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La mirada Subterránica

Los artículos más leidos del 2022 en Subterránica.

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Por si te perdiste los mejores artículos de este año, acá se los mencionamos. 2022 fue vertiginoso para nosotros y celebramos 20 años de labor musical y gestión cultura, de hecho, nuestro portal fue nombrado “Mejor Web del 2022” por Reviewbox.

Una particularidad de la que estamos muy orgullosos es que nuestros artículos más leídos son en esencia nuestra producción propia y los reportajes de nuestras investigaciones o actividades, eso nos diferencia de cualquier otro medio de comunicación para el género. Subterránica es un movimiento que comprende todo el espectro dde la autogestión, un modelo que nosotros presentamos en 2005. Gracias a todos los que nos siguen, nos apoyan, nos entienden y sobretodo los que viven el rock con respeto, valorando y trabajando por una escena.

La nuestra es una linea editorial dura, sin pelos en la lengua, que denuncia, que ama lo que hace y que sobretodo responde si es atacada, no es una linea editorial de medias tintas ni mediocre, mucho menos cobarde. El rock es duro y así somos nosotros, estamos para contribuir, aportar y defender el género que amamos, no esperen otra cosa. No hay nada como Subterránica, lo hacemos por la música no por las credenciales, somos independientes y no tenemos dueños, no tenemos compromisos ni somos mendigos de los gobiernos y entidades, somo como debe ser el rock, contracultural, ruidoso e independiente. Por estos 20 años !Gracias a los que han sonado con nosotros!

Subterránica tiene como compromiso el desarrollo del rock y el Metal como industrias musicales y la visibilización, circulación y reconocimiento de artistas independientes.

Esto fue lo más leído en nuestro portal:

Monster del Rock Colombia batalla 3: La fuerza del Metal.

Impresionante noche vivimos en la tercera jornada del concurso de bandas más grande del país, El Monster del Rock Subterránica transita su edición número 14 celebrando las dos décadas de nuestro movimiento.

El nivel sigue siendo optimo y hay bandas que están volando la cabeza de público y jurados mientras nos damos un banquete de lo mejor del under y lo independiente del país.

Para la muestra un botón: Narcocrácia, impresionante y poderosa agrupación que abrió la noche por decisión propia, un show de altura, un show de nivel impresionante, divertido, contracultural, con un concepto sólido y un show transgresor en donde no dejaron títere con cabeza en su crítica social, además es una banda que suena muy bien, personalmente me parece que es de los más destacado últimamente en la escena, hay que destacar el carisma de su vocalista y su gran desempeño como front man, así comenzó la noche, con un plato de pura adrenalina anarquista.

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https://www.subterranica.com/2022/06/monster-del-rock-colombia-batalla-3-la.html

El extraño fenómeno en el rock colombiano único en el planeta tierra: las bandas y agentes parásitos.

Acaba de pasar BIME Colombia, otro de esos encuentros en donde Subterránica está vetado y otro de esos encuentros que solo sirven para escuchar personas que creen ser la panacea de la música y encontrar viejos amigos pero que además de eso no brinda nada a las bandas, más que la ilusión de hacerles creer que pertenecen a una inexistente industria. BIME en Colombia es coordinado por otras de esas personas que amaban el rock pero que después se dieron cuenta que en el rock no hay dinero y siguieron el curso normal del agente parásito colombiano, rechazar al rock independiente y unirse al clan de personajes que ya lo hicieron y hablar mal de todo el mundo que se atreve a criticarlos, además se pegan a esfuerzos de terceros en este caso un nombre como BIME para hacer dinero. Punto.

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https://www.subterranica.com/2022/05/el-extrano-fenomeno-en-el-rock.html

Subterránica 20 años: Veinte datos curiosos e importantes que usted no conoce sobre este movimiento.

1. Subterránica nació como un programa de radio en El Salvador en la estación 102.5 y fue número uno en su franja durante ocho años, se transmitía en directo los martes de 8 a 12pm y la cabina era abierta para todos los que quisieran llegar, fue difícil que lo aprobaran porque el rock local no era escuchado, la primera emisión solo tardó 10 minutos con dos canciones, terminó durando cinco horas cada martes.

2. El SUB-10 era su propio conteo de bandas locales en Radio Femenina, las que alcanzaban el primer lugar pasaban a rotación normal en la programación habitual de la radio, desde la creación de Subterránica en El Salvador, las bandas locales regresaron a la radio nacional.

3. Es la entidad que más ha apoyado el rock local sobre cualquier otra pública o privada, de manera independiente y autogestionada, ha producido 23 Entregas de Premios en tres países diferentes, 18 concursos de música en donde han participado más de 800 bandas e innumerables conciertos y festivales, además de ruedas de negocios, paneles, encuentros, etc y todo de manera indpeendiente aportando más espacios de gestión, reconocimiento y circulación que cualquiera.

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https://www.subterranica.com/2022/05/subterranica-20-anos-veinte-datos.html

¿Por qué fracasa comercialmente el rock colombiano? Y fracasará siempre…

Dejemos atrás de entrada que el rock ahora es un nicho, porque hay cientos de escenas de nicho que siguen siendo exitosas: La Salsa, la música clásica, etc. Que el rock haya dejado de ser la primera opción es una historia vieja, el rock comenzó a decaer a finales de los 90 con Woodstock 99 y lo que vimos en la primera década del siglo fue el crepúsculo de las grandes bandas. Pero hoy el rock sigue siendo exitoso, el tour de estadios de Motley Crue está llenando cada asiento, bandas como Coldplay, Foo Fighters (Esperemos continúen activos) y muchas más llenan cualquier arena, de hecho, el concierto más rentable que ha tenido Bogotá hasta la fecha ha sido Coldplay y esto para una ciudad morronga y mojigata como la nuestra que nunca le abrió espacios al género, que vetó los conciertos por casi una década es mucho decir. Sí hay un público y sí hay dinero para gastar en eventos, entonces ¿Qué sucede? ¿Por qué seguimos cobrando los mismos diez mil pesos de entrada que en los noventa? Con la diferencia que en esa época eso era dinero. ¿Por qué un viernes una banda incluso de covers solo lleva tres personas a un toque? Hay una serie de respuestas y eventos para estas preguntas, pero la más importante se resume en que la culpa de casi todo la tiene esa visión errada y prepotente del músico de rock colombiano.

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https://www.subterranica.com/2022/07/por-que-fracasa-comercialmente-el-rock.html

Las vergonzosas, falsas y evasivas respuestas de Rock al Parque a nuestra entrevista. Sigue el desfalco y nadie hace nada.

Hace un poco más de un año, dos contratistas de Idartes, el curador de Rock al Parque, Gustavo García y otro contratista, Hugo Ospina, no tuvieron problema en salir en sus redes a insultar el trabajo y a los agentes de Subterránica, a degradarnos y calumniarnos. Ellos, al igual que todo Idartes nos detesta porque hemos dedicado años a visibilizar la corrupción de este instituto, que ha convertido el Festival Rock al Parque en una fiesta de contratos, desfalcos y nepotismo para amigos y familiares de quienes allá trabajan. Entregando privilegios y favorecimientos a varias personas, contratistas, bandas y empresas quienes incluso algunos se han enriquecido con esta actuar mafioso. Hemos presentado cientos de pruebas, recurrido a los mecanismos de defensa ciudadano e incluso a acciones legales, pero en el país más corrupto del planeta tierra nunca ha pasado nada y ahí siguen en su dinámica deshonesta y en su dictadura cultural para tener al rock como una disidencia controlada.

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https://www.subterranica.com/2022/07/las-vergonzosas-falsas-y-evasivas.html

El Monster del Rock Subterránica ya tiene sus cinco impresionantes finalistas.

Después de dos intensas semifinales en donde los conceptos técnicos y de montaje jugaron un papel fundamental, la batalla de las bandas más antigua y poderosa del rock independiente ya tiene a sus cinco finalistas. Todos con una calidad increíble, grandes merecedores de este espacio y resultado de procesos que no solo involucran música y composición, sino conceptos ideológicos y estéticos característicos del género.

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https://www.subterranica.com/2022/07/el-monster-del-rock-subterranica-ya.html

Estos son los nominados a la XV Entrega de Premios Subterránica Colombia: Homenaje a los pioneros del rock.

Fueron cientos de trabajos, prenominaciones, referencias, grabaciones y material los que escuchamos, leímos y disfrutamos durante meses. Estamos muy contentos con este evento. Vamos a honrar a nuestros pioneros, a los padres del rock nacional, los que abrieron los espacios, los que lucharon, los que la hicieron y dejaron mucha música y mucha historia, esto es algo sin precedentes, pero algo más que merecido.

Este año tenemos una escena renovada con muchos nombres nuevos e independientes, los invitamos a seguirlos en redes, escuchar sus trabajos, apoyar siempre a los artistas.

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https://www.subterranica.com/2022/08/estos-son-los-nominados-la-xv-entrega.html

Las estrellas del rock colombiano de los años sesenta regresan a la tarima en la XV Entrega de Premios Subterránica Colombia.

Los Premios Subterránica se constituyen como el reconocimiento más importante en el rock independiente de Latinoamérica, se han entregado en Colombia, El Salvador y Los Estados Unidos, a nivel de escenas locales y a nivel continental y se destacan por rescatar la trayectoria y trabajos de cientos de artistas que no están dentro del panorama “comercial” de la industria pero que su calidad y trayectoria son excepcionales. Entregados por primera vez en San Salvador en 2003, cumplirán 15 ediciones en Colombia el próximo 15 de septiembre en la ceremonia que se llevará a cabo en Ace Of Spades Bogotá y que estará dedicada a los pioneros del rock colombiano, a esos artistas de los años sesentas y setentas que abrieron el camino desde 1957 para que en el país se pudiera consolidar una escena del rock que siempre fue contracultural y poderosa y que se mantuvo de esta manera hasta finales del siglo XX.

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https://www.subterranica.com/2022/09/las-estrellas-del-rock-colombiano-de.html

Masiva asistencia y momentos emotivos e inolvidables marcaron la edición XV de los Premios Subterránica Colombia. Lista de ganadores.

Muchos aplausos de pie, revivir el sonido de los pioneros que asistieron como un rockero más, escuchar a la señora Tania Robledo hablar de todo lo hecho, cortar la respiración con el primero redoble de Ángela Izasa que hizo estallar al público, Kche Latorre y Pocho Pérez, la gran sociedad del estado, solo fueron unos de los muchos momentos de una noche inolvidable.

La escena rock del país se reunió en Ace of Spades Bogotá para la ceremonia de Premios Subterránica 2022, el lugar a reventar para escuchar shows de primer nivel como TV Junkies, Ennui, White Noise, Jorge Burbano e Info quienes llenaron el recinto con su música mientras los ganadores desfilaban uno a uno para reclamar la pala Subterránica, el símbolo que este año cobra aún más fuerza, de la lucha por el género en un país que divide más que otra cosa.

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https://www.subterranica.com/2022/09/masiva-asistencia-y-momentos-emotivos-e.html

Rock al Parque 2022: Un festival sin headliners y muy poco rock. Acá lo que se salva… (De pronto)

¡Aquí vamos otra vez! Es el título de la segunda producción musical de las 1280 almas que fue editado en 1994, un título premonitorio dado que hace unos años sobre la tarima de Rock al Parque pidieron encarecidamente que no los invitaran más, que el festival debería darle paso a nuevos nombres y bandas que no se habían presentado. Las Almas regresan para esta edición… de nuevo.

Ok, como dijo Gustavo Chucky García, el eternizado “curador” del festival, “Hay algunas bandas que siempre estarán en Rock al Parque”, justificando este circulo de amistades con el argumento de que esas son las bandas que la gente quiere. ¿Tiene razón? Bueno, en parte sí, la escena colombiana de rock actual es verdaderamente paupérrima, es su mayoría se compone de un montón de bandas que carecen de sentido creativo y cuya meta última en la vida es hacer el sueldo que son incapaces de hacer de otra manera pero que le es tan esquivo aun más con el rock ¿Cuál es la única manera de hacer ese sueldo en Colombia? Jugando el juego del estado que este año se encamina hacia una ideología de género, inclusión forzada y líneas de pensamiento que para algunos han sido un escándalo en el país de los hipócritas, como por ejemplo cuando la banda Marduk fue censurada por un fanático extremista parte del gobierno, pero que ahora está bien presentar con recursos del estado varias bandas de Black Metal (No hay quien llore en este momento) o está bien subir al escenario a un desfile del orgullo gay mientras que Paul Gillman fue expulsado. ¿Si ven? Así juega Colombia en todo momento, de manera “morronga”, como le conviene para agarrar dinero y para mover las piezas como sea. El problema no es el pensamiento retrógrado y tercermundista sino la manipulación de los mensajes de acuerdo a la moral de turno, eso es lo que la música no debe perdonar, que se es usada para fines totalmente diferentes a su propósito. Pero bueno ¿Quién le dice que no a un colombiano si siempre se tiene la razón?

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https://www.subterranica.com/2022/11/rock-al-parque-2022-un-festival-sin.html

Las 10 bandas colombianas de Rock y Metal del 2022.

Aún en el árido desierto del Rock y Metal colombiano es posible encontrar algunas joyas ocultas que han hecho su trabajo como se debe. Construir una banda constante en un país en donde el género es poco más que un chiste es una tarea titánica, porque además de ser músico es necesario adquirir una serie de habilidades extras para poder sortear literalmente “la vida”.

El Rock Colombiano ha tenido algunas épocas doradas, los años sesenta y setenta con las dos primeras generaciones y la explosión del género en el país fue una de ellas y la batalla por la identidad de los noventas de donde salieron excelentes trabajos con sonidos auténticos y personalidades notorias. De resto el rock colombiano ha navegado con muy pocos barcos y muchos de ellos viejos y maltrechos, usando las mismas armas que no hacen daño.

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@Subterránica

Colombia

Rock y Metal sin límites: 16 bandas colombianas que han sabido ir más allá de lo evidente

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El periodista Joel Cruz responde con una selección expandida al artículo publicado por Subterránica llamado “Rock y Metal con peso propio: 16 bandas colombianas que dejaron huella real” https://subterranica.com/2025/08/13/rock-y-metal-con-peso-propio-16-bandas-colombianas-que-dejaron-huella-real/

Por: Joel Cruz

La historia del rock en Colombia (seamos sinceros, aún no posee el estatus de rock colombiano) es de momentos: muchos piensan que las cosas empezaron a funcionar para el género cuando «Mujer gala» de Aterciopelados explotó (por aquello de ser una época de bombas) en las emisoras. Otros afirman que la cosa tomó forma con el famoso Concierto de conciertos; que catapultó, así fuera muy brevemente, el nombre del rock en español (término que me fastidia) al interior de esta geografía con tres cordilleras. Una porción importante de la población «erudita» defiende de manera conveniente la consolidación de la escena gracias en su totalidad, a Rock al Parque. Casos se ven, no se sorprendan.

Desplazándonos décadas atrás, están los puristas que defienden con ahínco hippie a Ancón o al Festival de la vida. Más atrás, la Gira Milo A Go Go y la llegada del grupo norteamericano Bill Haley & His Comets también aparecen con voz robusta, junto al influjo del mexicano Enrique Guzmán. En fin, instantes heroicos, llenos de romanticismo juvenil, pero cargados de una narrativa fragmentada; una trocha que juega a ser carretera de asfalto y libertinaje, pero al final del día, felicidades efímeras.

Destacando agrupaciones, pero también capítulos (llámense acontecimientos u obras que rompen la barrera del tiempo), esta nota responde inquietudes generadas por el artículo Rock y Metal con peso propio: 16 bandas colombianas que dejaron huella real. Como suele pasar, esta es una visión muy mía del tema; por lo tanto es natural que usted, estimado lector, tenga objeciones respecto a la selección que se hace y que a manera de consecuencia, siembre más pasiones que argumentos o acciones efectivas.

A continuación, se mencionan otros 16 bandas casos de éxito donde lo nacional «tuvo o tiene la posibilidad de ir a algún lado», parafraseando a un famoso cantante de la farándula de bar bohemio. Por lo mismo, su importancia (me atrevo a decirlo) es imposible de ignorar. Hacer rock en una Colombia que glorifica al infame de Diomedes Díaz es como producir vino en Boyacá: parece imposible, pero se ha logrado.

1. La Banda Nueva: Riqueza sonora nacida en lo primigenio

El grupo formado en 1972 por Jaime Córdoba, Orlando Betancur, Juan Carrillo y Gustavo Cáceres lanzó un año después de su unión el álbum La Gran Feria, una gran apuesta de rock progresivo, sinfónico y latin jazz, moderno para su época y en un país donde su contenido era realmente raro.

Pese a todo, nunca dejó de ser autóctono, con letras brillantemente conectadas con la idiosincrasia local. El grupo no prosperó, pero el disco debería ser materia obligada para todo aquél que desee ser un Axl Rose de Transmilenio en el siglo XXI y finja con eso estar a la moda.

2. Nash: Rockstars paisas antes del Titán

En la Medellín de los primeros años ochenta, esta agrupación influenciada por los sonidos de Journey, Uriah Heep o Rush llevó a cabo algo difícil en su realidad: convocar miles de seguidores en sus conciertos, conseguir éxito radial y grabar con las mejores condiciones profesionales que la situación social, política, geográfica y económica de la urbe antioqueña le permitió por aquel entonces. Nash no alcanzó a durar ni 10 años, pero su impacto ha trascendido la nostalgia. No en vano, su cantante y tecladista Víctor García (Victor Bender) es a su vez, responsable tras la consola de piezas memorables, firmadas por nombres en la onda de Estados Alterados, Kraken, Masacre o Ekhymosis. Ni hablar de lo que el mentado músico e ingeniero de sonido ha hecho en el exterior.

3. Ship y Born: Obra maestra acorde con la vanguardia global, pero en un entorno atrasado

El experimento de hacer real un estudio de grabación moderno y bien equipado en Bogotá durante 1980, dio como resultado a Fonovisión, hoy Audiovisión. Se necesitaba registrar un álbum piloto para analizar las bondades que «los juguetes» de este novedoso espacio ofrecía. Así nació Born, larga duración de proyecto Ship, integrado por un dream team capitalino: Jorge Barco, Alexei Restrepo, Ignacio Pilionieta y Joseph Watto, aunque la banda tendría la colaboración de más intérpretes durante su primera etapa de existencia. En la producción e ingeniería, las flamantes hojas de vida que lo hicieron posible también son prominentes, destacando por supuesto a Enrique Gaviria, Mario Sarasty y desde el mundo anglo (entre otras), una muy especial: la de Eddie Kramer (KISS, Jimi Hendrix, The Beatles, David Bowie y un extenso etcétera).

Aunque sus derechos de grabación no están exentos de la polémica, Born no tiene nada que envidiarle a lo que plantearon pesos pesados como Yes o Asia durante el año de la Guerra de las Malvinas. Fue tan moderno en sus días, tan bien cantado en inglés y tan perfectamente elaborado, que no tuvo cabida en este triste trópico tricolor; donde Fruko y sus Tesos, junto a los Hermanos Zuleta, eran la norma del dial.

4. I.R.A.: Lo más punk es rebelarse contra los radicalismos de lo inmundo

El trío de Medellín entra fácilmente a esta selección por ser la leyenda del sonido que definió en parte uno de los episodios más oscuros de la historia colombiana: calles en obra negra que estaban a merced del narcotráfico, las balas y los explosivos. La muerte sin adornos, el «No futuro» en vivo y en directo. Cuarenta años más tarde de sus modestos inicios, el grupo de David Viola, Mónica Moreno y Duván Ocampo está vivo entre tanta esperanza podrida y un recorrido prácticamente ininterrumpido.

Su amplia producción discográfica y su vagaje tanto nacional como en el exterior le ha mostrado al punk criollo que se puede trabajar a la altura, con aspiraciones altas y sin ceder a su esencia temática. Entretanto, los más puristas siguen renegando de ellos, cumpliendo literalmente con su discurso: no tener ningún futuro.

5. Estados Alterados: Cuando lo electrónico llegó para dejar huella en Latinoamérica

En 1991, el debut de Estados Alterados marcó un precedente en toda la región que cubre desde México hasta Argentina. Con cierta dificultad, a punta de new wave y synth pop rompió el paradigma de un estilo que nació naturalmente en Europa y Estados Unidos; pero en el área del país Azteca, Centro y Suramérica, era un símbolo para pocos.

De ese primer vinilo que llegó a la Frecuencia Modulada, transcurrieron los años; las tendencias (análogas o digitales) que no les dieron demasiada popularidad en las fiestas consagradas al «Santo cachón» (con el plagio que tal vallenato lleva a cuestas). También la era de la televisión por cable, del videoclip y el internet, que cambió las directrices de la cultura para siempre. Con tantas mutaciones, sin embargo, siempre han sabido estar al día con lo que va sucediendo en su agitada sociedad.

En la tierra de la nostalgia y donde se le otorga santidad a cualquier tradición, por ridícula que sea, Estados Alterados prefirió, al igual que sus amados Kraftwerk, mirar hacia el futuro y nadar en contra de la corriente, incluso la de los minutos que no regresan. Con una visión que narra nuestra realidad disfuncional, pero a partir de la metáfora del sintetizador y la introspección.

Su inquietud eterna de ir más allá les ha dado también una capacidad visual como la que pudieron enseñar en su video para la canción «Inventándome», de 2015. En ciertos círculos, catalogada como la mejor obra de este formato en Colombia. A la par que se escriben estas líneas, el ahora cuarteto sigue haciendo una nueva lectura de todo, incluso del folclor patrio.

6. Internal Suffering: La brutalidad del death metal que atraviesa océanos

Pereira, punto estratégico para las propuestas extremas, es la cuna de esta agrupación que ha triunfado en su nicho; girando en El Viejo Continente, China, Rusia, Japón y la Unión Americana, lugar donde han instalado su cuartel general casi desde sus comienzos, culminando la década noventera, para después reubicarse en España.

Liderada por Andrés García y Fabio Marin, Internal Suffering es un nombre más que reconocido en su área. Seis trabajos de estudio, más otra cantidad de material considerable, junto a su currículum en vivo, hablan de su poderoso trayecto; al igual que su presencia en festivales de categoría y premios, inspirando en el camino a otras agrupaciones para que sigan sus pasos. Las leyendas se hacen con hechos, no con ego.

7. The Hall Effect: Alternativo tipo exportación (sin folclor embutido)

A comienzos de los 2000, la proliferación del rock alternativo estaba tomando una nueva fuerza en los bares de Bogotá, pues por años fue un circuito más bien huérfano y sin un digno embajador que le diera cualidades decentes para el mercado internacional. Gran parte de ellos, donde abordar temas universales e interpretar canciones en idiomas foráneos se sintiera parte de su hábitat y no una estrategia facilista de exposición.

The Hall Effect logró a través de sus dos primeras producciones, (sobre todo The Hall Effect de 2010) imponer una presencia mediática que se reconoció fácilmente en el ambiente mainstream local y que pudo probar suerte en plazas donde pasan cosas fenomenales, como Francia e Inglaterra; hogar de Muse, uno de sus mejores referentes, y además, en la era que el indie lideraba listados de radio global.

Aunque la banda tiene en la actualidad un perfil más discreto, su actividad sigue en pie, destacando en su ciudad natal y traspolando su idiosincrasia de ajiaco santafereño a una versión madura de lo que han hecho en 21 años de insistir y persistir.

8. Don Tetto: Evolucionar un género de la mano con los fans

Lo que nació como un parche de amigos es hoy una de las agrupaciones más representativas del país y el continente que la cobija. El cuarteto integrado por Diego Pulecio (voz y guitarra), Carlos Leongómez (guitarra líder), Jaime Valderrama (bajo) y Jaime Medina (batería) ha consolidado una trayectoria marcada por triunfos artísticos, galardones internacionales y una sólida conexión no solamente con sus primeros seguidores, sino incluso con las generaciones más recientes.

La proyección foránea ha sido la carta que mejor ha jugado Don Tetto, sin duda. Paradójicamente, en más de dos décadas han sido militantes de una amalgama de estilos donde el pop punk predomina; en su época tachado de banal por los anarquistas de cresta más ortodoxos, aunque en la modernidad, un elemento primario de su todavía conservada frescura.

Mediante maniobras fastuosas de su experiencia en vivo (concierto 360 grados por ejemplo), fortaleciendo un vínculo íntimo y honesto con la Tettomania (el club de fans), su mayor acierto ha sido sostener una base de seguidores fiel y diversa, siempre renovándose frecuentemente y conquistando grandeza en el sendero. ¡Bravo!

9. Tenebrarum: Amarás al violín sobre todas las cosas

Durante la Medellín de 1990, la osadía de unir metal con violín en esta nación correspondió a David Rivera, diestro en este instrumento desde su niñez. Quizás en 2025 es normal que el famoso metal gótico o sinfónico estén a la orden del día en eventos multitudinarios; pero hace 35 años dichas fusiones básicamente no pasaban de ser una rara mezcla que muy pocos se atrevían a dejar consignadas en cinta magnética. Menos en Colombia, donde la música culta y los instrumentos clásicos han sido con regularidad, lujos que no hacen parte de la vida ordinaria.

Tenebrarum entonces fue el pacto que Rivera hizo con el universo para que sus dos pasiones fueran una sola. Fruto de esto, fue abrir el camino para que su banda transitara por distintos estilos de experimentación enmarcados en los sonidos extremos y de paso, lograr aquello que muchos añoran, pero apenas unos cuantos buscan de verdad: autenticidad.

El eje creativo del proyecto es a la fecha, una huella que trasciende los lindes del fonograma y lo escénico: representa una propuesta original, posicionando al instrumento inventado en 1550 por el italiano Andrea Amati como un líder metalero que ha conseguido la compleja tarea de imponerse sobre la guitarra eléctrica.

En paralelo, David Rivera impulsó Violín Rock, un espacio que le permite ampliar horizontes y conectar con nuevos públicos, más allá de las adaptaciones extranjeras y las limitaciones sonoras.

10. Guerra Total: La verdadera batalla es permanecer de pie y con la guardia en alto

Guerra Total, grupo iniciado en 1997, representa la suma de disciplina, singularidad y fuerza creativa. Una concepción del metal que ha dejado huella en el mapa mundial, demostrando que la contienda más feroz también se libra desde los estudios de grabación. Esto tiene mucho sentido, si tenemos en cuenta que solamente al contar sus álbumes, suman un total de 12 obras; gran parte de ellas, enfocadas a no parecerse o asemejarse muy poco a su predecesora, ni siquiera en su tratamiento de posproducción.

Este sello de identidad ha sido tan marcado en el conjunto, que su labor constituye la discografía más larga para una banda colombiana en su género, contrastando con agrupaciones colegas en su campo y que han obtenido su fama con apenas una o dos piezas de larga duración en periodos de actividad excesivamente prolongados.

Su simpatía por temáticas filosóficas, como el nihilismo, el cosmicismo; el universo de Lovecraft, los conflictos bélicos y la historia siniestra de Colombia generan una atención especial en sus letras, dado su grado de profundidad y términos complejos, obligando al oyente a básicamente, «meterse en el cuento».

A pesar de tener poca presencia en directo, la variedad de su catálogo los ha llevado a recibir un robusto reconocimiento en la prensa especializada, dedicada a las expresiones más crudas del speed, black o death metal. Junto a lo anterior, la vinculación de su material con sellos de alto nivel, en lo que podemos mencionar como underground del siglo XXI.

11. Nicolas Waldo: Cuando el virtuosismo trasciende más allá de las fronteras

Productor, compositor e intérprete versátil, Waldo se ha convertido en una ficha clave dentro del power metal y el progresivo instrumental, llevando su virtuosismo a plazas foráneas y dejando una huella imborrable en la guitarra contemporánea. Su formación ha sido autodidacta, mezclada con su pasión por el metal sinfónico y neoclásico.

Su destreza abarca guitarra, piano, bajo y batería, lo que le ha permitido desglosar una visión integral de la música, plasmada en una obra que supera la docena de álbumes solistas y una trayectoria grupal digna de las grandes ligas (les recomiendo buscar todo lo que ha hecho para los power metal Energema y sus contribuciones en el mega proyecto italiano Vivaldi Metal Project). No está de más añadir que su experticia ha sido objeto de patrocinio para marcas de instrumentos y una búsqueda ansiosa de la perfección sonora.

12. Chucho Merchán: Llegar lejos sin vanidades, el mito de la sencillez hecho realidad

Nacido en Bogotá, la carrera de Chucho Merchán ha trascendido ilusiones arribistas y paradigmas, consolidándolo como una figura que ha ayudado a formar hitos del rock. Su escuela ha estado marcada por colaboraciones con legítimas leyendas, de cuya lista se extraen sin problema las firmas de Pete Townshend, Bryan Adams, David Gilmour, Phil Manzanera, The Pretenders; Thomas Dolby, Draco Rosa, Jaguares, Annie Lenox y Eurythmics, George Harrison…¡Por ahora dejémoslo ahí! Y bueno, agreguen su amistad con Paul McCartney.

Desde joven mostró una clara inclinación por sus aptitudes en la guitarra, primero en el país y luego al radicarse en Inglaterra, donde se graduó del  Royal College of Music de Londres, una institución que moldeó sus primeras incursiones en el jazz y la música clásica. Pero finalmente, sería el rock y la fusión donde desplegaría todo su potencial, abriéndose camino en un entorno enormemente competitivo.

Merchán ha sido bajista, compositor y director musical, participando en giras y grabaciones que han marcado época y sucesos trascendentales. Sus colaboraciones lo han convertido en un elemento de referencia dentro de la industria británica; reconocido por su profesionalismo, talento y capacidad de adaptarse a diferentes estilos.

13. INFO: La máquina del futuro que conquistó Wacken

A principios del milenio, INFO arrancó como un conjunto con influencias del post punk y del rock alternativo. Junto a la alineación tradicional, los efectos, loops, programaciones electrónicas y teclados en su repertorio les ha ayudado a ir esculpiendo un sonido más propio, que paulatinamente fue dejando atrás los estilos entonces dominantes de sus comienzos, como el nu metal.

Uno de los logros más destacados del grupo ha sido su participación en el Wacken Open Air Metal Battle 2024, uno de los concursos de bandas más grandes del mundo dentro del género, como embajadores de la Región Norte de Suramérica.

Su labor ha sido clave para visibilizar el industrial criollo. Su recorrido demuestra gran persistencia y calidad técnica; así mismo, una apuesta centrada en lo moderno, perceptible  en la producción de video y sus performances en vivo, combinando distopía y teatralidad.

14. Luciferian: Cuando el portador de luz desde Suramérica se hizo sentir en Noruega

El álbum I am perverse del 2011 marcó un antes y un después en la vida de Luciferian, pues su madurez compositiva terminó de consagrarlos desde entonces como referentes del black metal suramericano, factor que les abriría las puertas a audiencias aún mayores. Pocos años después, la potencia de su producción y la coherencia de su esquema lírico los llevó a un norte tan particular como Trondheim (Noruega), tocando allí mismo. Esta vitrina estuvo de la mano con otro propósito: su líder, Héctor Carmona, hizo tuvo un rol protagónico del documental noruego Blackhearts, dirigido por Fredrik Horn Akselsen y Christian Falch, quien también fue su productor.

Su persistencia en tener una presencia estable en la comunidad internacional y sus esfuerzos por perfeccionar cada detalle de sus trabajos discográficos, hace que Luciferian sea posiblemente la cara más visible del metal negro hecho en Colombia, sobre territorio extranjero.

15. Eshtadur: En la Perla del Otún, la melodía cruje

Dos décadas después de visualizarse millas lejos de los aeropuertos Matecaña y El Dorado, Eshtadur se ha abierto un espacio real en el estrecho espacio que las escenas de Norteamérica y Europa permite; eso sí, sin perder sus raíces pereiranas. Su historia es de talento forjado, de pulir una esencia hasta el cansancio; de perseverancia y de saber que afuera de la tierrita, el tesón y la calidad son cualidades muy apreciadas.

En plena pandemia publicaron el álbum From The Abyss, lanzado por Blood Blast Distribution, servicio de distribución digital y promoción, perteneciente al sello alemán Nuclear Blast. Eshtadur se ha caracterizado por armonizar el death metal melódico con tonalidades oscuras y un enfoque filosófico que aborda la violencia, la guerra, la muerte y los dilemas existenciales, siempre con un trasfondo crítico hacia la realidad local.

16. Gaias Pendulum: Gótico que alcanza justicia poética ante la vastedad de los océanos

Gaias Pendulum son anfitriones en festivales del país, pero también son una especie de coterráneos en zonas de México y Centroamérica, donde el ritual de reconocimiento hacia sus fans ha recompensado las adversidades terrenas. Sus conciertos son ceremonia donde sus canciones se convierten en puente entre la noche y la reflexión, entre lo que se siente y lo que se calla.

La introspección es profunda, a menudo subterránea: en la mirada de quienes corean sin recibir una orden; en quienes se estampan el logo en la piel o en quienes repasan sus fonogramas como Tablas de la ley privadas. En todo esto, tal vez lo que deje más eco en su entorno no sea el volumen, sino los pasajes mudos. El peso de lo dicho y de lo vivido, el eco de lo que alguien pensó que nadie más sentiría, sensaciones colectivas que no se explican. En cualquier tarima, Gaias Pendulum hace que lo íntimo deje de ser soledad, a propósito de su himno insigne.

Bonus track, 28 obras nacionales que usted no se puede perder:
Una selección caprichosa (por si lo preguntan) y sin orden particular

  1. SyracusÆ / Kaizen An Kepler (2024): Una joya monumental de lo melódico, alternativo y progresivo. No en vano, la banda conquistó el exigente escenario del festival Copenhell en Dinamarca.
  2. Psyborg Corp/ The Mechanical Reinassance (2010): La etapa dorada y más harsh EBM de este proyecto, con cierto impacto en Europa.
  3. GOC/ Ficciones (2024): El lado más tétrico del metal negro antioqueño. Despiadado y muy original.
  4. Krönös/ Siete (2017): Un hard rock muy digno y acorde a la enorme experticia de esta leyenda caleña.
  5. La Sociedad de la Sombrilla/ La Máquina moral (2022): Electro, rock y stoner del por ahora, extinto dúo.
  6. Revenge/ Night Danger (2025): Heavy y speed ochentero para recordar una banda que tiene discos hasta en las tiendas de Japón.
  7. Threshold End/ The Ominous Inception (2022): El mejor álbum en su año. El death nacional con identidad propia.
  8. Dante HH/ Gunblade Blues Vol.1 y Vol.2 (2016-2017): Una mezcla de ritmos interesantes, con un lenguaje cinematográfico, crudo y exquisito.
  9. Cobra/ Tiranía (2014): La old school, la efigie «cachaca» de la destrucción thrasher en este buen CD.
  10. Sexy Lucy/ Not for you (2005): Tintes muy fuertes de electroclash. Reflejo de lo bueno que estaba pasando en el Distrito Capital para el comienzo del siglo XXI.
  11. Headcrusher/ Let The Blood Run (2012): Potente agrupación radicada en Estados Unidos. Un álbum hecho con tripas.
  12. Ingrand/ Autopsia de la esencia (2024): La madurez de una agrupación veterana, decidida a no repetirse en ninguna grabación. El objetivo se sigue cumpliendo.
  13. Altars Of Rebellion/ Capital Phase Of Karma (2021): Desde Pasto, tecnicismo, pesadez y oscuridad. Una región colombiana que nunca deja de sorprender.
  14. Impromtus Ad Mortem/ Symphonies Of The Death (2019): Metal sinfónico en todo su esplendor.
  15. Counterline/ Two (2024): Bases del pasado con guiños al presente. Rock melódico y AOR interpretado en un inglés muy convincente.
  16. Liturgia/ Corvi Et Gygnes (2002): La brillante transición doom y melódica al black metal de una banda símbolo del Eje Cafetero.
  17. Sexy Death/ The Damiana Error (2003): En la misma licuadora: Manizales, Suecia y un curioso dark morgue pop (así lo promocionaba su sello), con influencias del new wave.
  18. Herejía/ Renascentia In Tenebris (2017): Los límites del perfeccionamiento entre la vieja escuela del death metal y los arreglos sinfónicos. Impecable.
  19. Freezing Darkness/ Born In The Deepest Frozen Nights (2006): Cuando La frialdad de los países nórdicos llegó a influir de forma visceral en los paisajes gélidos de Nariño.
  20. Implosion Brain/ Qualities Of a Simple Mind (2017): Groove y metalcore de Bogotá. En su época, sobresaliente en todo aspecto.
  21. Brinicle/ Perceptions Of Reality (2024): Death técnico. Complejidad sin tapujos. Una obra larga duración que tomó su tiempo para salir (y valió la pena).
  22. Twilight Glimmer/ Ignition (2022): La cumbre de la melodía metalera en Pereira, pero con una brutalidad que se lleva en las venas. ¡Vayan ya a escucharlo!
  23. Murmur/ The Temple Of Demons (2023): Black/thrash de Medellín. Legado del ultrametal con la penumbra de nuestros tiempos.
  24. Alfonso Espriella/ Ánima (2011): Aunque en su trabajo posterior el músico elevó las cosas a otro nivel, esta pieza lo tuvo todo en su momento para llegar bastante lejos; lírica, conceptual, visual y musicalmente hablando.
  25. Electric Sasquatch/ Electric Sasquatch (2014): Rock psicodélico desde la capital del Valle del Cauca.
  26. Vitam Et Mortem/ El Río de la Muerte (2020): A la muerte no se le teme ni se le mira con desprecio. Aquí se le rinde culto, con una analogía de la mitología griega y la funesta situación de una tumba fluvial, con olor a carroña incluida.
  27. Antípoda/ Manifesto (2009): En sus días, quizás el LP de metal más completo; claro está, realizado por músicos colombianos.
  28. Ethereal/ As Sad As Beautiful (1998): Con este cancionero, la escena capitalina entró en las aguas densas del death/doom/gothic y en la modernidad, de paso. Veintiocho recomendaciones, porque justamente la primera grabación profesional de Ethereal dura 28 minutos.
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Colombia

Carlos Vives se defecó en We Will Rock You y no se podía pedir más.

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Oh, yo sé que con esto van a revolcarse muchos en su micromundo… Recuerdo un día en LAMC 2016 en New York en donde tuve un fuerte discusión con Carlos Vives, él era panelista y yo asistente… le reclamé por su frase vacía y minimizadora “el rock de mi pueblo”, porque el rock de mi pueblo es lo que hacen las miles de bandas sin espacios en Colombia y no ese vallenato modernizado con el que quiso darle a entender al mundo que nosotros necesitábamos encajar en base a papagayos y ruanas, ese episodio fue incómodo, tener que convencer a 100 personas que lo que el señor hace se llama Vallenato no es tarea fácil.

Este fin de semana pasado, en el Festival cordillera de Bogotá, un festival que precisamente se apalanca de la nostalgia y de géneros que no terminan de tener identidad para vender boletos, apareció el samario y entre su repertorio le pareció buena idea destruir la canción de Queen “We will Rock You” y no solo en la parte musical sino en el adefesio del estribillo “viva el vallenato”. Y aunque ya lo había hecho en otros escenarios, en Colombia esto tiene una connotación diferente, porque pasa en un lugar en donde el rock ha sido reemplazado por una doctrina, una dictadura musical y la gente lo celebra, porque sí, porque ese es el rock de mi pueblo. Ese mismo Rock de mi pueblo en donde Diomedez Díaz era un “rockstar” según varios periodistas y la terquedad de personajes ignorantes como los curadores de varios festivales públicos y privados que le enseñaron a Colombia que el rock es una caricatura, que es un acto bufonesco y que no se puede tomar en serio, lo vemos cada año en rock al parque donde algunos salen con actos de carnaval para decir que es rock.

Cuando Vives habla del “rock de su pueblo” como si fuera algo lejano, olvidado o no digno, desprecia sin saber las miles de bandas que luchan por un espacio en Colombia, que no viven de la nostalgia ni del marketing barato. El rock de mi pueblo son cada uno de esos músicos invisibles, no un producto empaquetado y vendido como mercancía a golpe de éxitos comerciales.

Pueden ver el aparte de la presentación acá: https://www.facebook.com/reel/1091531683187577

Eso que llamaron “el rock de mi pueblo”, esa insistencia absurda, eso no es rock, es puro circo. Es el reflejo de una industria y una cultura que han permitido que la esencia rebelde, contestataria y auténtica del rock se diluya en un mercado de nostalgia decreciente y en performances de bajo nivel artístico. La música se convierte en un trámite, en una farsa que se vende fácil para llenar estadios y alimentar egos. Pero bien… eso es ¿no? pan y circo.

El problema principal de que ocurran situaciones como la distorsión y banalización del rock en Colombia radica en una combinación de factores estructurales y culturales profundamente arraigados. Primero, hay una ausencia crónica de espacios, apoyo institucional y reconocimiento real para la escena musical independiente y de culto. Esto genera un vacío que aprovechan el mercado, la industria y figuras mediáticas que priorizan lo comercial, lo fácil y lo rentable, en detrimento de la autenticidad y la calidad artística.

Además, hay una confusión cultural sobre lo que realmente es el rock y su función social e histórica. En Colombia, muchos sectores confunden géneros y estilos, mezclando sin rigor el folclore, la música popular masiva y el rock, lo que lleva a percepciones erradas y una degradación conceptual del género. El rock, que debería representar rebeldía, reflexión y expresión profunda, termina reducido a eslóganes vacíos, performances carnavalescos o fusiones superficiales, que se aceptan y legitiman socialmente como “rock”. Pero ya estamos hartos de repetirlo durante años porque no lo van a entender. Para estos personajes meterle 4/4 al vals va a ser normal o jugar Fútbol con aletas y bates de beisbol también porque en su pequeño y sesgado mundo “la música es una” y el “deporte es uno”. Es una pelea perdida, mientras la ignorancia tenta dinero el arte jamás tendrá dignidad.

También existe un problema generacional y de liderazgo musical. Algunos referentes, con poca formación o conciencia del legado, perpetúan y alimentan esas visiones erradas. Esa falta de guía y visión clara hace que nuevas generaciones no tengan modelos a seguir sólidos ni una identidad clara, lo que lleva a una escena fragmentada y vulnerable a la mercantilización y normalización de lo mediocre, en donde el problema principal es la falta de una estructura cultural, educativa, institucional y económica que apoye y valore genuinamente el rock auténtico, sumado a una ignorancia generalizada que permite que se trivialice o se reduzca a una caricatura para consumo masivo. Hasta que esto no se corrija, la escena seguirá siendo presa fácil de la banalización. Y a esto, a este pedido le llaman “radicalismo”, pero no lo es… radicalismo es sentar una estupidez como dogma y hacerlo una bandera.

El rock en Colombia se merece más que esto. Se merece respeto, espacios reales, apoyo a las bandas fuera de los reflectores que trabajan con honestidad y compromiso, sin venderse a la nostalgia o a la caricatura. Lo que vimos en Cordillera fue solo otro capítulo más de un largo proceso de degradación cultural que ya estamos hartos de denunciar y combatir, el rock colombiano es una burla pública.

Así que mientras algunos celebran ese absurdo “viva el vallenato” en el estribillo de “We Will Rock You”, otras miles de voces están haciendo el verdadero rock de este país, el que duele, incomoda y lucha. Y esas voces son las que verdaderamente mantienen vivo el espíritu fuerte y genuino de nuestra música. Por favor no vayan a llorar.

@felipeszarruk

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Colombia

La música hoy es un puto producto industrial vendiendo humo para una máquina insaciable que se llama algoritmo. 

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La industria musical atraviesa una crisis brutal… tiene hambre, hambre insaciable, hoy todo se ha convertido en un asunto de algoritmos y modelos de distribución masiva que solo buscan hacer dinero sin importar si la música vale algo o no.

En una charla de Symphonic Distribution en el Bomm de Bogotá, una chica —aún en sus veintes— lanzó la idea “sofisticada” de que los músicos deben sacar música todos los días para alimentar estos algoritmos. Eso no es arte, es pura explotación y pérdida de la esencia creativa, lo que importa hoy no es lo que hagas, sino cuánto ruido generes para que la máquina te mantenga arriba.

Históricamente la música es un proceso lento, un trabajo artístico donde la paciencia, la reflexión y el detalle hacen que una canción conecte de verdad con quien la escucha. Pintores, escritores, músicos… todos se toman el tiempo porque saben que la magia no sale en cinco minutos ni en una ida al baño, pero ahora los artistas están atrapados en un ritmo frenético diseñado por plataformas, donde producen en masa para engordar estadísticas y mantenerse visibles, esa propuesta horrible de sacar música diariamente refleja un sistema que mata la creatividad y la reemplaza con pura producción en serie, como mulas de carga que deben alimentar el nuevo negocio de la música que solo le sirve a las distribuidoras y plataformas.
Y no es sorpresa que esto se manifieste en géneros como el reguetón, donde el éxito no depende ni de la complejidad musical ni de letras que tengan algo que decir, sino de beats repetitivos y letras vacías que cualquier programa barato como Fruity Loops puede generar a chorro, esa facilidad para tirar decenas de canciones al día ha forzado al resto de géneros a entrar en un juego de repetición y banalidad para competir en visibilidad, dejando un montón de música que parece más ruido vacío que arte, lo vemos en cientos de músicos desesperados por sacar 50 sencillos al año que quedan en el olvido.

Esto no solo pasa en la música; el cine también está en caída libre, ahora la calidad se mide en taquilla, prefieren llenar salas con fórmulas recicladas que arriesgar con historias que hagan pensar o sientan de verdad, el arte se ha convertido en mercancía, y la diversidad y la innovación han quedado aplastadas bajo la lógica del negocio, los creadores o se amoldan o desaparecen y el resultado es un empobrecimiento cultural que apaga la chispa creativa.
Los músicos están en medio de un gran problema… O se venden y se adaptan a estas reglas que los despersonalizan o defienden lo que para muchos es lo más importante: el valor del arte, aunque eso implique arriesgar su sustento económico y en países como los nuestros el hambre es más fuerte que cualquier cosa, hay que ser honestos y aceptar que los artistas de hoy están desesperados por comer y por eso son sometidos como escalvos a los caprichos de estos modelos que pareciera que son lo único que existe. Lamentablemente, casi todos eligen jugar el juego para sobrevivir. Y esa misma necesidad alimenta un círculo vicioso que termina en una escena musical fragmentada, saturada de contenido efímero y vacío.

El impacto es doble, culturalmente la música pierde lo que la hacía única, su identidad, fuerza rebelde y memoria emocional y económicamente, los mejores artistas no reciben reconocimiento ni la compensación que merecen, triunfa el que más vomita lo que ahora llaman “contenido” mientras plataformas y empresas acumulan fortunas. La creación artística se ha convertido en una mercancía más y el músico en un mercenario pasivo peón de un tablero dominado por algoritmos y resultados financieros.

Pero la historia nos ha enseñado que la esencia creativa nunca se puede silenciar del todo y aunque el ruido ensordecedor y la presión mercantil parezcan dominar, siempre aparecerán voces auténticas que romperán con las fórmulas y rescatarán la dignidad del arte, esa resistencia es lo que mantiene viva la magia de la música y su capacidad de conmover, incluso cuando todo está diseñado para lo contrario.

Está clarísimo, la industria debe dejar de verse como una cadena de producción y músicos y el público tienen que volver a valorar la calidad y autenticidad por sobre la cantidad y el consumo rápido. No se trata de rechazar a la tecnología o a las plataformas, sino de recuperar la autonomía creativa y establecer un equilibrio donde la música sea para el arte y las emociones, no para contar streams o obedecer a un puto algoritmo frío.

En pocas palabras, la idea de hacer música a diario para complacer a un algoritmo no solo es ridícula, sino que desnuda una crisis general que afecta toda la cultura contemporánea y lo preocupante es que eso es lo que están enseñando como “lo lógico” y el “camino a seguir” en los encuentros musicales. Es la señal de que el verdadero arte está siendo reemplazado por una versión falsa diseñada solo para hacer dinero rápido… que el hambre no impida abrir los ojos a esta realidad y actuar con fuerza para cambiarla, de lo contrario el mejor camino para hacer dinero es vender empanadas o traer cosas de china, no maten la música por culpa de un almuerzo.

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