Colombia
Crónica del lanzamiento de Rock al Parque: Un buen festival gratuito con un nombre y una ideología muy mal puestas.

Ok, dejemos atrás de una vez por todas lo que fue Rock al Parque y concentrémonos en el presente. Primero miremos lo que fue y lo que muchos extrañan (mos); Rock al Parque fue en su momento un grito de rebeldía y libertad que apoyó el gobierno de Bogotá en los noventas para que algunas bandas de la ciudad, sobre todo las que eran apoyadas por iniciativas distritales como “Tejedores de Sociedad” y algunos allegados tuvieran un espacio masivo para presentarse y darle circulación al rock en un momento en que no solo Colombia sino Latinoamérica impulsado por el movimiento alternativo-grunge y la creación de MTV latino era muy rockera, su antecedente eran los conciertos CREA.
El rock era la música mainstream y era el pop del planeta, nacieron bandas enormes y Bogotá contaba con un circuito inagotable de bares y espacios para el rock y el Metal.
En aquel entonces Internet no era de fácil acceso y uno acudía a Rock al Parque a ver en su mayoría bandas de la ciudad o nacionales para conocerlas, al día siguiente la repercusión era grande ya que las personas comenzaban a hablar de ellas, las radios a colocarlas (algunas) y se creaba movimiento. Bandas que se volvieron conocidas en Rock al Parque hay muchas: La Derecha, La Pestilencia, Monóxido, Danny Dodge, Pepa Fresa, Vértigo, Yuri Gagarin y Los Correcaminos y bandas que fortalecieron su trayectoria que eran ya conocidas como Aterciopelados o underground como Darkness.
Eso era rock al Parque, una política cultural enfocada en el Rock y que, aunque siempre tuvo un círculo de favores cerrado y que beneficiaba a un grupo específico de gente estaba enfocado a visibilizar el Rock y el Metal de Bogota junto a algunos invitados.

Después vino el paso cuando la ciudad no tenía ni idea que hacer con él y que trataron de acabarlo pero no lo lograron, entonces decidieron que fuera administrado por la Orquesta Filarmónica y luego por el nuevo instituto creado en aquella época: Idartes, en donde ya se configuró un grupo de personas en donde algunas de ellas (no todas) eran de muy dudosa honestidad, educación y reputación, y que tuvieron en sus manos ese festival hasta el año pasado, muchos de ellos salieron despedidos pero siempre impunes, el festival ha sido desfalcado por varios millones de pesos por edición según el informe de la contraloría y para rematar, comenzó toda esta instalación de la ideología inclusiva, la composición de términos inexistentes como “nuevas músicas colombianas” para referirse a modernizaciones y otras construcciones comunicativas para acomodar el festival a una ideología de izquierda que llegó a Bogotá (El rock es del imperio tenemos que hacer lo de nosotros) y para abrirlo a más público. Pero eso sí siempre beneficiando al mismo grupo de personas.
Ok, en días pasados se realizó el lanzamiento de la edición 2023 y tenemos varias conclusiones respecto a lo que se vio y se dijo esa noche.
Después de tantas peleas, polémicas y discusiones en torno al evento, pudimos ver de manera clara lo que Idartes piensa y promueve respecto a este festival en la actualidad y la filosofía en la que se basa para hacerlo. Todo se da en un momento de transición en donde hubo una presentación de un comité de curadores conformado para este año, después de la salida de una persona nefasta para el evento, quién que se perpetuó por mucho tiempo y que seguramente el otro año ya no estarán porque deben contratar al nuevo curador de turno según dijeron.

Pero entonces, según este lanzamiento y según las palabras que salieron de las bocas de los curadores, analicemos la realidad y la actualidad de Rock al Parque que seguramente será la que continuará hasta dentro de muchos años.
- Rock al Parque ya no es ni será un festival de Rock nunca más: Lo fue, sí, pero ya no lo es. Los mismos curadores dijeron que ya no es un festival de rock, que es un festival de todo tipo de música, entonces seguir discutiendo si lo que se presenta es rock o no es rock ya no vale la pena porque el festival a pesar de que su nombre lo llama pertenece a todos los géneros, por el hemos visto y veremos cumbia, hip hop, tropidelia, boleros y un abanico musical enorme. Así que las bandas de rock y Metal de Colombia deben saber que si quieren tocar en Rock al Parque lo mejor es no tocar rock, ya que el cartel es su gran mayoría lo ocupan otros géneros.
- Rock al Parque tiene intereses comerciales y ya no es una política cultural: A pesar de que sea presentada por el distrito como una política cultural no lo es. Según los mismos curadores este festival tiene intereses comerciales, el festival quiere competir con festivales privados como Estéreo Picnic o el Cordillera, lo dijeron ellos. ¿Por qué? No sabemos, de hecho, pensábamos que esto era parte del plan de gobierno del Distrito, pero pues no, es un festival comercial que se financia con dinero del distrito y también con dineros privados que no sabemos a dónde van. Este año venderán licor y se podrán a tono con los festivales corporativos, así que no, no es una política cultural sino un festival de capital mixto el cual no ha dicho de manera muy clara a quién beneficia la ganancia.
- Rock al Parque no es para todo el mundo participe: Es para las bandas que están alienadas con sus curadores y con el circulo interno de rock al parque. Este es un circulo que se compone de músicos, medios y bookers. Sí se hace una convocatoria, pero esta convocatoria no es transparente y beneficia en su mayoría a viejos conocidos del evento. Los Bookers que ofrecen actos internacionales siempre serán los mismos porque ganan altas comisiones y los músicos invitados siempre serán los mismos porque son parte del sistema original del festival. Así que la posibilidad de pasar a una convocatoria es bastante baja si usted no pertenece a este circulo o si no hace movimientos para pertenecer a él y le puede suceder lo que a Maskhera, quienes hoy por hoy son una de las mejores bandas de Metal del país y la han colocado a abrir cuando ya sabemos que ni hay público, ni hay medios, ni hay nada. Así que ya no es como antes beneficioso para las bandas, sino que beneficia al público quienes después de las cinco de la tarde comienzan a llegar en masa para disfrutar de los actos internacionales más conocidos. Algunas bandas independientes como Info, cuentan con la suerte de tener buenos horarios, pero esto es muy raro.
- Rock al Parque no está alineado con los otros festivales al parque: Dicho por los mismos curadores “los tiempos han cambiado por lo tanto el festival ha cambiado y por eso ya no es solo de rock”, pero esto no aplica a otros festivales, imaginen si esa es la excusa, entonces para “Ópera al Parque” sí que han cambiado los tiempos, más o menos ¿qué? ¿400 años o algo así. Pero ahí sigue la ópera igual, Hip Hop al Parque sigue igual, Colombia al Parque sigue igual, solo Salsa al Parque colocó una banda de Merengue un año, pero solo Rock al Parque profesa esto de que los tiempos han cambiado y que el rock debe combinarse con otros géneros.
- Existen, han existido y siempre existirán las bandas “de la casa” o los mismos de siempre: Dicho de manera efusiva por el presentador, Aterciopelados o Los Petit Fellas son “bandas de la casa”, eso deja sin piso el principio de igualdad en el festival, siempre ha existido el rock distrital, bandas que tocan en todas partes que el distrito hace algo, algunas de ellas se enojan cuando se les dice que son parte de “la rosca” del Distrito, pero lo son y negarlo no lo borra. Y como lo dijeron ellos mismos, estas bandas son tan “de la casa” que por ejemplo para una de las ediciones anteriores Chucky García regañó a los jurados por que Los Petit Fellas no habían pasado. Entonces sí, existe el rock distrital, existen las bandas de Idartes, lo dijo el propio García en la Revista Bombea quienes armaron una pataleta por que nosotros lo dijimos acá y lo dijeron los curadores esa noche, a propósito, tenemos la grabación de todo lo que dice este artículo.
- Su nombre debería cambiar no por capricho de los “rockeros true” sino para hacer crecer y darle más proyección a lo que hoy es el festival: Mantener el nombre Rock al Parque es un despropósito, si lo miramos de la manera legal es publicidad engañosa, ¿Entonces a quien le va a importar esto? Que sea publicidad engañosa y que no cumpla a cabalidad con la filosofía para lo que fue creado se lo pasan todos por donde nunca les llega el sol. Pero ahora analicemos, ¿No sería mejor entonces, si estamos compitiendo con Cordillera o con el Estéreo Picnic, cambiar el nombre a algo más comercial? A un nombre que abarque todos los géneros, esto evitaría no solo cometer los delitos de publicidad engañosa y el de desconfiguración de política cultural, sino que abriría un panorama enorme para el festival. Mantener el nombre de Rock al Parque no es bueno para ellos, es un capricho por no acabar una marca que ha sido legendaria, pero vale, todo pasa, Abott y Costello acaba de cerrar después de cuarenta años y así todo va pasando, si Rock al Parque ya no existe, pues tampoco debería existir su nombre y que pase a ser parte del legado y de la historia del rock colombiano.
- Está comprobado que Colombia en la actualidad no tiene ni idea de lo que es y representa el rock: Esto no tiene mucha explicación, la gente actúa por pasión, no hay académicos, no hay personas que conozcan el rock, no hay rockeros, es una música de nicho como el jazz o el Blues que carece de seriedad en muchos de sus practicantes. Colombia por ende es un país tropical y su gusto por la música está acorde a sus coordenadas.
- Rock al Parque es un buen festival (Algo que no decíamos hace tiempo) con muy mal manejo y muy mala praxis ética: Entonces viéndolo así, de esta manera, Rock al Parque es un gran festival, es un encuentro de tres días, ecléctico, gratuitos, con una producción técnica muy buena, que moviliza cientos de miles de personas y que es de los más grandes del continente, eso lo hace un gran festival, pero no es un festival de rock, punto. Bueno, está bueno, para ir a conocer para ir a escuchar, para pasar un buen rato, pero se basa en una ideología más social que musical que quiere encajar con los nuevos tiempos y las ideas progresistas que buscar la exposición de la música, que quiere ser comercial como otros festivales privados y para esto el rock no le sirve sencillamente porque el rock no vende. Entonces sí, es un buen festival, pero su nombre y su fundamentación argumental están mal puestos. Lo que un día fue no volverá a ser jamás y hay que dejarlo ya descansar.

Conclusión
Es hora de que nosotros y otras organizaciones nos echemos totalmente el costal del rock y el Metal nacional como hemos venido haciéndolo y creando espacios para él y para su difusión. Trabajar con quienes aun quieran honrar y tocar el género y nada más, al fin y al cabo los que amamos el rock lo hacemos sobre todas las cosas.
El trabajo de los independientes se hace incluso más importante y los músicos de rock deben saber que en el país no van a vivir del rock sino van a tener que vivir para el rock que es muy diferente, hacer las paces con esta idea y al menos por ahora tocar, tocar y tocar para construir.
Rock al Parque ya fue, lo que hay ahora es otra cosa y si fuéramos nosotros cambiaríamos ese nombre para que creciera aún más y se consolidara como lo que buscan que sea.
Por lo demás, el rock colombiano está hermosamente vivo, cientos de bandas de cada región están tocando, componiendo y tratando de sonar y este es el insumo para que iniciativas como Subterránica, el Museo del Rock o Metal Battle abran un abanico de posibilidades para construir una escena que sea sostenida y disfrutada por nosotros mismos.
El festival se llevará a cabo los días 11, 12 y 13 de noviembre en El Parque Simón Bolívar.
Colombia
La necesidad de reformar la selección y formación de jurados en las convocatorias de arte en Colombia.

Las convocatorias de arte en Colombia son fundamentales para fomentar la creación, circulación y reconocimiento de las expresiones culturales en el país, pero en nuestro amado país la transparencia y equidad en estos procesos han sido objeto de cuestionamientos debido a la poca rigidez en la selección y actuación de los jurados encargados de evaluar las propuestas. Este artículo analiza la importancia de establecer criterios claros y rigurosos para la selección y formación de jurados, con el fin de garantizar procesos justos y meritocráticos en las convocatorias de arte.
Los jurados desempeñan un rol crucial en las convocatorias de arte, ya que son responsables de evaluar y seleccionar las propuestas que recibirán estímulos o reconocimientos. Su labor implica una gran responsabilidad, pues sus decisiones impactan directamente en la carrera de los artistas y en la promoción de la cultura en el país.
Para cumplir adecuadamente con esta función, los jurados deben contar con una formación académica sólida, experiencia en el campo artístico y una ética profesional que les permita actuar con imparcialidad y objetividad.
Mientras los jurados de arte en Colombia carezcan de una formación adecuada para ejercer dicha responsabilidad, mientras no comprendan las implicaciones éticas de su rol, y mientras continúe la práctica de seleccionar jurados que son amigos, colegas o integrantes activos de la misma escena artística —incurriendo en conflictos de interés evidentes—, las artes en el país seguirán ancladas en la mediocridad. La selección de ganadores no responderá a criterios objetivos ni profesionales, sino a redes de afinidad y favoritismo que perpetúan las mismas dinámicas de siempre.

Un jurado artístico debe ser, ante todo, un profesional integral: con formación académica sólida, experiencia verificable, y un conocimiento profundo del campo que evalúa. Ser músico, periodista o gestor no implica, por sí solo, estar capacitado para evaluar con justicia ni rigor. La curaduría y la evaluación requieren competencias específicas que no se improvisan.
Permitir que personas sin preparación asuman estas funciones es tan irresponsable como aceptar que un carnicero, por haber usado un cuchillo durante diez años, practique una cirugía. He sido testigo directo, incluso en eventos que he organizado, de decisiones absurdas y criterios completamente arbitrarios por parte de personas supuestamente “idóneas”, que desvirtúan por completo los procesos de selección.
Por ello, en mi participación en Alemania en la final de Wacken Metal Battle voy a documentar con rigor el proceso de elección de los ganadores, para ofrecer un ejemplo de transparencia y seriedad. Mi crítica no se dirige a un festival en particular, sino al sistema generalizado que afecta todos los niveles: desde los bares hasta los festivales organizados por entidades distritales.
Durante años hemos escuchado la frase “el estudio es solo un cartón en la pared”, como si la formación académica no tuviera valor. Pero precisamente esa actitud es parte del problema estructural que impide la profesionalización real del sector cultural en Colombia.
En Colombia, los requisitos para ser jurado en convocatorias de arte varían según la entidad organizadora. Por ejemplo, el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes permite la participación de personas sin título universitario, siempre que acrediten al menos diez años de experiencia en el campo artístico . Por otro lado, el Instituto Distrital de las Artes (Idartes) establece criterios específicos para la selección de jurados, evaluando aspectos como la formación académica, la experiencia profesional y la trayectoria en el sector cultural.
Estos requisitos no siempre garantizan la idoneidad de los jurados, ya que no se exige una formación ética formal ni se establecen mecanismos efectivos para prevenir conflictos de interés que es lo que realmente se aprende en la universidad, no a tocar la guitarra, se aprende a ser profesional, a establecer límites, a entender.
Diversos casos han evidenciado deficiencias en la selección y actuación de jurados en convocatorias de arte en Colombia. Por ejemplo, en la Beca de Programación de Artes Plásticas en Bogotá – Red Galería Santa Fe del Portafolio Distrital de Estímulos 2020, se presentó un caso en el que una jurada fue inhabilitada por conflicto de intereses, ya que tenía una propuesta habilitada para concursar en la misma convocatoria .
Además, se han reportado situaciones en las que jurados han otorgado puntajes perfectos a propuestas, sin una justificación clara, lo que genera sospechas sobre la imparcialidad del proceso. Estos casos evidencian la necesidad de establecer mecanismos más rigurosos para la selección y supervisión de los jurados entre cientos de casos que se han denunciado. Y es que seamos honestos, en el caso de la capital, eso de “bogotanos” escogiendo “bogotanos” en donde casi todos se conocen unos a otros, no es algo ético, inevitablemente habrá conflicto de intereses y amiguismos, y es igual en todas las regiones.
Para garantizar la transparencia y equidad en las convocatorias de arte, es fundamental establecer requisitos académicos mínimos: Exigir que los jurados cuenten con formación académica en áreas relacionadas con el arte y la cultura, lo que les permitirá tener una base teórica sólida para evaluar las propuestas, hay que desarrollar cursos o talleres obligatorios sobre ética profesional y conflictos de interés, para que los jurados comprendan la importancia de actuar con imparcialidad y objetividad.
Sobre todo hay que establecer mecanismos de supervisión y evaluación del desempeño de los jurados, con el fin de identificar posibles irregularidades y tomar medidas correctivas cuando sea necesario, si la convocatoria es pública, el proceso debe ser público o al menos documentado en audio y video.
La propuesta verdadera sería invitar a expertos nacionales e internacionales que no tengan vínculos directos con los participantes, para reducir el riesgo de conflictos de interés y asegurar una evaluación más objetiva que es lo que sucede siempre.
La selección y formación de jurados en las convocatorias de arte en Colombia es un aspecto crucial para garantizar procesos equitativos. Es necesario establecer criterios claros y rigurosos que aseguren la idoneidad de los jurados, así como mecanismos de supervisión que prevengan y sancionen posibles irregularidades. Solo así se podrá fortalecer la confianza en las instituciones culturales y promover el desarrollo artístico en el país.
Es responsabilidad de las entidades organizadoras y de la sociedad en general velar por la integridad de estos procesos, reconociendo que el arte y la cultura son pilares fundamentales para el desarrollo social y la construcción de una identidad colectiva.
Lo realmente interesante, es que los artistas mantienen una actitud absolutamente pasiva ante esto cuando se trata de convocatorias del gobierno o de organizaciones internacionales, nadie dice nada, se quedan callados intentando durante años participar, pero cuando sucede algo en un espacio independiente entonces atacan como si fueran panteras que no han comido en días. Y esto último es real, tal vez la motivación para permanecer inofensivo es que el hambre en Colombia siempre será más importante que las artes.
Felipe Szarruk. PhD(c) En periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, Magister en Estudios Artísticos de la Facultad de Artes Asab. Músico y Comunicador Social.
Colombia
Estas son las bandas preseleccionadas en la convocatoria distrital de Rock al Parque 2025

Atentos, estos son las bandas preseleccionadas por el jurado para las audiciones de Rock al Parque 2025: (En orden de puntaje)
BUHA 2030
HEREJÍA
ENTROPIA
DEVASTED
V FOR VOLUME
VEIN
THRESHOLD END
NONSENSE PREMONITION
SOMBERSPAWN
UNAUTHORIZED
OKINAWA BULLETS
APOLO 7
AGRUPACIÓN SOUTHERN ROOTS
RELATOS VAGABUNDOS
LIKA NOVA
SIN PUDOR
DEAD SILENCE
LAURA ROMÁN
PIANGUA
SIN NADIE AL MANDO
HERMANOS MENORES
URDANETA
LUTTER
K93
METAL SEVICIA
COUNTERLINE
PRAVE
KEEP THE RAGE
CHIMÓ PSICODÉLICO
BISELAD
AGRUPACIÓN PIEL CAMALEÓN
MORTALEM
GENERAL BONG
BAT HABITS
YO NO LA TENGO
CUERVO ROJO
SKATMA
rockalparque2025 #idartes #RockAlParque
Colombia
Ennui y “El Día de la Ira”: La furia urbana hecha grunge y metal

El power trío bogotano Ennui irrumpe con su segundo álbum de estudio “El Día de la Ira”, una obra que se erige como una radiografía sonora del caos contemporáneo y la fragilidad humana, fusionando con maestría el grunge noventero, el punk y el thrash metal. Con diez canciones que transitan por estados de conflicto, furia y catarsis, Ennui entrega un disco visceral y profundo que no solo descarga energía, sino que invita a una reflexión sobre la vida en la ciudad moderna.
Desde la apertura con temas como “Bogotá” hasta la canción que da título al álbum, la banda despliega riffs abrasivos y baterías contundentes que rozan el thrash, mientras las letras navegan entre la rabia, la frustración y la resiliencia. “Bogotá” primer sencillo y videoclip del álbum funciona como una introducción cruda y honesta a la realidad urbana, mostrando la ciudad como un espacio de tensión y transformación constante.
La canción homónima, “El Día de la Ira” se presenta como el núcleo conceptual del disco, una descarga de furia que refleja la catarsis colectiva ante las injusticias y el descontento social. La música de Ennui no se limita a ser un grito de protesta, sino que también es una experiencia estética completa, con un arte visual inspirado en el collage y el fotomontaje al estilo Dave McKean, que amplifica el mensaje del álbum y lo convierte en una obra integral, su edición de lujo es maravillosa y recuerda aquellos días de pasar tardes enteras descubriendo un disco.
El álbum se destaca por su capacidad para combinar la agresividad sonora con letras introspectivas que exploran la fragilidad humana y la lucha interna frente al caos externo, Ennui logra un equilibrio entre la crudeza del grunge y la intensidad del Metal, creando un sonido que remite a bandas icónicas como Alice in Chains y Nirvana, pero con un sello propio que lo hace imprescindible en la escena colombiana actual, además, la producción a cargo de Diego Guzmán Tafur y Dave Pacheco en 27A Studios aporta una calidad sonora que potencia cada riff y cada golpe de batería, haciendo que la experiencia auditiva sea tanto visceral como envolvente.

“El Día de la Ira” es más que un álbum; es una declaración de intenciones y un reflejo del espíritu urbano contemporáneo y la inspiración detrás del álbum radica en la experiencia del caos, la furia y la complejidad de la vida urbana en Bogotá D.C. La banda ha expresado que no son días fáciles y desde esa realidad difícil y tensa surge el impulso creativo para reflejar la ira y el descontento social que habita la ciudad.
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