Colombia
Nemegata estrena ‘Voces’ un disco que conecta con las raíces y los orígenes.
Nemegata, el power trío de músicos colombianos radicados en la ciudad de Austin, Texas regresa con nueva música después de publicar hace unos meses el sencillo ‘Ni con palo ni con bala’ que tuvo un amplio recibimiento en redes sociales, plataformas musicales y medios de comunicación en Colombia y Latinoamérica, entre ellos, RollingStone en Español reseñando que “una nueva canción de Nemegata no puede denominarse simplemente como “un sencillo”, eso sería meterla de alguna manera en las dinámicas más vacías del mercadeo musical. ‘Ni con palo, ni con bala’ es mucho más que eso. Es un prometedor grito de rebeldía que se fundamenta y crece sobre raíces muy profundas, en un viaje lisérgico que recorre montañas, barrios populares, selvas, carreteras y llanuras”.
El proyecto conformado por Víctor Andrés Cruz ‘El Guámbito'(Cogua, Cundinamarca), César Valencia ‘I Nova’ (Medellín) y Fabián Rincón ‘Don Fabo’ (Bogotá) estrena su segundo disco de estudio ‘Voces’, producido por el cuarto pilar de la banda Juan ‘El Mono’ Álvarez y el ganador del premio Grammy Beto Martínez. Las voces son portadoras de la memoria colectiva. A través de relatos, leyendas, mitos, cantos y tradiciones transmitidas de generación en generación, las voces nos permiten reconectar con nuestros orígenes. Nos brindan un vínculo con la tierra, con los ciclos naturales y con las formas de vida sostenibles que han sido fundamentales para la supervivencia de nuestras culturas a lo largo de la historia. Además, estas voces no solo pertenecen al pasado, sino que también tienen un papel activo en el presente y el futuro. Nos inspiran a luchar por la revitalización de nuestras lenguas y culturas, a preservar las prácticas tradicionales y a incorporarlas de manera innovadora en el contexto contemporáneo. Al reconocer y valorar estas voces, estamos creando espacios de diálogo intergeneracional y fortaleciendo la identidad de nuestras comunidades.
Escucha voces en Spotify
“Las voces nos recuerdan quiénes somos como pueblos diversos, nos narran historias de luchas, triunfos y desafíos que han moldeado nuestra existencia. Son un recordatorio constante de la resistencia y la resiliencia de nuestras comunidades frente a la opresión y la colonización”, comenta el grupo.
Nemegata teje los sonidos tradicionales colombianos como el bullerengue, la cumbia, la guacherna samaria y las músicas andinas cundiboyacenses en una colaboración armoniosa con la psicodelia propia de Suramérica, el Caribe y África. Esta sinergia única da vida a una experiencia sonora que celebra la diversidad cultural y la creatividad, combinando elementos ancestrales con una vibrante exploración de texturas y ritmos contemporáneos.
“Desde la perspectiva de Abya Yala y la descolonización, ‘Voces’ representa la esencia misma de la existencia de nuestras raíces. Son los lazos que nos unen con nuestra historia, con nuestra tierra y con nuestra espiritualidad. Al escuchar estas voces, honramos a nuestros antepasados, nos conectamos con nuestras raíces y encontramos orientación para construir un futuro en el que nuestras culturas y conocimientos ancestrales sigan siendo fundamentales”, agrega la banda.

‘Voces’ de Nemegata es un viaje introspectivo y profundo en ‘Fondo’, futurista y evocador en ‘Cumbia en Marte’, rebelde y resiliente en ‘El brinco’, perseverante y liberador en ‘Quiero llegar’,inquebrantable y resiliente en ‘Ni con palo ni con bala’, protector y guiador en ‘Pasos’, resistentes y persistente en ‘Aguantando’, fuerte y soñador en ‘Volá Colibrí’, insistente y reflexivo en ‘Al final’, empático y asertivo en ‘Dulce’, un canto a la raíz y a la semilla en ‘Sié’, un llamado a la memoria en ‘Canto de la montaña’ y una voz ancestral en ‘Wa Chyzha’.
Nemegata presenta en ‘Voces’ un disco con un hilo conductor: ‘Fondo’ representa sumergirse en las profundidades del ser, es autoevaluarse. También es llegar al fondo de las cosas para poderlas ver claramente y para entenderlas. De ‘Cumbia en Marte’ a ‘Al Final’ vienen los sueños, la visiones de nosotros mismos, los anhelos, los obstáculos, las tragedias, los traumas y la perseverancia. ‘Al Final’ representa la autocrítica para llegar al perdón. De todo lo vivido, de la ira a la calma, nos hacemos la pregunta si aún así somos capaces de perdonar. Después ‘Dulce’ representa la madurez emocional. Las enseñanzas de los mamos de la Sierra Nevada que nos enseñan que la palabra deber ser siempre firme, pero dulce a la vez. Hay que hablar con la verdad, pero sin que esa verdad y esa palabra sea destructiva. ‘Sié’ (agua en lengua muisca) es la semilla para renovar todo, para que venga lo nuevo y para que venga de nuevo lo que estaba en el olvido. ‘Canto de la Montaña’ es eso, una invocación. Es el reclamo de lo que es nuestro y a la vez un llamado a que venga nuevamente eso que siempre estuvo en la montaña, pero no lo veíamos. Y el círculo se cierra con ‘Wa Chyzha’ (Voz de la Montaña en lengua muisca). Esta canción está escrita completamente en la lengua muisca de Bogotá. Aquí ya el canto se dirige a la montaña en la propia lengua de la montaña. Siendo esta la voz propia del territorio.
“Este disco se escribió en plena pandemia y se grabó un año después que empezó la pandemia.Hubo retos para lograr reunirnos de manera segura al principio, además, la pandemia generó muchos contratiempos a la hora de grabar. En cuanto a las canciones, quisimos tomar muchos más riesgos a la hora de grabar usando samples, incorporando más a los tambores y alterando su sonido, incorporando también samplers, drum machines, y varios tipos de sintetizadores. Víctor también quiso explorar otras áreas de su voz, usando una idea general de las melodías, pero dejando espacio para libre interpretación cuando se grabó, y también dejando mucho espacio para improvisar ideas que surgieron en el momento y quedaron capturadas en el disco”, puntualiza el grupo.
La portada de ‘Voces’ son originalmente unas fotografías análogas tomadas por un artista y DJ chicano, Omar Lozano. Se experimentó con distintos lentes, cámaras y tipos de rollos. Las fotografías las intervino Omar pintándolas a mano usando distintos tintes inspirado en las maneras que se hacía colorización sobre fotos análogas antes de existir la fotografía a color. Posteriormente ‘Duende Rodamonte’ le hizo los últimos ajustes de tonos digitalmente para la versión final de la portada del disco. La inspiración para el concepto viene de un libro llamado ‘Tras las huellas: dos viajeros alemanes en tierras latinoamericanas’. El libro recoge imágenes y relatos que ocurrieron a mediados del siglo 19, entre 1868 y 1877. Estas imágenes revelan cómo eran ciertas poblaciones en Colombia y son testimonio histórico de la época y dan cuenta de la heterogeneidad de las regiones.
El álbum tiene un sencillo que acompaña el lanzamiento del disco, su nombre es ‘Quiero llegar’ y surgió a consecuencia de un jam que hizo la banda inspirados en los sonidos de bandas africanas, una noche durante un ensayo en 2019. Después del jam, mientras Víctor manejaba en camino a casa escuchando la grabación del jam, le surgió la melodía del coro.De ese jam se escogieron partes muy específicas que después se convertirían en distintas secciones de la canción. Para el disco, Victor escribió el resto de la melodía y la letra.
El video es un segmento del concierto que tuvo Nemegata durante el Levitation Festival de 2022. Con este clip la intención es dar a conocer la puesta en escena de la banda, compartir con quienes no los conocen de cerca y mostrar cómo es el sonido en vivo de Nemegata.
Colombia
La música hoy es un puto producto industrial vendiendo humo para una máquina insaciable que se llama algoritmo.

La industria musical atraviesa una crisis brutal… tiene hambre, hambre insaciable, hoy todo se ha convertido en un asunto de algoritmos y modelos de distribución masiva que solo buscan hacer dinero sin importar si la música vale algo o no.
En una charla de Symphonic Distribution en el Bomm de Bogotá, una chica —aún en sus veintes— lanzó la idea “sofisticada” de que los músicos deben sacar música todos los días para alimentar estos algoritmos. Eso no es arte, es pura explotación y pérdida de la esencia creativa, lo que importa hoy no es lo que hagas, sino cuánto ruido generes para que la máquina te mantenga arriba.
Históricamente la música es un proceso lento, un trabajo artístico donde la paciencia, la reflexión y el detalle hacen que una canción conecte de verdad con quien la escucha. Pintores, escritores, músicos… todos se toman el tiempo porque saben que la magia no sale en cinco minutos ni en una ida al baño, pero ahora los artistas están atrapados en un ritmo frenético diseñado por plataformas, donde producen en masa para engordar estadísticas y mantenerse visibles, esa propuesta horrible de sacar música diariamente refleja un sistema que mata la creatividad y la reemplaza con pura producción en serie, como mulas de carga que deben alimentar el nuevo negocio de la música que solo le sirve a las distribuidoras y plataformas.
Y no es sorpresa que esto se manifieste en géneros como el reguetón, donde el éxito no depende ni de la complejidad musical ni de letras que tengan algo que decir, sino de beats repetitivos y letras vacías que cualquier programa barato como Fruity Loops puede generar a chorro, esa facilidad para tirar decenas de canciones al día ha forzado al resto de géneros a entrar en un juego de repetición y banalidad para competir en visibilidad, dejando un montón de música que parece más ruido vacío que arte, lo vemos en cientos de músicos desesperados por sacar 50 sencillos al año que quedan en el olvido.

Esto no solo pasa en la música; el cine también está en caída libre, ahora la calidad se mide en taquilla, prefieren llenar salas con fórmulas recicladas que arriesgar con historias que hagan pensar o sientan de verdad, el arte se ha convertido en mercancía, y la diversidad y la innovación han quedado aplastadas bajo la lógica del negocio, los creadores o se amoldan o desaparecen y el resultado es un empobrecimiento cultural que apaga la chispa creativa.
Los músicos están en medio de un gran problema… O se venden y se adaptan a estas reglas que los despersonalizan o defienden lo que para muchos es lo más importante: el valor del arte, aunque eso implique arriesgar su sustento económico y en países como los nuestros el hambre es más fuerte que cualquier cosa, hay que ser honestos y aceptar que los artistas de hoy están desesperados por comer y por eso son sometidos como escalvos a los caprichos de estos modelos que pareciera que son lo único que existe. Lamentablemente, casi todos eligen jugar el juego para sobrevivir. Y esa misma necesidad alimenta un círculo vicioso que termina en una escena musical fragmentada, saturada de contenido efímero y vacío.
El impacto es doble, culturalmente la música pierde lo que la hacía única, su identidad, fuerza rebelde y memoria emocional y económicamente, los mejores artistas no reciben reconocimiento ni la compensación que merecen, triunfa el que más vomita lo que ahora llaman “contenido” mientras plataformas y empresas acumulan fortunas. La creación artística se ha convertido en una mercancía más y el músico en un mercenario pasivo peón de un tablero dominado por algoritmos y resultados financieros.
Pero la historia nos ha enseñado que la esencia creativa nunca se puede silenciar del todo y aunque el ruido ensordecedor y la presión mercantil parezcan dominar, siempre aparecerán voces auténticas que romperán con las fórmulas y rescatarán la dignidad del arte, esa resistencia es lo que mantiene viva la magia de la música y su capacidad de conmover, incluso cuando todo está diseñado para lo contrario.

Está clarísimo, la industria debe dejar de verse como una cadena de producción y músicos y el público tienen que volver a valorar la calidad y autenticidad por sobre la cantidad y el consumo rápido. No se trata de rechazar a la tecnología o a las plataformas, sino de recuperar la autonomía creativa y establecer un equilibrio donde la música sea para el arte y las emociones, no para contar streams o obedecer a un puto algoritmo frío.
En pocas palabras, la idea de hacer música a diario para complacer a un algoritmo no solo es ridícula, sino que desnuda una crisis general que afecta toda la cultura contemporánea y lo preocupante es que eso es lo que están enseñando como “lo lógico” y el “camino a seguir” en los encuentros musicales. Es la señal de que el verdadero arte está siendo reemplazado por una versión falsa diseñada solo para hacer dinero rápido… que el hambre no impida abrir los ojos a esta realidad y actuar con fuerza para cambiarla, de lo contrario el mejor camino para hacer dinero es vender empanadas o traer cosas de china, no maten la música por culpa de un almuerzo.
Colombia
Grita 2025 presenta un cartel explosivo para su próxima edición.

El Festival Grita 2025 se prepara para vivir una edición memorable celebrando sus 18 años como uno de los encuentros más importantes para la música alternativa en Colombia. Este año el festival se realizará los días 10, 11 y 12 de octubre en el Centro de Eventos y Exposiciones de Manizales, Expoferias, y llegará cargado de propuestas sonoras que confirman la diversidad y vitalidad de la escena independiente. El anuncio de sus primeras bandas seleccionadas revela una apuesta consciente por el trabajo de convocatoria, audiciones y curaduría, integrando artistas emergentes y consagrados en géneros que van desde el rock y el metal hasta el rap, reggae, hardcore, ska y punk, sin dejar de lado la experimentación y la fusión.

La edición 2025 destaca por una programación que reúne lo mejor del talento local, nacional e internacional. Bandas como Besana, Peloegato, Oblitus, Bajado con Espejo, Repudio, No Absolution y Sick Morgan son ejemplos del pulso creativo de Manizales, junto a ellas nombres representativos de la movida de Bogotá, Medellín, Cali y otras ciudades del país harán parte de este festival, acompañados además por las propuestas singulares de Lion Reggae, Acusbeats, Moth, Stayway, Pániko Satániko, Danger, Rex Marte, Mortis y los Desalmados y Okinawa Bullets. Cada agrupación aporta su propio enfoque y energía, reflejando tanto las historias de los barrios y las montañas como las búsquedas personales y colectivas que marcan el presente de la música alternativa nacional.
Para celebrar por todo lo alto, Grita 2025 también contará con la presencia de invitados internacionales que garantizan una experiencia única, el cartel incluye leyendas como los españoles Envidia Kotxina, los brasileños Krisiun y la fuerza multicultural de La Chiva Gantiva, junto a la contundencia neoyorquina de Cro-Mags, la fiesta de ska argentino con Los Calzones y la mitología oscura de Triptykon, encabezada por Tom G. Warrior. La confluencia de estos artistas con los sonidos locales confirma el festival como un punto de encuentro imprescindible para el público y los músicos.

Grita se ha ganado a pulso su lugar como un espacio de circulación, encuentro, resistencia y fiesta para quienes creen en la música que se arriesga y no hace concesiones. El festival consolida así su rol como motor de la cultura alternativa, brindando una tarima plural donde conviven generaciones, estilos e ideas diversas. La invitación está abierta para disfrutar tres días de celebración y energía colectiva, con Manizales como epicentro de la sonoridad rebelde, el talento y la autogestión.
Colombia
Adelqui Rubio presenta Resistencia, un manifiesto de rock y metal con la mirada puesta en el futuro

El músico y productor chileno Adelqui Rubio debuta con Resistencia, un álbum que se erige como una declaración artística y que combina la potencia del rock y el metal con el pulso de la tecnología más actual, un trabajo que no se limita a ser una colección de canciones sino que se propone como un viaje sonoro y emocional, construido sobre géneros como el nu metal, el hard rock, el heavy y el power metal, con guiños al thrash y al rock alternativo, en donde cada corte posee identidad propia pero al mismo tiempo se sostiene en un hilo conductor que mezcla riffs explosivos, conciencia social y una búsqueda permanente por la experimentación.
Desde sus primeras notas, Resistencia se muestra como un disco versátil, capaz de unir crudeza y sensibilidad, crítica y emoción, fuerza y detalle. Rubio explica que la música lo acompaña desde siempre y que la tecnología ha sido una herramienta clave para impulsar su creatividad, y en este álbum esa visión se hace tangible en la manera en que los recursos digitales se funden con la grabación real de instrumentos, logrando un equilibrio en el que la esencia humana permanece intacta mientras el sonido se proyecta hacia lo que podría ser el porvenir del rock.
El proyecto fue grabado, mezclado y masterizado en su totalidad por el propio Adelqui Rubio, lo que refuerza su perfil de artista independiente y multifacético, alguien que no solo compone e interpreta, sino que también construye un universo desde la producción, eligiendo cada detalle con un cuidado que se percibe en la solidez del resultado. En ese marco aparecen canciones que golpean con fuerza como Ya no se puede respirar, una crítica directa a la hipocresía social y política de la guerra, o piezas que apelan a la vulnerabilidad como Quédate un poco más, con letras que transitan entre el inglés y el español y que exploran la fragilidad de los vínculos humanos.

Con este trabajo, Adelqui Rubio da un paso definitivo en una trayectoria que ya lo había visto colaborar con proyectos diversos como Shamanes Crew, La Rabona Funk, Perla Negra, Zoberanos, Punto G o Sergio Jarlaz, pero que ahora encuentra un punto de consolidación en un álbum que lo presenta no solo como músico, compositor e intérprete, sino también como un productor capaz de unir lo visceral del rock con la sofisticación de las herramientas digitales.
Resistencia es, en esencia, un disco que propone mirar hacia adelante sin abandonar las raíces, un manifiesto que invita a escuchar con atención y a sentir con intensidad, porque cada tema funciona como un grito de independencia y también como una exploración personal que convierte a Adelqui Rubio en una voz propia dentro de la escena chilena y latinoamericana.
Puedes escuchar la producción en todas las plataformas digitales.
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