Colombia
Ennui y “El Día de la Ira”: La furia urbana hecha grunge y metal

El power trío bogotano Ennui irrumpe con su segundo álbum de estudio “El Día de la Ira”, una obra que se erige como una radiografía sonora del caos contemporáneo y la fragilidad humana, fusionando con maestría el grunge noventero, el punk y el thrash metal. Con diez canciones que transitan por estados de conflicto, furia y catarsis, Ennui entrega un disco visceral y profundo que no solo descarga energía, sino que invita a una reflexión sobre la vida en la ciudad moderna.
Desde la apertura con temas como “Bogotá” hasta la canción que da título al álbum, la banda despliega riffs abrasivos y baterías contundentes que rozan el thrash, mientras las letras navegan entre la rabia, la frustración y la resiliencia. “Bogotá” primer sencillo y videoclip del álbum funciona como una introducción cruda y honesta a la realidad urbana, mostrando la ciudad como un espacio de tensión y transformación constante.
La canción homónima, “El Día de la Ira” se presenta como el núcleo conceptual del disco, una descarga de furia que refleja la catarsis colectiva ante las injusticias y el descontento social. La música de Ennui no se limita a ser un grito de protesta, sino que también es una experiencia estética completa, con un arte visual inspirado en el collage y el fotomontaje al estilo Dave McKean, que amplifica el mensaje del álbum y lo convierte en una obra integral, su edición de lujo es maravillosa y recuerda aquellos días de pasar tardes enteras descubriendo un disco.
El álbum se destaca por su capacidad para combinar la agresividad sonora con letras introspectivas que exploran la fragilidad humana y la lucha interna frente al caos externo, Ennui logra un equilibrio entre la crudeza del grunge y la intensidad del Metal, creando un sonido que remite a bandas icónicas como Alice in Chains y Nirvana, pero con un sello propio que lo hace imprescindible en la escena colombiana actual, además, la producción a cargo de Diego Guzmán Tafur y Dave Pacheco en 27A Studios aporta una calidad sonora que potencia cada riff y cada golpe de batería, haciendo que la experiencia auditiva sea tanto visceral como envolvente.

“El Día de la Ira” es más que un álbum; es una declaración de intenciones y un reflejo del espíritu urbano contemporáneo y la inspiración detrás del álbum radica en la experiencia del caos, la furia y la complejidad de la vida urbana en Bogotá D.C. La banda ha expresado que no son días fáciles y desde esa realidad difícil y tensa surge el impulso creativo para reflejar la ira y el descontento social que habita la ciudad.
Colombia
Cartas Suicidas: Cuando el rock grita lo que muchos callan

Quiero dedicar este artículo a Juliana Gómez Tarrá, a quien perdimos hace muy poco.
Por: Felipe Szarruk
Hay canciones que no se escuchan, se sienten… Que no pasan por los oídos sino por las cicatrices. Cartas Suicidas de Mandingasea, es una de ellas. Un manifiesto brutalmente honesto sobre la desesperación, la depresión, la muerte y la necesidad humana de liberación. Pero también, es un llamado de auxilio transformado en arte, una carta abierta desde el abismo que, paradójicamente puede ser un salvavidas para quienes aún están luchando por no caer.
He decidido escribir este artículo con el corazón abierto y la herida reciente. Lo dedico a Juli, mi amiga, quien decidió partir de este mundo hace poco. Su ausencia pesa, su risa falta y su historia me lleva a escuchar canciones como esta de otra manera. Porque Cartas Suicidas no es solo una canción sobre el suicidio, es una crónica emocional sobre lo que siente alguien que se está quebrando por dentro y no encuentra salida.
Una letra que duele… porque es verdad
“He pensado muchos días en la muerte
Y busco la manera de ser más valiente
No resisto más el dolor que se siente
Quiero terminar con todo para siempre…”
Así comienza Cartas Suicidas, sin metáforas, sin maquillaje. La voz canta lo que millones han sentido y no se atreven a decir, habla de deudas, frustraciones, depresión y de esa carga invisible que va volviendo la vida insoportable. Es una confesión sin redención, y por eso, tan humana.
En el coro se repite como un mantra oscuro:
“Morir, morir, sé lo que siento
Morir, morir, libre como el viento…”
Lo escalofriante de la canción es que no intenta convencer a nadie de quedarse, simplemente deja que el pensamiento se exprese, como lo hace una persona en su punto de quiebre, pero si uno la escucha con atención, lo más importante no está en la voz del que canta, sino en lo que provoca en el que escucha. Esta canción puede ser una advertencia, un espejo, un espejo cruel pero necesario… El suicidio no se lleva una sola vida
En una de sus estrofas más crudas, el protagonista dice:
“Vi a mis amigos sufriendo por mí
Y al que le debía se cagó a reír
Vi a quien me amaba profundamente sufrir
Y a mis herederos pensando en repartir…”
Esta imagen poderosa y perturbadora desmonta la idea romántica del suicidio como escape silencioso, la muerte por decisión propia arrastra, duele, marca, rompe a quienes quedan. El que se va, sufre, pero quienes quedan, muchas veces sufren aún más, cargando preguntas sin respuesta, culpas que no les pertenecen y vacíos imposibles de llenar.
El suicidio no es solo una muerte, es una explosión emocional que deja una estela de destrucción en todo su alrededor.
Desde sus orígenes, el rock ha sido el grito de quienes no se sienten escuchados, es el lenguaje de los inadaptados, los tristes, los marginados, los furiosos. Es donde se puede decir lo que en la vida real cuesta tanto: “No puedo más”, “Estoy roto”, “Quiero salir de aquí”. Bandas como Nirvana, Linkin Park, Radiohead o incluso artistas más recientes como Yungblud o Badflower han hablado sin filtros sobre salud mental, angustia, ansiedad y muerte.
Mandingasea, con Cartas Suicidas se suma a esa tradición de canciones que no solo cuentan una historia, sino que abren una puerta para hablar de lo que normalmente se esconde bajo la alfombra. Y en esa puerta hay luz. Porque si hay algo que la música puede hacer —y lo ha hecho una y otra vez— es salvar vidas. Una canción puede ser un compañero en la oscuridad. Puede hacerte sentir menos solo, puede incluso hacerte llorar y con eso, evitar que te quiebres.
La música no salva el mundo, pero puede salvar una vida
Cartas Suicidas no es una canción fácil, es incómoda, pero esa incomodidad es necesaria. Nos obliga a mirar de frente una realidad que muchas veces preferimos ignorar: que hay personas que están sufriendo en silencio, que sonríen en redes pero lloran en casa, que gritan por dentro mientras aparentan fortaleza.

Si estás leyendo esto y alguna vez pensaste en rendirte, quiero que sepas algo… tu dolor es válido, pero no estás solo, he pasado por ahí, muchas veces, pero sí vale la pena, a pesar del mundo de mierda en el que vivimos !vale la pena! Habla, llora, Escribe, escucha música, grita si hace falta. Pero quédate. Porque incluso en los días más oscuros, la música puede ser una cuerda. Un puente. Una excusa para esperar un día más, no estoy tratando de enseñar a nadie, es que la ausencia duele mucho y ¿para qué adelantar algo que va a suceder tarde o temprano?
Hoy, por Juliana, por Mandingasea, por mí, por ti, y por todos los que han pensado en irse, esta canción nos recuerda que la vida es una guerra interna, pero que no tenemos que pelearla solos.
Si tú o alguien que conoces está lidiando con pensamientos suicidas, por favor, busca ayuda profesional. Hablar es el primer paso.
Colombia
Así fue BIME Bogotá, un evento clave con retos que superar y oportunidades tangibles.

BIME Bogotá 2025 se consolidó como uno de los eventos más importantes de la industria musical de Latinoamérica. Desde su creación, este festival ha jugado un papel crucial al conectar a artistas, productores, agentes y profesionales del sector, ofreciendo una plataforma que fomenta la colaboración, la innovación y el intercambio cultural. Con su tercera edición, BIME Bogotá se afianza como una cita obligada para todos los que buscan comprender y participar en el ecosistema musical contemporáneo.
BIME Bogotá ha logrado posicionarse como un evento de gran relevancia para la música no solo en Colombia, sino en toda América Latina. A través de su modelo, que integra conferencias académicas, showcases de talento emergente y oportunidades de networking, el festival ha funcionado como un punto de encuentro ideal entre la industria musical latina y la europea. Este tipo de eventos no solo ayudan a la consolidación de nuevos artistas, sino que también ofrecen una oportunidad invaluable para los profesionales del sector de compartir conocimientos y explorar nuevas tecnologías que están transformando el negocio de la música.

La creación de espacios para que los músicos, productores, agentes y demás actores de la industria se conecten, discutan tendencias y exploren nuevas posibilidades, ha sido uno de los pilares del evento, pero lo que realmente distingue a BIME es su capacidad para abrir puertas a artistas emergentes de todo el continente, ofreciéndoles un escenario que les permite darse a conocer no solo dentro de su país, sino a nivel internacional, en realidad esa es la razón de ser de esta plataforma, que las nuevas generaciones aprendan sobre la industria, es un evento dirigido más que todo a los que se están formando en el ecosistema musical, en ese sentido funciona.
Pese al indiscutible éxito que ha tenido BIME Bogotá, no ha estado exento de retos que deben ser abordados en futuras ediciones. En primer lugar, algunos asistentes y expertos han señalado que el festival aún tiene espacio para evolucionar en términos de su diversidad de géneros y propuestas. Aunque el evento promueve un enfoque inclusivo, es cierto que la programación podría ofrecer una mayor variedad de géneros que representen más fielmente la amplitud de la música latinoamericana. A menudo, los artistas más establecidos o de tendencias más comerciales dominan el escenario, lo que podría dejar de lado propuestas experimentales o menos comerciales que también tienen mucho que aportar, BIME se centra más que todo en el pop y en propuestas de fusión que son consideradas comerciales, por ejemplo en la versión de este año se vio que no se tiene conocimiento de actores claves y longevos en la escena colombiana por parte de quienes organizan y que podrían ser aliados poderosos.

Otro aspecto que se ha señalado es la necesidad de integrar a los artistas locales de manera más visible. Aunque BIME Bogotá ha sido una excelente plataforma para la proyección de talentos internacionales, hay quienes consideran que aún no se ha logrado un equilibrio justo entre las propuestas de artistas internacionales y las de los músicos colombianos y latinoamericanos. Muchos sugieren que, para el futuro, BIME podría convertirse en un lugar que no solo exhiba talentos internacionales, sino que también se enfoque en dar una mayor visibilidad a la música de la región, especialmente aquellas que se encuentran en la vanguardia de la escena independiente.
Para los agentes del sector es dificil conectarse, muchos no llenan su perfil y es casi un estándar que no contestan los mensajes que se envían por la plataforma, la dinámica que se usa es llegar al evento y tratar de conectarse de cualquier manera mirando los nombres en las credenciales, sería excelente que BIME además de ser un lugar para aprender funcionara como una especie de “feria” en donde cada agente tuviera una mesa o stand (Como sucede con algunas representaciones) para poder crear alianzas y relaciones, los speed meetings no son suficientes para esto. Se recalca entonces la identidad del evento más como plataforma educativa que como epicentro de networking.
Con una tercera edición que se consolidó como uno de los eventos más importantes en el panorama musical de la región, el festival tiene un gran potencial para continuar expandiéndose y evolucionando. No solo en términos de la cantidad de artistas y profesionales que atrae, sino también en su capacidad para adaptarse a las nuevas dinámicas del mundo digital, las plataformas de streaming y la interacción con las nuevas tecnologías. En un mundo musical que está constantemente cambiando, BIME Bogotá tiene la oportunidad de seguir liderando y transformando la industria, adaptándose a los tiempos y tomando en cuenta las nuevas demandas tanto de los artistas como del público.

Si bien BIME dejó una huella positiva, las ediciones futuras deberán enfrentar los desafíos de diversificación y accesibilidad mencionados. Si logra integrar una mayor gama de géneros musicales, representar con justicia a los artistas locales y expandir su enfoque hacia una experiencia más inclusiva para el público en general, podría transformarse en una de las plataformas más relevantes a nivel mundial para el desarrollo y la difusión de la música, el evento podría aprovechar la oportunidad de integrar nuevas tecnologías, como los conciertos virtuales y las experiencias interactivas, para atraer a un público más amplio y conectado. No solo se trata de una plataforma de exposición, sino también de un espacio para explorar el futuro de la música, la producción y el entretenimiento, a diferencia de BIME Bilbao en donde es muy provechoso asistir de manera virtual, seguir las charlas y conectarse con los agentes.
En general necesitamos más eventos como este en el país, sobretodo porque el acceso a la industria para los nuevos artistas es muy cerrado en la actualidad, pero también se requiere el compromiso de que los que ya están trabajando en ella se abran y estén dispuestos a colaborar con las nuevas generaciones para lograrlo.
Colombia
Radiónica: La Confesión Tardía de un Sistema de Favoritismos en la Radio Pública Colombiana

La reciente declaración de Román González, exintegrante de Radiónica reconociendo que la emisora funcionaba como un “club cerrado” con favoritismos editoriales, solo confirma nuevamente lo que en Subterránica hemos denunciado durante años respecto a lo público en el país y ha desatado una ola de críticas y reflexiones sobre el papel de los medios públicos en Colombia. Esta admisión no solo confirma las sospechas de muchos artistas y oyentes que se sintieron excluidos, sino que también pone en tela de juicio la transparencia y equidad en la gestión de contenidos en una emisora financiada con recursos públicos, lo mismo que ha sucedido con casos como el de Rock al Parque o el de Sayco en los que todos se hacen los ciegos y sordos hasta que ya no hay nada que hacer.
Desde su creación en 2005, Radiónica se posicionó como una plataforma para la música alternativa y las voces emergentes, con el tiempo, surgieron críticas sobre la existencia de favoritismos y una falta de apertura hacia nuevos talentos. La reciente admisión por parte de un exintegrante de la emisora, reconociendo que Radiónica funcionaba como un “club cerrado” con favoritismos editoriales, confirma estas preocupaciones. Esta revelación plantea interrogantes sobre la transparencia y equidad en la programación de contenidos en medios públicos, la confesión de González confirma estas preocupaciones, evidenciando una contradicción entre el discurso inclusivo de la emisora y sus prácticas internas.
La existencia de favoritismos en la programación de una emisora pública puede tener implicaciones legales significativas. La Ley 80 de 1993 establece principios de transparencia y equidad en la contratación estatal, mientras que la Ley 1474 de 2011 busca prevenir actos de corrupción en la administración pública. Aunque estas leyes se enfocan en la contratación, los principios que promueven son aplicables a la gestión de contenidos en medios públicos, donde la equidad y la transparencia deben ser pilares fundamentales.
La situación de Radiónica refleja problemas más amplios en la gestión de los medios públicos en Colombia. Informes recientes han señalado irregularidades en RTVC, la entidad que agrupa a los medios públicos del país, incluyendo prácticas de nepotismo y falta de transparencia en la contratación . Estas prácticas minan la confianza del público y comprometen la misión de los medios públicos de servir al interés general.
La admisión de favoritismos en Radiónica debe ser un punto de inflexión para los medios públicos en Colombia. Es imperativo implementar reformas que garanticen la transparencia, la equidad y la inclusión en la programación y gestión de contenidos. Solo así se podrá restaurar la confianza del público y asegurar que los medios públicos cumplan con su misión de reflejar la diversidad y pluralidad de la sociedad colombiana.

Radiónica: El Día Que la Radio Alternativa se Miró al Espejo
La reciente reestructuración de Radiónica, una emisora pública colombiana que durante casi dos décadas ha sido un bastión de la contracultura y la música alternativa, ha generado un intenso debate sobre su papel en el panorama mediático nacional. La decisión de trasladar su señal a la banda AM, el retiro de un buen elemento como director en Bogotá y los cambios en su programación han sido interpretados por muchos como señales de una crisis más profunda en los medios públicos del país.
Lo que está ocurriendo con Radiónica es grave y preocupante, no solo desde el punto de vista cultural, sino ético y legal. La declaración pública de Román González —reconociendo abiertamente que Radiónica operó durante años como un “club cerrado” con favoritismos— constituye una admisión de prácticas que contradicen los principios de transparencia, pluralismo y servicio público que deben regir cualquier medio financiado con recursos del Estado.
Iván García renunció a la dirección de Radiónica tras 25 años, en plena crisis de RTVC: “por mi dignidad, por mi salud mental”
https://www.elcolombiano.com/colombia/ivan-garcia-renuncia-radionica-crisis-rtvc-25-anos-KO27296518
Esta confesión no es menor, si un funcionario o colaborador de un medio público admite que existían criterios no objetivos para decidir qué contenidos se difundían y cuáles no, estamos frente a una vulneración del derecho al acceso equitativo a los medios, especialmente grave cuando hablamos de músicos, creadores y gestores culturales que nunca tuvieron oportunidad de ser escuchados simplemente por no estar en la “rosca”.
Román no solo “se confesó”, también señaló un problema estructural. Y aunque haya quien lo vea como un acto de honestidad, lo cierto es que legitima años de exclusión y arbitrariedad. Lo más grave es que no hay consecuencias aún. ¿Se abrirá una investigación? ¿Se auditarán las prácticas de RTVC? ¿Se reparará a los artistas marginados? Por ahora, solo hay silencio institucional.
Contexto Institucional y Crisis en RTVC
La situación de Radiónica no puede analizarse aisladamente. Forma parte del Sistema de Medios Públicos RTVC, que en los últimos años ha enfrentado múltiples controversias. Informes de la Contraloría General de la República revelaron irregularidades contractuales y deficiencias en la gestión de recursos, incluyendo pérdidas significativas por contratos incumplidos .
Se agudiza la crisis en RTVC por Hollman Morris: directora de Señal Colombia denunció maltrato laboral
https://www.infobae.com/colombia/2024/01/10/crisis-en-rtvc-directora-de-senal-colombia-denuncia-maltrato-laboral-y-caos-en-programacion/?utm_source=chatgpt.com
Además, la llegada de Hollman Morris a la gerencia de RTVC en 2024 intensificó las tensiones internas. Se han reportado casos de maltrato laboral y acusaciones de que la programación de los medios públicos ha sido utilizada para promover una agenda gubernamental específica, reduciendo la diversidad de voces y perspectivas .
¿El nepotismo se tomó RTVC? Así lo convirtieron en una cadena de favores
https://cambiocolombia.com/personajes/el-nepotismo-se-tomo-rtvc-asi-lo-convirtieron-en-una-cadena-de-favores?utm_source=chatgpt.com
La transformación de Radiónica refleja los desafíos más amplios que enfrentan los medios públicos en Colombia. La emisora, que alguna vez fue símbolo de diversidad y apertura, ahora se encuentra en una encrucijada, cuestionada por sus propias contradicciones y por el entorno institucional en el que opera.
Este momento invita a una reflexión profunda sobre el papel de los medios públicos en la promoción de la cultura y la diversidad y sobre la necesidad de estructuras más transparentes y participativas que realmente representen la riqueza y pluralidad de la sociedad colombiana, pero sobretodo invita a que los entes de control y el pobre e incrédulo público del país, comiencen a escuchar las denuncias que se han hecho desde hace años y que muchos han ridiculizado hasta que les toca callarse cuando alguien del mismo entorno lo saca a la luz, no es primera vez que sucede, recuerden cuando Hugo Ospina le renunció por Facebook al hoy secretario de Cultura Santiago Trujillo por la corrupción de Idartes.
Durante años varios agentes han (hemos) denunciado cientos de irregularidades en los medios, en los eventos y festivales públicos, en los aparatajes culturales del estado y solo han sucedido dos cosas, que la justicia mira para otro lado y que las personas sencillamente no tienen la capacidad para aceptarlo hasta que ya es muy tarde. Y es en este momento en donde hacen falta tantos espacios. La crisis de Radiónica, de donde ya han sacado a muchos que la construyeron durante años pero que no están de acuerdo con la agenda y la doctrina que se quiere imponer, ha dejado cesantes a quienes valían la pena a pesar de haberle dado todo.
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