Colombia
Con apoyo, Medellín construye memoria en el rock; en Bogotá resistimos solos
En Subterránica siempre nos ponemos felices cuando se abre un espacio nuevo para el rock colombiano y eso nos sucede con el reciente anuncio de MURO: Museo del Rock Medellín que abrió su primera exposición. Pero esto nos hace pensar muchas cosas respecto a nuestra ciudad, la capital… la cual debería ser un foco de cultura y apoyo porque al menos eso es lo que predican con bombos y platillos pero en la práctica la cosa es diferente.
Bogotá es, tristemente, un espejo de lo que ocurre cuando la cultura se convierte en burocracia. No hablamos del clima, del tráfico ni de la inseguridad. Hablamos de su ecosistema cultural: una estructura que parece diseñada para premiar la mediocridad, rotar contratistas, favorecer intereses personales y condenar al olvido los esfuerzos genuinos por preservar la memoria musical de este país.
Mientras Medellín inaugura con orgullo sumuseo del rock respaldado por sus instituciones, nosotros —El Museo del Rock Colombiano— seguimos creciendo desde la independencia, sin haber recibido jamás un peso de Idartes, la Secretaría de Cultura ni ninguna entidad estatal de Bogotá. Y eso no nos avergüenza: nos enorgullece, pero nos hace cuestionarnos ¿por qué Bogotá quiere seguir siendo un nicho corrupto y un lugar en donde si el proyecto no es de minorías, de indígenas, de papagayos o agropecuario entonces no les sirve?.
Construir el Museo del Rock Colombiano lo hemos logrado sin favores, sin jurados amigos, sin atajos. Solo con compromiso real, con músicos auténticos, y con más de dos décadas de trabajo constante y apasionado. Desde 1996 hemos construido un archivo de más de 6.000 discos, memorabilia, prensa, libros, instrumentos, fotografías y documentos inéditos. Con esfuerzo. Con amor. Y lo hicimos bien.
Hoy somos un museo vivo, certificado, constituido y con certificado SIMCO, con un espacio físico en evolución constante, dedicado a contar la historia del rock colombiano con rigor y sin filtros. Algo que, lamentablemente, ninguna entidad oficial ha hecho, ni parece interesada en hacer.
¿Y qué ha hecho Bogotá mientras tanto?
Premiar los mismos nombres de siempre.
Girar en círculos con procesos viciados.
Repetir curadores y gestores amarrados al mismo modelo de siempre.
El resultado está a la vista: un sistema estancado, sin impacto, sin memoria, sin legado. Y no es una opinión, basta con revisar año tras año las convocatorias, los ganadores, los jurados y los historiales contractuales. Es un modelo agotado, una red de intereses que ha dejado fuera a quienes trabajan desde lo profundo por el arte y la historia.
En contraste, Medellín entendió algo esencial:
La cultura no se administra como una nómina. Se cultiva como un acto de memoria y compromiso.
El MURO (Museo del Rock en Medellín), iniciativa de Carlos Acosta y un grupo de verdaderos melómanos y gestores, es un ejemplo claro de lo que puede lograrse cuando las instituciones apoyan con coherencia y visión. Un espacio público, gratuito, curado con respeto y pasión. No con hojas de cálculo, sino con alma.
Sí, no hace pensar mucho, no porque queramos un reconocimiento superficial, sino porque nuestro trabajo tiene profundidad y aún así las instituciones que deberían apoyar han decidido ignorarnos y atacarnos, incluso desde las mismas instituciones y sus canales ¿por qué? ¿envidia? ¿incapacidad? ¿Negligencia? O sencillamente porque no somos parte de la corrupción. Porque aquí, si no haces parte de ciertos círculos, simplemente no existes.
Pero existimos.
Y estamos más fuertes que nunca.
Por eso, hoy lo decimos con claridad:
En 2026, los Premios Subterránica se entregarán en Medellín.
No solo como reconocimiento a una ciudad que escucha, sino como un acto político. Una decisión que denuncia el abandono cultural de Bogotá. Y también, una afirmación de que se puede resistir. Se puede crear sin deberle favores a nadie.
Subterránica y el Museo del Rock Colombiano no son vitrinas de ego ni plataformas para complacer agendas institucionales. Son espacios de historia, de resistencia, de autenticidad.
Y si eso incomoda, que así sea.
Nosotros seguiremos escribiendo la historia.
Con trabajo. Con verdad. Y con música real.
Bogotá perdió el rock.
No por desinterés ciudadano, sino por decisiones institucionales.
Pero eso no nos detiene.
Si ese templo no está en Bogotá, no importa.
Estará donde haya escucha, respeto y verdadera cultura.
Pueden visitar la primera exposición de MURO sobre carátulas del rock de la región en La Casa de La Música en Medellín con entrada gratuita.
Y pueden visitar la expo del Museo del Rock Colombiano en la Cr 7 # 45 – 72 en Bogotá, así como el canal de TikTok @museodelrockcolombiano para los minidocumentales y nuestra web www.museodelrockcolombiano.com