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Colombia

El festival no es el problema, algo se rompió en el rock: reflexiones del primer día de Rock al Parque

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Por Felipe Szarruk

Llevo muchos años y cientos de conciertos encima, tantos que estuve en el primer Rock al Parque por allá en el 95. He caminado escenas, festivales y bares y sigo amando el rock y el metal como el primer día, pero también tengo claro que algo ya no está funcionando. La primera jornada de Rock al Parque 2025 me dejó con una sensación que no puedo ignorar, el movimiento ha entrado en una especie de pausa, no creativa necesariamente, sino emocional, espiritual. Algo se rompió. Y no estoy seguro de que se pueda reparar con guitarras distorsionadas ni más luces en el escenario.

No se trata de atacar al festival ni a los músicos que lo habitan, de hecho, lo mejor del día fue hablar con ellos, con los periodistas, con los amigos de siempre, el encuentro, la charla, la anécdota, la risa, el análisis siguen siendo más valiosos que muchos de los shows. La música sonó bien, los sets fueron profesionales, hubo entrega, pero esa promesa de que algo distinto va a pasar, esa sensación de riesgo, de caos controlado, de identidad transformadora… eso no estuvo en el que es tradicionalmente el día “más pesado” del rock.

En una de esas tantas conversaciones que valieron más que algunos de los shows, hablaba con Kike de K93 sobre algo que pocos se atreven a decir en voz alta, que al músico se le ha olvidado que, además de crear, está en el negocio del entretenimiento y se ha desconectado del público. Se esfuerzan sí, pero repiten fórmulas, se entregan, pero no hay nada nuevo que ofrecer en términos de espectáculo. Y el rock, históricamente ha sido eso también: espectáculo. Lo fue desde sus orígenes, lo fue cuando importaba tanto lo que se decía y cómo se decía. Hoy se ve mucho trabajo, pero poca imaginación en escena y ahí se pierde una parte esencial de la conexión.

Vi buenas bandas, algunas de las mejores, como Tenebrarum, que celebró 35 años con un sonido impecable y un repertorio sólido, es una agrupación que sabe lo que hace, que ha construido un camino firme desde Medellín, en otra época, verlos hubiera sido una epifanía. Esta vez fue un buen momento, pero no uno que desate preguntas. También vi a Rain of Fire, desde Tuluá, ya los había visto y debo reconocer que han mejorado notablemente, su propuesta es cada vez más clara y el parche que los vio lo disfrutó, aunque no eran muchos. Lo mismo con Sin Pudor, que ya suma dos décadas de trabajo y se prepara para una gira europea, pocas bandas de punk nacional han mantenido esa constancia. Devasted fue otra de las propuestas más recientes del cartel con un gran nivel, también varios años girando y Belphegor, banda consagrada del black metal internacional que cumplió con un set potente, como era de esperarse.

La constante en muchas de estas agrupaciones es la experiencia. Trayectorias largas, celebraciones de aniversario, giras planeadas, carrera firme. Pero también lo es la falta de público. Escenarios casi vacíos en la tarde, bandas que tocan con toda la energía frente a un puñado de espectadores. El dato no es menor. Si el público no está ahí, algo pasa y lo que está pasando, creo, es que el movimiento perdió su alma… No porque no haya talento, ni por falta de técnica o de sonido, sino porque la escena se volvió cómoda y la comodidad nunca ha sido amiga del rock.

Hablaba con colegas y amigos sobre esto, tal vez el rock, en lugar de buscar constantemente fondos públicos o apoyos institucionales, debería volver a la calle, alejarse un poco del estatismo paternalista, dejar de pedir permiso para existir y volver a construir desde la urgencia, desde la necesidad de decir algo que moleste, que incomode, que atraviese. Hay una diferencia entre profesionalización y domesticación y da la sensación de que parte del movimiento se acostumbró a la segunda.

El problema no es que el rock deba sonar distinto, ni que necesite disfrazarse de otras tendencias para seguir siendo relevante, el problema es que dejó de tener algo que decir con urgencia, que repite esquemas, fórmulas, ideas, se volvió predecible. Las bandas suenan bien, pero no generan inquietud. Hay solidez técnica, pero no hay fuego, es como si el movimiento se mirara al espejo buscando su pasado y no al horizonte buscando su destino.

Y no es un asunto exclusivo de Rock al Parque. Este festival, como plataforma, sigue siendo necesaria y seguramente continuará evolucionando junto con los gustos. Su falta de público este año no es su culpa directa, es el síntoma de algo más profundo, de una escena que se estancó en la nostalgia y en la repetición, de un entorno en el que lo nuevo cuesta mucho más que lo establecido y donde la crítica se castiga más que la mediocridad.

Ya no es suficiente con tener buen sonido ni con cumplir en tarima, con grabar un disco y salir de gira, el rock necesita volver a ser necesario, necesita confrontar, romper, incomodar, arriesgar. Necesita más de ese caos creativo que alguna vez lo hizo transformador, necesita menos comodidad, menos subsidio, menos poses seguras y necesita urgentemente nuevas voces, no más “nuevas bandas” que ya tienen quince años tocando, no más carteles que parecen homenajes.

Lo que está en juego no es la asistencia a un festival, es el alma de un movimiento que alguna vez fue sinónimo de inconformismo, de libertad, de creación salvaje. Hoy, esa alma se ve débil, casi ausente. Pero tal vez aún no está perdida, de pronto necesita que dejemos de fingir que todo está bien y empecemos a construir de nuevo, sin miedo, sin concesiones.

Tal vez es tiempo de quemar las fórmulas.

Tal vez es hora de volver a crear.

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Bogotá vivió la Primera Warm Up Party Oficial de Wacken en Latinoamérica

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Ace of Spades Club en Bogotá fue testigo de una noche diferente en la historia del metal colombiano, la primera Wacken Warm Up Party oficial celebrada en el país y la única en toda Latinoamérica este 2025. Más de 250 asistentes llenaron el recinto para anticipar, sentir y celebrar la esencia del festival de metal más grande del planeta, pero también para ver cómo se forja desde aquí, con talento local y mucha terquedad, el puente hacia Wacken Open Air.
La idea de un warm up no es solo un concierto más, es la afirmación de pertenencia a una cultura global que se reconoce en ciertos códigos compartidos como el sonido, la estética, la hermandad del metal, pero que cobra vida con la identidad propia de cada escena local. Por eso, esta fiesta no solo fue un sello de “evento oficial”, sino una declaración de que Colombia se toma en serio su papel dentro del circuito internacional.

El cartel reflejó bien esa mezcla de raíces y proyección. INFO, la banda ganadora de la primeraedición de Wacken Metal Battle Sur América Región Norte, se presentó como la cabeza del cartel y mostraron una vez más por qué fueron los representantes en el escenario alemán. Con un set contundente y pulido, la banda combinó disciplina técnica con una presencia feroz que dejó claro su propósito, seguirse construyendo como una de las mejores bandas de la escena nacional.

Hubo espacio para honrar las influencias y el legado. Se presentaron tributos bien trabajados y recibidos con devoción, entre ellos Tribute 2 Wacken, una banda conformada para honrar el legado de Wacken en el mundo, quienes con invitados especiales hicieron un recorrido por las canciones representativas del festival. Estos actos sirvieron para subrayar la diversidad de corrientes que se cruzan en la escena local, desde el Groove Metal hasta los sonidos industriales con tintes poéticos y oscuros. Cada tributo no solo fue una nostalgia compartida, sino un recordatorio de las muchas genealogías del metal y del rock duro que siguen vivas en la memoria del público.

El ambiente fue, como debe ser en un warm up auténtico, íntimo y a la vez explosivo. No hubo barreras imaginarias entre bandas y público, el calor del Ace of Spades se cargó de buenos momentos, puños en alto y cuernos al aire, pero también de conversaciones, de músicos que se mezclaban con los fans, de planes que se tejían para futuros shows y colaboraciones. Fue la confirmación de algo esencial, que la escena no sobrevive solo por el virtuosismo técnico o la potencia de los amplificadores, sino por la comunidad.

Los organizadores Raúl Saavedra y Dick Carvajal de Wacken Latinos y Tour Concerts, destacaron que este evento marca un hito dentro del proyecto más amplio de consolidar estas fiestas en el país para que el público pueda sentir la vibra del festival. La Warm Up Party no es un show aislado, es un peldaño más en la construcción de un camino profesional para las bandas colombianas, que necesitan no solo visibilidad internacional, sino también público local que crea en ellas.

Esta primera edición también deja planteadas preguntas y desafíos, cómo hacer que el warm up se convierta en tradición anual, cómo diversificar las ciudades y los públicos, cómo dar espacio a más bandas emergentes sin perder la calidad. Pero si algo demostró la noche del Ace of Spades es que la base ya está, público leal, músicos preparados, productores comprometidos y un hambre de trascendencia que no se sacia con migajas.

No fue solo una fiesta previa para Wacken, fue una demostración de que el metal colombiano puede organizarse, celebrarse y proyectarse sin complejos, asumiéndose parte de una cultura global pero afirmando su voz propia. Fue la chispa necesaria para mantener encendido el fuego de un movimiento que ha resistido indiferencias mediáticas, recortes presupuestales y estigmas culturales.

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Nanook El Último Esquimal estrena “Turista en Baghdad” y continúa su travesía sonora hacia nuevas geografías psicodélicas

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La banda bogotana Nanook el último esquimal presenta su nuevo sencillo “turista en baghdad”, una pieza cargada de texturas neo-psicodélicas, guitarras hipnóticas y ambientaciones que evocan viajes oníricos por callejones, mercados y memorias de otras vidas. En esta nueva entrega, los llamados “esquimales citadinos” construyen un universo sonoro en el que lo ancestral y lo urbano se funden en una densa selva de psicodelia futurista.

El sencillo principal viene acompañado por un lado B titulado “baghdad radio fm (brian dubstown)”, un experimento que se desliza hacia el dub con una atmósfera esquimal y una intercepción radial que parece provenir de alguna frecuencia lejana, añadiendo una capa surrealista al viaje auditivo.

La inspiración detrás del track principal tiene sus raíces en el sonido de The Brian Jonestown Massacre. Según cuenta Fulgencio, voz líder de la banda, la letra de la canción llegó desde un lugar que no logra recordar, pero cuya esencia parece venir “de algunas vidas atrás”, como si el texto hubiera sido canalizado desde un rincón olvidado de la existencia.

Actualmente, Nanook trabaja en el videoclip de “Turista en Baghdad”, que será lanzado junto con una presentación en vivo. Al mismo tiempo, la banda se encuentra en el estudio finalizando su próxima producción, una colección de cinco nuevas canciones bajo el título “Calle ahora o hable para siempre”, cuyo estreno está previsto para octubre de 2025.

Con esta nueva entrega, Nanook reafirma su estilo singular dentro del panorama musical alternativo: una mezcla entre lo etéreo, lo urbano, lo simbólico y lo visceral, invitando al oyente a embarcarse en viajes sin mapas por geografías imposibles.

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Rex Marte lanza “Cypher” Una experiencia sonora que desafía la frontera entre lo real y lo virtual

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La banda colombiana Rex Marte presenta su más reciente sencillo, “Cypher”, una obra que combina la potencia del rock y el metal con una estética digital glitch y el lenguaje sonoro del universo 8-bit. Más que un simple lanzamiento musical, “Cypher” se propone como una experiencia inmersiva que invita a reflexionar sobre la delgada línea que separa la verdad de la ilusión en la vida contemporánea.

Inspirada en el personaje homónimo de The Matrix, quien opta por una ilusión confortable a costa de la traición, la canción explora el dilema humano de elegir entre una mentira placentera y una verdad dolorosa. La banda buscó capturar esa tensión existencial a través de una mezcla de riffs densos y oscuros con texturas electrónicas y digitales, evocando la sensación de estar atrapado en un videojuego o simulación. “Cypher nació de esa sensación de estar atrapados entre lo real y lo fabricado”, afirma el grupo, resaltando el propósito deliberado de incorporar sonidos en 8 bits para acentuar la estética retro y distorsionada.

El sencillo fue grabado en los estudios Árbol Naranja en Bogotá, bajo la producción de Pedro Rovetto y con la masterización de Camilo Silva en CSF Mastering. El resultado es una pista que no solo impresiona por su solidez sonora, sino que también destaca por su capacidad de provocar preguntas incómodas sobre la autenticidad de nuestras experiencias cotidianas.

REX MARTE se ha consolidado como una propuesta de rock alternativo que fusiona hard rock, pop, metal y rock progresivo con elementos de la música electrónica como sintetizadores, arpegiadores y beat making. Su enfoque ofrece un aire de modernidad al género, acompañado de puestas en escena coloridas y simbólicas. Sus letras suelen explorar los grandes conflictos humanos frente al cosmos y la naturaleza, haciendo de cada presentación un viaje conceptual hacia territorios desconocidos. Con “Cypher”, la banda continúa su misión de utilizar la música como un vehículo para la exploración de las grandes preguntas sobre la vida, la muerte y la existencia.

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