La mirada Subterránica
Palestina e Israel: Rock y Guerra, un análisis del conflicto con la banda sonora de sus bandas de Metal.
El conflicto entre Israel y Palestina es uno de los más antiguos y complejos del mundo, ha causado miles de muertos, heridos y refugiados y parece no tener una solución pacífica a la vista, pero en medio de la violencia y el sufrimiento, hay una expresión cultural que une a ambos pueblos: el rock.
Es increíble lo universal que es el rock y el Metal, está presente en todos los pueblos del planeta tierra, se mimetiza, se hace propio, se combina con cada cultura, es un lenguaje que hablan todos los países, ese lenguaje de distorsiones, de guitarras con riff, baterías cavernícolas y fuertes, bajos que hacen temblar la tierra y voces de rabia y llenas de energía, ese rock que sirve para pelear, para gritar, para hacer denuncias y que en este caso en ese par de pueblos que se han odiado durante cientos de años es un lenguaje común, un pequeño pegamento de lado y lado que demuestra que todos somos iguales, que todos los humanos hacemos lo mismo y vivimos lo mismo y que la única salida para este conflicto es que sean reconocidos dos estados, Israel y Palestina para que puedan convivir de manera digna y pacífica sin los extremismos de la religión y las presiones políticas de otros países.
Este escrito es un deber, mi familia es Palestina, tengo un profundo aprecio por Israel también, viví en ese país algún tiempo, soy consciente de que hay muchas fallas, tuve varias amigas judías y me siento un poco frustrado por no poder ayudar o ser útil en esta causa, pero como periodista mi arma son las palabras y espero que este artículo pueda ayudarles a comprender un poco el conflicto y a conocer algunas bandas que le cantan al mismo, unidas de lado y lado por el sonido y el poder del Rock.
Todo el mundo vio por televisión como se perpetró el atentado de Hamás en Israel mientras era sábado, día de descanso del pueblo judío. Llegaron en parapentes y con tractores y motos incursionando en una ciudad del sur del país, en un festival de música, disparando, matando a varias personas.
Hamás no es el gobierno de Palestina, de hecho, no hay un gobierno en Palestina, Hamás es una organización política y militar que se fundó en 1987 como una rama de la Hermandad Musulmana, su nombre significa Movimiento de Resistencia Islámica y su objetivo es establecer un Estado palestino bajo la ley islámica. Hamás controla la Franja de Gaza desde 2007, cuando expulsó a su rival Fatah, el partido del presidente palestino Mahmud Abás. Hamás también tiene presencia en Cisjordania, donde compite con Fatah por el apoyo popular, pero ojo, no todos los palestinos a pesar de que la mayoría son musulmanes quieren un estado islámico porque ustedes ya saben lo que es un estado islámico, ya hemos podido ver como son estos estados en cuestión de derechos humanos e igualdad. Mi familia no es musulmana, nunca lo fue, eran palestinos cristianos de Belén, huyeron de esa guerra y han pasado por todas partes incluyendo EL Salvador o Colombia en donde yo nací, la rama palestina de mi familia es la de mi madre, con quien yo crecí, en casa de mis abuelos que hablaban árabe y comíamos garbanzos y berenjenas rellenas, mi arraigo con mi país natal ha sido difícil porque crecí en otra cultura. Sin embargo, jamás, en toda mi vida escuché a mis abuelos o a nadie de mi familia hablar mal ni de Israel ni de Palestina, de hecho cuando viajé a Israel me apoyaron y en realidad yo conviví fue con los judíos, viví es un Kibbutz, tuve algunas parejas y tengo muchos amigos que quiero con el corazón, lo que quiero decir con esto es que no estoy de acuerdo con esta pelea y mucho menos con toda la barbarie que he visto en las noticias, me duele mucho y debe parar.
Hamás es considerada una organización terrorista por varios países, incluidos Israel, Estados Unidos y la Unión Europea, debido a sus ataques contra objetivos israelíes, que incluyen atentados suicidas, lanzamiento de cohetes y túneles, pero también tienen un brazo político y social que provee servicios básicos a los habitantes de Gaza, como educación, salud y asistencia humanitaria ya que Gaza es un lugar muy pobre y paupérrimo.
Tratar de responder entonces quien es el representante del pueblo palestino es muy difícil y al no ser Palestina un país entonces hay muchas respuestas, ya que existen diferentes actores políticos que reclaman esa legitimidad, según la mayoría de los países y organizaciones internacionales, el representante oficial del pueblo palestino es la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que es el órgano administrativo que gobierna en Cisjordania y que reconoce el Estado de Israel.
La ANP se creó en 1994 como resultado de los Acuerdos de Oslo entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que es la entidad que agrupa a las principales facciones políticas y militares palestinas, esta se fundó en 1964 y fue reconocida como el único representante legítimo del pueblo palestino por la Liga Árabe en 1974 y por la ONU en 1975, la OLP declaró la independencia del Estado de Palestina en 1988 y ha sido reconocida por más de 130 países, esta era la que lideraba Yasser Arafat ¿Recuerdan? Lo interesante es que fueron Los Estados Unidos los que financiaban a Hamás para hacerle frente a la OLP, se repite la historia que vimos con la Talibanes.
Entones lo que pasa en la Franja de Gaza, es que Hamás la controla desde 2007, cuando expulsó a las fuerzas leales a la ANP, ellos se oponen al reconocimiento de Israel y han llevado a cabo numerosos ataques contra objetivos israelíes, incluyendo atentados suicidas, lanzamiento de cohetes y túneles, entonces claro, Israel tiene derecho a defenderse, pero ¿de quién? SI es que Palestina no tiene ejercito y Hamás es un grupo de gente, así que quienes pagan al final son los niños, los abuelos, los enfermos y en general todo el pueblo de lo que queda de “Palestina”.
Así que la pregunta a responder es ¿contra quién es la guerra que han declarado? El conflicto entre Israel y Palestina es muy complejo y tiene muchas causas y consecuencias, no hay una respuesta simple a la pregunta, se puede decir que la guerra es entre Israel y los grupos armados palestinos, principalmente contra Hamás, Israel quiere defender su seguridad y su existencia como Estado judío, mientras que los palestinos quieren liberarse de la ocupación israelí y lograr su independencia como Estado árabe, hay que sumar que el conflicto también tiene dimensiones regionales e internacionales ya que hay otros países y organizaciones que apoyan o se oponen a uno u otro bando. Por ejemplo, Irán y Turquía respaldan a Hamás, mientras que Estados Unidos y la Unión Europea apoyan a Israel, y hay otros actores como Egipto, Jordania, Arabia Saudita y Qatar que tratan de mediar entre las partes o influir en el curso de los acontecimientos.
En resumen y para hacer una analogía de lo que acaba de suceder es como si las disidencias de las Farc enviaran algunos combatientes a una ciudad de Estados Unidos y estos asesinaran a algunas personas y en respuesta, Estados Unidos declara la guerra a Colombia, ya que esas disidencias de las Farc representan al país y lo bombardean, lo encierran, lo invaden, excepto una pequeña región al sur a donde tienen que ir sí o sí todos los colombianos, complicado pero es algo así, USA tendría en teoría el derecho ¿pero de qué manera?
Encima de todo, también pesan aspectos religiosos, culturales e históricos ya que ambos pueblos reclaman lazos ancestrales con la tierra sagrada de Palestina y Jerusalén, hay cuestiones como el estatus de los refugiados palestinos, el asentamiento de colonos judíos en Cisjordania, el bloqueo de Gaza, el acceso a los lugares santos y el reconocimiento mutuo de los derechos nacionales, todo eso es una olla a presión que estalla a cada rato y vuelve a ser tapada para que vuelva a estallar.
Hay que entender que a Palestina no la han reconocido como un país desde que Israel fue instalado por la ONU en lo que durante muchos siglos fue Palestina y esto tiene razones muy complejas y depende de varios factores políticos, históricos y jurídicos, algunos países, como Israel, Estados Unidos y la Unión Europea, consideran que el reconocimiento de Palestina debe ser el resultado de un acuerdo de paz negociado entre las partes y no una decisión unilateral o impuesta por terceros que fue lo que sucedió con Israel después de 1945.
Otros países, como Reino Unido, Francia, Alemania y Japón han expresado su apoyo a la aspiración palestina de tener un estado propio, pero han señalado que el reconocimiento formal dependerá del avance del proceso de paz y del cumplimiento de ciertos criterios, como la unidad política entre la Autoridad Nacional Palestina y Hamás, el control efectivo sobre el territorio y la capacidad de cumplir con los compromisos internacionales.
Algunos países, como Canadá, Australia y México, han mantenido una posición ambigua o cautelosa sobre el reconocimiento de Palestina, argumentando que se trata de una decisión soberana que debe ser tomada en función de los intereses nacionales y las circunstancias regionales. Estos países han expresado su preocupación por la situación humanitaria y los derechos del pueblo palestino, pero también han reafirmado su apoyo a la seguridad y el derecho a existir de Israel.
La guerra se permite porque no hay una autoridad internacional que pueda imponer una solución pacífica al conflicto ni sancionar a las partes por sus violaciones del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. La ONU ha emitido varias resoluciones que piden el fin de la violencia, el respeto al derecho internacional y la solución de dos estados, pero no tiene los medios para hacerlas cumplir. Los países con influencia en la región, como Estados Unidos o Egipto, han intentado mediar entre las partes o promover iniciativas de paz, pero no han logrado resultados duraderos.
Hablando entonces de esta “Guerra”, podemos decir que es muy asimétrica, ya que Israel tiene una superioridad militar abrumadora y puede atacar objetivos en Gaza casi a voluntad y Palestina tiene pocas opciones para defenderse o responder a los ataques israelíes y sufre muchas más víctimas civiles y daños materiales, entonces cada vez que a uno de los grupos extremistas Palestinos les da por hacer algo como el atentado que vimos, Israel se lanza con todo el fuego contra Gaza y ahí es donde la balanza se inclina solo a un lado, repito, es lógico que Israel se defienda, obvio, pero a veces parece que esa defensa consiste en borrar lo que queda de Palestina.
Este es un conflicto que se ve mal y que ha hecho sufrir a muchas personas, ha desplazado a millones y millones han muerto, como dije al principio, los dos estados deben existir respetándose unos a otros, sin meterse en los asuntos del otro ya que son muy diferentes en sus culturas pero esta guerra debe parar, el mundo debe ayudar, es increíble como los países son tan en algunos casos neutrales y en otros apoyan a una de las facciones buscando el exterminio de la otra pero no la creación de los dos estados. ¿Ya qué? Ya lo que pasó, pasó y si seguimos en el problema (a mi parecer bastante estúpido) de ¿A quién le dio Dios la tierra? Entonces no habrá un final feliz.
Y pues de lado y lado esta el rock, está el Metal, está la misma música, la misma rabia, las mismas marcas de guitarras eléctricas, las mismas marcas de baterías, obviamente en Palestina todo se hace más pobre, más precario, pero hay palestinos en otras partes del planeta que están haciendo la tarea del rock. Así que acá les muestro algunas de estas bandas, de estas expresiones, haciendo un llamado a acabar los conflictos de esta tierra, porque nací en Colombia un país que nunca ha visto la paz, soy salvadoreño también, otro país que nunca ha visto la paz, no, Bukele no es un mesías salvador, después les hablo de eso, y soy hijo de Palestinos y estoy harto de la guerra y la violencia, recuerden la máxima “Simio no mata simio”.
Repitan: “Simio no mata simio” “Simio no mata simio” “Simio no mata simio” “Simio no mata simio” “Simio no mata simio” “Simio no mata simio” “Simio no mata simio” “Simio no mata simio”
Bandas Palestinas:
Khalas: Esta banda se formó en 1998 en Ramala y se define como “Arabic Rock Orchestra”. Su música combina elementos del rock, el metal y la música árabe tradicional. Han lanzado tres álbumes y han girado por Europa y Estados Unidos su género es el Folk Metal.
Zalaam: Black Metal Atmosférico desde Palestina, fundada en 2019, no hay mucho que explicar para entender el mensaje que quieren transmitir. Tomando más y más notoriedad cada día.
OspreyV: Es una banda de rock de ciudad de Gaza lo cuál lo hace más extraña aun, conformada por profesionales, le cantan al conflicto.
Como bonus:
Ministry of Dub-Key: Esta banda se creó en 2006 en Haifa Inspirándose en la música reggae y el folclore palestino, Ministry of Dub-Key teje con habilidad una fusión cautivadora. Su innovación se extiende a introducir la danza Dabke y el sonido Mijwiz, mezclados con maestría con ritmos de hip-hop y Dancehall, dando lugar al vibrante estilo Arab-A-Dub., es increíble que la influencia caribeña llegue tan pura a esas tierras. Su música tiene un mensaje político y social que denuncia la ocupación israelí y la opresión de los palestinos. Han lanzado dos álbumes y han participado en festivales internacionales.
Bandas de Israel
Orphaned Land: Los maestros originales del heavy metal israelí, Orphaned Land, han condenado el conflicto israelo-palestino a lo largo de su carrera, a menudo provocando controversia por negarse a defender los intereses de un país sobre el otro.
Melechesh: Black Metal de Jerusalem. Problemas entre Melechesh y la gente estrictamente religiosa en Jerusalén, así como otras razones profesionales y personales, animaron a la banda a trasladarse con sus miembros a Holanda, donde podían seguir trabajando sin el acoso de las autoridades religiosas. Como el baterista no pudo mudarse, encontraron un sustituto con Proscriptor de Absu, que luego fue reemplazado por el baterista holandés Xul. Xul fue despedido en 2013.
Betzefer: Esta banda se creó en 1998 en Tel Aviv y se dedica al groove metal. Su música tiene influencias de bandas como Pantera, Sepultura o Machine Head. Han lanzado cuatro álbumes y han participado en festivales internacionales. Puedes escuchar su canción “Down Low” en este enlace.
Así que, al pueblo judío le debo mucha hospitalidad, amigos y buenos momentos en esta vida, y pongo mi solidaridad y apoyo total al pueblo Palestino para quienes solicito la creación de un estado digno, con igualdad, en donde su pueblo pueda vivir en paz y en abundancia. Los mismos sentimientos que tengo por mi país, Colombia, que en este momento parece más una letrina que un país. Ya estamos muy viejos para seguir andando así. Rechazar toda forma de violencia de parte y parte y solicitar mesura en el uso de fuerza desmedida contra los civiles que no luchan.
Que el rock nos una.
Felipe Szarruk, Doctorando en periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, Magister en Estudios Artísticos de la Facultad de Artes ASAB Universidad Distrital Fco José de Caldas, Comunicador Social y Músico. Fundador de Subterránica y su colectivo de medios y espacios independientes.
Para más música proveniente de la región pueden visitar el siguiente enlace: https://www.lycanthropia.net/best-israeli-palestinian-black-metal-albums.php?smode=c
Colombia
El dedo en la llaga que duele: Bandas tributo ¿Artistas o mercenarios?
En la cultura popular, los términos tributo y homenaje se utilizan frecuentemente, pero rara vez se analizan con la profundidad que merecen, especialmente en la música. Estos conceptos, en teoría, deberían implicar respeto y admiración hacia un artista o una obra. Sin embargo, el término banda tributo, popularizado en los bares y clubes nocturnos, ha ido perdiendo su significado original para convertirse, en muchos casos, en un simple negocio que explota el talento ajeno sin aportar nada nuevo. ¿Son estas bandas realmente un tributo o un homenaje? ¿O estamos frente a una versión mercenaria del arte? Vamos a desglosarlo.
¿Qué es un tributo y qué es un homenaje?
Empecemos por lo básico. Un tributo es una manifestación de respeto o admiración hacia una persona o un grupo que ha tenido un impacto significativo en una comunidad, la cultura o la historia. En el contexto musical, un tributo debería implicar una reinterpretación o recreación respetuosa de la obra de un artista, intentando capturar la esencia que lo convirtió en un ícono.
Por otro lado, un homenaje va más allá del simple reconocimiento. Un homenaje es una celebración de la obra o la figura de alguien, no sólo por lo que logró, sino por lo que simboliza. En el caso de un homenaje musical, lo ideal sería que los músicos aporten algo de su propia creatividad, reinterpretando la obra original con su propio toque personal, como una forma de extender el legado artístico.
En ambos casos, tanto el tributo como el homenaje deben basarse en la admiración genuina, el respeto y la creatividad. Sin embargo, lo que muchas bandas que tocan en bares bajo la etiqueta de “banda tributo” hacen, es simplemente replicar el repertorio y la imagen de grandes artistas para generar ingresos, sin aportar ninguna innovación o valor artístico real.
El negocio de las bandas “tributo”: Entre lo mercenario y lo superficial
Hoy en día, las bandas “tributo” son un fenómeno generalizado. Es común encontrar en cualquier ciudad bares llenos de gente que asiste a escuchar a una banda que emula a un artista o grupo famoso, interpretando exactamente los mismos temas y, en muchos casos, hasta intentando replicar los movimientos y la imagen del ícono original. Lo que muchas de estas bandas tributo hacen va más allá de la mera imitación: se apropiaron de la obra, y de la estética, para ofrecer un producto diseñado exclusivamente para generar ingresos, con el mínimo esfuerzo creativo.
Pero ¿dónde está el problema? Esa es la pregunta que todos se hacen ¿Por qué importa? ¿Qué es lo que está mal acá? Esencialmente, en la falta de autenticidad y en el aprovechamiento comercial de un legado artístico sin permiso ni reconocimiento. A menudo, estas bandas no pagan por derechos de autor, usan la imagen de los artistas sin su consentimiento (Ya ni siquiera ponen la foto de la banda sino del artista original), y se benefician económicamente del trabajo de otros, sin aportar una interpretación que realmente se pueda considerar un tributo en el sentido más puro del término.
Esto convierte el acto de tocar música en bares en algo más parecido a un negocio mercenario que a un verdadero acto artístico. La música deja de ser arte para convertirse en un simple mecanismo para ganar dinero rápido, a costa de la nostalgia del público, que muchas veces ni siquiera se da cuenta de que está aplaudiendo una versión vacía de lo que alguna vez fue una obra creativa vibrante y revolucionaria.
¿Por qué no son un tributo ni un homenaje?
Una banda tributo, en su esencia más pura, debería tomar la música del artista que admiran y reinterpretarla con respeto, sumando algo nuevo que permita que la obra original continúe viva de una manera diferente. Un homenaje, por su parte, debería ser una forma de honrar la trayectoria y el impacto del artista en cuestión, haciendo referencia a su legado pero añadiendo una nueva visión.
Sin embargo, lo que vemos hoy en la mayoría de los bares y clubes es un copy-paste sin alma. No hay un esfuerzo por ofrecer una reinterpretación creativa o por explorar nuevas maneras de interpretar la música que celebran. En lugar de eso, muchas bandas tributo simplemente se limitan a replicar el sonido y la apariencia, confiando en la nostalgia para atraer a una audiencia, y dejando de lado cualquier ambición artística. Es una reproducción mecánica del pasado.
El problema central es que, lejos de ser un homenaje o un tributo, este modelo ha degenerado en un sistema de explotación artística que usa el prestigio de grandes artistas para fines comerciales sin aportar valor nuevo. Se podría argumentar que estas bandas viven del aplauso prestado, tomando como propio el reconocimiento que pertenece a los músicos originales. Su objetivo no es la expresión artística, sino la reproducción de éxitos probados con la esperanza de un rápido beneficio.
El aplauso prestado: ¿dónde queda la autenticidad?
El aplauso prestado es el corazón de este problema. Los músicos de bandas tributo se alimentan de la nostalgia de los fans, pero no se ganan ese reconocimiento por su propio talento o innovación. Viven del eco de algo que ya existió, de una obra que no es suya, y en lugar de sumar algo nuevo al panorama musical, simplemente ocupan un espacio de repetición.
Es cierto que no todos los artistas deben revolucionar la música, pero hay una diferencia abismal entre interpretar canciones de un artista que admiras con pasión y creatividad, y usar su legado como una vía rápida para el éxito.
Una banda que se limita a copiar el vestuario, los movimientos y las canciones sin más, no está rindiendo un verdadero tributo; está haciendo un negocio con la memoria de alguien más. En muchos casos, los músicos de estas bandas no buscan crear algo duradero o significativo; solo quieren llenar el local y recibir el aplauso fácil. Es una versión mercenaria del arte, que reduce la música a un simple producto de consumo rápido.
¿Qué queda del arte en este modelo?
Al final, el problema con las bandas tributo que no aportan nada nuevo es que contribuyen a la mercantilización extrema del arte. No hay riesgo, no hay innovación, no hay un proceso creativo que lleve a algo más. Y si bien hay un lugar para la interpretación y la recreación, lo que vemos en muchos bares no es ni tributo ni homenaje, sino una forma de capitalizar el trabajo y el legado de otros sin el esfuerzo ni el respeto que debería requerir el uso de una obra ajena.
Este modelo se alimenta de la nostalgia y explota el deseo de revivir momentos del pasado, pero al final del día, está vacío de autenticidad. Para muchos músicos que intentan vivir de su propia creación y su propia voz, este fenómeno puede resultar frustrante: mientras algunos se esfuerzan por encontrar un espacio para su arte original, otros optan por lo fácil, explotando el legado de quienes ya marcaron el camino.
Las bandas tributo han distorsionado lo que realmente significa rendir homenaje a un artista. Han convertido un acto que debería estar lleno de respeto y admiración en un mecanismo mercenario para hacer dinero fácil, explotando el trabajo de otros sin pagar lo que corresponde ni aportar valor artístico. El arte, en su forma más pura, es riesgo, es creatividad, es expresar algo propio. El problema con muchas de estas bandas es que, lejos de rendir un verdadero tributo, lo que están haciendo es vivir del eco de algo que no les pertenece. Y en ese proceso, están contribuyendo a la desvalorización del arte como una forma de expresión auténtica.
¿Qué debería hacer una banda para ser un verdadero tributo?
Para que una banda “tributo” pueda realmente considerarse un tributo auténtico y no un simple negocio que explota la nostalgia, es fundamental que adopte una serie de medidas que vayan más allá de imitar el sonido y la imagen del artista original. Aquí te expongo algunos pasos clave que deberían seguir:
El primer y más importante paso que una banda tributo debe tomar es pagar regalías por el uso de la música y la imagen de los artistas originales. Muchas bandas tributo tocan las canciones de sus ídolos sin preocuparse por el hecho de que están utilizando una obra protegida por derechos de autor para generar ingresos. Los artistas originales, o sus herederos en caso de artistas fallecidos, merecen ser compensados por el uso de su trabajo, así como por el uso de su imagen si la banda intenta replicarla de alguna manera.
No hacerlo convierte este acto en una forma de apropiación que es, en última instancia, ilegal y moralmente cuestionable. Respetar los derechos de autor es fundamental para dignificar el trabajo del artista, porque ese legado no debería ser explotado sin retribución. Hay maneras claras y accesibles de cumplir con estas obligaciones legales, como a través de sociedades de gestión colectiva de derechos que se encargan de distribuir las regalías.
Un verdadero tributo no se limita a copiar de manera exacta las canciones y el estilo del artista original. Las mejores bandas tributo son aquellas que aportan algo nuevo a la música que interpretan, ya sea con arreglos innovadores, instrumentaciones distintas o incluso con una reinterpretación que dé una nueva vida a las canciones.
Cuando una banda simplemente imita, está tomando el camino fácil, sin ofrecer ninguna aportación propia. En cambio, cuando una banda se atreve a experimentar y añadir su propio toque personal, contribuye al crecimiento del legado del artista, mostrando que la música puede evolucionar y continuar inspirando a las nuevas generaciones de maneras diferentes. De esta forma, la banda deja de ser un mero vehículo de nostalgia para convertirse en un puente entre el pasado y el presente, honrando de verdad la obra del artista.
Otra señal de un verdadero tributo es la transparencia. Las bandas deben ser claras acerca de su objetivo: ¿Están simplemente replicando canciones para lucrarse? ¿O están realmente buscando mantener viva la música de su artista favorito de una manera significativa? Las bandas que se toman en serio su rol de tributo deberían mostrar un profundo conocimiento y respeto por la trayectoria y la influencia del artista original.Esto puede implicar, por ejemplo, el incluir en sus presentaciones una explicación del contexto en el que las canciones fueron creadas, las historias detrás de las letras, o cómo el legado del artista ha influenciado a la banda. Al compartir este conocimiento, las bandas pueden ayudar a educar a sus audiencias, haciéndolas más conscientes del valor cultural y artístico de la música que están escuchando.
Una forma auténtica de rendir tributo es hacer algo concreto para contribuir al legado del artista. Esto podría ser mediante donaciones a fundaciones o causas que el artista apoyaba en vida, o incluso participar en proyectos de restauración o conservación de su obra. Las bandas también pueden contribuir organizando eventos que no solo celebren la música, sino que también generen ingresos para las causas benéficas relacionadas con el artista.
Por ejemplo, si una banda tributo a Queen organiza un evento en el que parte de los ingresos se donan a organizaciones de lucha contra el VIH, estaría no solo homenajeando a Freddie Mercury, sino también continuando con su legado de apoyo a esa causa. Esto permite que el tributo tenga un impacto tangible más allá del simple acto de interpretar canciones.
Usar la imagen de un artista famoso para atraer al público es algo delicado. Las bandas tributo a menudo intentan replicar no solo la música, sino también el look y los gestos del artista original. Esto, si se hace de manera superficial o burlesca, puede llegar a ser ofensivo o de mal gusto.
Un verdadero tributo debe abordar la representación del artista con dignidad y respeto, evitando la caricaturización o el uso exagerado de estereotipos. Es clave recordar que la imagen del artista original no debe ser tratada como una simple mercancía. Si una banda decide emular la estética de su ídolo, debe hacerlo con respeto hacia el valor simbólico y cultural que esa imagen representa, y no solo para crear una versión comercial vacía que busca el aplauso fácil
Las bandas tributo tienen la oportunidad de construir una identidad artística propia mientras rinden homenaje a sus ídolos. Si bien pueden basarse en la música del artista original, deberían esforzarse por encontrar su propio estilo y voz dentro de esa música. Un buen tributo no trata de ocultar la identidad de los músicos detrás de la máscara del artista original, sino que busca que esos músicos crezcan artísticamente a través de la obra que están celebrando.
Esto puede significar realizar conciertos en los que mezclen las canciones del artista homenajeado con sus propias composiciones originales o con versiones de las canciones que reflejen su estilo particular. De esta forma, la banda tributo puede atraer a un público que no solo busca revivir el pasado, sino que también está interesado en ver cómo evoluciona esa música en manos de nuevos artistas.
Otra estrategia para dignificar el trabajo como banda tributo es colaborar con músicos o productores cercanos al artista original. Esto no solo añade autenticidad al tributo, sino que también asegura que la música se está interpretando de una manera respetuosa y aprobada por quienes conocen mejor la obra del artista. Algunas bandas tributo de renombre han logrado colaborar con miembros originales de la banda a la que rinden homenaje, lo que les otorga una legitimidad y un respeto que va mucho más allá de lo que una simple imitación podría lograr.
Para que una banda realmente se pueda llamar tributo, debe ir mucho más allá de simplemente copiar la música y la imagen de un artista famoso. Debe haber un compromiso con el respeto a los derechos de autor, con la aportación creativa, con la autenticidad y, sobre todo, con el reconocimiento justo del legado del artista homenajeado. Sin estos elementos, el tributo no es más que una explotación mercantil de la nostalgia, un negocio disfrazado de homenaje, un buen ejemplo de todo lo que acá se ha hablado es la banda Led Zepp Again que cumple con todos estos requisitos y son avalados por los propios Led Zeppelin quienes aprueban cada movimiento y reciben una parte de las ganancias. Esta banda gira por todo el planeta y no es la única, hay varias.
El arte siempre ha sido una conversación entre lo pasado y lo presente. Un verdadero tributo mantiene viva esa conversación, permitiendo que la obra original evolucione y siga tocando los corazones de nuevas audiencias, con respeto y admiración. Todo lo demás es, en última instancia, un ejercicio vacío y superficial.
Sayco como siempre, la mafia pendeja que se lava las manos
Dentro del marco legal colombiano, las bandas tributo que no cumplen con las normativas sobre derechos de autor, propiedad intelectual, y el uso de la imagen de artistas están incurriendo en una serie de violaciones a la ley. A continuación, detallo las leyes y las faltas a las que estas bandas podrían estar pasando por alto, además de las obligaciones que deberían cumplir para operar legalmente.
Las bandas tributo, al interpretar y beneficiarse económicamente de las obras musicales de otros artistas sin pagar regalías o sin autorización, están infringiendo las normativas de derechos de autor en Colombia.
Ley 23 de 1982: Esta ley regula los derechos de autor en Colombia y establece que toda obra artística, literaria, o científica goza de protección. La música, las letras y las composiciones son consideradas obras protegidas bajo esta ley, lo que significa que su reproducción, distribución y comunicación pública sin la autorización del titular es ilegal.
Las bandas que interpretan en vivo o graban canciones sin el permiso expreso del titular de los derechos (artistas, compositores o herederos) están incumpliendo con esta ley.
Las bandas deben pagar regalías a través de entidades de gestión colectiva como Sayco (Sociedad de Autores y Compositores de Colombia), que se encarga de gestionar los derechos de autor en nombre de los compositores. Si una banda no está afiliada o no realiza estos pagos, incurre en una falta grave, que puede resultar en sanciones económicas y demandas legales pero ya todos conocemos la clase de mafia monopólica que es esta entidad.
Muchas bandas tributo no solo interpretan la música de artistas originales, sino que también replican su imagen, vestimenta, y estilo escénico sin el debido consentimiento, lo que constituye una violación del derecho a la imagen.
Artículo 15 de la Constitución Política de Colombia: Establece que todas las personas tienen derecho a su imagen y al respeto de su buen nombre. El uso no autorizado de la imagen de un artista para fines comerciales puede ser considerado una violación a su derecho de imagen.
Ley 1581 de 2012 (Ley de Protección de Datos Personales): Aunque esta ley está más enfocada en la protección de la información personal, su marco puede aplicarse cuando el uso de la imagen de una persona está en juego, ya que la imagen es considerada un dato personal que no puede ser utilizado sin autorización.
La reproducción de la imagen de artistas sin su consentimiento para fines lucrativos puede llevar a sanciones. Esto es particularmente problemático si la banda tributo se presenta como un reflejo exacto del artista, usando su nombre, estética y performance sin contar con los derechos correspondientes.
En Colombia, cualquier actividad económica está sujeta a las normas fiscales del país. Las bandas tributo que no registran adecuadamente sus ingresos y no declaran las regalías generadas por sus conciertos, grabaciones o ventas de merchandising están incumpliendo con las normativas fiscales.
Estatuto Tributario Colombiano: Todas las actividades lucrativas deben estar registradas y cumplir con las obligaciones tributarias correspondientes. Las bandas tributo que no registran sus actividades económicas ni declaran ingresos provenientes de sus conciertos o eventos pueden estar evadiendo impuestos.
No declarar los ingresos obtenidos a través de presentaciones en vivo, venta de mercancías o cualquier otra actividad comercial relacionada con la música tributo puede derivar en multas, sanciones y hasta investigaciones fiscales.
Si una banda tributo utiliza el nombre o logotipos asociados a la banda original, como aquellos que están registrados como marca, puede estar infringiendo la ley de propiedad industrial.
Decisión 486 de la Comunidad Andina (Régimen Común sobre Propiedad Industrial): Regula el uso de las marcas y los signos distintivos. Las bandas o artistas suelen registrar su nombre y logotipo como marca para protegerlos. Cualquier uso comercial de una marca registrada sin autorización puede considerarse una infracción de los derechos de propiedad industrial.
Usar sin autorización el nombre, logotipo o signos distintivos de una banda o artista original para promocionar un evento o una presentación podría constituir una violación de los derechos de propiedad industrial, exponiendo a las bandas tributo a demandas por infracción de marca.
El uso de arreglos musicales o la reinterpretación de una obra sin el debido crédito o autorización del autor también puede considerarse una forma de apropiación indebida. Aunque la banda interprete canciones, modificar o transformar de manera significativa la obra original puede requerir permisos adicionales, algo que muchas bandas tributo ignoran.
Ley 23 de 1982 y Decisión 351 de 1993 (Normas de protección a los derechos de autor en la Comunidad Andina): Estas leyes también cubren las obras derivadas. Si una banda realiza modificaciones importantes a la obra original, como cambios en la estructura o instrumentación, está creando una obra derivada que también está sujeta a derechos de autor.
Realizar arreglos sin permiso del compositor original y lucrar con ello podría generar reclamos legales, ya que una obra derivada es propiedad del autor original y debe contar con su aprobación.
Las bandas tributo en Colombia, aunque populares, deben cumplir con una serie de obligaciones legales para operar de manera adecuada. Esto incluye pagar regalías a los artistas originales, respetar los derechos de imagen y marca, declarar correctamente los ingresos generados, y obtener los permisos correspondientes para sus presentaciones en vivo. De lo contrario, no solo están explotando ilegalmente el trabajo de otros artistas, sino que también se exponen a sanciones legales, demandas por violación de derechos de autor y problemas fiscales.
Entonces señores, la cosa va mucho más, muchísimo más allá de un simple capricho o de una simple “envidia”, al igual que las bandas que a pesar de tener conocimiento sobre la corrupción en las instituciones del Estado y aun así siguen participando con ellos, estas bandas también son cómplices de la deshonestidad y las faltas en la música. Cómo dijo el fiscal en el caso de P.Diddy: “Si usted estuvo allí y vio cosas, así no haya participado, también es culpable”.
Pero así es, así ha sido y así será y conociendo a nuestros músicos, pasarán de largo de este artículo, diciendo que es un artículo envidioso y resentido y seguirán comiendo del aplauso ajeno sin cumplir con ninguna responsabilidad y mucho menos “rindiendo tributo” a nadie.
@subterránica
Colombia
Narcocracia y Cheyne Stokes, segundo y tercer lugar en El Monster del Rock, bandas que marcan la escena del rock colombiano
En la reciente edición del Monster del Rock Subterránica 2024, dos bandas que merecen una mención especial son Narcocracia y Cheyne Stokes, ganadoras del segundo y tercer puesto respectivamente. Estos proyectos se destacaron no solo por la calidad de sus propuestas musicales, sino también por su capacidad de conectar con el público y su contribución a la revitalización de la escena del rock alternativo en Colombia. Ambos proyectos se han posicionado como dos de las mejores propuestas actuales en el país, capturando la atención de críticos, jurados y fanáticos del género.
Narcocracia: El Rugido del Rock Contestatario
Narcocracia, quienes lograron el segundo lugar en el certamen, son un ejemplo claro de cómo el rock puede seguir siendo un vehículo para la crítica social y el cuestionamiento de las estructuras de poder. Su propuesta, cargada de letras contundentes y potentes riffs de guitarra, lleva un mensaje claro y directo, enraizado en la protesta y la conciencia social. La banda ha sabido conectar con una audiencia que busca en la música no solo entretenimiento, sino una herramienta para la reflexión y el cambio.
Con influencias del punk, el metal y el rock clásico, Narcocracia se define por su energía en el escenario y la crudeza de su sonido, lo que les ha permitido destacarse en una escena cada vez más diversa y competitiva. El jurado del Monster del Rock destacó su propuesta lírica y su capacidad para mantener viva la esencia rebelde del rock en tiempos modernos, algo que resonó tanto con los expertos como con el público presente.
La trayectoria de Narcocracia, aunque aún emergente, ya ha comenzado a ganar notoriedad en la escena local, y su participación en eventos de gran prestigio no hace más que reforzar su posición como una de las bandas más prometedoras del país.
Cheyne Stokes: Exploración Sonora y Experimentalismo
Por su parte, Cheyne Stokes, galardonados con el tercer puesto, presentan una propuesta única y experimental dentro del espectro del rock alternativo. El nombre de la banda, inspirado en un patrón respiratorio irregular asociado a estados críticos de salud, ya es un indicio de su enfoque introspectivo y conceptual. Cheyne Stokes no teme explorar las fronteras del sonido, fusionando elementos del post-rock, el progresivo y la música ambiental, creando atmósferas envolventes que invitan a un viaje sonoro lleno de matices y profundidad.
El jurado reconoció a Cheyne Stokes por su enfoque audaz y su capacidad para crear paisajes sonoros complejos, demostrando que el rock alternativo en Colombia puede ser tan diverso como sus influencias. Su música no solo apela a los sentidos, sino también a la mente, creando una experiencia inmersiva que ha capturado la atención tanto de seguidores del género como de críticos musicales.
El tercer puesto en el Monster del Rock es solo el comienzo de lo que parece ser una carrera en ascenso para Cheyne Stokes que no ha parado desde sus inicios. Con su capacidad para innovar y experimentar con el sonido, la banda se posiciona como un referente clave para aquellos interesados en las nuevas tendencias del rock en Colombia.
Proyectos que Merecen la Atención de la Escena
Tanto Narcocracia como Cheyne Stokes han demostrado ser dos de las propuestas más originales y prometedoras del rock colombiano actual. Su éxito en el Monster del Rock Subterránica no solo reafirma su talento, sino también la importancia de seguir apoyando a bandas que están transformando y modernizando la escena musical del país. Con estilos y enfoques muy diferentes, ambas agrupaciones reflejan la riqueza y diversidad del rock colombiano, un género que sigue evolucionando y atrayendo a nuevas audiencias.
La participación de estas bandas en la edición 2024 del Monster del Rock es un testimonio de la vitalidad de la escena del rock independiente en Colombia, y una señal de que aún queda mucho por explorar y descubrir en términos de talento musical. Ambas agrupaciones, con sus mensajes poderosos y sus propuestas únicas, merecen la atención y el apoyo del público, la crítica y los medios especializados.
Colombia
Lengua del Desierto es el Monster del Rock Subterránica 2024
La noche del 27 de septiembre, la banda pereirana Lengua del Desierto fue proclamada como la gran ganadora de nuestro circuito más grande y antiguo El Monster del Rock Subterránica, consolidándose como una de las propuestas más innovadoras y potentes en la escena del rock alternativo colombiano. El evento, que tuvo lugar en Bbar de Bogotá, atrajo a una multitud con ganas de rock y Metal nacional, con más de 150 personas llenando el recinto a capacidad total, reafirmando que el rock sigue vivo y resonante entre las nuevas generaciones.
Un Triunfo Reñido y Muy Merecido
El camino hacia la victoria de Lengua del Desierto no fue sencillo. La competencia contó con la participación de seis bandas finalistas de altísimo nivel, cada una con propuestas únicas y cargadas de energía. Entre ellas destacaron Narcocracia, que obtuvo el segundo lugar, y Cheyne Stokes, que se posicionó en tercer lugar. La decisión final fue tomada por un jurado compuesto por destacados músicos y personalidades de la industria, como Alfonso Espriella, Rafa Bonilla, Andrés Ríos, y los jueces de Subterránica, Alex Porras y Raúl Saavedra. Además, el voto del público fue fundamental en la elección de Lengua del Desierto como ganadora.
La Banda Ganadora: Lengua del Desierto
Lengua del Desierto no solo se destacó por la calidad de su música, sino también por su estilo visual y escénico que moderniza el rock, fusionando influencias contemporáneas con la energía y actitud del género clásico. Con una imagen que recuerda a bandas como Måneskin, su propuesta combina una fusión de sonidos rock con toques alternativos, mostrando que el rock sigue siendo una fuerza cultural relevante y actual en Colombia. La banda ha logrado revitalizar el género, conectando con audiencias más jóvenes sin perder la esencia que define al rock como un género rebelde y experimental.
Premios para el Monster del Rock
El título de Monster del Rock Subterránica 2024 viene acompañado de un atractivo paquete de premios que refuerza el compromiso del concurso con el desarrollo y profesionalización de bandas emergentes.
Sobre Subterránica y el Monster del Rock
El concurso Monster del Rock, organizado por Subterránica, es una plataforma que ha ganado prestigio a lo largo de los años por su papel crucial en el fomento de la escena del rock independiente en Colombia. Este evento no solo ofrece a las bandas emergentes la oportunidad de medirse frente a otros grandes talentos, sino que también les brinda las herramientas necesarias para profesionalizarse y expandir su carrera dentro y fuera del país. A lo largo de sus quince ediciones, Subterránica ha impulsado la carrera de numerosas bandas, convirtiendo este concurso en una referencia obligada para la música alternativa y el rock en Colombia.
El éxito de esta edición no solo radica en la calidad de las bandas participantes, sino también en la respuesta del público, que llenó el Bbar, demostrando que el rock sigue siendo un género influyente y con un público fiel que no teme experimentar con nuevas propuestas musicales.
Declaraciones de los Jurados y del Público
Según declaraciones de los jurados, el proceso de elección fue sumamente reñido, ya que todas las bandas mostraron un altísimo nivel de creatividad, técnica y propuesta artística. El jurado coincidió en destacar la innovación de Lengua del Desierto, su fuerza en el escenario y su capacidad para conectar con el público. “Es una banda que moderniza el rock, fusionando estilos sin perder la esencia del género”, comentó uno de los jueces.
El público también jugó un papel clave en la decisión, al otorgar su voto para coronar a Lengua del Desierto como los nuevos Monsters del Rock, resaltando la emoción y energía que la banda logró transmitir durante su presentación. El voto de las bandas fue ganado por Narcocrácia quienes se coronan como la segunda mejor banda del evento.
Sobre el Futuro de Lengua del Desierto
Con este triunfo, Lengua del Desierto se prepara para entrar en una nueva etapa de su carrera, respaldada por premios que les permitirán seguir desarrollando su música y expandir su presencia en la escena nacional e internacional. La banda ha demostrado que el rock no solo tiene un pasado glorioso, sino también un futuro prometedor, especialmente en manos de jóvenes artistas dispuestos a reinventar y revigorizar el género.
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