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Roger Waters: el rock y el activismo se unen en clase magistral para 10 mil almas que aplaudieron lo que siempre han criticado. ¡Inolvidable!

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La pregunta que constantemente me hacía en el auto era si Roger Waters y su equipo tendrían que aguantarse el maldito trancón de dos horas para llegar al recinto en donde se celebraría el concierto. Por que de ser así tocaría que estuviera en camerino mucho tiempo atrás, Bogotá está destruida, llena de obras inconclusas, de huecos, de embotellamientos y ese viaje sea como sea, en Transmilenio y después en Bus o en auto particular es una agonía, la salida ni se diga, gente tuvo que amanecer caminado de regreso a Bogotá.

Anoche tuve la oportunidad de asistir al concierto de Roger Waters, el legendario músico inglés que fue líder y fundador de la banda Pink Floyd, en el Coliseo Live de Bogotá, toque que hacía parte de su gira de despedida por Suramérica, llamada “This Is Not A Drill”, que según el propio Waters podría ser su última gran hazaña, no tenía planeado hacerlo pero lo que vi y viví anoche no lo voy a olvidar jamás, sobre todo por la forma en que llevó el evento, en la que transmitió a su público no solo su historia de vida, sus problemas, su familia sino su preocupación por este puto mundo distópico actual que como el mismo dijo ya lo habían advertido Orwell y Huxley en sus libros.

El concierto fue impresionante, tanto por la calidad musical como por el contenido político y social. Waters no se guardó nada y usó su música y su voz para denunciar las injusticias, las guerras, el imperialismo, el capitalismo, el racismo, el sexismo, el cambio climático y otros problemas que aquejan al mundo. Con una puesta en escena espectacular, que incluyó pantallas gigantes, proyecciones, luces, sonidos, efectos especiales y hasta un cerdo y un borrego volador, Waters creó una atmósfera de rock y rebeldía, que invitaba a la reflexión y a la acción, también se refirió a la situación de Colombia, expresando su solidaridad con las víctimas del conflicto armado, los líderes sociales, los indígenas, los estudiantes y los manifestantes, criticó a algunos gobiernos anteriores y alabó al actual y ahí estaban esos 10 mil millones de borregos, junto al de plástico que estaba volando, aplaudiendo lo que más odian cuando somos nosotros los artistas locales quienes lo hacemos. Ayer no hubo un “Fuera Petro”, porque la gente quería tener ese halito intelectual que se advierte al principio del evento en donde en la pantalla dice que si no estás de acuerdo con el tono político de Roger entonces muy bien se puede ir a la mierda.

El momento que más me gustó, no el que más me impactó, porque estas fueron las canciones de Pink Floyd, lloré casi todo el evento diciéndome a mi mismo que estoy en el camino correcto, que eso es el puto rock, que hoy en día no hay rock sino muchachos débiles tratando de recoger las cenizas que monstruos como este se fumaron. Recordé las miles de veces que me han puteado por tomarme un trago cuando estoy tocando, o cuando he hecho comentarios políticos o cuando les he dicho de frente sus mierdas a la cara a los imbéciles. El momento que más me gustó fue cuando cantó su nueva canción The Bar y le rindió tributo a esos rotos oscuros en donde se hacen amigos, en donde se habla, en donde se vive, sobre todo los rockeros, Waters me recordó que quien está mal son todos aquellos estúpidos e hipócritas y no yo.

Tengo que decir que estaba sorprendido entonces de la reacción del público, que estaba compuesto por unas 10 mil personas, según la organización. El público aplaudió, cantó, bailó y coreó las canciones de Waters, como si fueran himnos de resistencia y libertad. Pero al mismo tiempo muchos de los que estaban ahí eran los mismos que critican a diario lo que Waters defiende y promueve. Muchos de los que estaban ahí eran los mismos que apoyan la opresión, que se oponen al acuerdo de paz, que discriminan a los pobres, a los indígenas, a las mujeres, a los LGBT, que consumen sin conciencia, que contaminan el medio ambiente, que se dejan manipular por los medios de comunicación, que se creen superiores por tener dinero (Una puta Coca Cola valía 10 mil pesos), que se burlan de los artistas nacionales cuando queremos hacer lo mismo, de los intelectuales, de los activistas. Muchos de los que estaban ahí eran los mismos que pagan 20 mil pesos por un vasito de cerveza, algo clasista para el propio mensaje de Waters. ¿Por qué el gobierno permite este tipo de abusos?

Me parece una contradicción y una falta de coherencia, Waters, que es uno de los músicos más comprometidos y contestatarios del mundo, y que aplaudan lo que él dice y hace, cuando en realidad no comparten ni practican sus valores y principios. Muchos fueron al concierto por moda, por apariencia, por presumir, por seguir la corriente, pero sin entender ni sentir lo que Waters representa y transmite. Hipócritas, que se engañan a sí mismos y a los demás, que no tienen criterio ni personalidad, que no tienen sensibilidad ni conciencia.

Fue una clase magistral de rock y activismo, que me sacó lágrimas, que me hizo reflexionar sobre si voy en el camino correcto, que me recordó que el rock es fuerte, es disidente, es para la denuncia además de para la música. Para mí, el concierto de Roger Waters fue una experiencia inolvidable, que me llenó de emoción y de esperanza, que me inspiró a seguir luchando por un mundo mejor. Pero para otros, el concierto de Roger Waters debió ser una cachetada, una bofetada, una patada en el trasero, que les mostró lo que son y lo que hacen, que les puso en evidencia sus contradicciones y sus miserias, que les hizo ver lo que les falta y lo que les sobra. Ojalá que estas personas hayan aprendido algo, que hayan despertado de su letargo y de su indiferencia, que hayan cambiado de actitud y de comportamiento, que hayan asumido su responsabilidad y su compromiso con la música, con la sociedad y con el planeta. Ojalá que estas personas hayan dejado de ser hipócritas y hayan empezado a ser auténticas.
Las imágenes, sonidos y mensajes me seguirán hasta la muerte, el cierre fue sencillamente de antología, por estas cosas es que uno vive para el rock, por estas cosas es que uno se enamora de esto y lo seguirá hasta la muerte a pesar de todo.

@felipeszarruk

Fotos: Oscar Garzón @whitencolor

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