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Colombia

Aliette_G presenta “¡Y qué!”

Es una canción de denuncia contra los acosadores y una invitación a no callarse ante estos actos repudiables de personas enfermas en tono de swing y el rock.

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Aliette_G es una cantante y compositora de rock colombiana, publicista de profesión y músico de corazón (con estudios y conocimientos académicos). Mujer independiente, líder innata, comprometida y apasionada por los diferentes lenguajes artísticos. Es sensible, creativa, perseverante tranquila, pero con una llama interior muy fuerte. La intención de su propuesta musical busca establecerla como una figura importante dentro de las mujeres solistas del rock en Colombia, representar a su país y mostrarle al mundo a una artista que compone libremente, sin ataduras de ninguna índole, que crea sus canciones desde una propuesta ecléctica que no se cierra a un solo género y sus dogmas, sino que experimenta con ritmos, formas y colores de otros géneros musicales, sin dejar de lado su esencia rock.

“Quiero, a través de mis canciones, llevar un mensaje de libertad creativa y abrir espacios para otras chicas interesadas en la música; además, promover esperanza, trabajo, fortaleza, perseverancia, disciplina y constancia para construir una carrera musical sólida. Busco que prime lo que eres, lo que dices y lo que propones artísticamente, que el cómo luces. Sueño con que mi arte rompa fronteras desde una propuesta innovadora y de calidad”, comenta la artista que tiene en la denuncia social y la catarsis de sentimientos y experiencias personales la base de sus composiciones.

‘¡Y qué!’ es el nuevo lanzamiento de Aliette_G, un sencillo que nace de un episodio de acoso en Transmilenio, el sistema de transporte masivo de Bogotá. Es una canción de denuncia, una invitación a no callarse ante estos actos repudiables de personas enfermas y patéticas. El sonido es una mezcla entre el swing y el rock. Es un llamado a danzar, cantar y a repetir “¡Y qué!” alzando la voz, imponiendo que no te importa lo que los demás digan de ti.

“Haciendo un transbordo hacia la estación Escuela Militar, un tipejo desde que entró al bus por la NQS me mira en repetidas ocasiones de una forma no común, intensa, intimidante y morbosa. Luego de unos minutos se me acercó y empezó a casi que respirarme en la nuca, me estaba olfateando como un animal y, con algo de angustia y temor pensando que me quería robar me intenté alejar. Sin embargo, en ese instante quedé en shock y volvió a acercarse a decirme cosas morbosas y me mandó la mano para agarrarme una nalga. Allí lo empujé y salí de la estación. Es terrible la sensación de vulnerabilidad, tristeza, rabia e impotencia que puede sentir una mujer en esos momentos. Seguido de esa horrible situación, surgió una melodía en mi cabeza, porque no importa cómo te veas o cómo te vistas, nadie tiene derecho a interferir en tu espacio, nadie tiene por qué acosarte ni decirte nada, seas como seas o vayas como vayas. Estoy segura que todas las mujeres han vivido alguna forma de acoso, por eso es momento de decir “ya basta, para”, agrega la artista con influencias del rock, pop, metal, industrial, balada, K-pop, electrónica, swing y anime.

Para Aliette_G “el concepto sonoro de la canción parte de escuchar a Parov Stelar, pionero del electro swing, además, de tomar conceptos musicales de los años 50s en donde las mujeres ya tenían un espacio trabajado como artistas y cantantes”.

El video de ‘¡Y qué!’ estuvo a cargo de la productora Carnivora films y se conceptualiza en los años 50s y el K-pop actual. Es una visión entre lo que ha sido el camino artístico de las mujeres desde los fabulosos años del jazz, el bebop, el swing, el rockabilly, etc, a quienes se les quiso imponer una forma de ser, verse y venderse. Sin embargo, resultó que la cualidad musical de cada una de ellas sobrepasó el ser “objeto”, a ser grandes artistas.

La historia está ambientada en un club nocturno, en donde la protagonista Aliette_G experimenta un continuo y creciente acoso por parte de un cliente del lugar. A medida que avanza el clip se hace más evidente la sensación de acecho, pese a estar rodeada de personas y en lugares socialmente activos. Esta tensión se traslada a diferentes escenarios como, pasillos, callejones, zonas sociales como billares entre otros, donde se busca reflejar la problemática del acoso que han tenido que soportar las mujeres sin importar la época, pues es atemporal. Al final, el acosador se ve minimizado e ignorado por la protagonista, quien logra romper sus miedos al confrontar de manera simbólica a un hombre que no le gusta un “no” como respuesta, empoderándola y saliendo victoriosa ante la situación.

Aliette_G ha sido invitada para realizar una serie de conciertos en México en el mes de abril, en mayo estará integrando el Rockin’ 1000 en el Estadio el Campín de Bogotá y planea participar en algunos festivales en varias ciudades de Colombia.

Aliette_G es un proyecto que renace de sentimientos muy profundos y es digerible para todos los oídos y gustos, pues incorpora múltiples expresiones del arte. Es una propuesta sólida, con metas claras y una proyección sólida a nivel nacional e internacional.

“Las mujeres se sentirán identificadas con mis letras, ritmos y con la magia que todas llevamos en nuestro interior. Ellas conectarán su alma a experiencias similares a las que he vivido y podrán sentirse cobijadas con profundo amor y respeto. Quiero ser una voz de quienes callan o de quienes ya tristemente no pueden hablar”, concluye la artista.

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La música hoy es un puto producto industrial vendiendo humo para una máquina insaciable que se llama algoritmo. 

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La industria musical atraviesa una crisis brutal… tiene hambre, hambre insaciable, hoy todo se ha convertido en un asunto de algoritmos y modelos de distribución masiva que solo buscan hacer dinero sin importar si la música vale algo o no.

En una charla de Symphonic Distribution en el Bomm de Bogotá, una chica —aún en sus veintes— lanzó la idea “sofisticada” de que los músicos deben sacar música todos los días para alimentar estos algoritmos. Eso no es arte, es pura explotación y pérdida de la esencia creativa, lo que importa hoy no es lo que hagas, sino cuánto ruido generes para que la máquina te mantenga arriba.

Históricamente la música es un proceso lento, un trabajo artístico donde la paciencia, la reflexión y el detalle hacen que una canción conecte de verdad con quien la escucha. Pintores, escritores, músicos… todos se toman el tiempo porque saben que la magia no sale en cinco minutos ni en una ida al baño, pero ahora los artistas están atrapados en un ritmo frenético diseñado por plataformas, donde producen en masa para engordar estadísticas y mantenerse visibles, esa propuesta horrible de sacar música diariamente refleja un sistema que mata la creatividad y la reemplaza con pura producción en serie, como mulas de carga que deben alimentar el nuevo negocio de la música que solo le sirve a las distribuidoras y plataformas.
Y no es sorpresa que esto se manifieste en géneros como el reguetón, donde el éxito no depende ni de la complejidad musical ni de letras que tengan algo que decir, sino de beats repetitivos y letras vacías que cualquier programa barato como Fruity Loops puede generar a chorro, esa facilidad para tirar decenas de canciones al día ha forzado al resto de géneros a entrar en un juego de repetición y banalidad para competir en visibilidad, dejando un montón de música que parece más ruido vacío que arte, lo vemos en cientos de músicos desesperados por sacar 50 sencillos al año que quedan en el olvido.

Esto no solo pasa en la música; el cine también está en caída libre, ahora la calidad se mide en taquilla, prefieren llenar salas con fórmulas recicladas que arriesgar con historias que hagan pensar o sientan de verdad, el arte se ha convertido en mercancía, y la diversidad y la innovación han quedado aplastadas bajo la lógica del negocio, los creadores o se amoldan o desaparecen y el resultado es un empobrecimiento cultural que apaga la chispa creativa.
Los músicos están en medio de un gran problema… O se venden y se adaptan a estas reglas que los despersonalizan o defienden lo que para muchos es lo más importante: el valor del arte, aunque eso implique arriesgar su sustento económico y en países como los nuestros el hambre es más fuerte que cualquier cosa, hay que ser honestos y aceptar que los artistas de hoy están desesperados por comer y por eso son sometidos como escalvos a los caprichos de estos modelos que pareciera que son lo único que existe. Lamentablemente, casi todos eligen jugar el juego para sobrevivir. Y esa misma necesidad alimenta un círculo vicioso que termina en una escena musical fragmentada, saturada de contenido efímero y vacío.

El impacto es doble, culturalmente la música pierde lo que la hacía única, su identidad, fuerza rebelde y memoria emocional y económicamente, los mejores artistas no reciben reconocimiento ni la compensación que merecen, triunfa el que más vomita lo que ahora llaman “contenido” mientras plataformas y empresas acumulan fortunas. La creación artística se ha convertido en una mercancía más y el músico en un mercenario pasivo peón de un tablero dominado por algoritmos y resultados financieros.

Pero la historia nos ha enseñado que la esencia creativa nunca se puede silenciar del todo y aunque el ruido ensordecedor y la presión mercantil parezcan dominar, siempre aparecerán voces auténticas que romperán con las fórmulas y rescatarán la dignidad del arte, esa resistencia es lo que mantiene viva la magia de la música y su capacidad de conmover, incluso cuando todo está diseñado para lo contrario.

Está clarísimo, la industria debe dejar de verse como una cadena de producción y músicos y el público tienen que volver a valorar la calidad y autenticidad por sobre la cantidad y el consumo rápido. No se trata de rechazar a la tecnología o a las plataformas, sino de recuperar la autonomía creativa y establecer un equilibrio donde la música sea para el arte y las emociones, no para contar streams o obedecer a un puto algoritmo frío.

En pocas palabras, la idea de hacer música a diario para complacer a un algoritmo no solo es ridícula, sino que desnuda una crisis general que afecta toda la cultura contemporánea y lo preocupante es que eso es lo que están enseñando como “lo lógico” y el “camino a seguir” en los encuentros musicales. Es la señal de que el verdadero arte está siendo reemplazado por una versión falsa diseñada solo para hacer dinero rápido… que el hambre no impida abrir los ojos a esta realidad y actuar con fuerza para cambiarla, de lo contrario el mejor camino para hacer dinero es vender empanadas o traer cosas de china, no maten la música por culpa de un almuerzo.

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Grita 2025 presenta un cartel explosivo para su próxima edición.

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El Festival Grita 2025 se prepara para vivir una edición memorable celebrando sus 18 años como uno de los encuentros más importantes para la música alternativa en Colombia. Este año el festival se realizará los días 10, 11 y 12 de octubre en el Centro de Eventos y Exposiciones de Manizales, Expoferias, y llegará cargado de propuestas sonoras que confirman la diversidad y vitalidad de la escena independiente. El anuncio de sus primeras bandas seleccionadas revela una apuesta consciente por el trabajo de convocatoria, audiciones y curaduría, integrando artistas emergentes y consagrados en géneros que van desde el rock y el metal hasta el rap, reggae, hardcore, ska y punk, sin dejar de lado la experimentación y la fusión.

La edición 2025 destaca por una programación que reúne lo mejor del talento local, nacional e internacional. Bandas como Besana, Peloegato, Oblitus, Bajado con Espejo, Repudio, No Absolution y Sick Morgan son ejemplos del pulso creativo de Manizales, junto a ellas nombres representativos de la movida de Bogotá, Medellín, Cali y otras ciudades del país harán parte de este festival, acompañados además por las propuestas singulares de Lion Reggae, Acusbeats, Moth, Stayway, Pániko Satániko, Danger, Rex Marte, Mortis y los Desalmados y Okinawa Bullets. Cada agrupación aporta su propio enfoque y energía, reflejando tanto las historias de los barrios y las montañas como las búsquedas personales y colectivas que marcan el presente de la música alternativa nacional.

Para celebrar por todo lo alto, Grita 2025 también contará con la presencia de invitados internacionales que garantizan una experiencia única, el cartel incluye leyendas como los españoles Envidia Kotxina, los brasileños Krisiun y la fuerza multicultural de La Chiva Gantiva, junto a la contundencia neoyorquina de Cro-Mags, la fiesta de ska argentino con Los Calzones y la mitología oscura de Triptykon, encabezada por Tom G. Warrior. La confluencia de estos artistas con los sonidos locales confirma el festival como un punto de encuentro imprescindible para el público y los músicos.

Grita se ha ganado a pulso su lugar como un espacio de circulación, encuentro, resistencia y fiesta para quienes creen en la música que se arriesga y no hace concesiones. El festival consolida así su rol como motor de la cultura alternativa, brindando una tarima plural donde conviven generaciones, estilos e ideas diversas. La invitación está abierta para disfrutar tres días de celebración y energía colectiva, con Manizales como epicentro de la sonoridad rebelde, el talento y la autogestión.

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Adelqui Rubio presenta Resistencia, un manifiesto de rock y metal con la mirada puesta en el futuro

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El músico y productor chileno Adelqui Rubio debuta con Resistencia, un álbum que se erige como una declaración artística y que combina la potencia del rock y el metal con el pulso de la tecnología más actual, un trabajo que no se limita a ser una colección de canciones sino que se propone como un viaje sonoro y emocional, construido sobre géneros como el nu metal, el hard rock, el heavy y el power metal, con guiños al thrash y al rock alternativo, en donde cada corte posee identidad propia pero al mismo tiempo se sostiene en un hilo conductor que mezcla riffs explosivos, conciencia social y una búsqueda permanente por la experimentación.

Desde sus primeras notas, Resistencia se muestra como un disco versátil, capaz de unir crudeza y sensibilidad, crítica y emoción, fuerza y detalle. Rubio explica que la música lo acompaña desde siempre y que la tecnología ha sido una herramienta clave para impulsar su creatividad, y en este álbum esa visión se hace tangible en la manera en que los recursos digitales se funden con la grabación real de instrumentos, logrando un equilibrio en el que la esencia humana permanece intacta mientras el sonido se proyecta hacia lo que podría ser el porvenir del rock.

El proyecto fue grabado, mezclado y masterizado en su totalidad por el propio Adelqui Rubio, lo que refuerza su perfil de artista independiente y multifacético, alguien que no solo compone e interpreta, sino que también construye un universo desde la producción, eligiendo cada detalle con un cuidado que se percibe en la solidez del resultado. En ese marco aparecen canciones que golpean con fuerza como Ya no se puede respirar, una crítica directa a la hipocresía social y política de la guerra, o piezas que apelan a la vulnerabilidad como Quédate un poco más, con letras que transitan entre el inglés y el español y que exploran la fragilidad de los vínculos humanos.

Con este trabajo, Adelqui Rubio da un paso definitivo en una trayectoria que ya lo había visto colaborar con proyectos diversos como Shamanes Crew, La Rabona Funk, Perla Negra, Zoberanos, Punto G o Sergio Jarlaz, pero que ahora encuentra un punto de consolidación en un álbum que lo presenta no solo como músico, compositor e intérprete, sino también como un productor capaz de unir lo visceral del rock con la sofisticación de las herramientas digitales.

Resistencia es, en esencia, un disco que propone mirar hacia adelante sin abandonar las raíces, un manifiesto que invita a escuchar con atención y a sentir con intensidad, porque cada tema funciona como un grito de independencia y también como una exploración personal que convierte a Adelqui Rubio en una voz propia dentro de la escena chilena y latinoamericana.

Puedes escuchar la producción en todas las plataformas digitales.

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