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Colombia

La ciudad retratada con todos sus demonios en “Metrópolis”, el nuevo álbum de Kandy.

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La ciudad, en sí misma, es un escenario inquietante y delirante que ha inspirado a diferentes expresiones artísticas a lo largo de la historia. Kandy, agrupación de rock alternativa, formada en 2008 en la ciudad de la Eterna Primavera, toma como punto de partida la urbe para producir su quinta placa discográfica bajo el nombre de ‘Metrópolis’.

Compuesta por 10 composiciones en las que se perciben las influenciadas del punk y los sonidos clásicos del rock, con algunos matices funk hasta llegar al tango, ‘Metrópolis’, logra descifrar la ciudad desde sus contrastes, demonios, fantasmas, lugares románticos y bajos fondos en los que transcurre el diario vivir de sus habitantes. Las historias narradas en cada una de ellas, encuentran en la metáfora y el simbolismo, recursos literarios inquietantes que dan la posibilidad de que cada quien realice su propia interpretación de acuerdo con su propia perspectiva del mundo, de la realidad.

«‘Metrópolis’ ofrece un recorrido aleatorio a través de la ciudad. La primera y última canción, por ejemplo, dan una idea de un paisaje sonoro entre el ocaso y el alba», explica Walter Jaramillo, vocalista y guitarrista de Kandy.

Cada uno de los elementos que forman parte de ‘Metrópolis’: música, letras y carátula, exceden una intención estética para acercarse a la profundidad de las emociones que la ciudad despierta en los seres que la habitan. Sus canciones son relatos de un personaje etéreo que deambula por ella, a través de los escenarios que transita; cada una de las composiciones tiene un significado especial y un lazo que las conecta entre sí.

«No es un disco conceptual, es un trabajo musical espontáneo; sin embargo, termina teniendo un alma que lo une», agrega Walter.

‘Ciudad’, primera canción del disco, es la memoria vital de la ciudad; ‘En el Fin’, el retrato de la muerte para reafirmar la vida y su relación íntima con el individuo; ‘Bajos Fondos’, el recorrido por los escenarios turbios de la urbe; ‘Clepsidra’, breve en su lírica, gira alrededor de la definición del tiempo; ‘Edén’, se desarrolla en el contexto de la pandemia y se reconcilia con la muerte; ‘Fatal’, escarba en el destino que muchas veces conducen a la fatalidad; ‘Disoluto’, es un monólogo catártico que juega con la moral y la tentación; ‘Perros’, es una fábula citadina, que toma forma de una oda tragicómica que se desenvuelve en la noche y sus lugares bohemios; ‘Casa de Fantasmas’, el desahogo de aquel que ha vivido, sufrido y sentido la existencia; ‘Hacia el Sol’, es una composición optimista que encuentra la luz en medio de la oscuridad, en la cual participa Sebastián Mejía, frontman de agrupación colombiana Tr3s de Corazón.

«´Perros’ es una dedicatoria a los canes que hurgan entre las luces humeantes y la epidermis de la noche», expresa el músico.

‘En el Fin’, segundo tema de ‘Metrópolis,’ es una de las canciones elegidas para promocionar el álbum. Su lírica interpreta la fragilidad de la existencia y reivindica a la muerte como la compañera permanente de la vida; su sonido enérgico logra acercarse al rock alternativo que se produjo en Latinoamérica a finales de los 90.

‘Clepsidra’, cuarto track del disco, se desenvuelve sobre influencias cercanas al metal y recorre una atmósfera mucho más densa. Atravesada por segmentos instrumentales extensos y riffs de guitarra distorsionados, es una canción que permea los sentidos, que envuelve al oyente y lo sumerge en sus propias emociones.

‘Bajos Fondos’, tercera canción de la placa discográfica, toma como punto de partida el funk y cadencias oscuras, para narrar la historia de un chico que se aventura por una ciudad nocturna que juega a su antojo con los placeres y peligros de la noche. Es una pieza musical que refleja a plenitud la intención de su lírica: interpretar el delirio de la urbe cuando la mayoría de sus habitantes duerme.

La carátula, pintura de Walter Jaramillo, es otro elemento fundamental en el concepto de ‘Metrópolis’. En ella, un gallinazo observa la cotidianidad de la ciudad desde su punto más alto; como un vigilante nocturno, se mantiene al acecho sin que su presencia se note de manera directa, pero logra influir de manera simbólica en la vida de sus habitantes. Su figura amenazante es, también, símbolo de transformación.

«La ciudad, entendida como escenario vital cuyo concepto se extiende más allá del ladrillo y el cemento, es un lugar obligado de la modernidad; por tanto, su concepto, desde lo simbólico, representa el pálpito del ser humano», agrega Walter.

Antecedido por cuatro EP, ‘Metrópolis’, es la quinta producción de Kandy, agrupación que, en sus 15 años de trayectoria independiente, se ha mantenido en actividad constante bajo la sombra de lo underground, proyectando en su trabajo la intención de desarrollar un concepto que trasciende y se queda en la memoria.

‘Metrópolis’ es antecedido por los EP ‘Pequeñas Cosas Asesinas’, trabajo publicado en 2008; ‘Nocturno’, del año 2011; un Live Sessions, grabado en 2015; ‘Frágil’, lanzado en 2017 y ‘Vinum Sabbati’, que vio la luz en 2019.

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La necesidad de reformar la selección y formación de jurados en las convocatorias de arte en Colombia.

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Las convocatorias de arte en Colombia son fundamentales para fomentar la creación, circulación y reconocimiento de las expresiones culturales en el país, pero en nuestro amado país la transparencia y equidad en estos procesos han sido objeto de cuestionamientos debido a la poca rigidez en la selección y actuación de los jurados encargados de evaluar las propuestas. Este artículo analiza la importancia de establecer criterios claros y rigurosos para la selección y formación de jurados, con el fin de garantizar procesos justos y meritocráticos en las convocatorias de arte.

Los jurados desempeñan un rol crucial en las convocatorias de arte, ya que son responsables de evaluar y seleccionar las propuestas que recibirán estímulos o reconocimientos. Su labor implica una gran responsabilidad, pues sus decisiones impactan directamente en la carrera de los artistas y en la promoción de la cultura en el país.

Para cumplir adecuadamente con esta función, los jurados deben contar con una formación académica sólida, experiencia en el campo artístico y una ética profesional que les permita actuar con imparcialidad y objetividad.

Mientras los jurados de arte en Colombia carezcan de una formación adecuada para ejercer dicha responsabilidad, mientras no comprendan las implicaciones éticas de su rol, y mientras continúe la práctica de seleccionar jurados que son amigos, colegas o integrantes activos de la misma escena artística —incurriendo en conflictos de interés evidentes—, las artes en el país seguirán ancladas en la mediocridad. La selección de ganadores no responderá a criterios objetivos ni profesionales, sino a redes de afinidad y favoritismo que perpetúan las mismas dinámicas de siempre.

Un jurado artístico debe ser, ante todo, un profesional integral: con formación académica sólida, experiencia verificable, y un conocimiento profundo del campo que evalúa. Ser músico, periodista o gestor no implica, por sí solo, estar capacitado para evaluar con justicia ni rigor. La curaduría y la evaluación requieren competencias específicas que no se improvisan.
Permitir que personas sin preparación asuman estas funciones es tan irresponsable como aceptar que un carnicero, por haber usado un cuchillo durante diez años, practique una cirugía. He sido testigo directo, incluso en eventos que he organizado, de decisiones absurdas y criterios completamente arbitrarios por parte de personas supuestamente “idóneas”, que desvirtúan por completo los procesos de selección.

Por ello, en mi participación en Alemania en la final de Wacken Metal Battle voy a documentar con rigor el proceso de elección de los ganadores, para ofrecer un ejemplo de transparencia y seriedad. Mi crítica no se dirige a un festival en particular, sino al sistema generalizado que afecta todos los niveles: desde los bares hasta los festivales organizados por entidades distritales.

Durante años hemos escuchado la frase “el estudio es solo un cartón en la pared”, como si la formación académica no tuviera valor. Pero precisamente esa actitud es parte del problema estructural que impide la profesionalización real del sector cultural en Colombia.

En Colombia, los requisitos para ser jurado en convocatorias de arte varían según la entidad organizadora. Por ejemplo, el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes permite la participación de personas sin título universitario, siempre que acrediten al menos diez años de experiencia en el campo artístico . Por otro lado, el Instituto Distrital de las Artes (Idartes) establece criterios específicos para la selección de jurados, evaluando aspectos como la formación académica, la experiencia profesional y la trayectoria en el sector cultural.

Estos requisitos no siempre garantizan la idoneidad de los jurados, ya que no se exige una formación ética formal ni se establecen mecanismos efectivos para prevenir conflictos de interés que es lo que realmente se aprende en la universidad, no a tocar la guitarra, se aprende a ser profesional, a establecer límites, a entender.

Diversos casos han evidenciado deficiencias en la selección y actuación de jurados en convocatorias de arte en Colombia. Por ejemplo, en la Beca de Programación de Artes Plásticas en Bogotá – Red Galería Santa Fe del Portafolio Distrital de Estímulos 2020, se presentó un caso en el que una jurada fue inhabilitada por conflicto de intereses, ya que tenía una propuesta habilitada para concursar en la misma convocatoria .

Además, se han reportado situaciones en las que jurados han otorgado puntajes perfectos a propuestas, sin una justificación clara, lo que genera sospechas sobre la imparcialidad del proceso. Estos casos evidencian la necesidad de establecer mecanismos más rigurosos para la selección y supervisión de los jurados entre cientos de casos que se han denunciado. Y es que seamos honestos, en el caso de la capital, eso de “bogotanos” escogiendo “bogotanos” en donde casi todos se conocen unos a otros, no es algo ético, inevitablemente habrá conflicto de intereses y amiguismos, y es igual en todas las regiones.

Para garantizar la transparencia y equidad en las convocatorias de arte, es fundamental establecer requisitos académicos mínimos: Exigir que los jurados cuenten con formación académica en áreas relacionadas con el arte y la cultura, lo que les permitirá tener una base teórica sólida para evaluar las propuestas, hay que desarrollar cursos o talleres obligatorios sobre ética profesional y conflictos de interés, para que los jurados comprendan la importancia de actuar con imparcialidad y objetividad.

Sobre todo hay que establecer mecanismos de supervisión y evaluación del desempeño de los jurados, con el fin de identificar posibles irregularidades y tomar medidas correctivas cuando sea necesario, si la convocatoria es pública, el proceso debe ser público o al menos documentado en audio y video.

La propuesta verdadera sería invitar a expertos nacionales e internacionales que no tengan vínculos directos con los participantes, para reducir el riesgo de conflictos de interés y asegurar una evaluación más objetiva que es lo que sucede siempre.

La selección y formación de jurados en las convocatorias de arte en Colombia es un aspecto crucial para garantizar procesos equitativos. Es necesario establecer criterios claros y rigurosos que aseguren la idoneidad de los jurados, así como mecanismos de supervisión que prevengan y sancionen posibles irregularidades. Solo así se podrá fortalecer la confianza en las instituciones culturales y promover el desarrollo artístico en el país.

Es responsabilidad de las entidades organizadoras y de la sociedad en general velar por la integridad de estos procesos, reconociendo que el arte y la cultura son pilares fundamentales para el desarrollo social y la construcción de una identidad colectiva.

Lo realmente interesante, es que los artistas mantienen una actitud absolutamente pasiva ante esto cuando se trata de convocatorias del gobierno o de organizaciones internacionales, nadie dice nada, se quedan callados intentando durante años participar, pero cuando sucede algo en un espacio independiente entonces atacan como si fueran panteras que no han comido en días. Y esto último es real, tal vez la motivación para permanecer inofensivo es que el hambre en Colombia siempre será más importante que las artes.

Felipe Szarruk. PhD(c) En periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, Magister en Estudios Artísticos de la Facultad de Artes Asab. Músico y Comunicador Social.

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Estas son las bandas preseleccionadas en la convocatoria distrital de Rock al Parque 2025

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Atentos, estos son las bandas preseleccionadas por el jurado para las audiciones de Rock al Parque 2025: (En orden de puntaje)

BUHA 2030
HEREJÍA
ENTROPIA
DEVASTED
V FOR VOLUME
VEIN
THRESHOLD END
NONSENSE PREMONITION
SOMBERSPAWN
UNAUTHORIZED
OKINAWA BULLETS
APOLO 7
AGRUPACIÓN SOUTHERN ROOTS
RELATOS VAGABUNDOS
LIKA NOVA
SIN PUDOR
DEAD SILENCE
LAURA ROMÁN
PIANGUA
SIN NADIE AL MANDO
HERMANOS MENORES
URDANETA
LUTTER
K93
METAL SEVICIA
COUNTERLINE
PRAVE
KEEP THE RAGE
CHIMÓ PSICODÉLICO
BISELAD
AGRUPACIÓN PIEL CAMALEÓN
MORTALEM
GENERAL BONG
BAT HABITS
YO NO LA TENGO
CUERVO ROJO
SKATMA

rockalparque2025 #idartes #RockAlParque

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Ennui y “El Día de la Ira”: La furia urbana hecha grunge y metal

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El power trío bogotano Ennui irrumpe con su segundo álbum de estudio “El Día de la Ira”, una obra que se erige como una radiografía sonora del caos contemporáneo y la fragilidad humana, fusionando con maestría el grunge noventero, el punk y el thrash metal. Con diez canciones que transitan por estados de conflicto, furia y catarsis, Ennui entrega un disco visceral y profundo que no solo descarga energía, sino que invita a una reflexión sobre la vida en la ciudad moderna.

Desde la apertura con temas como “Bogotá” hasta la canción que da título al álbum, la banda despliega riffs abrasivos y baterías contundentes que rozan el thrash, mientras las letras navegan entre la rabia, la frustración y la resiliencia. “Bogotá” primer sencillo y videoclip del álbum funciona como una introducción cruda y honesta a la realidad urbana, mostrando la ciudad como un espacio de tensión y transformación constante.

La canción homónima, “El Día de la Ira” se presenta como el núcleo conceptual del disco, una descarga de furia que refleja la catarsis colectiva ante las injusticias y el descontento social. La música de Ennui no se limita a ser un grito de protesta, sino que también es una experiencia estética completa, con un arte visual inspirado en el collage y el fotomontaje al estilo Dave McKean, que amplifica el mensaje del álbum y lo convierte en una obra integral, su edición de lujo es maravillosa y recuerda aquellos días de pasar tardes enteras descubriendo un disco.

El álbum se destaca por su capacidad para combinar la agresividad sonora con letras introspectivas que exploran la fragilidad humana y la lucha interna frente al caos externo, Ennui logra un equilibrio entre la crudeza del grunge y la intensidad del Metal, creando un sonido que remite a bandas icónicas como Alice in Chains y Nirvana, pero con un sello propio que lo hace imprescindible en la escena colombiana actual, además, la producción a cargo de Diego Guzmán Tafur y Dave Pacheco en 27A Studios aporta una calidad sonora que potencia cada riff y cada golpe de batería, haciendo que la experiencia auditiva sea tanto visceral como envolvente.

“El Día de la Ira” es más que un álbum; es una declaración de intenciones y un reflejo del espíritu urbano contemporáneo y la inspiración detrás del álbum radica en la experiencia del caos, la furia y la complejidad de la vida urbana en Bogotá D.C. La banda ha expresado que no son días fáciles y desde esa realidad difícil y tensa surge el impulso creativo para reflejar la ira y el descontento social que habita la ciudad.

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