Colombia
“Buenas prácticas” el Encuentro de Idartes bajo la sombra de los hallazgos y la repetición de viejas mañas.

El Instituto Distrital de las Artes (Idartes) ha anunciado con bombos y platillos la realización del Encuentro de Buenas Prácticas en la Gestión Pública de las Artes en Iberoamérica. La sola frase despierta desconcierto: ¿cómo puede erigirse en referente de transparencia una institución que carga sobre sus hombros una larga historia de cuestionamientos fiscales, disciplinarios y éticos? El evento, pensado como una vitrina de excelencia, termina viéndose como un espejo incómodo en el que los fantasmas del pasado y las denuncias recientes aparecen reflejados con nitidez.
Desde hace más de una década, los festivales y equipamientos culturales administrados por Idartes han sido objeto de auditorías, visitas fiscales y debates en el Concejo de Bogotá. En 2018 y 2021, por ejemplo, la Contraloría de Bogotá practicó visitas fiscales a los contratos de Rock al Parque, encontrando irregularidades en la publicación de pliegos, falencias en la gestión de archivos y deficiencias en la supervisión. Algunos de estos hallazgos fueron tan graves que se consignaron con presunta incidencia disciplinaria y fiscal. ¿Puede hablarse de “buena práctica” cuando el festival bandera de la ciudad acumula observaciones de este calibre?
El caso no se limita al festival. Auditorías anteriores llamaron la atención sobre el manejo de boletería en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, donde no existían informes pormenorizados de ingresos, y sobre la compra del Teatro San Jorge, incluida en seguimientos especiales por la Contraloría. A estos antecedentes se suman contratos entre 2017 y 2019 en los que se detectaron falta de evidencia de ejecución, deficiencias de supervisión y problemas de gestión documental. La lista no es un inventario menor: son síntomas de un modelo de gestión que se repite y que parece haber normalizado la opacidad.

El capítulo más reciente lo protagonizan los teatros San Jorge y El Parque. En 2024, la Procuraduría General de la Nación abrió indagación disciplinaria contra funcionarios de Idartes por presuntos sobrecostos y retrasos en las obras de remodelación. Y en enero de 2025, la Contraloría Distrital notificó la apertura de un proceso de responsabilidad fiscal sobre el contrato 1878 de 2021, advirtiendo un posible detrimento de 97 millones de pesos. Es decir, mientras se prepara un encuentro internacional para hablar de gestión ejemplar, la entidad anfitriona se defiende de señalamientos por mala ejecución y pérdida de recursos públicos.
Pero no todo se reduce a cifras y hallazgos técnicos. La comunidad cultural ha denunciado durante años dinámicas igualmente corrosivas, aunque menos visibles en los informes oficiales. El acoso y veto a agentes independientes, la programación cerrada de escenarios públicos que terminan convertidos en feudos privados, los jurados con vínculos laborales previos que terminan premiando a sus propios círculos y los pagos cuestionables a sociedades de gestión colectiva como Sayco forman parte de un relato recurrente. Estas prácticas, aunque no siempre aparecen en los documentos de los entes de control, construyen un ambiente de exclusión y favorecimiento que contradice cualquier discurso de equidad cultural.
El tema ha tenido también eco político. En febrero de 2024, el concejal Rubén Torrado denunció en sesión del Concejo sobrecostos de hasta un 500 % en la compra de dotación para los mismos teatros. Sus palabras encendieron un debate que dejó claro que las dudas sobre la transparencia de Idartes no son capricho de unos pocos críticos, sino preocupación de instituciones de control y de representantes políticos.
Con este panorama, el Encuentro de Buenas Prácticas corre el riesgo de convertirse en una puesta en escena paradójica: el anfitrión exhibe un traje impecable para recibir a sus invitados, pero no logra ocultar las manchas en el espejo. En lugar de abrir un espacio para la autocrítica y la reparación, la institución parece interesada en blindar su imagen y proyectar hacia afuera una normalidad que puertas adentro está en entredicho.
Y como si todo esto no bastara, en los pasillos del sector circula una versión que, de confirmarse, ratificaría la sensación de círculo cerrado y falta de renovación: fuentes confiables aseguran que Chucky García, programador y curador de Rock al Parque durante casi una década, estaría cerca de regresar a su antiguo rol. García ha sido señalado en el pasado como símbolo de la repetición de élites en la curaduría, y su eventual retorno difícilmente podría leerse como un signo de apertura o cambio. Más bien, reforzaría la idea de un oligopolio cultural que se perpetúa con los mismos nombres y las mismas prácticas, ahora maquilladas bajo el discurso de las “buenas prácticas”.
En este contexto, el encuentro de Idartes no aparece como un espacio de construcción colectiva, sino como un ejercicio de legitimación institucional. Un foro que, en lugar de inspirar confianza, despierta preguntas incómodas: ¿se puede hablar de buenas prácticas cuando las malas prácticas no han sido aclaradas ni superadas? ¿Qué clase de modelo se quiere proyectar a Iberoamérica: el de la transparencia o el de la simulación? La respuesta no la dará un eslogan ni un evento de relumbrón, sino la capacidad real de transformar estructuras enquistadas que hasta hoy siguen alimentando la desconfianza.
En este panorama, hablar de “buenas prácticas” parece un gesto cínico. ¿Cuáles son esas prácticas? ¿Blindarse tras comunicados oficiales? ¿Repetir los mismos nombres en la curaduría, como si la cultura de una ciudad entera se redujera a una camarilla? Según fuentes del sector, la inminente reaparición de uno de sus actores eternizados en Rock al Parque es la mejor prueba de que los cambios son de forma y no de fondo: las curadurías terminan reciclándose en torno a los mismos actores, anclando una élite cultural que controla la programación, las convocatorias y hasta los jurados.
Lo más grave es que nadie escucha a los agentes independientes. Los vetos, las retaliaciones y las exclusiones sistemáticas quedan invisibilizados, mientras la institución se blinda en su burocracia y la justicia —cuando interviene— casi siempre favorece a los funcionarios y archiva los procesos. La desigualdad se institucionaliza y el discurso oficial se impone como si nada ocurriera.
En este contexto, ¿qué sentido tiene luchar por las artes en un país donde la cultura está sometida a un oligopolio comprobado, sostenido tanto por prácticas administrativas cuestionadas como por una red de favores políticos? A veces, la lucha parece en vano: se gasta vida, se gasta pasión, se gasta esperanza en un terreno donde los dados están cargados. Y aun así, la resistencia persiste, porque la cultura no le pertenece al oligopolio ni a sus curadores perpetuos: le pertenece a la gente que la crea y que, a pesar de todo, se niega a rendirse.
Colombia
Abstracted Mind despierta fantasmas en su nuevo viaje sonoro

La banda de metal sinfónico Abstracted Mind volvió a estremecer la escena con el lanzamiento de Where It Begins, un sencillo que apareció el pasado viernes 26 de septiembre y llegó acompañado de un video oficial que amplifica su atmósfera introspectiva. El grupo, que ya había dado señales de ambición y pulso narrativo con sus anteriores temas Eternals y Despair, da aquí un paso más profundo hacia un sonido cargado de dramatismo y un discurso emocional que no teme exponer fragilidad.

Where It Begins es un retrato crudo de la lucha interna contra los recuerdos que se niegan a morir. La canción dibuja la figura de un héroe atrapado en un bucle de ilusiones perdidas, sosteniendo un corazón puro pero desgarrado, paralizado ante el peso de un pasado que no se deja soltar. Las guitarras, majestuosas y densas, sostienen una voz que se mueve entre la épica y la vulnerabilidad, mientras la producción refuerza la sensación de estar frente a un relato casi cinematográfico donde cada acorde parece un intento desesperado por romper cadenas invisibles.
El tema se mueve entre la idealización y la aceptación, con un dramatismo que bebe tanto de la grandilocuencia del metal sinfónico como de una sensibilidad íntima que podría pertenecer a cualquier persona enfrentada a la necesidad de renunciar a lo que ya no volverá. En el centro late la idea de que avanzar requiere un equilibrio entre coraje y rendición, un acto de honestidad brutal que Abstracted Mind sabe convertir en música expansiva y emocionalmente devastadora.
Con este tercer adelanto de su álbum debut previsto para 2026, la banda no solo mantiene el nivel de expectativa que construyó con Eternals y Despair, sino que perfila un universo sonoro cada vez más sólido y ambicioso. El videoclip, estrenado simultáneamente en plataformas digitales el mismo día del lanzamiento, refuerza ese viaje emocional con imágenes que evocan caos interno y la búsqueda de luz en medio de la oscuridad, un recurso visual que dialoga con la potencia de la música y le da rostro a esa batalla silenciosa que todos libramos alguna vez.
En un momento en el que el metal sinfónico busca reinventarse para no quedarse anclado en los clichés de la grandilocuencia vacía, Abstracted Mind ofrece un golpe de sinceridad emocional envuelto en una producción impecable. Where It Begins no es solo un nuevo sencillo: es un recordatorio de que la épica también puede ser íntima y que, detrás de la distorsión y la orquesta, puede haber una lucha profundamente humana por soltar y seguir adelante.
Colombia
Grita cumple 18 años y lo celebra con un cartel que sacude a Manizales

Han pasado dieciocho años desde que Grita irrumpió en la escena colombiana para convertirse en algo más que un simple festival. Lo que comenzó como un espacio para la música alternativa hoy es un ritual que mezcla sonidos, culturas y generaciones enteras. Este 2025, el encuentro vuelve con la madurez de quien ha resistido el tiempo sin perder la esencia, ofreciendo una experiencia que sigue siendo vital para quienes creen en la independencia y la diversidad sonora.
La cita será los próximos viernes 10, sábado 11 y domingo 12 de octubre en Expoferias Manizales, con programación ininterrumpida desde la 1:00 p. m. hasta las 11:00 p. m. Tres días que prometen una descarga de energía distinta en cada jornada, reafirmando que Grita es más que un festival: es un territorio donde caben todas las tribus sonoras.

Viernes 10 de octubre – La apertura que rompe géneros
El primer día apuesta por la diversidad pura. Los Calzones llegan desde Argentina con su irreverente ska-punk; Lion Reggae representará el espíritu jamaicano hecho en Colombia; y desde Bélgica, La Chiva Gantiva desplegará su fusión explosiva de ritmos afrocolombianos, rock y funk. Junto a ellos, nombres locales que han sabido hacerse un lugar en la escena: Acusbeats, Rex Marte, Stayway, Bajado Con Espejo y Besana, confirmando que el inicio del festival será un viaje sonoro sin etiquetas.

Sábado 11 de octubre – Punk y hardcore sin concesiones
La segunda jornada es puro sudor y distorsión. Envidia Kotxina desde España traerá su punk combativo, Cro-Mags aterrizará con su hardcore neoyorquino cargado de historia, y Appendix representará la vieja escuela finlandesa. La cuota local repetirá con fuerza: Acusbeats, Rex Marte, Stayway, Bajado Con Espejo y Besana, demostrando que la escena nacional no se queda atrás frente a los colosos internacionales.

Domingo 12 de octubre – El ritual extremo
El cierre será un golpe directo al pecho para los amantes del metal en todas sus mutaciones. Triptykon desde Suiza promete oscuridad y peso monumental; Forbidden, leyenda del thrash estadounidense, hará vibrar a los puristas del género; y Krisiun descargará todo el poder del death metal brasileño. Junto a ellos, la fuerza local de Moth, Okinawa Bullets, Danger, No Absolution y Oblitus para un final que apunta a ser devastador.
A lo largo de estos 18 años, Grita ha sobrevivido a cambios de industria, crisis y modas pasajeras. Ha mantenido una identidad que mezcla resistencia, comunidad y amor por la música sin filtros. Su capacidad de renovarse sin perder autenticidad lo ha convertido en un referente para la escena alternativa y metalera de Colombia y la región.
Este 2025, el festival no solo celebra la mayoría de edad: reafirma que la música independiente sigue viva y poderosa cuando se defiende con convicción. Manizales será, una vez más, el epicentro de esa celebración.
Colombia
Este 26 de spetiembre MANDINGASEA transforma el dolor en arte con el estreno de “ToxiLove” en Bogotá

Bogotá será escenario de una experiencia sonora y escénica que rompe los moldes tradicionales del lanzamiento musical pues este viernes 26 de septiembre de 2025 a las 6:00 p.m. la banda bogotana presentará su nuevo sencillo “ToxiLove” en el Muelle de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño (FUGA).
Lejos de ofrecer un simple showcase, MANDINGASEA apuesta por un concierto-performance que mezcla música, artes visuales y danza contemporánea, la propuesta está atravesada por una narrativa teatral derivada de El Musiquiatra, proyecto escénico que el grupo ha construido como hilo conductor de su identidad artística. Esta nueva puesta en escena no solo busca impactar al público desde el sonido, sino generar un diálogo sensorial y emocional que vincule a quienes asisten con las capas profundas de su mensaje.
“ToxiLove” llega como un relato frontal y visceral sobre las relaciones dañinas, escrito desde la vulnerabilidad pero con la contundencia de un manifiesto colectivo, su letra no esquiva la crudeza de los vínculos tóxicos y lanza frases como “Y no un tóxico como yo, como él, como tú”, desnudando las dinámicas afectivas que hieren y condicionan a muchas personas, este enfoque conecta con una generación que cuestiona la normalización del amor nocivo y busca nuevas formas de relacionarse emocionalmente.
La canción forma parte de “Conductual”, el nuevo EP de la banda, que continúa el viaje conceptual iniciado con “Cognitivo” (2024). Mientras aquel proyecto exploraba la mente y las emociones desde una perspectiva íntima y social, Conductual amplía la mirada hacia los comportamientos humanos, las relaciones de poder y la toxicidad emocional, esta continuidad le da a Mandingasea un lugar único dentro de la escena alternativa que no se limita a producir canciones sueltas, sino que construye universos en donde la música dialoga con el teatro, la psicología y las artes visuales.
Detrás del sonido de “ToxiLove” está la experiencia de Pedro Rovetto (Superlitio) como productor, la banda dice que su trabajo aporta solidez y refinamiento sin restarle el filo contestatario que los caracteriza. En el escenario, los integrantes Andrés González, Sebastián Cogua, John Loaiza y Alejandro Lopera se entregan a un show que no teme combinar crudeza y poesía, vulnerabilidad y catarsis colectiva.
El concierto-performance se da además como parte del premio de circulación de artes vivas y musicales que han ganado, confirmando que su propuesta está siendo reconocida por su innovación y su impacto social. Para la banda, no se trata solo de tocar en vivo, se trata de crear experiencias que cuestionen, conmuevan y dejen huella.
La entrada será libre hasta completar aforo.
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