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No es una ley sino la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos, el camino para el fortalecimiento de las artes en Colombia.

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“Da igual de qué color político fuera, nunca ha habido conexión entre la cultura y las instituciones políticas” dijo Álvaro Urquijo en una intervención en un libro que recoge experiencias de diversos artistas en España. Y yo lo complemento afirmando que los artistas siempre han sido usados ofreciéndoles un pan que es el precio que han recibido por sus ideales y sus sueños.

Las artes son una expresión de la cultura, la identidad y la creatividad de un pueblo, pero en Colombia, los artistas enfrentan múltiples dificultades para desarrollar su trabajo, tales como la falta de recursos, la precariedad laboral, la inseguridad social, la estigmatización y la invisibilización, estos factores limitan el potencial artístico y cultural del país y afectan el bienestar y la calidad de vida de los creadores.

Ante esta situación siempre se han planteado diversas propuestas para apoyar y proteger a los artistas que nunca han sido escuchadas, desde Subterránica y de manera personal, he lanzado varias propuestas entre las que se destacan la ley de renta básica universal para el sector cultural y la ley de mecenazgo cultural. Sin embargo, estas iniciativas han generado controversia y debate, pues algunos las consideran inviables, insuficientes o contraproducentes ya que sería una afrenta para el sistema establecido en donde predomina el robo y el nepotismo.

En este artículo, se argumenta que no es una ley sino la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos, el camino para el fortalecimiento de las artes en Colombia. Se explica en qué consisten estas dos medidas, cuáles son sus beneficios y desafíos, y cómo se complementan entre sí para generar un ecosistema cultural más dinámico, diverso e inclusivo.

Renta básica de creación para artistas

La renta básica de creación para artistas es una modalidad de apoyo económico que consiste en otorgar una suma fija mensual a los creadores que cumplan con ciertos requisitos, como tener una trayectoria artística reconocida, estar inscritos en un registro único de artistas y gestores culturales pero que sea público, transparente y verificable, presentar un proyecto artístico anual y rendir cuentas de su ejecución.

La renta básica de creación para artistas tiene como objetivo garantizar las condiciones mínimas de subsistencia de los creadores, así como incentivar su producción artística y su participación en el circuito cultural. De esta manera, se busca reconocer el valor social y económico de las artes, así como contribuir al desarrollo humano y cultural del país.
La renta básica de creación para artistas se diferencia de la renta básica universal para el sector cultural, que es una propuesta legislativa que busca establecer un ingreso mínimo vital para todos los trabajadores del sector cultural, independientemente de su actividad o condición. La renta básica universal para el sector cultural ha sido criticada por su alto costo fiscal, su falta de focalización y su posible efecto desincentivador sobre la actividad económica.

La renta básica de creación para artistas también se diferencia de las becas, los estímulos y las convocatorias que actualmente existen para apoyar a los artistas y que sufren de dudosa ejecución y transparencia, pues estas son formas de financiación puntual, competitiva y condicionada a la realización de proyectos específicos. La renta básica de creación para artistas pretende ser una forma de financiación permanente, universal y flexible que permita a los creadores desarrollar su trabajo con mayor autonomía, libertad y seguridad y además esto descentralizaría los fondos para los artistas y atacaría directamente la dictadura cultural actual y la corrupción ligada al estado.

Mecenazgos culturales

Los mecenazgos culturales son una modalidad de apoyo financiero que consiste en que personas naturales o jurídicas aporten recursos económicos a proyectos artísticos o culturales a cambio de beneficios fiscales o publicitarios. Los mecenazgos culturales tienen como objetivo movilizar recursos privados hacia el sector cultural, así como fomentar la responsabilidad social empresarial y el compromiso ciudadano con las artes.
Los mecenazgos culturales se basan en el principio de corresponsabilidad entre el Estado, el sector privado y la sociedad civil para el desarrollo cultural del país. De esta manera, se busca diversificar las fuentes de financiación del sector cultural, así como generar alianzas estratégicas entre los diferentes actores involucrados.

Los mecenazgos culturales se regirían por una normativa de mecenazgo cultural, que es una propuesta legislativa que busca crear un marco normativo e institucional que regule y promueva esta práctica en Colombia. Esta iniciativa de mecenazgo cultural ha sido respaldada por diversos sectores culturales, pero también ha enfrentado resistencias por parte de algunos sectores políticos y económicos que la consideran una forma de elusión tributaria, una intromisión del sector privado en la política cultural o una amenaza a la independencia y la diversidad de las expresiones artísticas lo cual sencillamente no es real y carece de argumentación.

Complementariedad entre la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales

La renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales son dos medidas que se complementan entre sí para el fortalecimiento de las artes en Colombia. Por un lado, la renta básica de creación para artistas garantiza el derecho a la cultura de los creadores, al asegurar su dignidad, su sostenibilidad y su capacidad creativa. Por otro lado, los mecenazgos culturales potencian el derecho a la cultura de la ciudadanía, al ampliar la oferta, la calidad y el acceso a los bienes y servicios culturales.

Así mismo, la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales contribuyen al desarrollo económico y social del país, al generar empleo, ingresos, innovación, educación y cohesión social. Además, la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales fortalecen la democracia y la paz, al promover la participación, la diversidad, el diálogo y la convivencia.

Pero la renta y los mecenazgos culturales también enfrentan desafíos para su implementación efectiva, como el aseguramiento de los recursos financieros, el diseño de los criterios de elegibilidad y evaluación, el seguimiento y el control de los resultados, el fortalecimiento de las capacidades institucionales y técnicas, y la articulación entre los diferentes niveles y sectores del Estado lo cual exige que se implemente por un estado que no sea corrupto y por lo tanto en Colombia muchas de estas iniciativas han muerto en manos de la corrupción.
Mi propuesta

Considero que he sido una de las voces que ha defendido la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales en Colombia, como músico, comunicador social, Magister en Estudios Artísticos y Doctorando en Periodismo de la Complutense de Madrid he sido uno de los temas que más he investigado ya que la corrupción en las instituciones del estado que manejan las artes está desbordada y a nadie ni le interesa ni parece verla. Se ha planteado desde hace tiempos que estas medidas son necesarias para garantizar la transparencia, la equidad y la calidad en el sector cultural, frente a las actuales convocatorias públicas que no cumplen con estos criterios.

Desde Subterránica y La Asociación de Músicos Independientes de Colombia, hemos denunciado que las convocatorias públicas para el sector cultural son acomodadas al gobierno y a la ideología de turno, lo que genera sesgos, favoritismos y corrupción. Además, hemos comprobado gracias a las veedurías ciudadanas y a las investigaciones de la Contraloría, que las convocatorias públicas son insuficientes, inestables y burocráticas, lo que dificulta el acceso y la participación de los artistas, especialmente de los más vulnerables y marginados.
Por eso siempre hemos propuesto que la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales sean de acceso automático para quienes cumplan los requisitos establecidos, sin necesidad de pasar por procesos de selección o evaluación discrecionales. Así, se evitaría la injerencia política o ideológica en el sector cultural y se reconocería el derecho a la cultura como un derecho humano fundamental, además la renta debe tener un valor mínimo a un salario vigente y en ocasiones más dependiendo del proyecto de creación, pero hay que establecer topes para que no se use indebidamente como siempre sucede.

Siempre he argumentado que la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales beneficiarían tanto a los creadores como a la sociedad en general. Por un lado, la renta básica de creación para artistas permitiría a los creadores tener un ingreso digno y estable que les permita dedicarse a su actividad artística sin depender de las condiciones del mercado o de las instituciones públicas. Por otro lado, los mecenazgos culturales implicarían una mayor responsabilidad social de las empresas y las personas que apoyen proyectos artísticos o culturales, lo que redundaría en una mayor oferta, calidad y acceso a los bienes y servicios culturales.

Cómo abordar la corrupción en las artes en Colombia

La corrupción es un fenómeno que afecta a todos los sectores de la sociedad, incluido el sector cultural. La corrupción en las artes se refiere al uso indebido o ilegal de los recursos públicos o privados destinados al fomento, la protección y la difusión de las expresiones artísticas y culturales. La corrupción en las artes puede manifestarse de diversas formas, como el desvío, el robo, el soborno, el clientelismo, el nepotismo. prevaricato, el fraude, la falsificación, la extorsión o el lavado de dinero.

La corrupción en las artes tiene graves consecuencias para el desarrollo cultural del país, pues afecta la calidad, la diversidad, la equidad y la transparencia de las políticas, los programas, los proyectos y los procesos culturales. La corrupción en las artes también tiene un impacto negativo en el bienestar y los derechos de los artistas, pues limita sus oportunidades, sus ingresos, su seguridad y su reconocimiento.

Causas de la corrupción en las artes

La corrupción en las artes es un fenómeno complejo y multifactorial que responde a diversas causas de orden histórico, político, económico, social y cultural. Entre las principales causas de la corrupción en las artes se pueden mencionar las siguientes:

La debilidad institucional del sector cultural, que se refleja en la falta de una política cultural integral, coherente y participativa; la insuficiencia y la inestabilidad de los recursos financieros; la ausencia o el incumplimiento de normas y mecanismos de control; la falta de capacitación y profesionalización del personal; y la escasa articulación entre los niveles y sectores del Estado.

La desigualdad social y territorial del país, que se traduce en una brecha entre el centro y la periferia; entre lo urbano y lo rural; entre lo formal y lo informal; entre lo público y lo privado; entre lo nacional y lo local; entre lo mayoritario y lo minoritario; entre lo hegemónico y lo alternativo. Esta brecha genera exclusión, discriminación y marginación de ciertos grupos sociales y culturales que tienen menos acceso a los recursos, a los espacios y a las oportunidades culturales.

La cultura política dominante en el país, que se caracteriza por el clientelismo, el personalismo, el caudillismo, el populismo, el autoritarismo, el paternalismo, el nepotismo y el corporativismo. Esta cultura política implica una concepción patrimonialista del poder y de los recursos públicos, una falta de ética pública y ciudadana, una baja confianza institucional y social, una alta tolerancia e impunidad frente a la corrupción y una escasa participación y veeduría ciudadana.

La lógica mercantilista del mercado cultural, que se basa en la competencia, la rentabilidad, la eficiencia, la productividad, la estandarización y la homogeneización. Esta lógica mercantilista impone criterios económicos sobre criterios culturales o sociales para valorar las expresiones artísticas y culturales. Así mismo, esta lógica mercantilista genera una concentración del poder económico y mediático en manos de unos pocos agentes que determinan los gustos, las tendencias y las agendas culturales.

Efectos de la corrupción en las artes

La corrupción en las artes tiene efectos negativos tanto para el sector cultural como para los artistas. Entre los principales efectos de la corrupción en las artes se pueden destacar los siguientes:

La pérdida de recursos públicos y privados que podrían destinarse al fomento, la protección y la difusión de las expresiones artísticas y culturales. La corrupción en las artes implica un desperdicio, un mal uso o un robo de los fondos que se asignan al sector cultural, lo que reduce la capacidad de inversión, de gestión y de impacto del sector.

La disminución de la calidad, la diversidad, la equidad y la transparencia de las políticas, los programas, los proyectos y los procesos culturales. La corrupción en las artes afecta el diseño, la implementación, la evaluación y el seguimiento de las acciones culturales, lo que genera ineficiencia, ineficacia, inequidad y opacidad en el sector. Así mismo, la corrupción en las artes distorsiona los criterios de selección, de asignación y de reconocimiento de los proyectos artísticos y culturales, lo que genera injusticia, arbitrariedad y desconfianza en el sector.

La limitación de las oportunidades, los ingresos, la seguridad y el reconocimiento de los artistas. La corrupción en las artes dificulta el acceso y la participación de los artistas en las convocatorias, los estímulos, las becas, los premios y los eventos culturales. Además, la corrupción en las artes reduce los ingresos y la seguridad social de los artistas, al no garantizarles unas condiciones laborales dignas y estables. Finalmente, la corrupción en las artes afecta el reconocimiento social y cultural de los artistas, al no valorar su trabajo ni su aporte al desarrollo del país.

Soluciones para la corrupción en las artes

La corrupción en las artes es un problema que requiere de una solución integral y sistémica que involucre a todos los actores del sector cultural. Entre las posibles soluciones para la corrupción en las artes se pueden proponer las siguientes:

El fortalecimiento institucional del sector cultural, que implica la formulación e implementación de una política cultural integral, coherente y participativa; el incremento y la estabilidad de los recursos financieros; el establecimiento y el cumplimiento de normas y mecanismos de control; la capacitación y profesionalización del personal; y la articulación entre los niveles y sectores del Estado.

La reducción de la desigualdad social y territorial del país, que implica una distribución más equitativa y descentralizada de los recursos, los espacios y las oportunidades culturales; una inclusión, una valoración y una visibilización de los grupos sociales y culturales más vulnerables y marginados; una promoción de la diversidad cultural como un factor de riqueza y no de conflicto; y una garantía del acceso universal a los bienes y servicios culturales.

El cambio de la cultura política dominante en el país, que implica una educación para la ética pública y ciudadana; una construcción de confianza institucional y social; una sanción efectiva e implacable a los actos de corrupción; una participación activa y veeduría ciudadana en los asuntos públicos; y una rendición de cuentas permanente y transparente por parte de los gobernantes y los gestores culturales.

La transformación de la lógica mercantilista del mercado cultural, que implica una regulación del poder económico y mediático en el sector cultural; una defensa del derecho a la cultura como un derecho humano fundamental; una generación de alternativas económicas solidarias, cooperativas y autogestionarias para el sector cultural; y una promoción de la creatividad, la innovación, la calidad y la originalidad en las expresiones artísticas y culturales.

Renta básica de creación para artistas y mecenazgos culturales como medidas contra la corrupción en las artes

La renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales son dos medidas que pueden contribuir a combatir la corrupción en las artes, al generar condiciones más justas, dignas y sostenibles para los creadores.

Pero como siempre, es difícil hacer que alguien escuche en un país en donde lo que manda es la necesidad sobre todas las cosas y en donde todo, incluso las artes han sucumbido a los odios, tretas y manipulaciones de un estado y una sociedad corrupta que no busca la creación de nada sino enriquecerse a costa del erario.

¿Cuánto le cuesta a un artista estudiar y formarse? Y ¿Cuál es la retribución? En este país los artistas solo viven si se alienan con las actuales entidades corruptas que manejan la cultura como un bolsillo personal.

Felipe Szarruk, músico, comunicador social, Magister en Estudios Artísticos y Doctorando en Periodismo de la Complutense de Madrid.

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Cartas Suicidas: Cuando el rock grita lo que muchos callan

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Quiero dedicar este artículo a Juliana Gómez Tarrá, a quien perdimos hace muy poco.

Por: Felipe Szarruk

Hay canciones que no se escuchan, se sienten… Que no pasan por los oídos sino por las cicatrices. Cartas Suicidas de Mandingasea, es una de ellas. Un manifiesto brutalmente honesto sobre la desesperación, la depresión, la muerte y la necesidad humana de liberación. Pero también, es un llamado de auxilio transformado en arte, una carta abierta desde el abismo que, paradójicamente puede ser un salvavidas para quienes aún están luchando por no caer.

He decidido escribir este artículo con el corazón abierto y la herida reciente. Lo dedico a Juli, mi amiga, quien decidió partir de este mundo hace poco. Su ausencia pesa, su risa falta y su historia me lleva a escuchar canciones como esta de otra manera. Porque Cartas Suicidas no es solo una canción sobre el suicidio, es una crónica emocional sobre lo que siente alguien que se está quebrando por dentro y no encuentra salida.

Una letra que duele… porque es verdad

“He pensado muchos días en la muerte
Y busco la manera de ser más valiente
No resisto más el dolor que se siente
Quiero terminar con todo para siempre…”

Así comienza Cartas Suicidas, sin metáforas, sin maquillaje. La voz canta lo que millones han sentido y no se atreven a decir, habla de deudas, frustraciones, depresión y de esa carga invisible que va volviendo la vida insoportable. Es una confesión sin redención, y por eso, tan humana.

En el coro se repite como un mantra oscuro:

“Morir, morir, sé lo que siento
Morir, morir, libre como el viento…”

Lo escalofriante de la canción es que no intenta convencer a nadie de quedarse, simplemente deja que el pensamiento se exprese, como lo hace una persona en su punto de quiebre, pero si uno la escucha con atención, lo más importante no está en la voz del que canta, sino en lo que provoca en el que escucha. Esta canción puede ser una advertencia, un espejo, un espejo cruel pero necesario… El suicidio no se lleva una sola vida

En una de sus estrofas más crudas, el protagonista dice:

“Vi a mis amigos sufriendo por mí
Y al que le debía se cagó a reír
Vi a quien me amaba profundamente sufrir
Y a mis herederos pensando en repartir…”

Esta imagen poderosa y perturbadora desmonta la idea romántica del suicidio como escape silencioso, la muerte por decisión propia arrastra, duele, marca, rompe a quienes quedan. El que se va, sufre, pero quienes quedan, muchas veces sufren aún más, cargando preguntas sin respuesta, culpas que no les pertenecen y vacíos imposibles de llenar.

El suicidio no es solo una muerte, es una explosión emocional que deja una estela de destrucción en todo su alrededor.

Desde sus orígenes, el rock ha sido el grito de quienes no se sienten escuchados, es el lenguaje de los inadaptados, los tristes, los marginados, los furiosos. Es donde se puede decir lo que en la vida real cuesta tanto: “No puedo más”, “Estoy roto”, “Quiero salir de aquí”. Bandas como Nirvana, Linkin Park, Radiohead o incluso artistas más recientes como Yungblud o Badflower han hablado sin filtros sobre salud mental, angustia, ansiedad y muerte.

Mandingasea, con Cartas Suicidas se suma a esa tradición de canciones que no solo cuentan una historia, sino que abren una puerta para hablar de lo que normalmente se esconde bajo la alfombra. Y en esa puerta hay luz. Porque si hay algo que la música puede hacer —y lo ha hecho una y otra vez— es salvar vidas. Una canción puede ser un compañero en la oscuridad. Puede hacerte sentir menos solo, puede incluso hacerte llorar y con eso, evitar que te quiebres.
La música no salva el mundo, pero puede salvar una vida

Cartas Suicidas no es una canción fácil, es incómoda, pero esa incomodidad es necesaria. Nos obliga a mirar de frente una realidad que muchas veces preferimos ignorar: que hay personas que están sufriendo en silencio, que sonríen en redes pero lloran en casa, que gritan por dentro mientras aparentan fortaleza.

Si estás leyendo esto y alguna vez pensaste en rendirte, quiero que sepas algo… tu dolor es válido, pero no estás solo, he pasado por ahí, muchas veces, pero sí vale la pena, a pesar del mundo de mierda en el que vivimos !vale la pena! Habla, llora, Escribe, escucha música, grita si hace falta. Pero quédate. Porque incluso en los días más oscuros, la música puede ser una cuerda. Un puente. Una excusa para esperar un día más, no estoy tratando de enseñar a nadie, es que la ausencia duele mucho y ¿para qué adelantar algo que va a suceder tarde o temprano?

Hoy, por Juliana, por Mandingasea, por mí, por ti, y por todos los que han pensado en irse, esta canción nos recuerda que la vida es una guerra interna, pero que no tenemos que pelearla solos.

Si tú o alguien que conoces está lidiando con pensamientos suicidas, por favor, busca ayuda profesional. Hablar es el primer paso.

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Así fue BIME Bogotá, un evento clave con retos que superar y oportunidades tangibles.

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BIME Bogotá 2025 se consolidó como uno de los eventos más importantes de la industria musical de Latinoamérica. Desde su creación, este festival ha jugado un papel crucial al conectar a artistas, productores, agentes y profesionales del sector, ofreciendo una plataforma que fomenta la colaboración, la innovación y el intercambio cultural. Con su tercera edición, BIME Bogotá se afianza como una cita obligada para todos los que buscan comprender y participar en el ecosistema musical contemporáneo.

BIME Bogotá ha logrado posicionarse como un evento de gran relevancia para la música no solo en Colombia, sino en toda América Latina. A través de su modelo, que integra conferencias académicas, showcases de talento emergente y oportunidades de networking, el festival ha funcionado como un punto de encuentro ideal entre la industria musical latina y la europea. Este tipo de eventos no solo ayudan a la consolidación de nuevos artistas, sino que también ofrecen una oportunidad invaluable para los profesionales del sector de compartir conocimientos y explorar nuevas tecnologías que están transformando el negocio de la música.

La creación de espacios para que los músicos, productores, agentes y demás actores de la industria se conecten, discutan tendencias y exploren nuevas posibilidades, ha sido uno de los pilares del evento, pero lo que realmente distingue a BIME es su capacidad para abrir puertas a artistas emergentes de todo el continente, ofreciéndoles un escenario que les permite darse a conocer no solo dentro de su país, sino a nivel internacional, en realidad esa es la razón de ser de esta plataforma, que las nuevas generaciones aprendan sobre la industria, es un evento dirigido más que todo a los que se están formando en el ecosistema musical, en ese sentido funciona.

Pese al indiscutible éxito que ha tenido BIME Bogotá, no ha estado exento de retos que deben ser abordados en futuras ediciones. En primer lugar, algunos asistentes y expertos han señalado que el festival aún tiene espacio para evolucionar en términos de su diversidad de géneros y propuestas. Aunque el evento promueve un enfoque inclusivo, es cierto que la programación podría ofrecer una mayor variedad de géneros que representen más fielmente la amplitud de la música latinoamericana. A menudo, los artistas más establecidos o de tendencias más comerciales dominan el escenario, lo que podría dejar de lado propuestas experimentales o menos comerciales que también tienen mucho que aportar, BIME se centra más que todo en el pop y en propuestas de fusión que son consideradas comerciales, por ejemplo en la versión de este año se vio que no se tiene conocimiento de actores claves y longevos en la escena colombiana por parte de quienes organizan y que podrían ser aliados poderosos.

Otro aspecto que se ha señalado es la necesidad de integrar a los artistas locales de manera más visible. Aunque BIME Bogotá ha sido una excelente plataforma para la proyección de talentos internacionales, hay quienes consideran que aún no se ha logrado un equilibrio justo entre las propuestas de artistas internacionales y las de los músicos colombianos y latinoamericanos. Muchos sugieren que, para el futuro, BIME podría convertirse en un lugar que no solo exhiba talentos internacionales, sino que también se enfoque en dar una mayor visibilidad a la música de la región, especialmente aquellas que se encuentran en la vanguardia de la escena independiente.

Para los agentes del sector es dificil conectarse, muchos no llenan su perfil y es casi un estándar que no contestan los mensajes que se envían por la plataforma, la dinámica que se usa es llegar al evento y tratar de conectarse de cualquier manera mirando los nombres en las credenciales, sería excelente que BIME además de ser un lugar para aprender funcionara como una especie de “feria” en donde cada agente tuviera una mesa o stand (Como sucede con algunas representaciones) para poder crear alianzas y relaciones, los speed meetings no son suficientes para esto. Se recalca entonces la identidad del evento más como plataforma educativa que como epicentro de networking.

Con una tercera edición que se consolidó como uno de los eventos más importantes en el panorama musical de la región, el festival tiene un gran potencial para continuar expandiéndose y evolucionando. No solo en términos de la cantidad de artistas y profesionales que atrae, sino también en su capacidad para adaptarse a las nuevas dinámicas del mundo digital, las plataformas de streaming y la interacción con las nuevas tecnologías. En un mundo musical que está constantemente cambiando, BIME Bogotá tiene la oportunidad de seguir liderando y transformando la industria, adaptándose a los tiempos y tomando en cuenta las nuevas demandas tanto de los artistas como del público.

Si bien BIME dejó una huella positiva, las ediciones futuras deberán enfrentar los desafíos de diversificación y accesibilidad mencionados. Si logra integrar una mayor gama de géneros musicales, representar con justicia a los artistas locales y expandir su enfoque hacia una experiencia más inclusiva para el público en general, podría transformarse en una de las plataformas más relevantes a nivel mundial para el desarrollo y la difusión de la música, el evento podría aprovechar la oportunidad de integrar nuevas tecnologías, como los conciertos virtuales y las experiencias interactivas, para atraer a un público más amplio y conectado. No solo se trata de una plataforma de exposición, sino también de un espacio para explorar el futuro de la música, la producción y el entretenimiento, a diferencia de BIME Bilbao en donde es muy provechoso asistir de manera virtual, seguir las charlas y conectarse con los agentes.
En general necesitamos más eventos como este en el país, sobretodo porque el acceso a la industria para los nuevos artistas es muy cerrado en la actualidad, pero también se requiere el compromiso de que los que ya están trabajando en ella se abran y estén dispuestos a colaborar con las nuevas generaciones para lograrlo.

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Radiónica: La Confesión Tardía de un Sistema de Favoritismos en la Radio Pública Colombiana

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La reciente declaración de Román González, exintegrante de Radiónica reconociendo que la emisora funcionaba como un “club cerrado” con favoritismos editoriales, solo confirma nuevamente lo que en Subterránica hemos denunciado durante años respecto a lo público en el país y ha desatado una ola de críticas y reflexiones sobre el papel de los medios públicos en Colombia. Esta admisión no solo confirma las sospechas de muchos artistas y oyentes que se sintieron excluidos, sino que también pone en tela de juicio la transparencia y equidad en la gestión de contenidos en una emisora financiada con recursos públicos, lo mismo que ha sucedido con casos como el de Rock al Parque o el de Sayco en los que todos se hacen los ciegos y sordos hasta que ya no hay nada que hacer.

Desde su creación en 2005, Radiónica se posicionó como una plataforma para la música alternativa y las voces emergentes, con el tiempo, surgieron críticas sobre la existencia de favoritismos y una falta de apertura hacia nuevos talentos. La reciente admisión por parte de un exintegrante de la emisora, reconociendo que Radiónica funcionaba como un “club cerrado” con favoritismos editoriales, confirma estas preocupaciones. Esta revelación plantea interrogantes sobre la transparencia y equidad en la programación de contenidos en medios públicos, la confesión de González confirma estas preocupaciones, evidenciando una contradicción entre el discurso inclusivo de la emisora y sus prácticas internas.

La existencia de favoritismos en la programación de una emisora pública puede tener implicaciones legales significativas. La Ley 80 de 1993 establece principios de transparencia y equidad en la contratación estatal, mientras que la Ley 1474 de 2011 busca prevenir actos de corrupción en la administración pública. Aunque estas leyes se enfocan en la contratación, los principios que promueven son aplicables a la gestión de contenidos en medios públicos, donde la equidad y la transparencia deben ser pilares fundamentales.

La situación de Radiónica refleja problemas más amplios en la gestión de los medios públicos en Colombia. Informes recientes han señalado irregularidades en RTVC, la entidad que agrupa a los medios públicos del país, incluyendo prácticas de nepotismo y falta de transparencia en la contratación . Estas prácticas minan la confianza del público y comprometen la misión de los medios públicos de servir al interés general.

La admisión de favoritismos en Radiónica debe ser un punto de inflexión para los medios públicos en Colombia. Es imperativo implementar reformas que garanticen la transparencia, la equidad y la inclusión en la programación y gestión de contenidos. Solo así se podrá restaurar la confianza del público y asegurar que los medios públicos cumplan con su misión de reflejar la diversidad y pluralidad de la sociedad colombiana.

Radiónica: El Día Que la Radio Alternativa se Miró al Espejo

La reciente reestructuración de Radiónica, una emisora pública colombiana que durante casi dos décadas ha sido un bastión de la contracultura y la música alternativa, ha generado un intenso debate sobre su papel en el panorama mediático nacional. La decisión de trasladar su señal a la banda AM, el retiro de un buen elemento como director en Bogotá y los cambios en su programación han sido interpretados por muchos como señales de una crisis más profunda en los medios públicos del país.

Lo que está ocurriendo con Radiónica es grave y preocupante, no solo desde el punto de vista cultural, sino ético y legal. La declaración pública de Román González —reconociendo abiertamente que Radiónica operó durante años como un “club cerrado” con favoritismos— constituye una admisión de prácticas que contradicen los principios de transparencia, pluralismo y servicio público que deben regir cualquier medio financiado con recursos del Estado.

Iván García renunció a la dirección de Radiónica tras 25 años, en plena crisis de RTVC: “por mi dignidad, por mi salud mental”
https://www.elcolombiano.com/colombia/ivan-garcia-renuncia-radionica-crisis-rtvc-25-anos-KO27296518

Esta confesión no es menor, si un funcionario o colaborador de un medio público admite que existían criterios no objetivos para decidir qué contenidos se difundían y cuáles no, estamos frente a una vulneración del derecho al acceso equitativo a los medios, especialmente grave cuando hablamos de músicos, creadores y gestores culturales que nunca tuvieron oportunidad de ser escuchados simplemente por no estar en la “rosca”.

Román no solo “se confesó”, también señaló un problema estructural. Y aunque haya quien lo vea como un acto de honestidad, lo cierto es que legitima años de exclusión y arbitrariedad. Lo más grave es que no hay consecuencias aún. ¿Se abrirá una investigación? ¿Se auditarán las prácticas de RTVC? ¿Se reparará a los artistas marginados? Por ahora, solo hay silencio institucional.

Contexto Institucional y Crisis en RTVC

La situación de Radiónica no puede analizarse aisladamente. Forma parte del Sistema de Medios Públicos RTVC, que en los últimos años ha enfrentado múltiples controversias. Informes de la Contraloría General de la República revelaron irregularidades contractuales y deficiencias en la gestión de recursos, incluyendo pérdidas significativas por contratos incumplidos .

Se agudiza la crisis en RTVC por Hollman Morris: directora de Señal Colombia denunció maltrato laboral
https://www.infobae.com/colombia/2024/01/10/crisis-en-rtvc-directora-de-senal-colombia-denuncia-maltrato-laboral-y-caos-en-programacion/?utm_source=chatgpt.com

Además, la llegada de Hollman Morris a la gerencia de RTVC en 2024 intensificó las tensiones internas. Se han reportado casos de maltrato laboral y acusaciones de que la programación de los medios públicos ha sido utilizada para promover una agenda gubernamental específica, reduciendo la diversidad de voces y perspectivas .

¿El nepotismo se tomó RTVC? Así lo convirtieron en una cadena de favores
https://cambiocolombia.com/personajes/el-nepotismo-se-tomo-rtvc-asi-lo-convirtieron-en-una-cadena-de-favores?utm_source=chatgpt.com

La transformación de Radiónica refleja los desafíos más amplios que enfrentan los medios públicos en Colombia. La emisora, que alguna vez fue símbolo de diversidad y apertura, ahora se encuentra en una encrucijada, cuestionada por sus propias contradicciones y por el entorno institucional en el que opera.

Este momento invita a una reflexión profunda sobre el papel de los medios públicos en la promoción de la cultura y la diversidad y sobre la necesidad de estructuras más transparentes y participativas que realmente representen la riqueza y pluralidad de la sociedad colombiana, pero sobretodo invita a que los entes de control y el pobre e incrédulo público del país, comiencen a escuchar las denuncias que se han hecho desde hace años y que muchos han ridiculizado hasta que les toca callarse cuando alguien del mismo entorno lo saca a la luz, no es primera vez que sucede, recuerden cuando Hugo Ospina le renunció por Facebook al hoy secretario de Cultura Santiago Trujillo por la corrupción de Idartes.

Durante años varios agentes han (hemos) denunciado cientos de irregularidades en los medios, en los eventos y festivales públicos, en los aparatajes culturales del estado y solo han sucedido dos cosas, que la justicia mira para otro lado y que las personas sencillamente no tienen la capacidad para aceptarlo hasta que ya es muy tarde. Y es en este momento en donde hacen falta tantos espacios. La crisis de Radiónica, de donde ya han sacado a muchos que la construyeron durante años pero que no están de acuerdo con la agenda y la doctrina que se quiere imponer, ha dejado cesantes a quienes valían la pena a pesar de haberle dado todo.

¡Colombia siendo Colombia!

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