Festivales e Industria
La gran importancia de los géneros en la música popular y la necesidad vital de seriedad en el conocimiento y el periodismo cultural.
La era de la posverdad es increíble, se han materializado de manera casi literal las distopias de libros que daban miedo como “1984” o “Un Mundo Perfecto”, nos acercamos cada día más a que películas como Idiocracia sean una realidad, sencillamente la información ha entrado a ser parte de las guerras culturales y la proliferación de medios para que cualquiera publique nos está llevando a una confusión tal que ya es difícil saber qué es y qué no es cierto. Hay personas que han creado sus micromundos a su forma, su gusto y no solo los defienden a muerte basados en el empirismo y la fe como si de una religión se tratase, sino que al igual que el fanatismo religioso, la ignorancia se está convirtiendo en un cáncer que no se puede combatir porque en el tiempo de “los ofendidos” toca callarse para no molestar a nadie. Sucede en todas las áreas del conocimiento y obviamente de una manera más pronunciada sucede en las artes.
La Relevancia Permanente de los Géneros Musicales en un Mundo en Evolución se mantiene de manera importante, pero preocupa mucho la proliferación de las voces sin formación ni conocimientos, que amparados en las redes sociales ahora pueden publicar cualquier cosa que se les venga a la cabeza o que pensaron en una noche de mal sueño e incluso fundamentarla con citas extraídas de ChatGPT para darle un toque de seriedad a un capricho a una distorsión subjetiva de la realidad.
La cuestión de si los géneros musicales siguen siendo relevantes en la era contemporánea ha levantado debates histéricos, algunos argumentan que los géneros han perdido su importancia, citando la fluidez y la evasión de etiquetas por parte de los artistas, así como los cambios en la forma en que consumimos y representamos la música, pero tengo que invitarlos a analizar esta perspectiva desde una óptica más amplia, reconociendo que los géneros musicales mantienen una influencia profunda en la forma en que percibimos, consumimos y nos relacionamos con la música, lo que busco con este artículo es explorar la continua relevancia y evolución de los géneros musicales en un mundo en constante cambio basado en el conocimiento acumulado por siglos sobre la teoría y la estructura no solo musical sino social de los géneros para defender el conocimiento, no mío, sino el universal de la música que está siendo manipulado por discursos absurdos por personas que están dentro de la generación del todo vale y el nada importa y que ya alcanzaron la edad para comenzar a publicar y a influir en la sociedad y lo están haciendo en algunos casos de maneras funestas en medios que alguna vez fueron importantes para la música popular como la revista “Shock” o la “Rolling Stone” y que ahora esgrimen banderas de ignorancia las cuales quieren hacer pasar como ensayos casi académicos.
En apariencia, los géneros musicales son categorías que ordenan y establecen fronteras entre estilos musicales en función de elementos compartidos, como la instrumentación, el tempo o la temática lírica… a lo largo de la historia, la industria fonográfica ha utilizado los géneros para segmentar a los consumidores y representar a diversas comunidades sociales, desde sus primeros días los géneros no solo han definido la sonoridad de la música, sino que también han encapsulado identidades y representaciones culturales, oh palabras que deben sonar anticuadas y odiosas para muchos hoy en día de lenguaje tan fácil.
Los géneros musicales no solo se refieren a elementos formales; también encapsulan históricamente la representación de grupos sociales y comunidades, durante décadas han sido utilizados para hablar de identidades y representaciones culturales, por ejemplo, el surgimiento de géneros como el country y el R&B en la década de 1920 no solo se centró en la sonoridad, sino también en la segmentación de comunidades de consumidores, marcando un inicio temprano en la conexión entre género musical e identidad social.
La llegada de artistas icónicos como Madonna en los años 80 marcaron un cambio fundamental en la percepción de los géneros musicales. Madonna capitalizó la conexión entre la imagen del artista y su música, redefiniendo la relación entre los músicos y sus audiencias. Su capacidad para jugar con los ritmos del momento y al mismo tiempo proporcionar una representación poderosa habló a comunidades con gustos individuales, otorgándoles la ilusión de ser representados.
A pesar de la amalgama de géneros musicales y las colaboraciones entre artistas de diferentes orígenes, los géneros siguen siendo relevantes. La experimentación y fusión de estilos demuestran la versatilidad de los músicos para crear nuevas expresiones artísticas. Estos cruces de géneros aún ocurren dentro de un marco de clasificación, donde se presentan como híbridos o fusiones, subrayando que los géneros siguen siendo esenciales para la organización y comprensión de la música.
La noción o mejor “la ilusión” de un consumo postgénero no implica la desaparición de los mismo, sino una adaptación y expansión de las formas en que los consumidores se relacionan con la música. La atención a la identidad de género, lo queer y la autenticidad de los artistas señala que los consumidores buscan verse validados en los artistas y en sus discursos, la relación entre el artista y la audiencia ha evolucionado, permitiendo una mayor identificación y participación de la audiencia en la creación de su propia identidad a través de la música.
Para comprender la relevancia de los géneros musicales, es fundamental analizar cómo se han desarrollado a lo largo del tiempo, no son entidades estáticas; están en constante evolución y cambio, adaptándose a nuevas influencias, tecnologías y culturas. De acuerdo con Negus (1999), los géneros son “formas específicas de práctica musical asociadas con ciertos tipos de actividades de producción, audiencias y contextos tecnológicos”. Esto resalta la interconexión entre la música y su contexto sociocultural.
La dinámica de los géneros musicales radica en su capacidad para representar y conectar a las personas. Por ejemplo, en el libro “La Música de las Sociedades Humanas” de Nettl (2005), se argumenta que los géneros musicales son esenciales para la identificación y cohesión de una comunidad. Estos géneros no solo establecen una estructura musical, sino que también definen subculturas y comportamientos asociados. Por tanto, los géneros no solo se limitan a la música en sí, sino que también abarcan valores, tradiciones y modos de vida.
También juegan un papel vital en la construcción y expresión de la identidad cultural. Según Bennett (2000), la música es “una forma en que las personas piensan sobre su lugar en el mundo y sobre sus relaciones sociales”, los géneros musicales se convierten en una herramienta mediante la cual las personas pueden identificarse con ciertos grupos sociales, valores y tradiciones culturales.
Esta identificación cultural se ha consolidado a lo largo de la historia, dando lugar a la formación de subculturas y movimientos sociales. Por ejemplo, el surgimiento del punk en la década de 1970 no solo representó un estilo musical, sino que también simbolizó un movimiento contracultural y una forma de rebelión. Así, los géneros no solo proporcionan etiquetas para la música, sino que también transmiten significados culturales y sociales más amplios.
En la industria y las políticas culturales también actúan como herramientas que facilitan el consumo y la representación de la música, los consumidores a menudo utilizan los géneros como guías para elegir la música que desean escuchar. Según DeNora (2000), la clasificación de la música en géneros permite a los oyentes establecer expectativas sobre la música antes de escucharla, lo que influye en sus elecciones de consumo, además, los artistas utilizan los géneros como una forma de representación, algunos pueden elegir trabajar dentro de un género específico para comunicar una identidad artística y conectarse con una audiencia particular. Por ejemplo, en su estudio sobre la música popular, Frith (2002) argumenta que los géneros permiten que la música tenga significado en términos de las personas que la hacen y las personas que la escuchan.
Sin discusión, para los músicos, para los estudiosos y amantes de la música y para lo que no los eliminan para robar y manipular de las políticas públicas, los géneros musicales siguen siendo relevantes en la era contemporánea debido a su capacidad para organizar, representar y conectar a las personas en un mundo en constante evolución. A pesar de la aparente fluidez y evasión de etiquetas por parte de los artistas, los géneros continúan siendo herramientas esenciales para comprender y experimentar la música. Su dinámica, su influencia en la identidad cultural y su función en el consumo y la representación de la música respaldan su importancia duradera. En última instancia, los géneros musicales siguen siendo una parte integral de nuestra experiencia musical y cultural y solo dejan de ser importantes para aquellos a los que nos les conviene que existan, por ejemplo para los periodistas de revistas que una vez fueron de rock pero hoy necesitan vender nuevamente, o para los curadores de festivales echados a menos que tienen que justificar la contratación de otros géneros para saquear el erario, o para aquellos “maestros del conocimientos” que adquirieron todo lo que saben en la vida de Dragon Ball y creen que el universo se mueve con esa filosofía. Es como la “titulitis” que le da a Colombia cada vez que se dan cuenta que los guerrilleros todos estudiaron maestrías y doctorados en el exterior mientras que los prominentes gobernantes a duras penas pasaron la primaria. Los géneros no existen para quien no les conviene que existan, así de simple y de sencillo, pero con esa creencia no van a borrar cientos de años de conocimiento acumulado en la música y la musicología.
¿Y cuál es el peligro para los festivales de música y otras actividades?
En la era contemporánea, los festivales de música han alcanzado una popularidad sin precedentes, convirtiéndose en uno de los principales medios de consumo musical. Estos eventos, que reúnen a miles de entusiastas de la música, a menudo se centran en géneros dominantes como la música electrónica, lo urbano y el pop, pero es posible que este enfoque pueda tener un efecto perjudicial en la riqueza y diversidad de la música, ya que puede llevar a una homogeneización de estilos y géneros.
¿Qué quiere decir esto? Que los organizadores, a menudo impulsados por motivaciones comerciales, tienden a favorecer artistas que se ajustan a ciertos géneros de mayor demanda y rentabilidad y esto puede crear un entorno en el que ciertos estilos y géneros musicales prevalezcan sobre otros, disminuyendo así la variedad y la riqueza que la música puede ofrecer y llevándose por delante incluso identidades como el caso de Rock al Parque en Colombia o el Festival de Jazz de Montreal en Canadá por decir algunos nombres.
Smith y Strand (2018) argumentan que la homogeneización de la música puede resultar en la pérdida de identidad y creatividad artística, al favorecer ciertos géneros, los festivales pueden limitar las oportunidades para músicos menos convencionales y emergentes, restringiendo así la diversidad musical que enriquece la cultura y la sociedad en general.
Los géneros musicales son fundamentales para comprender y apreciar la amplia gama de expresiones musicales disponibles, cada género lleva consigo su propia historia, contexto cultural y características distintivas, no solo definen la música, sino que también reflejan las identidades, las narrativas y las experiencias de diferentes comunidades.
En su estudio sobre géneros musicales, Martin (2019) destaca que cada género tiene su propia audiencia y propósito cultural, la diversidad de ellos permite a los oyentes encontrar conexiones significativas con la música y proporciona una plataforma para la expresión individual y colectiva. Se puede explicar de la siguiente manera, si lo que se quiere es crear festivales que tengan inclusión y variedad, en este sentido, Connell (2020) sugiere que es fundamental que los festivales mantengan una diversidad de géneros musicales para garantizar que representen adecuadamente la multiplicidad de expresiones culturales y artísticas que existen en la sociedad, pero si es un festival especializado que se ha creado para fomentar el desarrollo de un solo género como Rock al Parque entonces hay que respetar las jerarquías de los mismos y la coherencia. De lo contrario es mejor cambiar el nombre y la finalidad del festival o del espacio, no se puede tener un ministerio para la comunidad afro y que su ministro sea un rubio nórdico porque no los representa, tampoco se puede tener un Rock al Parque sonando cumbia o un Festival de Jazz de Montreal sonando reguetón por que la población específica es la que se ve afectada. En estos efectos es mejor una nueva denominación y objetivos.
¿Y los expertos que están publicando artículos en las revistas y portales?
En la era digital, cualquiera puede convertirse en “crítico musical” o “periodista” sin necesidad de una formación académica específica o de un conocimiento profundo en el área. Esto ha llevado a la proliferación de voces que emiten juicios y opiniones sobre música y otras formas de arte sin el respaldo de una metodología rigurosa o una base teórica sólida.
Schudson (2005) plantea que la tecnología moderna ha impulsado esta proliferación, facilitando la creación y distribución de contenido, lo que ha llevado a una disminución en las barreras para la entrada en la industria periodística y artística. Si bien la democratización de la expresión es valiosa, también ha generado una proliferación de opiniones y críticas basadas en subjetividad y experiencia personal, sin el respaldo de un análisis académico riguroso.
Uno de los campos más vulnerables a esta falta de rigor académico es la crítica musical. La música es una forma de arte profundamente subjetiva y, por lo tanto, es susceptible a opiniones personales que pueden no estar respaldadas por conocimientos musicales sólidos. En Colombia, con su rica diversidad musical, la crítica musical sin fundamento académico puede distorsionar la percepción de ciertos estilos, artistas o movimientos musicales.
En su análisis sobre la crítica musical, Moore (2014) destaca que la crítica debe ser informada y fundamentada en conocimientos especializados para contribuir de manera significativa al diálogo cultural. La falta de rigor académico en la crítica musical puede generar percepciones erróneas y estereotipadas sobre ciertos géneros, desviando la atención de propuestas artísticas valiosas y diversas.
Es interesante notar que, en campos como la medicina o el derecho, la publicación de contenido sin el respaldo de una formación académica sólida es considerada inaceptable. La comunidad reconoce la necesidad de un conocimiento profundo y una formación específica para abordar temas relacionados con la salud o la justicia.
En medicina, por ejemplo, la práctica no autorizada o la emisión de diagnósticos sin la capacitación adecuada están penadas y son vistas como una amenaza para la salud pública. Este contraste destaca la falta de regulaciones y la necesidad de educación sobre la importancia del rigor académico en la crítica y opinión sobre las artes.
La facilidad con la que se puede acceder y publicar contenido en la era digital en Colombia ha generado un panorama en el que cualquiera puede expresar opiniones sobre música y otras formas de arte. Sin embargo, esta democratización ha llevado a una proliferación de voces que a menudo carecen de rigor académico y conocimientos especializados.
Para preservar la integridad de la crítica musical y periodística en Colombia, es fundamental fomentar la formación académica sólida y promover la responsabilidad en la emisión de opiniones y juicios sobre arte y cultura. Solo a través de un enfoque informado y riguroso se pueden garantizar críticas valiosas que enriquezcan el diálogo cultural y promuevan una comprensión más profunda de la música y las artes en la sociedad.
La música es una forma de arte que ha existido desde tiempos inmemoriales, y ha sido una parte integral de la cultura humana. Los géneros musicales son una forma de categorizar la música en función de sus características, como la instrumentación, el tempo, el ritmo y la armonía. A lo largo de la historia, los géneros musicales han sido utilizados para describir y definir a los grupos sociales que consumen y producen obras musicales.
Así que señores, los invito a estudiar un poco más este campo que es maravilloso y enriquecedor y no a quedarse en los dogmas facilistas de la posverdad que tanto daño están haciendo.
Felipe Szarruk, doctorando en periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, Magister en Estudios artísticos de la Facultad de Artes ASAB, músico y comunicador social. Fundador de Subterránica.
Páez López, F. (2023, septiembre 19). ¿Importan los géneros? El Espectador. https://www.elespectador.com/entretenimiento/musica/importan-los-generos-ensayo-musica/
The Guardian. (2016, mayo 4). Pop, rock, rap, whatever: who killed the music genre? https://www.theguardian.com/music/2016/may/04/pop-rock-rap-whatever-who-killed-the-music-genre
Gómez, J. (2019, 18 de octubre). ¿Qué pasa con los géneros? [Artículo]. Shock. Recuperado de: 1 [5 de mayo de 2021].
Festivales e Industria
¿Qué le espera a la industria de la música en 2025? Los cambios y tendencias que marcarán el futuro
La industria de la música está en medio de una transformación sin precedentes y 2025 promete ser un año clave en el que veremos consolidarse tendencias y cambios que han estado en gestación durante años. A medida que la tecnología, la economía global, y las preferencias de los consumidores evolucionan, los músicos, productores, y sellos discográficos se enfrentan a nuevas oportunidades y desafíos. La pregunta que surge con fuerza es: ¿qué le espera a la industria de la música en 2025?
Si bien la transición hacia lo digital ha sido una constante en los últimos años, en 2025, las plataformas de streaming continuarán dominando el panorama. Spotify, Apple Music, YouTube y otras plataformas seguirán evolucionando para ofrecer experiencias personalizadas, pero también enfrentan desafíos en cuanto a la sostenibilidad de sus modelos de negocio. La creciente saturación del mercado de música digital podría obligar a estas plataformas a explorar nuevas formas de monetización ya que muchos músicos se han quejado por la poca ganancia que generan es estas plataformas.
Los algoritmos que actualmente permiten que los usuarios descubran nuevos artistas y canciones seguirán perfeccionándose, pero, a pesar de las infinitas posibilidades de descubrimiento, la pregunta es si esta sobreabundancia de contenido ayudará a los artistas emergentes a destacarse, o si quedarán atrapados en un mar de ofertas en donde la visibilidad es aún más difícil de alcanzar, las personas pueden pensar que antes era más dificil que un artista destacara pero entre un mar de millones de canciones nuevas diarias todo se ha tornado muy complicado, hay que trabajar en esto.
El consumo de música a través de plataformas de streaming también está viendo una diversificación. Desde servicios de suscripción más baratos y específicos hasta opciones gratuitas respaldadas por publicidad, el acceso al contenido musical será aún más accesible y personalizado en 2025. Las tendencias como el streaming en vivo, una modalidad que creció enormemente durante la pandemia, seguirá evolucionando, con más conciertos y festivales virtuales que trascienden las fronteras geográficas, quien siempre sale ganando acá es el público.
Uno de los desarrollos más fascinantes en la industria de la música en los próximos años será el uso de la inteligencia artificial (IA). Los avances en IA no solo están cambiando la manera en que se producen las canciones, sino también cómo se distribuyen y consumen. Herramientas de IA pueden predecir qué canciones se volverán populares, cómo crear remixes o adaptaciones de estilos musicales y hasta generar composiciones musicales originales que rivalizan con las creadas por humanos. Esto podría alterar profundamente la relación entre los músicos y sus creaciones, planteando preguntas sobre los derechos de autor y la autenticidad de la música, por el momento algunas distribuidoras digitales no permiten subir álbumes creados por IA, pero seguramente eso va a cambiar.
En el ámbito de la propiedad y las transacciones musicales, Blockchain sigue ganando tracción. Este sistema descentralizado y seguro permitirá a los artistas y productores tener un control mucho mayor sobre la distribución de su música y las regalías. La transparencia del blockchain podría evitar el abuso de los intermediarios en la industria, asegurando que los creadores reciban una compensación justa por su trabajo.
Junto con el blockchain, los NFTs (tokens no fungibles) podrían revolucionar la forma en que los músicos venden su arte. Los artistas podrán ofrecer ediciones limitadas de su música, arte visual, o incluso experiencias personalizadas como conciertos virtuales, todo respaldado por la autenticidad de los NFTs. Aunque aún estamos en las primeras etapas de la adopción de NFTs en la música, 2025 podría marcar un punto de inflexión para esta tecnología, ya que los artistas se alejan de las plataformas tradicionales para crear sus propios ecosistemas de ingresos.
En términos de giras y conciertos, los efectos económicos de la pandemia seguirán dejando huella en 2025. Si bien los conciertos en vivo están regresando, las restricciones de capacidad, los costos elevados de producción, y la incertidumbre sobre la estabilidad económica global han afectado la rentabilidad de las giras. Los promotores y artistas están adoptando modelos híbridos, combinando eventos presenciales con experiencias virtuales para maximizar sus ingresos.
La economía global, especialmente la inflación y los costos crecientes de los insumos, seguirá afectando el precio de los boletos, lo que podría limitar la accesibilidad de los fans a los eventos en vivo. Al mismo tiempo, el mercado de conciertos y festivales se verá más fragmentado, con eventos dirigidos a nichos más pequeños, en lugar de los grandes festivales masivos. Los festivales de música y conciertos personalizados de alta gama (con experiencias VIP, accesos exclusivos, etc.) se convertirán en una fuente de ingresos importante, dirigidos a un público dispuesto a pagar por una experiencia única.
¿Y los músicos independientes?
Uno de los desarrollos más esperados para 2025 es el ascenso de los artistas independientes. Los avances en tecnología, desde la grabación hasta la distribución, han permitido que los músicos produzcan y distribuyan su música de manera autónoma, sin la necesidad de un contrato discográfico tradicional. Plataformas como Bandcamp, SoundCloud, y las redes sociales ofrecen a los artistas una vía directa para conectar con su público y generar ingresos, sin depender de intermediarios.
En 2025, más artistas buscarán la independencia como un camino viable hacia el éxito, apoyándose en el crowdfunding, el marketing de influencers, y colaboraciones directas con marcas. Este modelo cambiará el papel de los sellos discográficos, que tendrán que adaptarse a un panorama en el que la relación entre el músico y el fan es cada vez más directa y personalizada, igual ya lo han venido haciendo, hace años que las disqueras dejaron atrás si negocio tradicional y hoy actúan más como distribuidoras. Los independientes tienen su principal ingreso en la venta de mercancía relacionada con la banda, por eso muchos ahora sacan camisetas, libros, ediciones especiales en vinilo, etc. Todo autofinanciado lo que a veces significa perdidas si no se tiene un nicho de público fiel y consolidado.
La realidad aumentada (AR) y la realidad virtual (VR) son tecnologías emergentes que podrían transformar la forma en que los consumidores experimentan la música en 2025. Los conciertos virtuales, los festivales interactivos en línea, y las experiencias inmersivas a través de dispositivos AR y VR podrían llevar la música más allá de la simple escucha, permitiendo a los fanáticos “estar dentro” de la canción o del espectáculo en vivo de una manera nunca antes vista.
La integración de estas tecnologías también permitirá que los músicos creen experiencias únicas y personalizadas para sus seguidores, como conciertos virtuales donde los fans pueden elegir su posición en el escenario o interactuar con los artistas en tiempo real. Este tipo de experiencias puede ser un gran diferenciador para los artistas en un mundo musical cada vez más competitivo.
Así que las innovaciones tecnológicas y los cambios en los hábitos de consumo prometen ofrecer nuevas oportunidades tanto para los artistas como para los consumidores. Desde plataformas de streaming más personalizadas, hasta el ascenso de los artistas independientes y el uso de tecnologías emergentes como la IA, Blockchain y la VR, 2025 marcará un año decisivo para la música.
Pero a pesar de todos estos avances, los desafíos seguirán presentes: los modelos de negocio seguirán siendo complejos, los artistas aún lucharán por obtener una compensación justa por su trabajo, y el panorama económico global podría afectar la viabilidad de las giras y conciertos. Sin embargo, la resiliencia y la innovación seguirán siendo las claves para los músicos, sellos discográficos y promotores de conciertos que busquen adaptarse y prosperar en este mundo musical en constante evolución.
@felipeszarruk
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Colombia
Subterránica 2024: Los 10 momentos más épicos de nuestra gestión en el año que acaba.
Subterránica ha sido, desde su fundación en 2005, un referente vital para los músicos y la escena del rock independiente. Su propuesta autogestionada, basada en la colaboración, la independencia y el trabajo colectivo, ha demostrado que es posible hacer música de calidad sin depender de las estructuras comerciales tradicionales. En este contexto, Subterránica no solo ha sido un motor para la música, sino también un espacio de reflexión, formación y difusión de las problemáticas del rock nacional e internacional. 2024 ha sido un año de logros trascendentales, consolidando aún más el modelo que planteamos desde el principio. A continuación, repasamos los 10 momentos más épicos de nuestra gestión en este año.
La tesis “Guitarras bajo fuego” y la investigación sobre la corrupción en las instituciones del rock nacional
Este año, finalizamos con éxito las actividades formativas para la tesis de PhD de la Universidad Complutense de Madrid que analiza la corrupción en las instituciones del rock nacional. La tesis, titulada “Guitarras bajo fuego”, ha sido pionera en investigar cómo las estructuras comerciales y los intereses políticos han influido en la música y los músicos en Colombia, un tema que ha generado una gran repercusión en el ámbito académico. Lo más significativo es que esta investigación fue presentada por un colombiano, lo que marca un hito en la academia internacional. Este estudio resalta la importancia de la autogestión como antídoto frente a las estructuras corruptas y confirma el modelo de Subterránica como una alternativa válida y necesaria para el sector musical.
VORTEX: el primer congreso académico sobre el rock nacional y sus problemáticas
En otro hito académico, Subterránica llevó a cabo VORTEX, el primer congreso académico centrado en el análisis de las problemáticas del rock nacional. Este evento reunió a investigadores, músicos, periodistas y activistas para debatir sobre la situación del rock en Colombia y su relación con las industrias culturales. Con paneles sobre la evolución del género, la censura, la comercialización y la situación social de los músicos, VORTEX se consolidó como un espacio esencial para pensar y repensar el futuro del rock en Colombia y América Latina.
XV Monster del Rock Subterránica: más de 60 bandas y un nuevo campeón
El XV Monster del Rock Subterránica sigue siendo el concurso más importante y longevo de la escena del rock nacional. Este año, más de 60 bandas se dieron cita para competir, pero la ganadora fue Lengua del Desierto, una banda de Pereira que se destacó por su sonido único y su energía en el escenario. El Monster continúa siendo un trampolín esencial para las bandas emergentes, reafirmando su rol como uno de los concursos más emblemáticos del país.
Szarruk, homenaje a un pionero del rock y el periodismo musical
El fundador de Subterránica, Szarruk, recibió varios homenajes este año por su contribución al rock colombiano y al periodismo musical. Con más de 30 años de trayectoria, Szarruk ha sido una figura clave en la visibilidad de las bandas independientes y en la creación de un espacio de reflexión y análisis sobre la música. Estos reconocimientos, otorgados tanto por instituciones culturales como por la misma comunidad musical, son un reflejo de su legado y su incansable lucha por una escena más inclusiva y autogestionada.
Subterránica e INFO a Wacken Open Air
Un logro monumental para el rock colombiano fue la participación de la banda INFO en el icónico festival Wacken Open Air, en Alemania. INFO, ganadora de la Wacken Metal Battle Suramérica Región Norte, hizo historia al ser la primera banda colombiana en tocar en este gigantesco escenario. Además, ocuparon el quinto lugar a nivel mundial, un reconocimiento que no solo pone a INFO en el mapa internacional, sino que también demuestra la calidad de las bandas emergentes colombianas. Este logro es fruto de la gestión de Subterránica y sus aliados, quienes han trabajado incansablemente para darles visibilidad a los artistas del país.
Wacken Metal Battle: la segunda edición en Suramérica
Por primera vez, Wacken Metal Battle se realizó simultáneamente en cinco países, gracias a la colaboración de Subterránica y sus aliados en Perú, Venezuela, Bolivia y Ecuador. La segunda edición del Metal Battle Suramérica Región Norte culminó con la banda VHILL, de Venezuela, como ganadora, en una final celebrada en Riobamba, Ecuador. Este evento, que conecta a las bandas con oportunidades de proyección internacional, sigue siendo un espacio fundamental para los talentos del metal latinoamericano.
“Del Kaoz al Ritual”: nuevo libro sobre el rock colombiano
Subterránica presentó el libro “Del Kaoz al Ritual”, un fascinante recorrido por la historia de Bbar, un espacio emblemático en el que nacieron algunas de las bandas más importantes de la escena bogotana, como Fontibón, Nutabes y Kaoz. Este nuevo volumen se une a nuestra colección de libros sobre la historia del rock colombiano, una contribución crucial para la preservación de la memoria y la cultura del género en Colombia.
El Mundialito del Rock Colombiano: 32 bandas y una final épica
Con el Mundialito del Rock Colombiano, Subterránica permitió que las bandas del país se midieran en un concurso con un formato innovador que no solo evaluó la música, sino también el impacto en redes y el alcance de su audiencia. La final entre Mad Dogs y Jorge Burbano fue un espectáculo inolvidable que mostró la diversidad y calidad del rock colombiano. Este evento no solo fue una plataforma para los artistas, sino también una manera de medir el pulso de la escena nacional.
Ampliación del Museo del Rock Colombiano y su sede permanente
El Museo del Rock Colombiano continúa ampliando su colección, con nuevas adquisiciones de objetos históricos que narran la evolución del rock en Colombia. Este año, Subterránica comenzó las gestiones para establecer una sede permanente para el museo, con el objetivo de consolidar este espacio como un referente cultural y educativo. Las piezas adquiridas, que van desde instrumentos hasta fotografías y posters, reflejan la riqueza y diversidad de la escena del rock en el país.
El Museo del Rock Colombiano recibe apoyo institucional
El crecimiento del Museo del Rock Colombiano ha sido posible gracias al apoyo de varias entidades que han reconocido la importancia de este proyecto para la cultura nacional. Este respaldo, tanto de instituciones públicas como privadas, ha permitido que el museo continúe su proceso de expansión y consolidación. Su reconocimiento como un espacio esencial para la comunidad y la cultura demuestra que el trabajo de Subterránica tiene un impacto profundo y duradero en la sociedad.
Un gran año para Subterránica
2024 ha sido, sin duda, un año de logros históricos para Subterránica. Hemos avanzado en nuestra misión de ser un motor para la música independiente y de brindarles a los músicos las herramientas necesarias para crecer y proyectarse en el mundo. El camino que iniciamos hace casi dos décadas sigue siendo más relevante que nunca. No hay nada como Subterránica. Un gran año para el rock colombiano, un gran año para todos nosotros.
¡Vamos por más!
Festivales e Industria
El Banano, la Pared y el Arte Moderno: Un Performance que Redefine los Límites del Arte Contemporáneo
¿Entonces llega un tipo y pega un banano con cinta en la pared y se hace millonario? ¡Que idiotez! Eso es lo que debe pensar la mayoría de los seres humanos cuando conocen la historia de The Comedian, la historia del banano en la pared que últimamente fue vendido por 6.2 millones de dólares solo para que el comprador se lo comiera. Pues bien, no es tan sencillo…
El arte contemporáneo siempre ha sido un terreno fértil para la controversia y el debate. Pocas obras han mostrado tanto esta esencia como The Comedian, la ahora famosísima pieza del artista italiano Maurizio Cattelan, que consiste en un plátano pegado a una pared con cinta adhesiva. Esta obra fue inicialmente vendida por $120,000 en Art Basel Miami Beach en 2019 y con un capítulo final en el que el comprador literalmente se comió la obra. Pero no termina ahí, recientemente alcanzó los $6.2 millones cuando fue adquirida por el empresario de criptomonedas Justin Sun en una subasta. Sun es conocido por sus iniciativas en blockchain y apenas la adquirió también se lo comió ¿Entonces había dos bananos?, no, ahora explicaré, pero comerse el banano es una acción que refuerza el mensaje conceptual de la obra: cuestionar el valor del arte y la percepción pública de este.
Lo que los compradores adquieren no es el banano, eso cualquiera puede ir a comprarlo, y la cinta gris en cualquier ferretería igual, así que si usted quiere mañana se puede hacer su propia obra en su casa. Lo que sucede acá es que el comprador adquiere un certificado de autenticidad, no el objeto físico, subrayando que el arte reside en la idea, no en el material, es un tema que rompe los esquemas del mercado en las artes.
La decisión de los compradores de comerse el plátano y la burla inherente de la obra exponen las dinámicas especulativas del mercado del arte contemporáneo, invitando a reflexionar sobre qué define el arte y cómo la sociedad lo valora. Este caso se ha convertido en un ícono del arte conceptual, llevando el debate sobre los límites del arte a nuevas alturas, y recuerden que no solo los compradores lo comieron, en Miami, otro artista llamado David Datuna, entró a la galería y se lo hartó porque “tenía hambre” y a este performance le llamo El Artista hambriento (Hungry Artist), como ven la cosa es muy compleja pero interesante.
The Comedian trasciende lo absurdo para convertirse en un comentario crítico sobre el arte, la economía y la percepción cultural en el siglo XXI.
Hablemos de su autor, Maurizio Cattelan, quien es conocido por su enfoque irónico y provocador, es el autor de obras como La Nona Ora (una escultura del Papa Juan Pablo II siendo aplastado por un meteorito) o su inodoro de oro titulado America, así que ya había establecido su reputación como un agente disruptivo en el arte contemporáneo. Sin embargo, The Comedian llevó esta filosofía al extremo: un plátano común y corriente, valorado simbólicamente en una cifra exorbitante, pegado a una pared blanca.
A primera vista, parece una broma que se burla de los excesos del mercado del arte. ¿Cómo puede un banano que se va a podrir alcanzar tal valor? Esta misma pregunta abre una puerta hacia cuestiones más profundas sobre el valor subjetivo, el concepto de autoría y la función del arte en la sociedad contemporánea.
Entonces vamos al dinero, al dinero como performance. El hecho de que alguien pagara semejante suma por un plátano pegado a la pared no solo valida la pieza como arte, sino que también forma parte de su mensaje. En el mercado del arte, el valor de una obra ya no reside exclusivamente en su técnica, material o permanencia, sino en la narrativa que construye a su alrededor. Al vender The Comedian, Cattelan no solo estaba vendiendo un plátano; estaba vendiendo una idea y recuerden ¿Quién valida las artes? Tres factores: El público, el mercado o la crítica.
El comprador, al adquirir la obra, no compró el plátano como tal, sino un certificado de autenticidad que permite reemplazar el plátano cuando se pudra, asegurando así la “permanencia” de una obra intrínsecamente efímera. Esto plantea preguntas sobre la naturaleza misma del arte: ¿es el plátano el arte, o lo es el acto de pegarlo, venderlo y recontextualizarlo?
Cuando el artista David Datuna, en un acto de espontaneidad (o tal vez premeditación), se comió el plátano frente a una multitud de espectadores y cámaras, añadió una nueva capa de interpretación a la obra. Su acción, denominada Hungry Artist (Artista Hambriento), transformó The Comedian en un meta-performance que subvirtió su propio mensaje.
Al tragarse el plátano, Datuna convirtió el acto de consumo en una declaración artística, desafiando el valor económico y simbólico de la obra. De manera irónica, este acto no destruyó la pieza, ya que el plátano podía ser reemplazado según las instrucciones de Cattelan, reafirmando la idea de que el arte no estaba en el objeto, sino en el concepto que lo rodea.
Por lo tanto esta obra es bastante compleja, mucho más allá de lo que las personas pueden deducir, nos deja muchas enseñanzas sobre lo que es hoy el mercado de las artes y en lugar de estar haciendo memes y burlándose, las personas deberían adentrarse un poco en la reflexión de qué significa todo esto para lo que vivimos hoy en día.
Por ejemplo podemos a diferencia de otras épocas concluir que hoy el valor en el arte contemporáneo es subjetivo, esta es una época en donde la especulación económica ha penetrado todas las esferas, el arte no es la excepción. The Comedian evidencia cómo el mercado del arte transforma objetos cotidianos en símbolos de estatus y valor a través de narrativas cuidadosamente construidas.
Se burla y se convierte en un comentario social, se burla de las dinámicas del mercado, pero también refleja las obsesiones culturales contemporáneas: el consumismo, el poder de la marca personal (en este caso, la de Cattelan), y la necesidad de destacarse en un mundo saturado de estímulos.
Y el público toma todo, absolutamente todo el protagonismo como espectador, más que nunca, el público desempeña un papel activo en la creación de significado. Desde el comprador que decide pagar una cifra absurda, hasta el artista que consume la obra en vivo, todos los actores involucrados transforman The Comedian en un fenómeno cultural que trasciende la simple interacción entre artista y objeto.
The Comedian no es solo un plátano pegado a la pared. Es un espejo que nos confronta con la naturaleza del arte contemporáneo y nuestra relación con él. Al ser tan radicalmente absurdo, fuerza al espectador a reflexionar sobre lo que consideramos valioso, tanto en términos materiales como simbólicos.
Este episodio no solo es un chiste; es un capítulo crítico en la historia del arte moderno. The Comedian y su destino final —ser consumido por un espectador— representan uno de los performances más completos y provocadores del arte contemporáneo. Quizás, en su aparente superficialidad, radica su genialidad: hacer de lo ordinario algo extraordinario, y de lo efímero, algo eterno.
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