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Colombia

Rock al Parque 2023 ha triunfado en modo mainstream.

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El festival Rock al Parque es el evento musical gratuito más grande de Latinoamérica y se realiza anualmente en Bogotá desde 1995. En un principio su objetivo era promover la cultura rock y sus diversas expresiones así como generar espacios de convivencia, participación y diversidad, pero eso cambió hace mucho tiempo y en su edición número 28, realizada del 11 al 13 de noviembre de 2023, el festival ha generado una gran polémica por su programación, su público y su impacto en la escena local.

Por un lado, se ha destacado el éxito de convocatoria y asistencia del festival que según las fuentes oficiales convocó a aproximadamente 390.000 personas. El cartel ha contado con la presencia de 64 agrupaciones, entre invitados internacionales, nacionales y distritales, que ofrecieron una variedad de géneros y propuestas musicales de todas las formas, sabores y colores existentes en la actualidad. Entre los artistas más aplaudidos se encuentran Los Auténticos Decadentes, Julieta Venegas, In Flames, La Vida Boheme, Aterciopelados, Ana Curra y El Kanka.

Por otro lado se ha criticado el carácter comercial y masivo del festival que ha sacrificado la calidad y la identidad del rock colombiano por el afán de atraer a un público mayoritario y complaciente queriendo hacer frente a festivales comerciales como Estereo Picnic. Algunos medios de comunicación y opinadores han señalado que el festival ha perdido su esencia y su compromiso con la política cultural que lo originó que era la de apoyar y visibilizar el rock local y sus diversas manifestaciones y también se ha cuestionado la selección de las bandas distritales, que se ha basado más en criterios de popularidad que de calidad, dejando por fuera a muchas propuestas innovadoras y representativas de la escena actual. Las redes sociales están estalladas de comentarios en contra del festival y la perdida de su esencia rockera y también está llena de personas que lo apoyan por su nuevo carácter masivo y comercial ya que en Colombia asistir a conciertos no es barato y esta es la oportunidad perfecta, como todo en Colombia esta no es la excepción, el festival divide, pero como dicen la política y en la psicología: divide y vencerás o dividir para reinar.

Se ha debatido sobre el perfil y el comportamiento del público asistente que ha mostrado poco interés y respeto por algunas bandas, especialmente por las locales que en su mayoría tocan en escenarios casi vacíos ya que el público llega a ver las internacionales, pero más allá de esto se esconde algo peor, algo que la mayoría de personas no ven y es que el festival junto con medios aliados como La Revista Shock, Radiónica y los propios medios y redes de Idartes están tratando de lavar esa exclusión del género principal del festival, implantado ideas de triunfo, generando en el imaginario colectivo que sacar el rock de Rock al Parque es bueno y las personas en medio de su corto entendimiento en el tema caen en el juego y no se dan cuenta que todo se resume a lo mismo de siempre, la gran cantidad de dinero en juego.

Hay algo muy, pero muy peligroso acá que han usado grupos como los Nazis, la revolución en Cuba o los comunistas en la antigua Unión Soviética y se llama “propaganda”

El distrito de Bogotá, junto con sus medios aliados, manipulan la información para decir que el rock está fuera de moda y que Rock al Parque no debe tener rock sino otros estilos, y con eso contratan otro tipo de música y faltan a la esencia de la política cultural para la que fue creado y salen impunes con ese discurso. Esto se podría considerar como una estrategia de propaganda política, que busca influir en la opinión pública mediante mensajes emotivos y simples, que presentan una idea, una persona o una causa de forma favorable o desfavorable.
En este caso, la idea que se quiere promover es que el rock es un género musical anticuado, que no representa a la mayoría de la población, y que por lo tanto debe ser reemplazado por otros géneros más actuales y populares. La persona que se quiere favorecer es el que trabaja en el festival, trae bandas, el ecosistema que han armado ellos en Idartes, que se muestra como un gestor cultural innovador y moderno, que responde a las demandas y los gustos de la ciudadanía. La causa que se quiere defender es el cambio de formato y de programación del festival Rock al Parque, que se presenta como una decisión acertada y necesaria, que beneficia a todos los sectores y que garantiza la sostenibilidad y la calidad del evento y todo esto señores sencillamente no es real.

Para lograr este objetivo, el distrito de Bogotá y sus medios aliados utilizan varias técnicas de propaganda política, como la repetición, la simplificación, la exageración, la desinformación, el uso de símbolos, el apelar a las emociones, el crear un enemigo común, el generar un culto a la personalidad, etc. Por ejemplo, repiten constantemente el mensaje de que el rock está fuera de moda, simplifican la realidad del rock colombiano y sus diversas expresiones, exageran los beneficios y los logros del nuevo formato y de la nueva programación del festival, desinforman sobre el proceso de selección y de contratación de las bandas, usan símbolos como el logo del festival, el escenario, la camiseta, etc., para asociarlos con el cambio y con el progreso, apelan a las emociones de la gente, como la alegría, la sorpresa, la satisfacción, etc., para generar una conexión afectiva con el festival, crean un enemigo común, que son los críticos y los defensores del rock, a los que acusan de ser elitistas, conservadores, intolerantes, etc., y generan un culto a la personalidad del alcalde, al que presentan como el líder y el responsable del éxito y de la transformación del festival.

De esta manera, el distrito de Bogotá y sus medios aliados logran manipular la información y la opinión pública, para decir que el rock no funciona y que Rock al Parque no debe tener rock sino otros estilos, con eso contratan otro tipo de música y faltan a la esencia de la política cultural para la que fue creado y salen impunes con ese discurso como lo han hecho durante años y en donde año tras año han saqueado millones mientras el público los aplaude. Pero esta estrategia también tiene sus riesgos y sus limitaciones, ya que puede generar rechazo, resistencia y crítica por parte de algunos sectores de la población como ya se ha visto, ese gran grupo de la población que no se dejan engañar ni convencer por la propaganda política y que defienden el valor y la importancia del rock colombiano y de su festival más emblemático y que cada año es más creciente y se ven en todos lados críticas, solicitudes de cambio de nombre y piden respeto para el rock hecho en el país.

Rock al Parque 2023 ha sido un festival que ha generado opiniones encontradas, que evidencian las tensiones y los desafíos que enfrenta el rock colombiano en la actualidad. Por un lado, el festival ha demostrado su vigencia y su relevancia como un evento cultural de gran magnitud e impacto que ha logrado convocar a miles de personas y a artistas de renombre. Por otro lado, el festival ha evidenciado su crisis y su contradicción como un espacio de promoción y de reconocimiento del rock local, que ha cedido ante las presiones del mercado y del público masivo. El balance final dependerá de la perspectiva y la valoración de cada uno de los actores involucrados: organizadores, artistas, medios y público. Lo cierto es que Rock al Parque sigue siendo un referente y un escenario de debate para el rock colombiano, que requiere de una reflexión y una renovación constantes, pero como dicen en Colombia: “regalado hasta un puño” y este debate nunca se va a dar porque a los dueños del circo no les conviene.

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La música hoy es un puto producto industrial vendiendo humo para una máquina insaciable que se llama algoritmo. 

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La industria musical atraviesa una crisis brutal… tiene hambre, hambre insaciable, hoy todo se ha convertido en un asunto de algoritmos y modelos de distribución masiva que solo buscan hacer dinero sin importar si la música vale algo o no.

En una charla de Symphonic Distribution en el Bomm de Bogotá, una chica —aún en sus veintes— lanzó la idea “sofisticada” de que los músicos deben sacar música todos los días para alimentar estos algoritmos. Eso no es arte, es pura explotación y pérdida de la esencia creativa, lo que importa hoy no es lo que hagas, sino cuánto ruido generes para que la máquina te mantenga arriba.

Históricamente la música es un proceso lento, un trabajo artístico donde la paciencia, la reflexión y el detalle hacen que una canción conecte de verdad con quien la escucha. Pintores, escritores, músicos… todos se toman el tiempo porque saben que la magia no sale en cinco minutos ni en una ida al baño, pero ahora los artistas están atrapados en un ritmo frenético diseñado por plataformas, donde producen en masa para engordar estadísticas y mantenerse visibles, esa propuesta horrible de sacar música diariamente refleja un sistema que mata la creatividad y la reemplaza con pura producción en serie, como mulas de carga que deben alimentar el nuevo negocio de la música que solo le sirve a las distribuidoras y plataformas.
Y no es sorpresa que esto se manifieste en géneros como el reguetón, donde el éxito no depende ni de la complejidad musical ni de letras que tengan algo que decir, sino de beats repetitivos y letras vacías que cualquier programa barato como Fruity Loops puede generar a chorro, esa facilidad para tirar decenas de canciones al día ha forzado al resto de géneros a entrar en un juego de repetición y banalidad para competir en visibilidad, dejando un montón de música que parece más ruido vacío que arte, lo vemos en cientos de músicos desesperados por sacar 50 sencillos al año que quedan en el olvido.

Esto no solo pasa en la música; el cine también está en caída libre, ahora la calidad se mide en taquilla, prefieren llenar salas con fórmulas recicladas que arriesgar con historias que hagan pensar o sientan de verdad, el arte se ha convertido en mercancía, y la diversidad y la innovación han quedado aplastadas bajo la lógica del negocio, los creadores o se amoldan o desaparecen y el resultado es un empobrecimiento cultural que apaga la chispa creativa.
Los músicos están en medio de un gran problema… O se venden y se adaptan a estas reglas que los despersonalizan o defienden lo que para muchos es lo más importante: el valor del arte, aunque eso implique arriesgar su sustento económico y en países como los nuestros el hambre es más fuerte que cualquier cosa, hay que ser honestos y aceptar que los artistas de hoy están desesperados por comer y por eso son sometidos como escalvos a los caprichos de estos modelos que pareciera que son lo único que existe. Lamentablemente, casi todos eligen jugar el juego para sobrevivir. Y esa misma necesidad alimenta un círculo vicioso que termina en una escena musical fragmentada, saturada de contenido efímero y vacío.

El impacto es doble, culturalmente la música pierde lo que la hacía única, su identidad, fuerza rebelde y memoria emocional y económicamente, los mejores artistas no reciben reconocimiento ni la compensación que merecen, triunfa el que más vomita lo que ahora llaman “contenido” mientras plataformas y empresas acumulan fortunas. La creación artística se ha convertido en una mercancía más y el músico en un mercenario pasivo peón de un tablero dominado por algoritmos y resultados financieros.

Pero la historia nos ha enseñado que la esencia creativa nunca se puede silenciar del todo y aunque el ruido ensordecedor y la presión mercantil parezcan dominar, siempre aparecerán voces auténticas que romperán con las fórmulas y rescatarán la dignidad del arte, esa resistencia es lo que mantiene viva la magia de la música y su capacidad de conmover, incluso cuando todo está diseñado para lo contrario.

Está clarísimo, la industria debe dejar de verse como una cadena de producción y músicos y el público tienen que volver a valorar la calidad y autenticidad por sobre la cantidad y el consumo rápido. No se trata de rechazar a la tecnología o a las plataformas, sino de recuperar la autonomía creativa y establecer un equilibrio donde la música sea para el arte y las emociones, no para contar streams o obedecer a un puto algoritmo frío.

En pocas palabras, la idea de hacer música a diario para complacer a un algoritmo no solo es ridícula, sino que desnuda una crisis general que afecta toda la cultura contemporánea y lo preocupante es que eso es lo que están enseñando como “lo lógico” y el “camino a seguir” en los encuentros musicales. Es la señal de que el verdadero arte está siendo reemplazado por una versión falsa diseñada solo para hacer dinero rápido… que el hambre no impida abrir los ojos a esta realidad y actuar con fuerza para cambiarla, de lo contrario el mejor camino para hacer dinero es vender empanadas o traer cosas de china, no maten la música por culpa de un almuerzo.

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Grita 2025 presenta un cartel explosivo para su próxima edición.

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El Festival Grita 2025 se prepara para vivir una edición memorable celebrando sus 18 años como uno de los encuentros más importantes para la música alternativa en Colombia. Este año el festival se realizará los días 10, 11 y 12 de octubre en el Centro de Eventos y Exposiciones de Manizales, Expoferias, y llegará cargado de propuestas sonoras que confirman la diversidad y vitalidad de la escena independiente. El anuncio de sus primeras bandas seleccionadas revela una apuesta consciente por el trabajo de convocatoria, audiciones y curaduría, integrando artistas emergentes y consagrados en géneros que van desde el rock y el metal hasta el rap, reggae, hardcore, ska y punk, sin dejar de lado la experimentación y la fusión.

La edición 2025 destaca por una programación que reúne lo mejor del talento local, nacional e internacional. Bandas como Besana, Peloegato, Oblitus, Bajado con Espejo, Repudio, No Absolution y Sick Morgan son ejemplos del pulso creativo de Manizales, junto a ellas nombres representativos de la movida de Bogotá, Medellín, Cali y otras ciudades del país harán parte de este festival, acompañados además por las propuestas singulares de Lion Reggae, Acusbeats, Moth, Stayway, Pániko Satániko, Danger, Rex Marte, Mortis y los Desalmados y Okinawa Bullets. Cada agrupación aporta su propio enfoque y energía, reflejando tanto las historias de los barrios y las montañas como las búsquedas personales y colectivas que marcan el presente de la música alternativa nacional.

Para celebrar por todo lo alto, Grita 2025 también contará con la presencia de invitados internacionales que garantizan una experiencia única, el cartel incluye leyendas como los españoles Envidia Kotxina, los brasileños Krisiun y la fuerza multicultural de La Chiva Gantiva, junto a la contundencia neoyorquina de Cro-Mags, la fiesta de ska argentino con Los Calzones y la mitología oscura de Triptykon, encabezada por Tom G. Warrior. La confluencia de estos artistas con los sonidos locales confirma el festival como un punto de encuentro imprescindible para el público y los músicos.

Grita se ha ganado a pulso su lugar como un espacio de circulación, encuentro, resistencia y fiesta para quienes creen en la música que se arriesga y no hace concesiones. El festival consolida así su rol como motor de la cultura alternativa, brindando una tarima plural donde conviven generaciones, estilos e ideas diversas. La invitación está abierta para disfrutar tres días de celebración y energía colectiva, con Manizales como epicentro de la sonoridad rebelde, el talento y la autogestión.

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Adelqui Rubio presenta Resistencia, un manifiesto de rock y metal con la mirada puesta en el futuro

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El músico y productor chileno Adelqui Rubio debuta con Resistencia, un álbum que se erige como una declaración artística y que combina la potencia del rock y el metal con el pulso de la tecnología más actual, un trabajo que no se limita a ser una colección de canciones sino que se propone como un viaje sonoro y emocional, construido sobre géneros como el nu metal, el hard rock, el heavy y el power metal, con guiños al thrash y al rock alternativo, en donde cada corte posee identidad propia pero al mismo tiempo se sostiene en un hilo conductor que mezcla riffs explosivos, conciencia social y una búsqueda permanente por la experimentación.

Desde sus primeras notas, Resistencia se muestra como un disco versátil, capaz de unir crudeza y sensibilidad, crítica y emoción, fuerza y detalle. Rubio explica que la música lo acompaña desde siempre y que la tecnología ha sido una herramienta clave para impulsar su creatividad, y en este álbum esa visión se hace tangible en la manera en que los recursos digitales se funden con la grabación real de instrumentos, logrando un equilibrio en el que la esencia humana permanece intacta mientras el sonido se proyecta hacia lo que podría ser el porvenir del rock.

El proyecto fue grabado, mezclado y masterizado en su totalidad por el propio Adelqui Rubio, lo que refuerza su perfil de artista independiente y multifacético, alguien que no solo compone e interpreta, sino que también construye un universo desde la producción, eligiendo cada detalle con un cuidado que se percibe en la solidez del resultado. En ese marco aparecen canciones que golpean con fuerza como Ya no se puede respirar, una crítica directa a la hipocresía social y política de la guerra, o piezas que apelan a la vulnerabilidad como Quédate un poco más, con letras que transitan entre el inglés y el español y que exploran la fragilidad de los vínculos humanos.

Con este trabajo, Adelqui Rubio da un paso definitivo en una trayectoria que ya lo había visto colaborar con proyectos diversos como Shamanes Crew, La Rabona Funk, Perla Negra, Zoberanos, Punto G o Sergio Jarlaz, pero que ahora encuentra un punto de consolidación en un álbum que lo presenta no solo como músico, compositor e intérprete, sino también como un productor capaz de unir lo visceral del rock con la sofisticación de las herramientas digitales.

Resistencia es, en esencia, un disco que propone mirar hacia adelante sin abandonar las raíces, un manifiesto que invita a escuchar con atención y a sentir con intensidad, porque cada tema funciona como un grito de independencia y también como una exploración personal que convierte a Adelqui Rubio en una voz propia dentro de la escena chilena y latinoamericana.

Puedes escuchar la producción en todas las plataformas digitales.

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