Música y Bandas
Así fue Hecatombe en Bogotá, tres décadas de brutalidad y espíritu vivo
En el metal latinoamericano pocas bandas pueden presumir la solidez, el peso histórico y la contundencia escénica de Hecatombe. Oriundos de Caracas y activos desde 1994, este grupo de death/thrash metal se ha convertido en una leyenda del género venezolano, destacando por su capacidad para fundir riffs demoledores, velocidad incendiaria y una actitud inquebrantable frente a cualquier adversidad. Tras más de 30 años de trayectoria, su discografía abarca desde los demo tapes noventeros, pasando por clásicos como “El Burro Rockero” que sonó muy fuerte, hasta producciones recientes y splits esenciales. Su esencia es su energía cruda, honestidad brutal y humor macabro.
Como parte de su participación en un festival nacional, Hecatombe ofreció una parada íntima en Bbar Bogotá—esa trinchera para el metal underground capitalino—y lo vivido en la noche rozó lo inolvidable. Con público especializado, la humedad subiendo y la expectativa latiendo, los venezolanos demostraron desde el primer acorde por qué son considerados banda de culto en Sudamérica.
El repertorio fue un recorrido aplastante por toda su carrera, desde las raíces compositivas de 1995, atravesando hits infaltables y lanzamientos recientes que muestran a una banda lejos de la complacencia y más bien en su mejor forma. No faltó el guiño a la historia con un cover de “Roots Bloody Roots” de Sepultura, un homenaje contundente y a juzgar por la reacción inmediata del público, un auténtico estallido.
En lo musical, Hecatombe demostró oficio y fiereza, precisión quirúrgica en batería y bajo, guitarras que oscilan entre el filo punk y la técnica thrash y un frontman monumental. Raúl Colmenares con su presencia de vikingo moderno, enorme y devorándose el escenario, hizo de cada tema un acto de entrega genuina, interactuando, provocando y celebrando con un público que supo corear cada uno de los estribillos más feroces.
Si algún desprevenido dudaba de la vigencia y potencia del metal venezolano, Hecatombe le propinó una lección definitiva. Esta no fue una muestra para nostálgicos, sino una verdadera demostración de energía, en la que los años de carretera, crisis y resistencia solo han hecho a la banda más sólida, convincente y decidida, Bbar fue testigo y cómplice.
Ver a Hecatombe hoy, rodeados de nuevas generaciones y viejos soldados del metal, es constatar que hay propuestas cuya integridad y potencia no envejecen; más bien se afilan en cada escenario, en cada rincón donde la intensidad y la honestidad son sagradas. Y Bbar, esa noche, terminó exhausto y agradecido.