Festivales e Industria
Descubriendo la Génesis del Sonido: La Saga del Primer Pedal de Efectos para Guitarra
Los pedales de efectos para guitarra son como pinceles en manos de un artista a pesar de que algunos guitarristas ni siquiera quieren verlos, pero para otros son herramientas que expanden el lienzo sonoro del músico, permitiéndole crear paisajes musicales únicos e inolvidables, pocos conocen la historia detrás del primer pedal de efectos para guitarra, un dispositivo que marcó un antes y un después en el mundo de la música, un pequeño invento que cambió el curso de la historia musical.
En la década de 1930, en plena efervescencia de la industria musical, la compañía DeArmond estaba a punto de dar un giro radical al mundo de la guitarra. Fundada por los hermanos Harry y John DeArmond, la empresa se destacó desde sus inicios por su enfoque innovador. En 1935, Harry y John sorprendieron al mundo con una creación revolucionaria: una pastilla magnética para guitarra, fabricada a partir de la bobina de un automóvil Ford Modelo A. Este fue solo el comienzo de una serie de innovaciones que cambiarían la historia de la guitarra electrica y la música para siempre.

Cuatro años más tarde, en 1939, Harry DeArmond lanzó lo que se considera ampliamente la primera pastilla de guitarra de producción en masa, esta innovación no solo permitió que la guitarra compitiera en igualdad de condiciones con otros instrumentos más potentes en las bandas de la época, sino que también sentó las bases para futuras exploraciones en el campo de la electrónica musical.
Pero fue en 1941 cuando DeArmond dio un paso audaz hacia adelante al desarrollar un Control de Tremolo, inicialmente diseñado para pianos, pero, el estallido de la Segunda Guerra Mundial ese mismo año detuvo abruptamente cualquier avance en el desarrollo de efectos para guitarra, las fábricas de guitarras redirigieron sus esfuerzos hacia el esfuerzo bélico como casi todas las industrias y el progreso en el mundo de la música se vio momentáneamente estancado.
Sin embargo, tras el fin de la guerra en 1945, DeArmond reanudó sus esfuerzos y, en 1946, finalizó el desarrollo de una versión de pedal de pie del Control de Tremolo, compatible con guitarras eléctricas. Fue un momento crucial en la historia de la música: el nacimiento del primer pedal de efectos para guitarra autónomo.
El año 1948 marcó el debut comercial del Modelo 800 Trem-Trol, el primer pedal de efectos autónomo disponible para el público en general. Este dispositivo, que combinaba el efecto de tremolo con un pedal de volumen, abrió las puertas a un mundo de posibilidades sonoras para guitarristas de todas partes. Era un hito en la historia de la música, una innovación que cambiaría para siempre la forma en que se hacía música.

El efecto del pedal consistía en variar la intensidad del sonido de forma periódica, imitando el efecto de los altavoces Leslie, que eran muy populares en la época. El DeArmond Trem-Trol lograba este efecto mediante un ingenioso sistema que movía una botella sellada de mercurio de un lado a otro con un pequeño motor, lo que alteraba la señal de entrada de la guitarra. El pedal tenía dos controles: Increase, que controlaba la cantidad de trémolo, y Speed, que ajustaba la velocidad a la que se movía la botella de mercurio. Según el guitarrista Billy Gibbons, de ZZ Top, estos controles permitían ir de “suave a salvaje” con el efecto de trémolo. El DeArmond Trem-Trol fue usado por algunos de los guitarristas más famosos de la historia, como Chet Atkins, Les Paul, Duane Eddy y Roy Orbison, que lo usaron para darle un toque distintivo a sus canciones. Sin embargo, el pedal tenía un gran inconveniente: el uso de mercurio, una sustancia tóxica que podía escaparse de la botella si el pedal se caía o se golpeaba, lo que podía causar graves daños al usuario y al medio ambiente.
Es importante destacar que, en una era previa a la tecnología digital, el efecto de tremolo se lograba mediante un proceso analógico. Dentro del DeArmond Trem-Trol, la señal de la guitarra se conectaba a tierra a través de un hidrofluido electrolítico, generando el característico efecto de tremolo. Este ingenioso diseño, aunque simple en apariencia, sentó las bases para futuras exploraciones en el campo de los efectos para guitarra.
El DeArmond Trem-Trol no solo dejó su marca en la historia de la música, sino que también influyó en el sonido de muchos artistas icónicos, figuras como Bo Diddley, Muddy Waters y Billy Gibbons lo utilizaron en sus grabaciones, demostrando su versatilidad y valor en el estudio. Fue un precursor de una era de innovación y creatividad en el mundo de la música, un testimonio del poder transformador de la tecnología en manos de los visionarios.
El primer pedal de efectos para guitarra fue mucho más que un simple dispositivo tecnológico; fue un hito en la historia de la música, que abrió las puertas a un mundo de posibilidades sonoras para generaciones futuras de músicos y artistas. Su legado perdura hasta el día de hoy, recordándonos que la verdadera magia de la música reside en la exploración constante y la búsqueda de nuevos horizontes sonoros.
Festivales e Industria
Los Orígenes de los Managers Musicales: De la Ley Seca a la Industria del Entretenimiento

La figura del manager de los músicos que es una pieza clave en la carrera de cualquier artista hoy en día cuenta con una historia increíble… Los managers tienen un origen que se remonta a una época compleja y fascinante: la era de la Ley Seca en Estados Unidos (1920-1933). Durante estos años, la prohibición del alcohol generó un contexto social y cultural único que contribuyó a la aparición de intermediarios esenciales para que los músicos pudieran acceder a espacios de presentación y conseguir contratos.
La Ley Seca, implementada por la 18ª Enmienda a la Constitución de Estados Unidos y la Ley Volstead, prohibió la fabricación, venta y transporte de bebidas alcohólicas, pero como siempre, lejos de erradicar el consumo, esta medida impulsó la proliferación de clubes clandestinos llamados “speakeasies”, donde se servía alcohol de forma ilegal.

Estos speakeasies se convirtieron en epicentros culturales, especialmente para géneros emergentes como el jazz y el blues que buscaban espacios para presentarse, obviamente debido a la clandestinidad de estos establecimientos, los músicos no podían simplemente llegar y ofrecer sus servicios y así urgió entonces la necesidad de personas que conocieran el entramado social y legal para conseguirles estos “toques”.
Los primeros managers musicales actuaban como intermediarios que negociaban directamente con los dueños de los speakeasies y clubes clandestinos. No solo conseguían presentaciones para los músicos, sino que también manejaban las relaciones y protegían a los artistas de las complicaciones legales y sociales de esa época.
Un caso destacado es el del legendario manager y promotor John H. Hammond, aunque un poco posterior a la Ley Seca, que desde los años 30 impulsó la carrera de músicos de jazz y blues, pero durante la prohibición estos intermediarios muchas veces estaban ligados a redes del hampa o a empresarios que operaban en la ilegalidad, lo que explica su rol estratégico para la supervivencia de los músicos en ese ambiente.

Con el fin de la Ley Seca en 1933 y la consolidación de la industria del entretenimiento, la figura del manager comenzó a profesionalizarse. En 1937 se fundó la Association of Talent Agents (ATA) en Los Ángeles, California, que reguló y formalizó la intermediación en la industria artística. Esto permitió que el rol evolucionara de simple intermediario a representante estratégico que maneja contratos, giras, promociones y la carrera artística en general.
Con el tiempo, managers como Brian Epstein, quien descubrió y dirigió la carrera de The Beatles en los años 60, ejemplificaron la importancia de esta figura en la música moderna, consolidándola como un elemento imprescindible para el éxito comercial y artístico.
La figura del manager musical nació de una necesidad concreta en un contexto de ilegalidad y limitaciones sociales. Durante la Ley Seca, estos intermediarios fueron clave para que los músicos pudieran acceder a espacios de presentación y garantizar la continuidad de su arte. Su evolución desde aquel entonces hasta la actualidad refleja cómo la industria musical se profesionalizó y se adaptó a las exigencias de cada época, consolidando al manager como un actor central en la carrera de cualquier artista.
Colombia
Así fue BIME Bogotá, un evento clave con retos que superar y oportunidades tangibles.

BIME Bogotá 2025 se consolidó como uno de los eventos más importantes de la industria musical de Latinoamérica. Desde su creación, este festival ha jugado un papel crucial al conectar a artistas, productores, agentes y profesionales del sector, ofreciendo una plataforma que fomenta la colaboración, la innovación y el intercambio cultural. Con su tercera edición, BIME Bogotá se afianza como una cita obligada para todos los que buscan comprender y participar en el ecosistema musical contemporáneo.
BIME Bogotá ha logrado posicionarse como un evento de gran relevancia para la música no solo en Colombia, sino en toda América Latina. A través de su modelo, que integra conferencias académicas, showcases de talento emergente y oportunidades de networking, el festival ha funcionado como un punto de encuentro ideal entre la industria musical latina y la europea. Este tipo de eventos no solo ayudan a la consolidación de nuevos artistas, sino que también ofrecen una oportunidad invaluable para los profesionales del sector de compartir conocimientos y explorar nuevas tecnologías que están transformando el negocio de la música.

La creación de espacios para que los músicos, productores, agentes y demás actores de la industria se conecten, discutan tendencias y exploren nuevas posibilidades, ha sido uno de los pilares del evento, pero lo que realmente distingue a BIME es su capacidad para abrir puertas a artistas emergentes de todo el continente, ofreciéndoles un escenario que les permite darse a conocer no solo dentro de su país, sino a nivel internacional, en realidad esa es la razón de ser de esta plataforma, que las nuevas generaciones aprendan sobre la industria, es un evento dirigido más que todo a los que se están formando en el ecosistema musical, en ese sentido funciona.
Pese al indiscutible éxito que ha tenido BIME Bogotá, no ha estado exento de retos que deben ser abordados en futuras ediciones. En primer lugar, algunos asistentes y expertos han señalado que el festival aún tiene espacio para evolucionar en términos de su diversidad de géneros y propuestas. Aunque el evento promueve un enfoque inclusivo, es cierto que la programación podría ofrecer una mayor variedad de géneros que representen más fielmente la amplitud de la música latinoamericana. A menudo, los artistas más establecidos o de tendencias más comerciales dominan el escenario, lo que podría dejar de lado propuestas experimentales o menos comerciales que también tienen mucho que aportar, BIME se centra más que todo en el pop y en propuestas de fusión que son consideradas comerciales, por ejemplo en la versión de este año se vio que no se tiene conocimiento de actores claves y longevos en la escena colombiana por parte de quienes organizan y que podrían ser aliados poderosos.

Otro aspecto que se ha señalado es la necesidad de integrar a los artistas locales de manera más visible. Aunque BIME Bogotá ha sido una excelente plataforma para la proyección de talentos internacionales, hay quienes consideran que aún no se ha logrado un equilibrio justo entre las propuestas de artistas internacionales y las de los músicos colombianos y latinoamericanos. Muchos sugieren que, para el futuro, BIME podría convertirse en un lugar que no solo exhiba talentos internacionales, sino que también se enfoque en dar una mayor visibilidad a la música de la región, especialmente aquellas que se encuentran en la vanguardia de la escena independiente.
Para los agentes del sector es dificil conectarse, muchos no llenan su perfil y es casi un estándar que no contestan los mensajes que se envían por la plataforma, la dinámica que se usa es llegar al evento y tratar de conectarse de cualquier manera mirando los nombres en las credenciales, sería excelente que BIME además de ser un lugar para aprender funcionara como una especie de “feria” en donde cada agente tuviera una mesa o stand (Como sucede con algunas representaciones) para poder crear alianzas y relaciones, los speed meetings no son suficientes para esto. Se recalca entonces la identidad del evento más como plataforma educativa que como epicentro de networking.
Con una tercera edición que se consolidó como uno de los eventos más importantes en el panorama musical de la región, el festival tiene un gran potencial para continuar expandiéndose y evolucionando. No solo en términos de la cantidad de artistas y profesionales que atrae, sino también en su capacidad para adaptarse a las nuevas dinámicas del mundo digital, las plataformas de streaming y la interacción con las nuevas tecnologías. En un mundo musical que está constantemente cambiando, BIME Bogotá tiene la oportunidad de seguir liderando y transformando la industria, adaptándose a los tiempos y tomando en cuenta las nuevas demandas tanto de los artistas como del público.

Si bien BIME dejó una huella positiva, las ediciones futuras deberán enfrentar los desafíos de diversificación y accesibilidad mencionados. Si logra integrar una mayor gama de géneros musicales, representar con justicia a los artistas locales y expandir su enfoque hacia una experiencia más inclusiva para el público en general, podría transformarse en una de las plataformas más relevantes a nivel mundial para el desarrollo y la difusión de la música, el evento podría aprovechar la oportunidad de integrar nuevas tecnologías, como los conciertos virtuales y las experiencias interactivas, para atraer a un público más amplio y conectado. No solo se trata de una plataforma de exposición, sino también de un espacio para explorar el futuro de la música, la producción y el entretenimiento, a diferencia de BIME Bilbao en donde es muy provechoso asistir de manera virtual, seguir las charlas y conectarse con los agentes.
En general necesitamos más eventos como este en el país, sobretodo porque el acceso a la industria para los nuevos artistas es muy cerrado en la actualidad, pero también se requiere el compromiso de que los que ya están trabajando en ella se abran y estén dispuestos a colaborar con las nuevas generaciones para lograrlo.
Colombia
Desde las tinieblas de Chille Dies Irae llega a Colombia con su gira de Black Metal Infernal

Bajo el oscuro abrazo del invierno del año 2000 en Rancagua (Chile), cuatro mentes inquietas por lo blasfemo y lo apocalíptico dieron vida a Dies Irae, banda que toma su nombre del latín “El día de la ira”. Desde entonces, su música ha sido una marcha constante hacia lo más profundo del Black Metal sudamericano combinando lírica sacrílega, oscuridad sonora y una visión inquebrantable de la escena extrema.
Su historia comenzó con el demo “Desde el trono” (2002), cinco pasajes de agonía grabados en Estudios Robledal, que recorrieron de norte a sur el territorio chileno. Este primer material los llevó a compartir escenario con grandes exponentes del metal nacional y a participar en eventos como el Bio Bio Black Metal Fest “Metal of Lord”, donde Rancagua tuvo su representación infernal.
En 2006 llega su primer álbum completo, “Orgullosos del poder oscuro”, una producción de siete temas grabada nuevamente en Estudios Robledal y difundida al extranjero. En esa misma etapa, con nuevos integrantes más comprometidos con la causa oscura, la banda dio su primer paso fuera de Chile con una presentación en Mendoza (Argentina), junto a Death Gardens y Septicemia.

Ese mismo año, “Rebelión”, uno de los temas más representativos del álbum, fue seleccionado para su primer videoclip, marcando así una nueva era audiovisual para la banda.
Martillazos, videoclips y giras internacionales
En 2010 lanzaron “Mil Martillazos de Ira”, su tercer trabajo, con ocho temas grabados en estudios Ra de San Francisco de Mostazal. Al poco tiempo, junto a la productora MadColor, se grabó el segundo videoclip para el tema “Nocturna Reverencia”, lo que derivó en una extensa gira nacional.
En 2012 la banda recibió una invitación para girar por Ecuador, expandiendo aún más su dominio infernal. Ese mismo año, Dies Irae participó en el split “VOMITUS ET SERPENTIUM”, junto a Undertaker of the Damned, lanzado por Australis Records, alianza que se repitió en 2022 con la segunda entrega del split, “Bismegisto Vomitus et Serpentium II”.
La visión del caos y la conquista de Colombia
En 2023, Dies Irae desató su cuarto y más reciente ataque sonoro: “La Visión del Caos”, una obra de nueve himnos infernales en formato digipack, nuevamente bajo el sello Australis Records.
Ahora, en mayo de 2025, la tormenta negra de Chile llega a Colombia. Dies Irae se presentará en tres ciudades del país:

Medellín – 22 de mayo, Bar Barnaby
Manizales – 23 de mayo, Bar Plug and Play
Bogotá – 24 de mayo, Sound City
En estas fechas estarán acompañados por un cartel de peso pesado de la escena extrema nacional: Sforzando (Medellín), Narcocracia (Bogotá), Slave of Chains (Medellín), Licantropía (Bogotá) y Fúnebre (Manizales).
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