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Festivales e Industria

Baum Festival 2023, el festival de música electrónica más grande de Colombia.

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Los bajos están a punto y más que nunca, listos para volver a retumbar en los pechos. Baum Festival 2023, en su séptima edición, reclama su lugar entre el podio de los mejores festivales de la región. Este año, la pista es para todos y un punto de encuentro de grandes nombres del circuito global y trayendo a exponentes de las comunidades de música electrónica locales y regionales esperando una audiencia diversa y siempre dispuesta al baile. 

La séptima versión del festival reivindica la historia de este como punto de encuentro para ravers de todo el país. Música electrónica en todas sus magnitudes: Amelie Lens, Vitalic, Nina Kraviz, Richie Hawtin, Sara Landry, Carl Craig, JASSS, Anetha, DJ Tennis y otrxs grandes exponentes del techno, el electro, el house y nuevas estéticas electrónicas como Dj Holographic, Roman Flügel, Nicola Cruz DJ Set, Colyn y más, junto a una diversa selección de talentos nacionales como Adi, Julio Garcés b2b Memek, Polinne Moth, Julio Victoria, Selva y Sónico.

El festival acogió más de 30 mil almas en 2022 y para esta nueva edición a celebrarse el 20 y 21 de mayo, en su casa de Corferias, volverá más ambicioso, caliente, abierto y salvaje. 

Durante el 2022 los conciertos y festivales fueron los grandes protagonistas en Colombia, gracias al apoyo de #ExperienciasAval, la plataforma de entretenimiento de los Bancos Aval (Bogotá, Occidente, Popular y Av Villas) y dale!, se logró llevar adelante más de 40 preventas y facilitarles a miles de colombianos el poder pagar con las tarjetas débito y crédito, y recibir beneficios exclusivos.

El 2023 no será la excepción, por eso anuncian la preventa exclusiva para sus clientes desde hoy lunes 16 de enero hasta el miércoles 18 de enero a las 8:59 am a través de Entradas Amarillas. 

Colombia

Lista la edición 2023 de Ibagué Ciudad Rock del 13 al 15 de octubre.

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Durante tres días y dos escenarios, uno nuevo y otro al que retorna, del 13 al 15 de octubre se llevará a cabo la vigesimosegunda edición del Festival Internacional Ibagué Ciudad Rock, con 30 artistas en tarima.

La experiencia ‘Territorio Rock’ llega en 2023 con el Festival Internacional Ibagué Ciudad Rock. Del 13 al 15 de octubre, en la plazoleta del Parque Centenario y el parque Ducuara de la Universidad del Tolima se realizará la vigesimosegunda edición de este encuentro, el segundo más antiguo de Colombia. Con un cartel de alto nivel que tiene lo mejor del talento regional e invitados de larga trayectoria a nivel nacional e internacional, este encuentro anual ha tomado varias decisiones importantes en este nuevo capítulo de su historia, luego de dos décadas de sonidos alternativos que han construido una trayectoria importante en el país. Nuevamente serán tres días, luego del éxito del año anterior, con la novedad de dos escenarios: el primero, respondiendo a la solicitud del público, la tradicional plazoleta del Parque Centenario donde se han presentado icónicas agrupaciones, y por primera vez el parque Ducuara de la Universidad del Tolima, una apuesta para la edición 2023, que trae a 30 agrupaciones, entre ellas las locales, nacionales e internacionales.

Nuestra tradicional convocatoria regional escogió a 13 agrupaciones que responden a la actualidad de la escena; por el ámbito nacional vendrán once agrupaciones invitadas, y las internacionales serán seis, provenientes de Estados Unidos, España, Panamá, Argentina y México. Por Colombia asistirán Masacre, Mojiganga, Desarme Rock Social, Providencia, N.O.F.E., Live Wire, INFO, Hialina, Hermano Lobo, GOC y Promisión. Y como cuota internacional, ANIMAL, de Argentina; Hirax, de Estados Unidos; Lépoka, de España; La Mugrosa, de México, y por Panamá, La Tribu y MD. “Son buenas noticias para la ciudad. Continuamos los tres días de Festival en escenarios que responden al público que lo pedía, la plazoleta del parque Centenario ha sido el epicentro desde hace muchos años, y hacer historia con un primer día en la Universidad del Tolima es una inmensa alegría.

Hay mucha expectativa por los escenarios. Tendremos 30 agrupaciones que nos vana
acompañar y la sumatoria de experiencias que trae esta edición como novedad, al convertirnos en ‘Territorio Rock’”, afirmó Juan Carlos Otavo, director del Festival. Componente académico El Ficr también desarrollará tres jornadas académicas, dirigidas por destacados profesionales en la escena de la industria musical. Talleres y conversatorios estarán a cargo de Sebastián Rivas, Nicolás López y Martín Alejandro Cortés, en el auditorio de la Biblioteca Darío Echandía del Banco de la República. “Esta será una edición que continúa con estos espacios valiosísimos, que les brindan a nuestros artistas más conocimientos para ir a representarnos a otros festivales nacionales e internacionales, además de ruedas de negocios y otros escenarios de nivel superior.

Por eso para nosotros es muy importante esta apuesta académica, porque traemosexpertos del país y extranjeros que le brindan a los artistas emergentes las herramientas para que se puedan gestar negocios y otras posibilidades en la escena musical”, agregó Otavo. Más novedades Una de las novedades que tiene el ‘Festival de la casa’ es la ‘Vacatón’, una forma de donar voluntariamente a esta fiesta del rock para que siga creciendo y también generar otras dinámicas dentro de su programación. Tiene varias opciones de donación –desde los 5 mil pesos – que le entregarán al público ‘recompensas’ como camisetas, manillas de acceso para los tres días, acreditación como invitado especial, póster de la edición 2023, camisetas entre otros suvenires, o incluso, un Meet & Greet con artistas invitados.

“Queremos que todos hagan parte del Festival de la casa, de este ‘Territorio Rock’, expresiones que vienen del corazón porque es lo que sentimos como organización; el
festival es de todos ustedes, de las familias que esperamos sigan asistiendo a esta que es su casa”, finalizó su director. ¡Nos encontramos en pocos días para vivir el ‘Festival de la casa’

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Festivales e Industria

La gran importancia de los géneros en la música popular y la necesidad vital de seriedad en el conocimiento y el periodismo cultural.

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La era de la posverdad es increíble, se han materializado de manera casi literal las distopias de libros que daban miedo como “1984” o “Un Mundo Perfecto”, nos acercamos cada día más a que películas como Idiocracia sean una realidad, sencillamente la información ha entrado a ser parte de las guerras culturales y la proliferación de medios para que cualquiera publique nos está llevando a una confusión tal que ya es difícil saber qué es y qué no es cierto. Hay personas que han creado sus micromundos a su forma, su gusto y no solo los defienden a muerte basados en el empirismo y la fe como si de una religión se tratase, sino que al igual que el fanatismo religioso, la ignorancia se está convirtiendo en un cáncer que no se puede combatir porque en el tiempo de “los ofendidos” toca callarse para no molestar a nadie. Sucede en todas las áreas del conocimiento y obviamente de una manera más pronunciada sucede en las artes.
La Relevancia Permanente de los Géneros Musicales en un Mundo en Evolución se mantiene de manera importante, pero preocupa mucho la proliferación de las voces sin formación ni conocimientos, que amparados en las redes sociales ahora pueden publicar cualquier cosa que se les venga a la cabeza o que pensaron en una noche de mal sueño e incluso fundamentarla con citas extraídas de ChatGPT para darle un toque de seriedad a un capricho a una distorsión subjetiva de la realidad.

La cuestión de si los géneros musicales siguen siendo relevantes en la era contemporánea ha levantado debates histéricos, algunos argumentan que los géneros han perdido su importancia, citando la fluidez y la evasión de etiquetas por parte de los artistas, así como los cambios en la forma en que consumimos y representamos la música, pero tengo que invitarlos a analizar esta perspectiva desde una óptica más amplia, reconociendo que los géneros musicales mantienen una influencia profunda en la forma en que percibimos, consumimos y nos relacionamos con la música, lo que busco con este artículo es explorar la continua relevancia y evolución de los géneros musicales en un mundo en constante cambio basado en el conocimiento acumulado por siglos sobre la teoría y la estructura no solo musical sino social de los géneros para defender el conocimiento, no mío, sino el universal de la música que está siendo manipulado por discursos absurdos por personas que están dentro de la generación del todo vale y el nada importa y que ya alcanzaron la edad para comenzar a publicar y a influir en la sociedad y lo están haciendo en algunos casos de maneras funestas en medios que alguna vez fueron importantes para la música popular como la revista “Shock” o la “Rolling Stone” y que ahora esgrimen banderas de ignorancia las cuales quieren hacer pasar como ensayos casi académicos.

En apariencia, los géneros musicales son categorías que ordenan y establecen fronteras entre estilos musicales en función de elementos compartidos, como la instrumentación, el tempo o la temática lírica… a lo largo de la historia, la industria fonográfica ha utilizado los géneros para segmentar a los consumidores y representar a diversas comunidades sociales, desde sus primeros días los géneros no solo han definido la sonoridad de la música, sino que también han encapsulado identidades y representaciones culturales, oh palabras que deben sonar anticuadas y odiosas para muchos hoy en día de lenguaje tan fácil.

Los géneros musicales no solo se refieren a elementos formales; también encapsulan históricamente la representación de grupos sociales y comunidades, durante décadas han sido utilizados para hablar de identidades y representaciones culturales, por ejemplo, el surgimiento de géneros como el country y el R&B en la década de 1920 no solo se centró en la sonoridad, sino también en la segmentación de comunidades de consumidores, marcando un inicio temprano en la conexión entre género musical e identidad social.

La llegada de artistas icónicos como Madonna en los años 80 marcaron un cambio fundamental en la percepción de los géneros musicales. Madonna capitalizó la conexión entre la imagen del artista y su música, redefiniendo la relación entre los músicos y sus audiencias. Su capacidad para jugar con los ritmos del momento y al mismo tiempo proporcionar una representación poderosa habló a comunidades con gustos individuales, otorgándoles la ilusión de ser representados.

A pesar de la amalgama de géneros musicales y las colaboraciones entre artistas de diferentes orígenes, los géneros siguen siendo relevantes. La experimentación y fusión de estilos demuestran la versatilidad de los músicos para crear nuevas expresiones artísticas. Estos cruces de géneros aún ocurren dentro de un marco de clasificación, donde se presentan como híbridos o fusiones, subrayando que los géneros siguen siendo esenciales para la organización y comprensión de la música.

La noción o mejor “la ilusión” de un consumo postgénero no implica la desaparición de los mismo, sino una adaptación y expansión de las formas en que los consumidores se relacionan con la música. La atención a la identidad de género, lo queer y la autenticidad de los artistas señala que los consumidores buscan verse validados en los artistas y en sus discursos, la relación entre el artista y la audiencia ha evolucionado, permitiendo una mayor identificación y participación de la audiencia en la creación de su propia identidad a través de la música.
Para comprender la relevancia de los géneros musicales, es fundamental analizar cómo se han desarrollado a lo largo del tiempo, no son entidades estáticas; están en constante evolución y cambio, adaptándose a nuevas influencias, tecnologías y culturas. De acuerdo con Negus (1999), los géneros son “formas específicas de práctica musical asociadas con ciertos tipos de actividades de producción, audiencias y contextos tecnológicos”. Esto resalta la interconexión entre la música y su contexto sociocultural.

La dinámica de los géneros musicales radica en su capacidad para representar y conectar a las personas. Por ejemplo, en el libro “La Música de las Sociedades Humanas” de Nettl (2005), se argumenta que los géneros musicales son esenciales para la identificación y cohesión de una comunidad. Estos géneros no solo establecen una estructura musical, sino que también definen subculturas y comportamientos asociados. Por tanto, los géneros no solo se limitan a la música en sí, sino que también abarcan valores, tradiciones y modos de vida.

También juegan un papel vital en la construcción y expresión de la identidad cultural. Según Bennett (2000), la música es “una forma en que las personas piensan sobre su lugar en el mundo y sobre sus relaciones sociales”, los géneros musicales se convierten en una herramienta mediante la cual las personas pueden identificarse con ciertos grupos sociales, valores y tradiciones culturales.

Esta identificación cultural se ha consolidado a lo largo de la historia, dando lugar a la formación de subculturas y movimientos sociales. Por ejemplo, el surgimiento del punk en la década de 1970 no solo representó un estilo musical, sino que también simbolizó un movimiento contracultural y una forma de rebelión. Así, los géneros no solo proporcionan etiquetas para la música, sino que también transmiten significados culturales y sociales más amplios.

En la industria y las políticas culturales también actúan como herramientas que facilitan el consumo y la representación de la música, los consumidores a menudo utilizan los géneros como guías para elegir la música que desean escuchar. Según DeNora (2000), la clasificación de la música en géneros permite a los oyentes establecer expectativas sobre la música antes de escucharla, lo que influye en sus elecciones de consumo, además, los artistas utilizan los géneros como una forma de representación, algunos pueden elegir trabajar dentro de un género específico para comunicar una identidad artística y conectarse con una audiencia particular. Por ejemplo, en su estudio sobre la música popular, Frith (2002) argumenta que los géneros permiten que la música tenga significado en términos de las personas que la hacen y las personas que la escuchan.

Sin discusión, para los músicos, para los estudiosos y amantes de la música y para lo que no los eliminan para robar y manipular de las políticas públicas, los géneros musicales siguen siendo relevantes en la era contemporánea debido a su capacidad para organizar, representar y conectar a las personas en un mundo en constante evolución. A pesar de la aparente fluidez y evasión de etiquetas por parte de los artistas, los géneros continúan siendo herramientas esenciales para comprender y experimentar la música. Su dinámica, su influencia en la identidad cultural y su función en el consumo y la representación de la música respaldan su importancia duradera. En última instancia, los géneros musicales siguen siendo una parte integral de nuestra experiencia musical y cultural y solo dejan de ser importantes para aquellos a los que nos les conviene que existan, por ejemplo para los periodistas de revistas que una vez fueron de rock pero hoy necesitan vender nuevamente, o para los curadores de festivales echados a menos que tienen que justificar la contratación de otros géneros para saquear el erario, o para aquellos “maestros del conocimientos” que adquirieron todo lo que saben en la vida de Dragon Ball y creen que el universo se mueve con esa filosofía. Es como la “titulitis” que le da a Colombia cada vez que se dan cuenta que los guerrilleros todos estudiaron maestrías y doctorados en el exterior mientras que los prominentes gobernantes a duras penas pasaron la primaria. Los géneros no existen para quien no les conviene que existan, así de simple y de sencillo, pero con esa creencia no van a borrar cientos de años de conocimiento acumulado en la música y la musicología.

¿Y cuál es el peligro para los festivales de música y otras actividades?

En la era contemporánea, los festivales de música han alcanzado una popularidad sin precedentes, convirtiéndose en uno de los principales medios de consumo musical. Estos eventos, que reúnen a miles de entusiastas de la música, a menudo se centran en géneros dominantes como la música electrónica, lo urbano y el pop, pero es posible que este enfoque pueda tener un efecto perjudicial en la riqueza y diversidad de la música, ya que puede llevar a una homogeneización de estilos y géneros.

¿Qué quiere decir esto? Que los organizadores, a menudo impulsados por motivaciones comerciales, tienden a favorecer artistas que se ajustan a ciertos géneros de mayor demanda y rentabilidad y esto puede crear un entorno en el que ciertos estilos y géneros musicales prevalezcan sobre otros, disminuyendo así la variedad y la riqueza que la música puede ofrecer y llevándose por delante incluso identidades como el caso de Rock al Parque en Colombia o el Festival de Jazz de Montreal en Canadá por decir algunos nombres.

Smith y Strand (2018) argumentan que la homogeneización de la música puede resultar en la pérdida de identidad y creatividad artística, al favorecer ciertos géneros, los festivales pueden limitar las oportunidades para músicos menos convencionales y emergentes, restringiendo así la diversidad musical que enriquece la cultura y la sociedad en general.

Los géneros musicales son fundamentales para comprender y apreciar la amplia gama de expresiones musicales disponibles, cada género lleva consigo su propia historia, contexto cultural y características distintivas, no solo definen la música, sino que también reflejan las identidades, las narrativas y las experiencias de diferentes comunidades.

En su estudio sobre géneros musicales, Martin (2019) destaca que cada género tiene su propia audiencia y propósito cultural, la diversidad de ellos permite a los oyentes encontrar conexiones significativas con la música y proporciona una plataforma para la expresión individual y colectiva. Se puede explicar de la siguiente manera, si lo que se quiere es crear festivales que tengan inclusión y variedad, en este sentido, Connell (2020) sugiere que es fundamental que los festivales mantengan una diversidad de géneros musicales para garantizar que representen adecuadamente la multiplicidad de expresiones culturales y artísticas que existen en la sociedad, pero si es un festival especializado que se ha creado para fomentar el desarrollo de un solo género como Rock al Parque entonces hay que respetar las jerarquías de los mismos y la coherencia. De lo contrario es mejor cambiar el nombre y la finalidad del festival o del espacio, no se puede tener un ministerio para la comunidad afro y que su ministro sea un rubio nórdico porque no los representa, tampoco se puede tener un Rock al Parque sonando cumbia o un Festival de Jazz de Montreal sonando reguetón por que la población específica es la que se ve afectada. En estos efectos es mejor una nueva denominación y objetivos.

¿Y los expertos que están publicando artículos en las revistas y portales?

En la era digital, cualquiera puede convertirse en “crítico musical” o “periodista” sin necesidad de una formación académica específica o de un conocimiento profundo en el área. Esto ha llevado a la proliferación de voces que emiten juicios y opiniones sobre música y otras formas de arte sin el respaldo de una metodología rigurosa o una base teórica sólida.

Schudson (2005) plantea que la tecnología moderna ha impulsado esta proliferación, facilitando la creación y distribución de contenido, lo que ha llevado a una disminución en las barreras para la entrada en la industria periodística y artística. Si bien la democratización de la expresión es valiosa, también ha generado una proliferación de opiniones y críticas basadas en subjetividad y experiencia personal, sin el respaldo de un análisis académico riguroso.

Uno de los campos más vulnerables a esta falta de rigor académico es la crítica musical. La música es una forma de arte profundamente subjetiva y, por lo tanto, es susceptible a opiniones personales que pueden no estar respaldadas por conocimientos musicales sólidos. En Colombia, con su rica diversidad musical, la crítica musical sin fundamento académico puede distorsionar la percepción de ciertos estilos, artistas o movimientos musicales.
En su análisis sobre la crítica musical, Moore (2014) destaca que la crítica debe ser informada y fundamentada en conocimientos especializados para contribuir de manera significativa al diálogo cultural. La falta de rigor académico en la crítica musical puede generar percepciones erróneas y estereotipadas sobre ciertos géneros, desviando la atención de propuestas artísticas valiosas y diversas.

Es interesante notar que, en campos como la medicina o el derecho, la publicación de contenido sin el respaldo de una formación académica sólida es considerada inaceptable. La comunidad reconoce la necesidad de un conocimiento profundo y una formación específica para abordar temas relacionados con la salud o la justicia.

En medicina, por ejemplo, la práctica no autorizada o la emisión de diagnósticos sin la capacitación adecuada están penadas y son vistas como una amenaza para la salud pública. Este contraste destaca la falta de regulaciones y la necesidad de educación sobre la importancia del rigor académico en la crítica y opinión sobre las artes.

La facilidad con la que se puede acceder y publicar contenido en la era digital en Colombia ha generado un panorama en el que cualquiera puede expresar opiniones sobre música y otras formas de arte. Sin embargo, esta democratización ha llevado a una proliferación de voces que a menudo carecen de rigor académico y conocimientos especializados.

Para preservar la integridad de la crítica musical y periodística en Colombia, es fundamental fomentar la formación académica sólida y promover la responsabilidad en la emisión de opiniones y juicios sobre arte y cultura. Solo a través de un enfoque informado y riguroso se pueden garantizar críticas valiosas que enriquezcan el diálogo cultural y promuevan una comprensión más profunda de la música y las artes en la sociedad.

La música es una forma de arte que ha existido desde tiempos inmemoriales, y ha sido una parte integral de la cultura humana. Los géneros musicales son una forma de categorizar la música en función de sus características, como la instrumentación, el tempo, el ritmo y la armonía. A lo largo de la historia, los géneros musicales han sido utilizados para describir y definir a los grupos sociales que consumen y producen obras musicales.

Así que señores, los invito a estudiar un poco más este campo que es maravilloso y enriquecedor y no a quedarse en los dogmas facilistas de la posverdad que tanto daño están haciendo.

Felipe Szarruk, doctorando en periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, Magister en Estudios artísticos de la Facultad de Artes ASAB, músico y comunicador social. Fundador de Subterránica.


Páez López, F. (2023, septiembre 19). ¿Importan los géneros? El Espectador. https://www.elespectador.com/entretenimiento/musica/importan-los-generos-ensayo-musica/
The Guardian. (2016, mayo 4). Pop, rock, rap, whatever: who killed the music genre? https://www.theguardian.com/music/2016/may/04/pop-rock-rap-whatever-who-killed-the-music-genre
Gómez, J. (2019, 18 de octubre). ¿Qué pasa con los géneros? [Artículo]. Shock. Recuperado de: 1 [5 de mayo de 2021].

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Colombia

STREET METAL FEST 2023 Medellín despide el año con pura candela

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Si eres fanático del Metal y quieres vivir una noche de adrenalina, emoción y diversión, no puedes perderte el STREET METAL FEST 2023, el evento que reunirá a siete de las mejores bandas de la escena extrema nacional en un solo escenario. El próximo 16 de diciembre, Ciudad Frecuencia se convertirá en el templo del Metal, donde podrás disfrutar de un espectáculo musical sin precedentes.

El STREET METAL FEST 2023 es la segunda edición de este festival, que nació en 2022 como una iniciativa de los organizadores del METAL PATROL, otro exitoso evento que se realizó en Medellín el pasado mes de agosto. El objetivo de este festival es apoyar y promover el talento local del Metal, así como ofrecer al público una experiencia única e inolvidable.

El cartel de este año está conformado por siete bandas que representan diferentes estilos y tendencias del Metal, desde el Speed hasta el Death, pasando por el Black y el Thrash. Entre ellas se destaca Strike, una banda bogotana que tocará por primera vez en Medellín, presentando su álbum “BREAK THE CHAINS”, lanzado en 2022 después de siete años de actividad. También estarán presentes Bloodlust, Hellbreaker, Old Skull, Desecration, Saturnal Necropolis y Ruido Estridente, bandas que han demostrado su calidad y potencia en diversos escenarios nacionales e internacionales.

El STREET METAL FEST 2023 no solo será un concierto, sino una fiesta de fin de año para todos los amantes del Metal. El evento contará con una excelente sonorización e iluminación, así como con una zona de merchandising donde podrás adquirir los discos y camisetas de tus bandas favoritas. Además, habrá sorteos, concursos y sorpresas para los asistentes.

El precio de la boletería es de $45.000 por entrada individual, $80.000 por dos entradas y $60.000 el día del evento. Sin embargo, si asistes a alguno de estos conciertos: Athanator-Dirges, Heavy Metal Race, Metal Warriors Pool Attack 2, Tridente Festival “Aniversario 30° WITCHTRAP”, podrás obtener un 11% de descuento para el STREET METAL FEST 2023. Solo debes presentar tu boleta o comprobante en la taquilla del festival.

No te pierdas esta oportunidad de despedir el año con pura candela y de apoyar al Metal nacional. El STREET METAL FEST 2023 te espera el 16 de diciembre en Ciudad Frecuencia, local ubicado en la Carrera 68 #96-36, Castilla, Medellín. La cita es a partir de las 6:00 p.m. ¡Prepárate para una noche de puro Metal!

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