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Vhill: La tormenta venezolana que sacudió el arranque de Wacken, el festival más Grande del Metal

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Dariel Conway para Subterránica.

El mundo del metal amanece empapado literalmente en los campos de Wacken donde el festival más legendario del planeta, pero no solo de barro, sino también de espíritu, la edición 2025 arrancó bajo una lluvia incesante, lodos memorables y las emociones a flor de piel. No es cualquier año, ni cualquier Metal Battle, 2025 marca la segunda vez que Metal Battle South America llega a estas tierras, impulsado por la visión incansable de Felipe Szarruk y una red de colaboradores de todo el continente, con una novedad imposible de pasar por alto: por primera vez, una banda venezolana pisa el escenario de Wacken para disputarse la final global de la batalla de bandas más grande del metal.

El ambiente es el de siempre, pero multiplicado… Wacken, fiel a su promesa de “Rain or Shine” abrazó el diluvio de las últimas horas como se abrazan los grandes momentos, sin miedo y de frente. Los caminos de acceso y el campo central resbalan entre lodazales y botas, pero nadie se mueve un centímetro de la línea del frente porque lo que está en juego es más que un espectáculo. Es historia. El primer día de Metal Battle unió sangre nueva de todos los rincones del globo. Proyectos que atraviesan desde Europa del Este hasta Japón, del Norte de África hasta Suramérica, mostrando el metal como un idioma sin acento.

Y fue en esos escenarios, precisamente en el W.E.T Stage a las 11:50 AM que sonaron los acordes de Vhill, banda de Venezuela ganadora de la edición en el continente, en una presentación cargada de energía, fuerza y sentimiento que dejó claro de qué está hecho el Metal de nuestros países. Su debut en el festival fue poderosísimo, no solo por la técnica, que fue impecable, sino por la intensidad con la que defendieron su lugar. Aunque los resultados oficiales se sabrán el viernes tres de agosto, el veredicto emocional ya está dado, Vhill demostró por qué Suramérica está más vigente que nunca y cómo la unión y la independencia pueden llevar talentos hasta estas arenas sagradas incluso en los años más complicados.

El público que resistió a la tormenta premió cada nota, Wacken se llenó de banderas venezolanas y sudamericanas, celebrando ese instante en que el metal se siente más grande que la suma de sus partes, más allá de la competencia, fue una jornada en donde ganar o perder es lo de menos; la victoria consiste en representar y dejar huella, la iniciativa de Metal Battle South America logró el objetivo, poner de pie a toda una comunidad, a pulso y que el mundo escuche a las propuestas más auténticas y combativas de la región.

Tras la descarga, el primer día se fue entre charcos, abrazos y cánticos devotos, mientras miles se prepara para la segunda noche, donde grandes nombres como Ministry o Guns N’ Roses prometen tomar el testigo del poder y la diversidad vista en Wacken, pero ninguna estrella podrá apagar lo que ya se encendió; el 30 de agosto de 2025 Venezuela quedó en la historia de Wacken, y América Latina reafirmó que sigue siendo semillero de bandas con garra.

Mañana se conocerán los ganadores, pero ese momento es solo un capítulo más del cuento, Wacken sigue vivo, mojado, brillante en la oscuridad, y el mensaje ya se oyó en todos los confines. Metal es eso, esencia, resistencia y, sobre todo, comunidad mundial, sigue transformándose bajo el ritual de la comunidad musical más resilente y poderosa del mundo.

Las alianzas regionales detrás de Metal Battle South America muestran su fruto, lo que comenzó como un sueño arriesgado terminado extendiéndose hacia todo el continente, uniendo colectivos y productores en un esfuerzo que ya deja huella. La presencia de Felipe Szarruk y sus aliados no solo ha abierto puertas, ha demostrado que los espacios se ganan luchando, que el trabajo bien hecho puede llevar a la música independiente hasta el escenario más mítico de todos.

La presentación de Vhill culminó de manera épica, cuando la banda levantó con orgullo las banderas de toda la región, un gesto cargado de simbolismo y fuerza que resonó con cada persona presente. Fue un momento demasiado poderoso e icónico, una imagen que habla de identidad, resistencia y unidad. El metal, a través de iniciativas como Metal Battle, Subterránica, Felipe Szarruk y los múltiples aliados que han trabajado incansablemente, está logrando lo que parecía imposible, unir a nuestros países, muchas veces marcados por la división y la destrucción, bajo un mismo lenguaje de fuerza y pasión. Llevar este metal auténtico, nacido del esfuerzo independiente, al escenario del mundo entero es, quizás, el éxito más grande y profundo de esta generación; un triunfo que trasciende cualquier competencia y que celebra la cultura, la comunidad y la esperanza.

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