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Colombia

No es una ley sino la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos, el camino para el fortalecimiento de las artes en Colombia.

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“Da igual de qué color político fuera, nunca ha habido conexión entre la cultura y las instituciones políticas” dijo Álvaro Urquijo en una intervención en un libro que recoge experiencias de diversos artistas en España. Y yo lo complemento afirmando que los artistas siempre han sido usados ofreciéndoles un pan que es el precio que han recibido por sus ideales y sus sueños.

Las artes son una expresión de la cultura, la identidad y la creatividad de un pueblo, pero en Colombia, los artistas enfrentan múltiples dificultades para desarrollar su trabajo, tales como la falta de recursos, la precariedad laboral, la inseguridad social, la estigmatización y la invisibilización, estos factores limitan el potencial artístico y cultural del país y afectan el bienestar y la calidad de vida de los creadores.

Ante esta situación siempre se han planteado diversas propuestas para apoyar y proteger a los artistas que nunca han sido escuchadas, desde Subterránica y de manera personal, he lanzado varias propuestas entre las que se destacan la ley de renta básica universal para el sector cultural y la ley de mecenazgo cultural. Sin embargo, estas iniciativas han generado controversia y debate, pues algunos las consideran inviables, insuficientes o contraproducentes ya que sería una afrenta para el sistema establecido en donde predomina el robo y el nepotismo.

En este artículo, se argumenta que no es una ley sino la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos, el camino para el fortalecimiento de las artes en Colombia. Se explica en qué consisten estas dos medidas, cuáles son sus beneficios y desafíos, y cómo se complementan entre sí para generar un ecosistema cultural más dinámico, diverso e inclusivo.

Renta básica de creación para artistas

La renta básica de creación para artistas es una modalidad de apoyo económico que consiste en otorgar una suma fija mensual a los creadores que cumplan con ciertos requisitos, como tener una trayectoria artística reconocida, estar inscritos en un registro único de artistas y gestores culturales pero que sea público, transparente y verificable, presentar un proyecto artístico anual y rendir cuentas de su ejecución.

La renta básica de creación para artistas tiene como objetivo garantizar las condiciones mínimas de subsistencia de los creadores, así como incentivar su producción artística y su participación en el circuito cultural. De esta manera, se busca reconocer el valor social y económico de las artes, así como contribuir al desarrollo humano y cultural del país.
La renta básica de creación para artistas se diferencia de la renta básica universal para el sector cultural, que es una propuesta legislativa que busca establecer un ingreso mínimo vital para todos los trabajadores del sector cultural, independientemente de su actividad o condición. La renta básica universal para el sector cultural ha sido criticada por su alto costo fiscal, su falta de focalización y su posible efecto desincentivador sobre la actividad económica.

La renta básica de creación para artistas también se diferencia de las becas, los estímulos y las convocatorias que actualmente existen para apoyar a los artistas y que sufren de dudosa ejecución y transparencia, pues estas son formas de financiación puntual, competitiva y condicionada a la realización de proyectos específicos. La renta básica de creación para artistas pretende ser una forma de financiación permanente, universal y flexible que permita a los creadores desarrollar su trabajo con mayor autonomía, libertad y seguridad y además esto descentralizaría los fondos para los artistas y atacaría directamente la dictadura cultural actual y la corrupción ligada al estado.

Mecenazgos culturales

Los mecenazgos culturales son una modalidad de apoyo financiero que consiste en que personas naturales o jurídicas aporten recursos económicos a proyectos artísticos o culturales a cambio de beneficios fiscales o publicitarios. Los mecenazgos culturales tienen como objetivo movilizar recursos privados hacia el sector cultural, así como fomentar la responsabilidad social empresarial y el compromiso ciudadano con las artes.
Los mecenazgos culturales se basan en el principio de corresponsabilidad entre el Estado, el sector privado y la sociedad civil para el desarrollo cultural del país. De esta manera, se busca diversificar las fuentes de financiación del sector cultural, así como generar alianzas estratégicas entre los diferentes actores involucrados.

Los mecenazgos culturales se regirían por una normativa de mecenazgo cultural, que es una propuesta legislativa que busca crear un marco normativo e institucional que regule y promueva esta práctica en Colombia. Esta iniciativa de mecenazgo cultural ha sido respaldada por diversos sectores culturales, pero también ha enfrentado resistencias por parte de algunos sectores políticos y económicos que la consideran una forma de elusión tributaria, una intromisión del sector privado en la política cultural o una amenaza a la independencia y la diversidad de las expresiones artísticas lo cual sencillamente no es real y carece de argumentación.

Complementariedad entre la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales

La renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales son dos medidas que se complementan entre sí para el fortalecimiento de las artes en Colombia. Por un lado, la renta básica de creación para artistas garantiza el derecho a la cultura de los creadores, al asegurar su dignidad, su sostenibilidad y su capacidad creativa. Por otro lado, los mecenazgos culturales potencian el derecho a la cultura de la ciudadanía, al ampliar la oferta, la calidad y el acceso a los bienes y servicios culturales.

Así mismo, la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales contribuyen al desarrollo económico y social del país, al generar empleo, ingresos, innovación, educación y cohesión social. Además, la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales fortalecen la democracia y la paz, al promover la participación, la diversidad, el diálogo y la convivencia.

Pero la renta y los mecenazgos culturales también enfrentan desafíos para su implementación efectiva, como el aseguramiento de los recursos financieros, el diseño de los criterios de elegibilidad y evaluación, el seguimiento y el control de los resultados, el fortalecimiento de las capacidades institucionales y técnicas, y la articulación entre los diferentes niveles y sectores del Estado lo cual exige que se implemente por un estado que no sea corrupto y por lo tanto en Colombia muchas de estas iniciativas han muerto en manos de la corrupción.
Mi propuesta

Considero que he sido una de las voces que ha defendido la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales en Colombia, como músico, comunicador social, Magister en Estudios Artísticos y Doctorando en Periodismo de la Complutense de Madrid he sido uno de los temas que más he investigado ya que la corrupción en las instituciones del estado que manejan las artes está desbordada y a nadie ni le interesa ni parece verla. Se ha planteado desde hace tiempos que estas medidas son necesarias para garantizar la transparencia, la equidad y la calidad en el sector cultural, frente a las actuales convocatorias públicas que no cumplen con estos criterios.

Desde Subterránica y La Asociación de Músicos Independientes de Colombia, hemos denunciado que las convocatorias públicas para el sector cultural son acomodadas al gobierno y a la ideología de turno, lo que genera sesgos, favoritismos y corrupción. Además, hemos comprobado gracias a las veedurías ciudadanas y a las investigaciones de la Contraloría, que las convocatorias públicas son insuficientes, inestables y burocráticas, lo que dificulta el acceso y la participación de los artistas, especialmente de los más vulnerables y marginados.
Por eso siempre hemos propuesto que la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales sean de acceso automático para quienes cumplan los requisitos establecidos, sin necesidad de pasar por procesos de selección o evaluación discrecionales. Así, se evitaría la injerencia política o ideológica en el sector cultural y se reconocería el derecho a la cultura como un derecho humano fundamental, además la renta debe tener un valor mínimo a un salario vigente y en ocasiones más dependiendo del proyecto de creación, pero hay que establecer topes para que no se use indebidamente como siempre sucede.

Siempre he argumentado que la renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales beneficiarían tanto a los creadores como a la sociedad en general. Por un lado, la renta básica de creación para artistas permitiría a los creadores tener un ingreso digno y estable que les permita dedicarse a su actividad artística sin depender de las condiciones del mercado o de las instituciones públicas. Por otro lado, los mecenazgos culturales implicarían una mayor responsabilidad social de las empresas y las personas que apoyen proyectos artísticos o culturales, lo que redundaría en una mayor oferta, calidad y acceso a los bienes y servicios culturales.

Cómo abordar la corrupción en las artes en Colombia

La corrupción es un fenómeno que afecta a todos los sectores de la sociedad, incluido el sector cultural. La corrupción en las artes se refiere al uso indebido o ilegal de los recursos públicos o privados destinados al fomento, la protección y la difusión de las expresiones artísticas y culturales. La corrupción en las artes puede manifestarse de diversas formas, como el desvío, el robo, el soborno, el clientelismo, el nepotismo. prevaricato, el fraude, la falsificación, la extorsión o el lavado de dinero.

La corrupción en las artes tiene graves consecuencias para el desarrollo cultural del país, pues afecta la calidad, la diversidad, la equidad y la transparencia de las políticas, los programas, los proyectos y los procesos culturales. La corrupción en las artes también tiene un impacto negativo en el bienestar y los derechos de los artistas, pues limita sus oportunidades, sus ingresos, su seguridad y su reconocimiento.

Causas de la corrupción en las artes

La corrupción en las artes es un fenómeno complejo y multifactorial que responde a diversas causas de orden histórico, político, económico, social y cultural. Entre las principales causas de la corrupción en las artes se pueden mencionar las siguientes:

La debilidad institucional del sector cultural, que se refleja en la falta de una política cultural integral, coherente y participativa; la insuficiencia y la inestabilidad de los recursos financieros; la ausencia o el incumplimiento de normas y mecanismos de control; la falta de capacitación y profesionalización del personal; y la escasa articulación entre los niveles y sectores del Estado.

La desigualdad social y territorial del país, que se traduce en una brecha entre el centro y la periferia; entre lo urbano y lo rural; entre lo formal y lo informal; entre lo público y lo privado; entre lo nacional y lo local; entre lo mayoritario y lo minoritario; entre lo hegemónico y lo alternativo. Esta brecha genera exclusión, discriminación y marginación de ciertos grupos sociales y culturales que tienen menos acceso a los recursos, a los espacios y a las oportunidades culturales.

La cultura política dominante en el país, que se caracteriza por el clientelismo, el personalismo, el caudillismo, el populismo, el autoritarismo, el paternalismo, el nepotismo y el corporativismo. Esta cultura política implica una concepción patrimonialista del poder y de los recursos públicos, una falta de ética pública y ciudadana, una baja confianza institucional y social, una alta tolerancia e impunidad frente a la corrupción y una escasa participación y veeduría ciudadana.

La lógica mercantilista del mercado cultural, que se basa en la competencia, la rentabilidad, la eficiencia, la productividad, la estandarización y la homogeneización. Esta lógica mercantilista impone criterios económicos sobre criterios culturales o sociales para valorar las expresiones artísticas y culturales. Así mismo, esta lógica mercantilista genera una concentración del poder económico y mediático en manos de unos pocos agentes que determinan los gustos, las tendencias y las agendas culturales.

Efectos de la corrupción en las artes

La corrupción en las artes tiene efectos negativos tanto para el sector cultural como para los artistas. Entre los principales efectos de la corrupción en las artes se pueden destacar los siguientes:

La pérdida de recursos públicos y privados que podrían destinarse al fomento, la protección y la difusión de las expresiones artísticas y culturales. La corrupción en las artes implica un desperdicio, un mal uso o un robo de los fondos que se asignan al sector cultural, lo que reduce la capacidad de inversión, de gestión y de impacto del sector.

La disminución de la calidad, la diversidad, la equidad y la transparencia de las políticas, los programas, los proyectos y los procesos culturales. La corrupción en las artes afecta el diseño, la implementación, la evaluación y el seguimiento de las acciones culturales, lo que genera ineficiencia, ineficacia, inequidad y opacidad en el sector. Así mismo, la corrupción en las artes distorsiona los criterios de selección, de asignación y de reconocimiento de los proyectos artísticos y culturales, lo que genera injusticia, arbitrariedad y desconfianza en el sector.

La limitación de las oportunidades, los ingresos, la seguridad y el reconocimiento de los artistas. La corrupción en las artes dificulta el acceso y la participación de los artistas en las convocatorias, los estímulos, las becas, los premios y los eventos culturales. Además, la corrupción en las artes reduce los ingresos y la seguridad social de los artistas, al no garantizarles unas condiciones laborales dignas y estables. Finalmente, la corrupción en las artes afecta el reconocimiento social y cultural de los artistas, al no valorar su trabajo ni su aporte al desarrollo del país.

Soluciones para la corrupción en las artes

La corrupción en las artes es un problema que requiere de una solución integral y sistémica que involucre a todos los actores del sector cultural. Entre las posibles soluciones para la corrupción en las artes se pueden proponer las siguientes:

El fortalecimiento institucional del sector cultural, que implica la formulación e implementación de una política cultural integral, coherente y participativa; el incremento y la estabilidad de los recursos financieros; el establecimiento y el cumplimiento de normas y mecanismos de control; la capacitación y profesionalización del personal; y la articulación entre los niveles y sectores del Estado.

La reducción de la desigualdad social y territorial del país, que implica una distribución más equitativa y descentralizada de los recursos, los espacios y las oportunidades culturales; una inclusión, una valoración y una visibilización de los grupos sociales y culturales más vulnerables y marginados; una promoción de la diversidad cultural como un factor de riqueza y no de conflicto; y una garantía del acceso universal a los bienes y servicios culturales.

El cambio de la cultura política dominante en el país, que implica una educación para la ética pública y ciudadana; una construcción de confianza institucional y social; una sanción efectiva e implacable a los actos de corrupción; una participación activa y veeduría ciudadana en los asuntos públicos; y una rendición de cuentas permanente y transparente por parte de los gobernantes y los gestores culturales.

La transformación de la lógica mercantilista del mercado cultural, que implica una regulación del poder económico y mediático en el sector cultural; una defensa del derecho a la cultura como un derecho humano fundamental; una generación de alternativas económicas solidarias, cooperativas y autogestionarias para el sector cultural; y una promoción de la creatividad, la innovación, la calidad y la originalidad en las expresiones artísticas y culturales.

Renta básica de creación para artistas y mecenazgos culturales como medidas contra la corrupción en las artes

La renta básica de creación para artistas y los mecenazgos culturales son dos medidas que pueden contribuir a combatir la corrupción en las artes, al generar condiciones más justas, dignas y sostenibles para los creadores.

Pero como siempre, es difícil hacer que alguien escuche en un país en donde lo que manda es la necesidad sobre todas las cosas y en donde todo, incluso las artes han sucumbido a los odios, tretas y manipulaciones de un estado y una sociedad corrupta que no busca la creación de nada sino enriquecerse a costa del erario.

¿Cuánto le cuesta a un artista estudiar y formarse? Y ¿Cuál es la retribución? En este país los artistas solo viven si se alienan con las actuales entidades corruptas que manejan la cultura como un bolsillo personal.

Felipe Szarruk, músico, comunicador social, Magister en Estudios Artísticos y Doctorando en Periodismo de la Complutense de Madrid.

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La música hoy es un puto producto industrial vendiendo humo para una máquina insaciable que se llama algoritmo. 

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La industria musical atraviesa una crisis brutal… tiene hambre, hambre insaciable, hoy todo se ha convertido en un asunto de algoritmos y modelos de distribución masiva que solo buscan hacer dinero sin importar si la música vale algo o no.

En una charla de Symphonic Distribution en el Bomm de Bogotá, una chica —aún en sus veintes— lanzó la idea “sofisticada” de que los músicos deben sacar música todos los días para alimentar estos algoritmos. Eso no es arte, es pura explotación y pérdida de la esencia creativa, lo que importa hoy no es lo que hagas, sino cuánto ruido generes para que la máquina te mantenga arriba.

Históricamente la música es un proceso lento, un trabajo artístico donde la paciencia, la reflexión y el detalle hacen que una canción conecte de verdad con quien la escucha. Pintores, escritores, músicos… todos se toman el tiempo porque saben que la magia no sale en cinco minutos ni en una ida al baño, pero ahora los artistas están atrapados en un ritmo frenético diseñado por plataformas, donde producen en masa para engordar estadísticas y mantenerse visibles, esa propuesta horrible de sacar música diariamente refleja un sistema que mata la creatividad y la reemplaza con pura producción en serie, como mulas de carga que deben alimentar el nuevo negocio de la música que solo le sirve a las distribuidoras y plataformas.
Y no es sorpresa que esto se manifieste en géneros como el reguetón, donde el éxito no depende ni de la complejidad musical ni de letras que tengan algo que decir, sino de beats repetitivos y letras vacías que cualquier programa barato como Fruity Loops puede generar a chorro, esa facilidad para tirar decenas de canciones al día ha forzado al resto de géneros a entrar en un juego de repetición y banalidad para competir en visibilidad, dejando un montón de música que parece más ruido vacío que arte, lo vemos en cientos de músicos desesperados por sacar 50 sencillos al año que quedan en el olvido.

Esto no solo pasa en la música; el cine también está en caída libre, ahora la calidad se mide en taquilla, prefieren llenar salas con fórmulas recicladas que arriesgar con historias que hagan pensar o sientan de verdad, el arte se ha convertido en mercancía, y la diversidad y la innovación han quedado aplastadas bajo la lógica del negocio, los creadores o se amoldan o desaparecen y el resultado es un empobrecimiento cultural que apaga la chispa creativa.
Los músicos están en medio de un gran problema… O se venden y se adaptan a estas reglas que los despersonalizan o defienden lo que para muchos es lo más importante: el valor del arte, aunque eso implique arriesgar su sustento económico y en países como los nuestros el hambre es más fuerte que cualquier cosa, hay que ser honestos y aceptar que los artistas de hoy están desesperados por comer y por eso son sometidos como escalvos a los caprichos de estos modelos que pareciera que son lo único que existe. Lamentablemente, casi todos eligen jugar el juego para sobrevivir. Y esa misma necesidad alimenta un círculo vicioso que termina en una escena musical fragmentada, saturada de contenido efímero y vacío.

El impacto es doble, culturalmente la música pierde lo que la hacía única, su identidad, fuerza rebelde y memoria emocional y económicamente, los mejores artistas no reciben reconocimiento ni la compensación que merecen, triunfa el que más vomita lo que ahora llaman “contenido” mientras plataformas y empresas acumulan fortunas. La creación artística se ha convertido en una mercancía más y el músico en un mercenario pasivo peón de un tablero dominado por algoritmos y resultados financieros.

Pero la historia nos ha enseñado que la esencia creativa nunca se puede silenciar del todo y aunque el ruido ensordecedor y la presión mercantil parezcan dominar, siempre aparecerán voces auténticas que romperán con las fórmulas y rescatarán la dignidad del arte, esa resistencia es lo que mantiene viva la magia de la música y su capacidad de conmover, incluso cuando todo está diseñado para lo contrario.

Está clarísimo, la industria debe dejar de verse como una cadena de producción y músicos y el público tienen que volver a valorar la calidad y autenticidad por sobre la cantidad y el consumo rápido. No se trata de rechazar a la tecnología o a las plataformas, sino de recuperar la autonomía creativa y establecer un equilibrio donde la música sea para el arte y las emociones, no para contar streams o obedecer a un puto algoritmo frío.

En pocas palabras, la idea de hacer música a diario para complacer a un algoritmo no solo es ridícula, sino que desnuda una crisis general que afecta toda la cultura contemporánea y lo preocupante es que eso es lo que están enseñando como “lo lógico” y el “camino a seguir” en los encuentros musicales. Es la señal de que el verdadero arte está siendo reemplazado por una versión falsa diseñada solo para hacer dinero rápido… que el hambre no impida abrir los ojos a esta realidad y actuar con fuerza para cambiarla, de lo contrario el mejor camino para hacer dinero es vender empanadas o traer cosas de china, no maten la música por culpa de un almuerzo.

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Grita 2025 presenta un cartel explosivo para su próxima edición.

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El Festival Grita 2025 se prepara para vivir una edición memorable celebrando sus 18 años como uno de los encuentros más importantes para la música alternativa en Colombia. Este año el festival se realizará los días 10, 11 y 12 de octubre en el Centro de Eventos y Exposiciones de Manizales, Expoferias, y llegará cargado de propuestas sonoras que confirman la diversidad y vitalidad de la escena independiente. El anuncio de sus primeras bandas seleccionadas revela una apuesta consciente por el trabajo de convocatoria, audiciones y curaduría, integrando artistas emergentes y consagrados en géneros que van desde el rock y el metal hasta el rap, reggae, hardcore, ska y punk, sin dejar de lado la experimentación y la fusión.

La edición 2025 destaca por una programación que reúne lo mejor del talento local, nacional e internacional. Bandas como Besana, Peloegato, Oblitus, Bajado con Espejo, Repudio, No Absolution y Sick Morgan son ejemplos del pulso creativo de Manizales, junto a ellas nombres representativos de la movida de Bogotá, Medellín, Cali y otras ciudades del país harán parte de este festival, acompañados además por las propuestas singulares de Lion Reggae, Acusbeats, Moth, Stayway, Pániko Satániko, Danger, Rex Marte, Mortis y los Desalmados y Okinawa Bullets. Cada agrupación aporta su propio enfoque y energía, reflejando tanto las historias de los barrios y las montañas como las búsquedas personales y colectivas que marcan el presente de la música alternativa nacional.

Para celebrar por todo lo alto, Grita 2025 también contará con la presencia de invitados internacionales que garantizan una experiencia única, el cartel incluye leyendas como los españoles Envidia Kotxina, los brasileños Krisiun y la fuerza multicultural de La Chiva Gantiva, junto a la contundencia neoyorquina de Cro-Mags, la fiesta de ska argentino con Los Calzones y la mitología oscura de Triptykon, encabezada por Tom G. Warrior. La confluencia de estos artistas con los sonidos locales confirma el festival como un punto de encuentro imprescindible para el público y los músicos.

Grita se ha ganado a pulso su lugar como un espacio de circulación, encuentro, resistencia y fiesta para quienes creen en la música que se arriesga y no hace concesiones. El festival consolida así su rol como motor de la cultura alternativa, brindando una tarima plural donde conviven generaciones, estilos e ideas diversas. La invitación está abierta para disfrutar tres días de celebración y energía colectiva, con Manizales como epicentro de la sonoridad rebelde, el talento y la autogestión.

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Adelqui Rubio presenta Resistencia, un manifiesto de rock y metal con la mirada puesta en el futuro

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El músico y productor chileno Adelqui Rubio debuta con Resistencia, un álbum que se erige como una declaración artística y que combina la potencia del rock y el metal con el pulso de la tecnología más actual, un trabajo que no se limita a ser una colección de canciones sino que se propone como un viaje sonoro y emocional, construido sobre géneros como el nu metal, el hard rock, el heavy y el power metal, con guiños al thrash y al rock alternativo, en donde cada corte posee identidad propia pero al mismo tiempo se sostiene en un hilo conductor que mezcla riffs explosivos, conciencia social y una búsqueda permanente por la experimentación.

Desde sus primeras notas, Resistencia se muestra como un disco versátil, capaz de unir crudeza y sensibilidad, crítica y emoción, fuerza y detalle. Rubio explica que la música lo acompaña desde siempre y que la tecnología ha sido una herramienta clave para impulsar su creatividad, y en este álbum esa visión se hace tangible en la manera en que los recursos digitales se funden con la grabación real de instrumentos, logrando un equilibrio en el que la esencia humana permanece intacta mientras el sonido se proyecta hacia lo que podría ser el porvenir del rock.

El proyecto fue grabado, mezclado y masterizado en su totalidad por el propio Adelqui Rubio, lo que refuerza su perfil de artista independiente y multifacético, alguien que no solo compone e interpreta, sino que también construye un universo desde la producción, eligiendo cada detalle con un cuidado que se percibe en la solidez del resultado. En ese marco aparecen canciones que golpean con fuerza como Ya no se puede respirar, una crítica directa a la hipocresía social y política de la guerra, o piezas que apelan a la vulnerabilidad como Quédate un poco más, con letras que transitan entre el inglés y el español y que exploran la fragilidad de los vínculos humanos.

Con este trabajo, Adelqui Rubio da un paso definitivo en una trayectoria que ya lo había visto colaborar con proyectos diversos como Shamanes Crew, La Rabona Funk, Perla Negra, Zoberanos, Punto G o Sergio Jarlaz, pero que ahora encuentra un punto de consolidación en un álbum que lo presenta no solo como músico, compositor e intérprete, sino también como un productor capaz de unir lo visceral del rock con la sofisticación de las herramientas digitales.

Resistencia es, en esencia, un disco que propone mirar hacia adelante sin abandonar las raíces, un manifiesto que invita a escuchar con atención y a sentir con intensidad, porque cada tema funciona como un grito de independencia y también como una exploración personal que convierte a Adelqui Rubio en una voz propia dentro de la escena chilena y latinoamericana.

Puedes escuchar la producción en todas las plataformas digitales.

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