendiente.

Culmina una nueva edición de Rock al Parque y tras tres días de programación, queda claro que el evento sigue siendo una estructura sólida, pero rodeada por un ecosistema que no necesariamente evoluciona con la misma solidez. Fue una edición de contrastes, de aciertos técnicos y cuestionamientos estructurales. Una edición donde lo musical se sostuvo pero no alcanzó a elevarse, en la que como cada año se evidenció que producir un evento de esta magnitud es un reto mayor que simplemente asistir, tomar nota y opinar.
Hay que decirlo, hacer un festival gratuito con múltiples escenarios, decenas de artistas y una afluencia masiva en un país como Colombia no es sencillo, la producción requiere sincronía, experiencia, atención al detalle. Lo fácil es lo que hacemos desde los medios… ir, cubrir, criticar lo que no nos gusta y aplaudir lo que sí, el ejercicio de análisis es necesario, pero también lo es reconocer que lo que ocurre detrás del telón implica un grado de dificultad que merece respeto.
Idartes que lleva muchos años ya al frente del festival, ha logrado avances que hace una década eran impensables como la inclusión de zonas de consumo legal de licor, los patrocinios explícitos en pantalla, la apertura de espacios para emprendimientos culturales y sellos alternativos, son señales de que hay una comprensión más amplia sobre lo que debe ser un festival en el siglo XXI. La gestión de Héctor Mora ha sido clave para este reordenamiento, con años de compromiso con el rock colombiano y siendo parte de él, Mora regresó al festival en un momento complejo, tras una curaduría anterior que dejó grietas irreparables. En dos años, ha intentado redireccionar una estructura muy pesada, y eso dentro de todo, es positivo para la escena local.

Como lo anticipamos en Subterránica antes del festival, el punto más alto estuvo en las bandas nacionales, con escenarios medio vacíos, es cierto, pero con propuestas valiosas, especialmente dentro del metal, el punk, el ska y el rock clásico. Hay buenos sonidos y buenas agrupaciones, pero el riesgo sigue siendo el mismo, que muchas bandas desaparecen o se diluyen después de tocar en el festival, Rock al Parque debería ser un trampolín, no un techo. El reto está en convertir esa fecha en un punto de partida real para las agrupaciones locales y no en una meta simbólica que agota el impulso de una banda ¿ahora qué hacemos? Y ahí viene el momento complejo.
El festival, en términos generales funcionó. Sonido, pantallas, tiempos, accesos, todo fluyó dentro de lo esperado, pero hay dos puntos que no pueden obviarse… El primero es el público que dejó claro una vez más que el rock nacional no convoca como debería. El grueso de asistentes apareció únicamente para ver a Don Tetto y al Cuarteto de Nos el último día. El escenario Plaza, eje del festival, estuvo la mayor parte del tiempo vacío y la conclusión es incómoda pero evidente e innegable, hay una gran masa que solo consume lo consagrado o lo internacional, un público que no siembra, que solo cosecha, que se enorgullece de ser “rockero” cuando el éxito ya está garantizado, de resto, bares vacíos, venues vacíos y un Rock al Parque que salvo por unas franjas específicas también lo está. El público rockero colombiano podría aprender algo de los hinchas de la selección, apoyar en las buenas y en las malas incluso cuando jamás se ha ganado nada, porque apoyar una banda en su inicio es más revolucionario que corearla en su punto alto.
El segundo punto crítico tiene nombre propio: GSP, la empresa logística. Su historial es largo y no por esta edición en particular, esta empresa siempre ha mostrado fallas estructurales. Cuando se empodera a personajes sin formación, solo porque portan un chaleco, se habilita el abuso. El trato que muchos periodistas y fotógrafos recibieron en esta edición fue lamentable. El caso de una fotógrafa de 24 años agredida en el escenario Bio por parte del personal de seguridad no es algo aislado, en el escrito anterior habíamos denunciado el maltrato a los periodistas y ya antes, en otros contextos como Hard Rock Café de Bogotá, esta empresa ha protagonizado situaciones que terminaron en disculpas institucionales. Empresas que crecen con dinero público deberían pasar por auditorías reales y rendir cuentas, especialmente cuando se trata de eventos culturales, estos contratos deben revisarse, las personas a cargo deben tener criterios, no poder arbitrario.

En contraste, el escenario Bio fue el más sólido de todo el festival, siempre lleno, activo y con un público participativo. Irónicamente, lo que demuestra que el público sigue prefiriendo los lenguajes reconocibles, los clásicos, lo que entra fácil.
Bandas como Piangua o Los de Abajo —excelentes en lo que hacen— se sintieron fuera de lugar en un festival de rock, no por calidad, sino por contexto. Piangua es un proyecto con enorme proyección, pero quizás en escenarios distintos. Lo mismo sucede con apuestas como Silvestre y La Naranja o Derby Motoreta’s Burrito Kachimba que son sonidos de nicho, con una estética de culto, celebrados en su círculo cercano pero lejos de convocar masivamente en espacios abiertos. La sensación es clara, hay una desconexión entre lo que se quiere impulsar desde la curaduría y lo que realmente ocurre en el parque. Hay mérito en la diversidad, pero también se necesita estrategia
En un artículo posterior publicaremos nuestro top 10 de presentaciones destacadas, por ahora queda claro que el balance es bueno aunque complejo. El festival sigue siendo un bastión para el rock colombiano pero necesita más que logística, tal vez más personas involucradas que en realidad conozcan la escena nacional a profundidad y no de manera superficial, más expertos y menos bookers y dueños de festivales rondando como chulos y las bandas deben entender que conectar con el público no es una consecuencia automática del talento, hay que volver a seducir a las audiencias y el público también tiene que asumir que no se puede exigir sin involucrarse. Muchos prefieren pagar millón y medio para asistir a Estéreo Picnic que caminar a Rock al Parque gratis. Tal vez el problema es de percepción, tal vez la imagen del festival se distorsionó para las nuevas generaciones.
En 2026 Rock al Parque celebrará 30 años. Será una edición simbólica. Ojalá también sea una edición consciente. En Subterránica seguiremos insistiendo en lo mismo: apoyar el rock nacional los 365 días del año. Asistir a los conciertos, estar en los circuitos, escribir, grabar, documentar. Que no se vuelva a llenar el festival para ver lo de siempre mientras lo nuevo queda en el olvido. No porque falte talento, sino porque falta voluntad.
Colombia
Cuando el ruido no alcanza y el silencio dice más: Una asesoría gratuita a Idartes para el trato de medios en Rock al Parque. Reflexiones del segundo día de festival.

El segundo día de Rock al Parque 2025 fue en términos musicales, prescindible… No hubo una sola banda que merezca una mención destacada, es incómodo decirlo, pero necesario, el cartel fue una mezcla de agrupaciones que repiten fórmulas agotadas y nombres que a pesar de tener historia, no tienen presente. Fue una jornada dominada por bandas de personas cincuentonas cantando sobre romances adolescentes, sonidos domesticados disfrazados de rebeldía, colaboraciones forzadas para justificar la presencia de artistas eternos en cartel y géneros que poco tienen que ver con la identidad del festival, como el bolero y la cumbia, presentados sin ningún contexto que justifique su inclusión. A pesar de pequeños nichos de fervientes seguidores de algunos nombres del cartel a los cuales se les justificaba la presencia, estuvo aburrido.

Ni propuesta, ni narrativa, ni emoción, fue un evento programado en piloto automático. Una jornada construida con nombres y no con ideas como si el único objetivo fuera llenar las franjas horarias para cumplir con un deber administrativo y no con una visión cultural, de nuevo el público ausente y la lluvia no ayudó. A falta de música que valga la pena destacar, este texto se convierte en una asesoría gratuita para quienes organizan el festival, sin ánimo de lucro y con la firme intención de darles una clase sobre cómo se debe tratarse a los medios de comunicación y su importancia para el festival. Si no pueden defender artísticamente lo que programan, al menos escuchen lo que se está haciendo mal en lo técnico, lo logístico y sobre todo, en la relación con los medios.
Porque si hay algo que quedó claro este domingo, es que Idartes no entiende el papel de la prensa musical, no sabe quiénes somos, no sabe cómo se trabaja con medios y mucho menos le importa establecer relaciones serias con quienes llevamos años cubriendo el movimiento. Es absurdo que un medio como Subterránica y otros con mucha experiencia, con más de dos décadas de trabajo continuo, reciba únicamente dos acreditaciones para cubrir tres escenarios durante tres días pero a Caracol que nisiquiera nombra el Rock nacional le entreguen 50, es absurdo que no haya conectividad en el parque, que no haya internet para poder hacer reportajes en vivo, es absurdo que los periodistas deban resolver todo por su cuenta mientras personas acreditadas sin un medio verificable revenden manillas o simplemente entran al foso a tomarse fotos y es absurdo que medios independiente nuevos que están 100% dedicados al rock no sean acreditados pero si personas que solamente va a ver a los nombres extranjeros, todo esto se resume en una sola cosa… falta de preparación y desconocimiento profundo de la escena.

El diseño del foso de prensa en el escenario Plaza es ridículo. No es que los periodistas estén lejos, es el público el que ha sido desplazado, el foso es innecesariamente enorme, tanto que coloca a los músicos a más de cien metros del público, creando un vacío físico y emocional imposible de justificar. Los periodistas no necesitamos más de cinco metros para hacer nuestro trabajo, tomar fotos, escuchar con atención y registrar lo que ocurre, lo que se ha construido ahí no es un espacio para la prensa, es una barrera absurda que desconecta al festival de su razón de ser: el público.
Pero lo más grotesco es el trato indigno de parte del equipo logístico contratado por Idartes, GLS Logística. Gente sin experiencia en el manejo de prensa, que trata a los periodistas como intrusos, que ignora por completo cómo opera un medio y que parece más interesada en “controlar” que en facilitar el trabajo. La reventa de manillas, los múltiples colores que nadie entiende, los retenes innecesarios, la información mal transmitida y el constante irrespeto a quienes cubrimos el evento, son síntomas de una administración que funciona sin criterios claros y sin profesionales reales al frente, es de quinta categoría que una persona de prensa vaya preguntando a cada persona que entra al foso de qué medio es o a que medio pertenece porque la incapacidad para controlar las manillas se les sale de las manos, es ofensivo para nosotros que vamos a cubrir el festival con pasión y sin un pago solamente por cubrir y mantener el espíritu del rock vivo, es decir por hacer el trabajo que muchas veces los equipos oficiales son incapaces de hacer.
Y todo esto impacta directamente al festival. Porque sin periodistas en campo, no hay memoria. No hay crítica. No hay conversación. No hay relato. Quedando solo la dictadura cultural, las cifras infladas, las frases de autoelogio, las cuentas oficiales, las fotos vacías y la ilusión de que todo está bien cuando claramente no lo está. Las bandas que sí hacen el esfuerzo de crear algo nuevo no tienen quién las narre. El público no sabe a quién seguir. Y los medios que podrían generar contenido valioso, se ven reducidos a pelear por una manilla o a quedarse en casa.

También hay que decirlo, parte de la culpa la tiene la prensa misma. Muchos de los que reciben acreditaciones nunca aparecen durante el evento, otros llegan al final, toman tres fotos, suben un carrusel y publican una columna de elogios vacíos. Columnas que modelan una verdad que no existe. Que adornan un evento que no necesita aplausos, sino preguntas. No se puede seguir validando un modelo de cubrimiento donde el periodismo musical se reduce a posar como influencer y mucho menos se puede seguir aceptando que desde el Estado se elijan medios con base en popularidad y no en trabajo comprobable.
La prensa es necesaria no porque decore el festival, sino porque le da sentido. Porque lo observa desde afuera, lo traduce, lo analiza, lo conecta con la historia. Si Rock al Parque quiere seguir existiendo como algo más que un evento gratuito masivo, necesita con urgencia contratar personas que sepan de periodismo cultural, de escena local, de producción real. No se trata de cumplir un requisito, se trata de saber qué hacer con él. Porque cuando los músicos no proponen, y la organización tampoco permite narrar lo que pasa, el silencio comienza a sonar más fuerte que el volumen de las tarimas.
Y eso, para un festival de rock, es imperdonable.
Colombia
El festival no es el problema, algo se rompió en el rock: reflexiones del primer día de Rock al Parque

Por Felipe Szarruk
Llevo muchos años y cientos de conciertos encima, tantos que estuve en el primer Rock al Parque por allá en el 95. He caminado escenas, festivales y bares y sigo amando el rock y el metal como el primer día, pero también tengo claro que algo ya no está funcionando. La primera jornada de Rock al Parque 2025 me dejó con una sensación que no puedo ignorar, el movimiento ha entrado en una especie de pausa, no creativa necesariamente, sino emocional, espiritual. Algo se rompió. Y no estoy seguro de que se pueda reparar con guitarras distorsionadas ni más luces en el escenario.
No se trata de atacar al festival ni a los músicos que lo habitan, de hecho, lo mejor del día fue hablar con ellos, con los periodistas, con los amigos de siempre, el encuentro, la charla, la anécdota, la risa, el análisis siguen siendo más valiosos que muchos de los shows. La música sonó bien, los sets fueron profesionales, hubo entrega, pero esa promesa de que algo distinto va a pasar, esa sensación de riesgo, de caos controlado, de identidad transformadora… eso no estuvo en el que es tradicionalmente el día “más pesado” del rock.
En una de esas tantas conversaciones que valieron más que algunos de los shows, hablaba con Kike de K93 sobre algo que pocos se atreven a decir en voz alta, que al músico se le ha olvidado que, además de crear, está en el negocio del entretenimiento y se ha desconectado del público. Se esfuerzan sí, pero repiten fórmulas, se entregan, pero no hay nada nuevo que ofrecer en términos de espectáculo. Y el rock, históricamente ha sido eso también: espectáculo. Lo fue desde sus orígenes, lo fue cuando importaba tanto lo que se decía y cómo se decía. Hoy se ve mucho trabajo, pero poca imaginación en escena y ahí se pierde una parte esencial de la conexión.

Vi buenas bandas, algunas de las mejores, como Tenebrarum, que celebró 35 años con un sonido impecable y un repertorio sólido, es una agrupación que sabe lo que hace, que ha construido un camino firme desde Medellín, en otra época, verlos hubiera sido una epifanía. Esta vez fue un buen momento, pero no uno que desate preguntas. También vi a Rain of Fire, desde Tuluá, ya los había visto y debo reconocer que han mejorado notablemente, su propuesta es cada vez más clara y el parche que los vio lo disfrutó, aunque no eran muchos. Lo mismo con Sin Pudor, que ya suma dos décadas de trabajo y se prepara para una gira europea, pocas bandas de punk nacional han mantenido esa constancia. Devasted fue otra de las propuestas más recientes del cartel con un gran nivel, también varios años girando y Belphegor, banda consagrada del black metal internacional que cumplió con un set potente, como era de esperarse.
La constante en muchas de estas agrupaciones es la experiencia. Trayectorias largas, celebraciones de aniversario, giras planeadas, carrera firme. Pero también lo es la falta de público. Escenarios casi vacíos en la tarde, bandas que tocan con toda la energía frente a un puñado de espectadores. El dato no es menor. Si el público no está ahí, algo pasa y lo que está pasando, creo, es que el movimiento perdió su alma… No porque no haya talento, ni por falta de técnica o de sonido, sino porque la escena se volvió cómoda y la comodidad nunca ha sido amiga del rock.
Hablaba con colegas y amigos sobre esto, tal vez el rock, en lugar de buscar constantemente fondos públicos o apoyos institucionales, debería volver a la calle, alejarse un poco del estatismo paternalista, dejar de pedir permiso para existir y volver a construir desde la urgencia, desde la necesidad de decir algo que moleste, que incomode, que atraviese. Hay una diferencia entre profesionalización y domesticación y da la sensación de que parte del movimiento se acostumbró a la segunda.

El problema no es que el rock deba sonar distinto, ni que necesite disfrazarse de otras tendencias para seguir siendo relevante, el problema es que dejó de tener algo que decir con urgencia, que repite esquemas, fórmulas, ideas, se volvió predecible. Las bandas suenan bien, pero no generan inquietud. Hay solidez técnica, pero no hay fuego, es como si el movimiento se mirara al espejo buscando su pasado y no al horizonte buscando su destino.
Y no es un asunto exclusivo de Rock al Parque. Este festival, como plataforma, sigue siendo necesaria y seguramente continuará evolucionando junto con los gustos. Su falta de público este año no es su culpa directa, es el síntoma de algo más profundo, de una escena que se estancó en la nostalgia y en la repetición, de un entorno en el que lo nuevo cuesta mucho más que lo establecido y donde la crítica se castiga más que la mediocridad.
Ya no es suficiente con tener buen sonido ni con cumplir en tarima, con grabar un disco y salir de gira, el rock necesita volver a ser necesario, necesita confrontar, romper, incomodar, arriesgar. Necesita más de ese caos creativo que alguna vez lo hizo transformador, necesita menos comodidad, menos subsidio, menos poses seguras y necesita urgentemente nuevas voces, no más “nuevas bandas” que ya tienen quince años tocando, no más carteles que parecen homenajes.
Lo que está en juego no es la asistencia a un festival, es el alma de un movimiento que alguna vez fue sinónimo de inconformismo, de libertad, de creación salvaje. Hoy, esa alma se ve débil, casi ausente. Pero tal vez aún no está perdida, de pronto necesita que dejemos de fingir que todo está bien y empecemos a construir de nuevo, sin miedo, sin concesiones.
Tal vez es tiempo de quemar las fórmulas.
Tal vez es hora de volver a crear.
-
Colombia2 años ago
Tremendo Regreso: Mauricio Milagros, ex vocalista de Superlitio, lanza su proyecto en solitario en un evento íntimo.
-
Latinoamérica2 años ago
Mala Entraña: el regreso de la banda de Metal neoyorquina.
-
Latinoamérica2 años ago
El cantautor Frank Morón regresa estrenando nuevo single titulado “Tu Farsa”.
-
Colombia4 meses ago
Nominados a la XVI Entrega de los Premios Subterranica Colombia 2025: Edición Guerreros del Rock
-
Colombia1 año ago
Las 10 Bandas Colombianas de Rock y Metal del 2024 para Subterránica
-
Colombia9 meses ago
Ibagué Ciudad Rock Confirma su Cartel para la Edición XXIII de 2024
-
Colombia2 años ago
Haggard regresa a Colombia como parte de su gira latinoamericana.
-
Latinoamérica11 meses ago
Una canción revolucionaria, en colaboración y que no es de su discografía acaba de colocar a Gojira en el podio de la música mundial. ¿Fue playback?
Necesitas ingresar para comentar Ingresar